Revista Tesis 11 Nº 137
Edición dedicada a América Latina
(américa latina/derechos humanos)
Montserrat Olivera*
“Pensando hacia adelante vemos que pueden surgir propuestas para ir reflexionando, como ingresos que nos permitan acceder a un salario universal, reducción de las horas de trabajo, jubilaciones tempranas, pagar mayores impuestos los que más tienen. Deberíamos tener gestos de Revolución Social.”
La Comisión Interamericana de DDHH (CIDH), repudió el grave embate contra su autonomía e independencia siendo parte del órgano principal de la OEA, ya que su secretario, el Sr. Almagro, produjo una nueva intromisión que nos muestra el poco respeto por no atenerse a las normativas de dicho organismo, cuando decidió, respecto a la situación de los DDHH en América Latina, apartar al Sr Paulo Abrao, representante de la CIDH, como secretario ejecutivo en la OEA, incurriendo en una acción jurídica improcedente por el solo hecho de compartir y defender las necesidades de los países latinoamericanos ante sus variadas situaciones de violación de los DDHH, en cada país de la región.
Pese a esta intromisión del Secretario de la OEA, el Sr. Almagro, la CIDH decidió no retirar a su secretario Ejecutivo de la tarea que emprende en la misma Organización de Estados Americanos.
La Alta Comisionada de los DDHH ante la OEA, Michelle Bachelet, produjo un informe sobre la violación de los DDHH en Venezuela que fue presentado ante dicha organización, sugiriendo la necesidad de ser respetados los derechos humanos en dicho país.
Recientemente nos hemos enterado de la resolución que condena las violaciones a los DDHH en Venezuela por parte del Grupo de Lima, votación que se produjo en la OEA y que suscitó repudio de varias organizaciones defensoras de los DDHH, sobre todo en Argentina, ya que esa votación fue apoyada por la Cancillería de nuestro país, uniéndose a la votación de países latinoamericanos donde sí se están violando los DDHH. En vez de votar en contra o abstenerse, como sucedió con la votación de México.
El voto de condena es contrario a las relaciones de profunda amistad y cooperación que hemos mantenido con Venezuela en el contexto de la UNASUR y los lazos de solidaridad hacia la construcción de la Patria Grande Latinoamericana, y hecha por tierra el claro mensaje de autonomía regional ante los intentos hegemónicos de EEUU establecido al rechazarse el tratado del ALCA en la Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata.
Es de suponer que debido al reclamo de varias organizaciones de DDHH de Argentina y al repudio generalizado de esa votación en contra de Venezuela, es que finalmente el Gobierno Nacional ha emitido una comunicación que le hizo llegar al Grupo de Lima en la que emite una declaración donde manifiesta que Argentina no suscribe ese documento, ya que no se condice con la posición de nuestro país. Así se lo transmitió esta Cancillería a los países miembros de ese grupo, al tiempo que manifiesta nuestra preocupación sobre las posibles implicancias del pronunciamiento y apela a la reflexión.
Esto se debe a que esa declaración expresa su apoyo a un supuesto mandatario al que la Argentina no reconoce y quien nunca tuvo el ejercicio efectivo del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Incluso preocupa el llamado del Grupo de Lima a una convergencia con actores internacionales para una respuesta común hacia la “restauración de la democracia y el Estado de Derecho”. Este llamado a una intervención extrarregional no se corresponde con la gravedad de los problemas ni con el tipo de desafíos que enfrenta Venezuela. El comunicado por parte de Argentina, agrega que mucho menos puede admitirse un precedente de consecuencias impredecibles para América Latina y el Caribe.
Comenta también que Argentina comparte con la comunidad internacional la profunda preocupación por la situación de violaciones a los DDHH en la región y exhorta al Gobierno venezolano a investigar, juzgar y castigar a los responsables, tal como lo viene haciendo la Alta Comisionada de las Naciones Unidad para los DDHH. Esta independencia es la que nos pone en situación de estar alertas, frente a esta nueva intromisión del Sr. Almagro.
Luego de las elecciones que se desarrollaron en Bolivia y en las que resultó electo el candidato por el MAS, Luis Arce, los bolivianos están solicitando a las poblaciones de los países vecinos la colaboración para firmar un petitorio para que el “Sr. Almagro y la OEA saquen las manos de Bolivia”. Y están exigiendo que Almagro sea destituido de sus funciones, por su participación activa en el golpe de Estado en Bolivia. Su permanencia en funciones se ha convertido en una amenaza a la democracia en la región.
Frente a esta afrenta de algunos países del mundo contra los países de Latinoamérica, es que hace un año se organizó el Grupo de Puebla, constituido por 30 líderes progresistas de 10 países para producir desafíos del pensamiento político en vistas del avance del neoliberalismo en el mundo y principalmente en América Latina y el Caribe. Uno de los pronunciamientos destacados de este Grupo de Puebla, es el rechazo a la intervención arbitraria del Secretario General de la OEA al desconocer la decisión adoptada por la CIDH. El grupo de Puebla, se manifestó para apoyar la postergación de las elecciones del BID pidiendo buscar un candidato latinoamericano. Anunciaron la creación de un Observatorio Electoral. Se pronunciaron sobre el arresto de Uribe: “Demuestra la fortaleza de la institucionalidad democrática”. Carlos Ominami, miembro del Grupo de Puebla y cercano a Alberto Fernández, apostó a que se reconstruya la izquierda latinoamericana. También cuando se produjo la liberación de Lula da Silva, considerándolo como una situación esperanzadora para Brasil, sabiendo que es una derrota política para Jair Bolsonaro. Este Grupo de Puebla, hace un llamado para que la vacuna contra el nuevo coronavirus sea un bien de uso público, universal y gratuito.
