Por Gustavo Vargas (*).- En el marco del Congreso de Periodistas y Comunicadores de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), realizado en Buenos Aires, el periodista, ensayista y docente portugués Martins Morim, redactor de importantes medios como A Bola, y miembro del Sindicato de Periodistas de Portugal, se refirió a los dilemas de la comunicación, no sin antes degustar una sabrosa pizza sobre la porteña Avenida Corrientes mientras, de fondo, las imágenes de un televisor moderno mostraban un partido de fútbol, su otra pasión.
– ¿Cómo podemos confrontar contra el show mediático que nos proponen las empresas de comunicación, el cual protagoniza un sector del periodismo?
– ¿Cómo podemos confrontar contra el show mediático que nos proponen las empresas de comunicación, el cual protagoniza un sector del periodismo?
– Hay que seguir los principios deontológicos de la profesión. Una fuente hay que confirmarla. Hay que confrontarla. Hay que chequear si es seria o no. Hay que tener presente el derecho a réplica. Hay que volver a los principios básicos, me parecería que como en todo. Hablando sólo de información, un noticiero nunca puede ser un espectáculo. La información debe ser rigurosa. Es muy difícil ser objetivo, porque todos tenemos nuestras miradas políticas, religiosas, económicas, sociales, pero no debemos renunciar a ser creíbles.
La información pura y dura no tiene que tener adjetivos ni modulación de voces. Se da con sustantivos y verbos. Con hechos. Y se contrapone con hechos. No es un show. La información seria es potente por sí sola. El periodista dando la noticia no es lo importante. La noticia es lo importante.
Los medios ingleses dicen “una mala noticias es siempre una buena noticia”. Eso es sensacionalismo, es parte del negocio. Es igual a una fábrica de chorizo.
Otro aspecto importante es que hoy se busca todo en Facebook o en wikipedía, y ahí, lamento decirlo, no está la información. O no está toda la información. Es verdad que en las redes dichas “sociales” puedes tener pistas y pueden ayudar. Pero no para mucho más, yo no soy contra, pero no es el fin de la información.
Las redes, sumado a la ignorancia general que a veces reina entre los periodistas, hacen que sea más fácil manipular la información o confundir al pueblo.
– La etapa actual del periodismo demostró una cosa: la objetividad no existe. ¿Qué pansás de la objetividad periodística y de los que enarbolan esa bandera?
– Es difícil que exista. Para mí lo que existe es ser serio y tener honestidad. Tener honor. Si sos serio y respetás los principios deontológicos, la información es una sola. Y es tremenda. Quien no tiene sensibilidad ante algunas tragedias, como por ejemplo el hambre, no podría brindar información. Y no me digan que no hay tiempo para ser serio. Es decir, mi medio de comunicación debe distinguirse de los otros con seriedad y honestidad intelectual.
En términos generales, los políticos y los periodistas son las corporaciones con mas desprestigio entre la población. Esto es una cuestión de origen sistémico y se revierte siendo serio.
– ¿Los problemas de la comunicación y el periodismo son comunes en el mundo?
– Sí, son comunes. Vender información, la urgencia de la primicia no chequeada, el rating más importante que la noticia son deformaciones que suceden tanto en Portugal como en Argentina. La expresión máxima de ese ejemplo es la hora de debate superfluo y ridículo sobre el fútbol y la politiquería.
Siempre trabajé en fútbol y ciclismo. Hoy día informamos sobre espectáculos deportivos, no sobre el deporte en su acepción más pura. Debo estar bien preparado, conocer todo, observar bien y mucho.
Todo es político. Nos debe interesar el componente humano del deporte, no solo del fútbol. Hay que tener presente el fenómeno que es el deporte. Por ejemplo, cuando en Argentina se gritaba en el Mundial ’78 “Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”. En Europa se luchaba, y aún se lucha en algunos lugares, contra el fascismo.
El Fútbol es un mega fenómeno. Moviliza el pueblo. Hay un francés Pascal Bonifas, que escribió el libro El mundo es redondo como un balón, que dice: “el fútbol ese el único fenómeno realmente globalizado, donde no se pone el sol, donde todos quieren estar y donde no manda Estados Unidos”. Eso, ni más ni menos, demuestra que es un fenómeno único.
