Es norma de las fracciones dominantes de la sociedad mantener al pueblo en la confusión y fomentar la creación de falsos dilemas en aras de imponer sus objetivos y de evitar o al menos demorar los cambios.
Un testimonio de ello es el zafarrancho montado por las cúpulas conservadoras de los partidos políticos y los medios de comunicación adictos a propósito de la constitución del Fondo del Bicentenario
Vale pues poner en evidencia que hay detrás de los discursos engañosos, que intereses, que modelo de país es el que con las medidas que impulsan o traban es el que quieren instalar o preservar.
Desentrañemos entonces el motivo real de su rechazo al pago de la deuda externa haciendo uso de las reservas del Banco Central (BCRA). Ese pago – sostienen – que se haga con los fondos previstos para ello en el presupuesto. Las reservas – dicen – son de todos los argentinos. Entonces, uno se pregunta: pero los fondos del presupuesto ¿no lo son?
Otro argumento es que si la deuda se cancela con las reservas del Central se liberan las partidas presupuestarias previstas originalmente a ese efecto. En tal caso el PE ve incrementadas sus disponibilidades para un mayor gasto público, impulsando con ello – argumentan – las presiones inflacionarias. Su postura, dicen, defiende así el valor del salario.
En esto repiten por ignorancia o mala fe la doctrina neoliberal que sólo ve en la demanda por bienes y servicios, es decir en el gasto y en la cantidad de dinero en manos del público, como el salario por ejemplo, el motor de la inflación. Para esta doctrina y sus seguidores no cuentan los monopolios, ni detectan su poder como formadores de precio.
Cuando uno escucha a los Cobos, a los Gerardo Morales, a la Carrió y a otros proyectos de prócer machacando con esta cantinela se pregunta si no recuerdan la hiperinflación que generada por el poder económico más concentrado volteó al gobierno de su correligionario Alfonsín y que llevó a su ministro Juan Carlos Pugliese a acuñar aquello de “les hable con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. Lo mismo le hicieron a Menem al comienzo de su gobierno para ampliar la mesa de la conducción económica que al principio había concentrado principalmente en el grupo monopólico Bunge Born.
Pero las trabas al uso de las reservas van mucho más allá de concepciones doctrinarias y es mucho menos ingenua. Pretenden preservar las reservas para tener con que cubrir la demanda de divisas que requiera el gran capital cuando quiera fugar capitales, repatriar dividendos y pagar intereses. De ahí que las reservas no se toquen. Que la deuda externa se cancele con las divisas que compre el Tesoro Nacional con los fondos previstos en el presupuesto. Y si por este camino la ejecución presupuestaria resulta deficitaria, lejos de imaginar una reforma impositiva que grave más a los sectores más pudientes y termine con exenciones injustificables, las únicas soluciones que admiten es el mayor endeudamiento y la imposición del ajuste: reducir salarios y jubilaciones, bajar el gasto social, suprimir el subsidio al consumo popular, comprimir las inversiones en infraestructura, subir la tasa de interés y restringir el crédito, achicar el mercado interno. Resultado: más precariedad laboral, más desocupación, menos consumo, producción y comercio internos, cierre de empresas y mayor concentración. La paz de los cementerios.
Es la receta de los Menem, De la Rua, Cavallo, Machinea, Lopez Murphi y a lo que Macri está empujando con sus decisiones en la Ciudad de Bs. As. Es a lo que piensan volver en la eventualidad de retomar la totalidad del poder.
Ligado a todo esto, cerrando el círculo, está el respaldo de toda esta derecha cavernícola a la postura de un Banco Central autónomo, independiente, limitado en cuanto a sus funciones a preservar el valor de la moneda, vía control de dinero en circulación.
Presentado como un prerrequisito operativo con “respaldo” de virtudes técnicas científicamente “demostradas”, este postulado no es política ni socialmente nada ingenuo ni desinteresado.
Siendo lo monetario un área vital e imprescindible de la política económica en su conjunto, la Carta Orgánica de nuestro BCRA, siguiendo el Consenso de Washington, impide la coordinación de su operatoria con los objetivos que en materia de empleo, desarrollo, distribución del ingreso tenga por objetivo un gobierno democráticamente elegido. Ni siquiera prevé la necesidad de establecer parámetros para financiar al Estado ni de actuar como prestamista de última instancia, como es de norma en casi todos los bancos centrales del mundo.
Así, apuntando a lo político, tenemos un banco central que al modo de un estado dentro del estado puede actuar de forma bastante eficaz para sabotear y neutralizar medidas de política transformadora decidida por un gobierno. Pero además si la única preocupación para esta Carta Orgánica es asignarle al Central que regule la cantidad de dinero para preservar el valor de la moneda y por tanto el tipo de cambio, va de suyo que el nada ingenuo postulado beneficia al capital especulativo de origen financiero.
Es que con una política que junto con la depresión necesariamente genera endeudamiento y a altas tasas de interés, el elevado rendimiento de la inversión hecha en pesos, asegura con un tipo de cambio relativamente estable, altos rendimientos convertidos a divisas que luego se giran al exterior. Para ello es vital tener reservas, propias o formadas con endeudamiento.
Por eso esta derecha política y mediática – además de la mezquindad política de perturbar la gestión gubernamental y deslegitimarla por cualquier anécdota ante la opinión pública – se opone al Fondo del Bicentenario y a una profunda reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. Por eso también se opuso a la remoción de Redrado.
En contraste, la designación de Mercedes Marcó del Pont al frente del BCRA, representa por su sólida formación académica y su comprometida trayectoria en defensa de los intereses y necesidades populares, un estímulo a la esperanza de que se consolide lo mejor del camino de cambios iniciado en 2003.
Marcó del Pont, integrante entre otras del la Mesa de Coyuntura de la CTA y activa participante del Plan Fénix y del FRENAPO, expresa por convicción y trayectoria otra concepción de país, otro rol para sus clases sociales, otra visión respecto al servicio de qué y de quienes debe estar la política económica de un país.
Sin embargo ningún funcionario, por más probo que fuera y cualquiera sea su rango, podrá sólo, desde arriba, concretar los anhelos de cambio sin la conjunción de las más amplias fuerzas sociales que aún dentro de su diversidad y diferencias, confluyan a la tarea prioritaria de esta época: unión en la acción para evitar la restauración conservadora
Y de investigar deuda?? Antes de decir paguemos despues vemos(aclaro no quiero decir no paguemos digo paguemos lo que corresponde y es legal, lo demas que lo paguen los que deban pagarlo y sea la justicia quien dictamine) POR FAVOR DEJEN DE MENTIR QUE SOLO HAY 2 OPCIONES!!! Ven en blanco y negro como el gobierno ustedes!! estan ellos grupo A malos malos malos!! y nosotros inocentes cenicientas que venimos a arregalarlo todo y … Que nos toman por boludos? Hay un negociado de aquellos atras de los bonos de Boudou porque no se dejan de jodernos la vida mejor eh?