El virus no trae la revolución. La revolución la tenemos que hacer nosotros. El debate sobre la post pandemia es un debate que tiene que perforar la política. ¿Si pudimos aislarnos, suspender actividades sociales y laborales, no podemos tomar medidas para cuidar el planeta? De esto se trata. ¿Cómo hacemos para cuidar el planeta? Es necesario tomar conciencia que este planeta debe ser cuidado y protegido por todos los que lo habitamos de la manera que consideremos pueda ser posible. Pero qué difícil es encontrar que todos los habitantes de este mundo podamos ponernos de acuerdo para proteger lo que este territorio nos ofrece y utilizar de él todo lo que nos haga disfrutar produciendo equidad entre todos los que lo habitamos.
Muchos pensaron que esta pandemia, por afectar a los habitantes del mundo, podía ser algo cuasi milagroso que hiciera que todos saliéramos mejores de ella. Sin embargo, parece que no es tan posible. Chul Han dice que el capitalismo continuará con mayor pujanza, con mayor individualismo. Y lo que observamos son movimientos en diferentes países en contra del cuidado del ser humano en cuanto a su salud. No hablemos en cuanto a la economía, donde se visualizan acciones diversas contrarias a poder acceder a una distribución más equitativa hacia los más necesitados.
Un tema que debemos abordar sin duda en nuestra región tiene que ver con el cambio climático o la situación de defender nuestros recursos naturales. Si observamos la crisis climática y miramos el Atlántico Sur, comprobamos que las riquezas que ofrece esta región, representan para el mundo un recurso muy preciado en tanto existe una demanda de recursos carboníferos, de agua, pesca y recursos minerales, que son elementos requeridos por todo el planeta planificando con miras al futuro, y sin duda nuestros países poseen todas esas riquezas.
Pensando hacia adelante vemos que pueden surgir propuestas para ir reflexionando, como ingresos que nos permitan acceder a un salario universal, reducción de las horas de trabajo, jubilaciones tempranas, pagar mayores impuestos los que más tienen. Deberíamos tener gestos de Revolución Social. En tal sentido, al menos la Argentina tiene niveles importantes de salud pública.
En esta línea de intercambio, comienza a conocerse un grupo integrado, entre otros, por varias personalidades de América, que se constituye como la “Internacional Progresista”. En este grupo se producen intercambios entre los que la integran como Noam Chomsky, García Linera, Ominami, Rafael Correa y otros. Lo primero que coincidieron en comentar, es la importancia de impulsar un cambio a nivel internacional, y en este contexto tener en cuenta principalmente a América Latina dadas las situaciones de conflictos que están queriendo instalar en varios países y la violencia y agresividad con la que quieren inmiscuirse en varios de ellos para manipular los gobiernos y de esta manera ser afines a sus intereses económicos.
Hablando de intereses económicos, creo que se debe introducir también los intereses por las tierras y lo que implica el cambio ambiental en todo el mundo. Los países enriquecidos que quieren manipular a los gobiernos de esta región pero también a los de África y algunos de Asia, se llenan la boca hablando de lo mal que actúan sus gobiernos y se dedican a cooptar los medios de comunicación para generar un ambiente hostil, y de esta manera poder introducirse en la administración de ellos, a través de infiltraciones que organizan en algunos sectores del poder económico y tratan de volcarlos a los intereses que ellos quieren, que tiene que ver con la posibilidad que les permite adueñarse de las riquezas naturales que encuentran y apoderarse de ellas, acrecentando así su poderío económico, y cumpliendo con las premisas del capitalismo.
Como dice Frei Betto, estamos en el momento del “capitaloceno”, es decir la hegemonía del capital, de la búsqueda del lucro de ganancia, todo esto que provoca un desequilibrio total del ambiente natural. Todo el proceso de devastación ambiental es fruto de la ganancia del capital privado. El problema no es el ser humano, el problema es el capitalismo neoliberal. Y hay que recordar que la naturaleza puede vivir sin nuestra incómoda presencia, nosotros no; nosotros necesitamos de la naturaleza.
