Cuando la pandemia es sinónimo de impunidad

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Por Daniel Das Neves (*), desde Buenos Aires.- La pandemia nos toca a todos, una consigna donde la objetiva crisis sanitaria que se vive en el mundo pretende diluir las realidades subjetivas de desigualdad, miseria, precarización, de falta de acceso a la salud, que muchos perciben ahora, con un asombro extraño e indigno.

Muchas empresas, en este caso del sector mediático, que vienen forzando desde hace años las relaciones laborales con una dirección única que atiende sus intereses integrales, ya no sólo los económicos en términos tradicionales, observan en la decisión oficial que sostiene la cuarentena, una oportunidad, que parte de su condición de “actividad esencial” y que tiene en el carácter “excepcional” del momento el escenario más apropiado, y deseado, con vistas al tiempo de salida de esta crisis, donde proyectan consolidar esta nueva realidad.

El recorrido es el siguiente: pasar de un período muy dinámico de acomodarse a las nuevas formas de producción, elaboración y distribución de la información y el entretenimiento que lidia con estructuras legales y convencionales que no se adaptan a los nuevos tiempos, hacia un período de “excepción” que permite el despliegue sin reservas ni pruritos –a gran escala y a toda hora- de ese modo “moderno” de realizar el trabajo, apoyándose –a través de un meta discurso perverso- en ser parte de lo “esencial” en un momento trágico en la historia del país, del que se servirán para construir su nueva legitimidad.

Cuando la pandemia deje de ser el tema, seguramente no la preocupación de muchos, la normalidad no nos encontrará a todos en el mismo sitio que cuando supimos que había que quedarse en casa para atender nuestra salud. Esa contribución “esencial” para tiempos de “excepción” servirá a no pocas patronales de la comunicación para naturalizar las nuevas relaciones de trabajo con consecuencias nefastas en materia de pérdidas de puestos de trabajo, de fuentes de trabajo, de reducción de salarios, de flexibilización laboral (denominación que intentarán hacer caer definitivamente), imponiendo, más impunemente que nunca, las nuevas reglas de juego con las que se empoderaron a partir de su función “esencial” y un tiempo de “excepción”, en el que, eso sí, no se privaron de cerrar empresas (Publiexpress) y de presentar Procedimientos Preventivos de Crisis (Diario Popular), decisiones que se burlaron de resoluciones del propio Poder Ejecutivo, poniéndole límites propios al beneficio de ser “esenciales” y el momento de “excepción”. Se viene la naturalización de la impunidad.

(*) Periodista. Secretario de Relaciones Sindicales e Internacionales de la UTPBA.

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