Revista Tesis 11 Nº 141
Edición dedicada a América Latina
(internacional/américa latina)
Angel Negri*
Estamos ante un momento de incertidumbre estratégica, lo es de creatividad a nivel mundial. Solamente que surge y se elabora en este mundo, donde habrán de surgir, pelear, los futuros mundos, unificadores de expectativas, de identidad. Para las fuerzas de izquierda es un gran momento, hay que bregar para que la idea fuerza que alumbre el orden sea la progresista y no la conservadora. No está nada dicho, no hay saberes legítimos, ni hay modelos a imitar, ni autoridad a la cual seguir y obedecer en este debate.
“Simplemente la realidad, en sus múltiples e inquietantes formas, estaba allí“
Jorge Luis BORGES
La globalización ya no representa más el paraíso deseado en el cual se depositan las esperanzas populares ni la realización del bienestar familiar anhelado. Los mismos países y bases sociales que la enarbolaron décadas atrás, se han convertido en sus mayores detractores. Nos encontramos ante la muerte de una de las mayores estafas ideológicas de los últimos siglos. La primera tarea que tenemos hoy es romper la creencia práctica de que el neoliberalismo es un régimen natural, un régimen insuperable, que no tiene límite y que no tiene opción.
Existe un agotamiento del horizonte que prevé el neoliberalismo y la ultraderecha. Cada vez más la democracia se presenta como un estorbo para las fuerzas conservadoras. Tenemos un claro motivo político-ideológico, de praxis, para pensar procesos de mayor democratización. En un mundo de plena crisis neoliberal, en momentos críticos de la Pandemia (CODIV-19), afrontamos un desafío de conquistar un mundo de signos positivos. Se va agotando el relato neoliberal; lo que ahora tenemos es una especie de neoliberalismo zombie, que sobrevive de sus viejas victorias y que no logra captar el entusiasmo colectivo de la sociedad. Las fuerzas ultraderechistas lo que hacen es simplemente agarrar lo viejo con represión. Le incorporan más de autoritarismo, más de racismo, una dosis de odio, una de rencor, otra de violencia. El capitalismo es una civilización que ha subordinado todos los aspectos de la vida a una maquinaria de acumulación de ganancias. Desde el comercio, la producción, la ciencia y la tecnología, la educación, la política, el ocio, la naturaleza misma, todo, absolutamente todo ha sido pervertido para ser sometido a la dictadura del lucro.
Estamos viviendo un proceso de turbulencia global en el que las certidumbres del fin de la Historia han finalizado, es el momento del fin ”del fin de la Historia”. El destino inevitable de las sociedades, no había sido tan inevitable y algo está contrapuesto, no se sabe por dónde vamos a ir. Unos están optando por proteccionismos, otros por mayor globalismo, otros por mayor democracia participativa; y en medio de ese escenario, no hay un sentido compartido de la historia; cuando no se sabe qué va a pasar: es el inicio de una nueva etapa histórica. Entonces como nadie sabe dónde va a dirigirse el mundo, es el momento de pelear por la dirección del mundo, en ésta nueva etapa.
En el escenario global se conquista la creación de un orden mundial multipolar; se agrieta la hegemonía del Imperio estadounidense, este multilateralismo se opone al unilateralismo y al proteccionismo. Lo primero que podemos afirmar con total certeza es que el mundo que brotará de las ruinas dejadas a su paso por esta pandemia, la primera realmente global en la historia, puede no ser la continuidad neoliberal; se presenta un panorama en plena DISPUTA. No existe sociedad humana capaz de desprenderse de la esperanza. No existe ser humano que pueda prescindir de un horizonte. Las creencias del destino del mundo se derrumbaron y se abre un mundo de disponibilidad planetaria a nuevas creencias, que lo está agarrando la derecha, más ágil, más rápida; y aquí la clave de las fuerzas por las transformaciones, la emancipación, en transición, en fin, radica no en tanto hacer la autocrítica, no hay tiempo para hacer ello, sino de sacar las experiencias rápidas del pasado para crear un nuevo sentido común.
Es un tiempo más fértil, porque no se tienen certezas heredadas a las cuales asirse para ordenar el mundo. Esas certezas hay que construirlas, con amplio debate, sin sectarismo, por nuevos caminos teórico-prácticos, con la lucidez de la teoría revolucionaria, sin dogmas; apreciando camino recorrido, zigzagueante, de bajadas y subidas, aciertos, fracasos y nuevos intentos.
AMÉRICA LATINA
América Latina se ha puesto a la vanguardia mundial de la construcción de sociedades posneoliberales, con diferentes oleadas de conquistas y derrotas; hoy de un reagrupamiento progresista-democrático, que coloca otro horizonte, en Argentina, México, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, con nuevas posibilidades electorales en Ecuador; con movilizaciones masivas combativas, por nuevos derechos en Chile, Perú, Colombia, etc. Con esto, no solo se tiene la victoria electoral de las fuerzas populares-democráticas y de izquierda, anteriormente excluida de las estructuras de gobierno, sino que además se supera, de manera práctica, el debate iniciado en los momentos del repliegue popular mundial después de la caída del muro de Berlín y del debilitamiento del ideario socialista. Asistimos a un fortalecimiento de la sociedad civil. Sindicatos obreros, organizaciones campesinas, comunidades indígenas, movimientos femeninos, gremios, pobladores, vecinos, estudiantes y asociaciones juveniles comenzaron a fortalecerse, irradiarse, diversificarse y proliferar en distintos ámbitos, y, lo central, a politizarse, es decir, a involucrarse en la deliberación y gestión de los asuntos comunes, a asumirse como poder estatal. La noche neoliberal de apatía, de simulación democrática, se rompió para recrear una sociedad civil potente que asume un conjunto de tareas de orden político y económico que afectan el desempeño de la totalidad de los Estados latinoamericanos. Se desarrolla una nueva ola, no de manera lineal, no exenta de contradicciones, en un camino renovado con nuevos paradigmas de transformación, de emancipación. El posneoliberalismo es el futuro y es la esperanza. La derecha restauradora tiene en contra el pasado, que es el retroceso. En cambio, el tiempo histórico está a favor de las transformaciones democráticas.
*Angel Negri, químico industrial, escritor, participó en la dirección de semanarios políticos, director de “Tiempo Joven”, publicación Política-Juvenil, y en medios de la FM Comunitaria, colaborador de Tesis 11.
Ojalá!!! Soy un poco más escéptica….