De hecho, el fútbol es un negocio donde Estados Unidos se mantiene al margen de las mega ganancias. Se tiene a la Unión Europea como comprador y a Argentina y Brasil como vendedor.
Ronaldo es un embajador, Messi también. Sin demagogia, hay muchos que no piensan con los pies. Mucho se puede hacer desde esta plataforma: concientizar contra las drogas, el cuidado contra el sida, etc. Tenemos que entender este fenómeno para utilizarlo como una herramienta a favor de la vida. Hay que leer a Jorge Valdano. Hay muchos más para leer. El fútbol es un retrato de la sociedad.
-Participaste del Congreso de la FELAP ¿Qué rescatás de este importante evento de la comunicación latinoamericana?
– En primer lugar quiero decir que la última vez que estuve en Buenos Aires fue hace 10 años, y debo decir que las condiciones laborales no han evolucionado. Esto es una cuestión que excede a este país y que refiere estrictamente a los dueños de los medios que sólo apuestan al avance tecnológico. La precariedad laboral aumentó de la mano del neoliberalismo. Y si quieres, tomando los últimos 2 años de mi país, donde gobierna una coalición progresista, socialista, vamos intentando demostrar que el neoliberalismo no es la solución para los pueblos.
Con respecto al Congreso de la FELAP, me sorprendió y me agradó la capacidad de la juventud, sobre todo de la UTPBA, para estar involucrada en un proceso de lucha de clase, y donde se tiene noción de la importancia de la información. Esta juventud demostró estar dispuesta a buscar alternativas y a decir “soy joven, pero no me dejo manipular. Yo se que el camino es otro”. Eso me encantó.
Yo soy de la generación que luchó contra el fascismo en Europa, y al menos quisiera que las generaciones que vienen no vivan dictaduras. Y para eso, el periodismo es muy importante. Necesitamos periodistas con cultura, con mucha cultura general. Y en el marco de este Congreso de la FELAP lo vi. En medio de una batalla sistémica muy dura y muy desigual en la cual no se resignan los principios.
– En el Congreso se hizo hincapié también en las nuevas tecnologías ¿Cómo viviste ese debate?
– Rosa Miriam Elizalde, la compañera cubana, habló de responsabilidad pública para enfrentar los serios inconvenientes que arrastran las nuevas tecnologías, las nuevas formas de comunicación, internet y los mass media. Y yo compartí esa postura. Es más, desde el punto de vista profesional, los patrones dicen “tú puedes hacer todo”. Pero nosotros, los trabajadores, debemos decir que no, que no existe McGiver (NDR: personaje multifacético de una serie norteamericana) en el periodismo.
Tenemos que tener un Estado fuerte que enseñe a los niños a vivir en la sociedad de la comunicación y la información. Tenemos que enseñarle a distinguir, no solo a los niños, sino a la población en general.
Facebook, twiter, instagran, watssap, entre otros, hacen la comunicación de atrocidades. La información es otra cosa. Un niño recibe por esas redes todo lo que le gusta, es todo igual y de repente está manipulado, ya lo absorbió el sistema de consumo. Ya quiere algo nuevo para comprar.
Hoy no somos capaces de asimilar tanta información, todo lo que pasa en el mundo. Es necesario desarrollar sentido crítico desde chico. Ser curioso, hacer preguntas. La violencia se banaliza por las redes que incluyen toda la industria cultural, a un nivel tal que si un niño no es controlado en su casa aprende muy rápido cómo se decapita a alguien viendo en directo como asesinan a Saddan Hussein.
Ven como otro muchacho es asesinado con una faca, mientras una muchacha consume drogas. O miran un sus teléfonos celulares como el novio y la novia de 15 añitos se pegan o golpean y toman eso como lo natural de la vida, porque es así las 24 horas y por todos los medios posibles.
Y ese niño que no tiene sentido crítico entonces se aburre en su clase de matemáticas en la escuela y mata a un compañero. O entra un chico a una escuela de Estados Unidos o a un lugar de reunión, saca un rifle y mata. Y ya no está ocurriendo solo en estados unidos. Es decir, se ha banalizado la violencia en todas sus formas y se propicia a un velocidad nunca antes vista el gusto por lo macabro.
(*) Periodista.
Fuente UTBA