Es por esto que necesitan estos gobiernos con tinte fascista, que no cuidan la educación ni la salud, de ahí que hemos escuchado en varias oportunidades hablar de esta situación de pandemia con epítetos despectivos, y ni que hablar respecto a las poblaciones que se enferman “mejor que se mueran los que se tengan que morir”. Para sostener estos discursos, es necesario que toda la información que emana de esos gobernantes sea tergiversada a través de la mentira y la trampa, y ni qué hablar de la censura a que se escuchen otras voces disidentes. A ellos se los ataca violentamente, recurriendo a la represión hacia los que tiene acostumbrados EEUU, con su xenofobia y discriminación racial. A su vez, vemos la influencia de las iglesias evangélicas de perfil conservador que generan en los pueblos la necesidad de recurrir a ellos para que les brinden una mayor seguridad en un mundo que genera tanta inestabilidad y confusión para pensar y resolver colectivamente y por sí mismos sus situaciones personales.
Sí, sabemos de la importancia de construir una América Latina igualitaria. ¿Pero cómo? ¿Cómo plantearnos un horizonte de salida? Los gobiernos progresistas escasean y lo que consideramos malo antes, hoy se ha degradado a lo insoportable. Hoy América Latina tiene como característica que está gobernada mayoritariamente por líderes antidemocráticos, es una eficiente fábrica de pobreza y desigualdad. El cambio climático avanza y los líderes del mundo capitalista lo desplazan de su agenda ambiental.
Mientras tanto, Argentina ratificó el Acuerdo de Escazú. En el Congreso Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, se ratificó el Acuerdo de Escazú. Este Acuerdo reconoce entre otras cuestiones, la importancia de la Participación Ciudadana en los procesos de toma de decisiones ambientales. Se debe consultar a los pueblos originarios sobre medidas que los afecte, y ellos tienen derecho a decidir exigiendo igualdad de condiciones en el proceso de desarrollos económicos, sociales y culturales y de usos comunes. El Acuerdo de Escazú no ayuda a decidir, pero sí habla de consultar y de la necesidad de participar.
Es importante que ante tanta adversidad podamos enfrentarla con alegría, nos robaron todo menos la alegría decía Galeano y se preguntaba ¿qué es la utopía? Haciéndonos reflexionar cuando contestaba “es aquello que nos hace caminar”.
Es imprescindible denunciar las violaciones a los DDHH que sufren los pueblos indígenas en la Argentina. Esto ocurre a lo largo de los años, que se manifiesta con el avance sobre sus territorios, en una clara inobservancia a lo estipulado en el art. 75 de la Constitución del Estado argentino, en el cual se reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos, así como la posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan. Se producen constantes luchas por parte de los pueblos originarios en miras a defender sus territorios, enfrentándose a un hostigamiento por parte del accionar emprendedor del sector privado, en general avalado por los sectores poderosos del Estado. Considero también la expansión de la actividad agraria como otra causal de avasallamiento de los territorios de las comunidades originarias, que ocasiona también alteraciones en la salud por el uso de agroquímicos y la explotación de hidrocarburos. La situación de vulnerabilidad preexistente de estos pueblos se encuentra agravada por la situación pandémica provocada por el COVID19. Estos pueblos se encuentran con dificultades para acceder a los beneficios sociales otorgados por el Estado, a la vez que se han incrementado las situaciones de uso abusivo de las fuerzas de seguridad, tanto como las condiciones de precariedad con las que deben convivir, cercenándose el derecho a abastecerse de agua potable y alimentos.
Promoviendo el encuentro de la Internacional Progresista tenemos a la representante de Argentina, Alicia Castro, reciente renunciante como embajadora de Rusia, luego de conocerse la votación sobre los derechos humanos en Venezuela. Ya pudimos comentar anteriormente la retractación o aclaración de parte del gobierno argentino frente a este hecho, que consideramos como necesaria para este momento en que estamos tan violentados por las políticas neoliberales y que nos dejan en situaciones muchas veces vulnerables frente a estos ataques.
Alicia Castro nos habla de la desigualdad del planeta y aclara que con esta pandemia han surgido unos dos mil millonarios más cada dos semanas. Nosotros debemos planificar grandes gestos de justicia fiscal, sosteniendo que las deudas las deben pagar los que más tienen, generando un impuesto a las actividades financieras, al comercio virtual, tecnológico, farmacológico, para acabar con los paraísos fiscales y que los paquetes de rescate sean condicionados. Comenta también que América Latina está viviendo un Cóndor-2. Hay una conjunción de líderes que se parecen a sus pueblos que buscan la independencia y unidad, pero no hay independencia si no hay independencia económica. Para ello debemos afianzar nuestra soberanía territorial. Aclara que con entusiasmo y militancia política podemos recuperar los gobiernos y proclamar la América de nuestros libertadores y el reconocimiento de nosotros mismos. América Latina tiene que ser original, o intentamos o erramos, es lo que nos enseñó Simón Bolívar. Necesitamos un plan: el capitalismo no es compatible con la supervivencia humana. Necesitamos un nuevo contrato social, ecológico para salvar el planeta. Estamos en un planeta roto, en reparación y debemos atenderlo con alegría, según Klein.
La próxima reunión de los Internacionales Progresistas está programada para realizarse en Ushuaia. Será un Congreso de fin del Mundo: con Arce y Arauz como presidentes, será un fin del mundo para dar vuelta el mapa: poner nuestro norte al sur y el sur más arriba.
*Montserrat Olivera, licenciada en psicología, integrante de la Comisión de América Latina de Tesis 11.