Editorial semanal de Tesis 11. LAS ENSEÑANZAS DEL RESULTADO ELECTORAL EN CHILE

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La gran victoria de los sectores progresistas en Chile, en las recientes elecciones para constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales, ha dejado importantes enseñanzas, particularmente para los pueblos de nuestra América Latina.

Por un lado, fueron en gran medida consecuencia de la heroica lucha de los sectores populares en estos últimos años que, con grandes sacrificios, incluso con el lamentable costo de muchas vidas, lograron imponerle al gobierno neoliberal de Piñera un proceso institucional que acaba con la reaccionaria Constitución elaborada por el gobierno dictatorial de Pinochet y abre la posibilidad, entre otras cosas, de que se elabore una Constitución democrática que contemple los derechos del pueblo y exprese los lineamientos de un nuevo proyecto de país.

Por otro lado, esa lucha del pueblo y la derrota del gobierno actual en Chile, país presentado por la derecha mundial como ejemplo de un supuesto “éxito” económico de las políticas neoliberales, muestran la realidad de los graves problemas de injusticia social que generan esas políticas.

Otra enseñanza que podemos recoger, es que también sufrió una dura derrota el espacio político integrado por los partidos que formaron parte de la “Concertación”, la coalición de centro izquierda que gobernó en varios períodos en Chile, luego del retorno de la democracia, decepcionando a los sectores populares al no responder ni siquiera mínimamente a sus intereses y expectativas. Esto constituye una nueva advertencia para los espacios políticos que ganan elecciones con una prédica progresista, pero que, desde el gobierno, cuando no avanzan en concretar medidas importantes en favor del pueblo, no solo se desprestigian y son castigados, electoralmente por ejemplo, sino que, peor aún, facilitan el retorno de sectores reaccionarios al gobierno, con grave daño para las mayorías.

A su vez, la derrota electoral de los partidos de derecha, social demócratas y democristianos, que han gobernado en los últimos períodos, no deja de expresar la crisis de la democracia liberal, representativa y delegataria, en el mundo capitalista. Esto también se expresa, en Chile y en todo el mundo, en el creciente rol socio político de las organizaciones sociales, donde se canaliza cada vez más la actividad política de los sectores populares.

Luego de la victoria, varios sectores del campo progresista chileno han insistido en la imperiosa necesidad de la unidad de las organizaciones que lo expresan y de que se manifieste en un gran frente nacional, popular y democrático, que pueda ganar las próximas elecciones presidenciales y tener la posibilidad de cambiar profundamente las políticas de gobierno, en favor de los intereses populares ampliamente mayoritarios. La unidad de los sectores que representan al pueblo es indispensable para derrotar a la derecha, en todos los países del mundo y en particular en nuestra región, como una vez más lo mostró la reciente dolorosa derrota electoral en Ecuador, donde lamentablemente hubo desunión de los espacios políticos progresistas.

Esas enseñanzas son por supuesto muy útiles para los sectores populares de nuestro país, que las podemos valorar en toda su profunda significación debido a que tenemos la experiencia de una larga historia de lucha, con avances y retrocesos. En la muy difícil situación actual, donde se combinan la profunda crisis heredada del gobierno de Macri, la actual pandemia, y la acción sistemáticamente desestabilizante de la oposición que representa los intereses más concentrados de la economía, es imprescindible la acción unitaria de las organizaciones que intentan representar los intereses de los sectores populares, tanto para apoyar las medidas positivas del gobierno, como para impulsarlo a tomar otras de carácter progresista.

Como ejemplo de acción unitaria de los sectores populares, hemos visto como algo muy positivo que los dirigentes de la CGT, la Corriente Federal de los Trabajadores, Camioneros, La CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, consensuaron y presentaron, en el Consulado de Colombia en Buenos Aires, una carta repudiando la acción represiva del gobierno colombiano contra su pueblo, que lucha pacíficamente contra el ajuste económico decidido por el gobierno y que pagarían los de abajo. Se necesita que ese tipo de acción unitaria se repita de esa y otras múltiples formas, dentro de las limitaciones impuestas por la pandemia. Por ejemplo, para apoyar la reciente correcta medida del gobierno argentino de suspender por 30 días las exportaciones de carne para privilegiar el abastecimiento del mercado interno y que bajen los precios (lo cual fue inmediatamente respondido por la denominada “Mesa de Enlace” disponiendo no comercializar hacienda por ocho días). O por ejemplo, para impulsar al gobierno a constituir una empresa estatal, entre el Estado nacional y el de las provincias ribereñas, para tomar en sus manos el dragado y balizamiento de la Hidrovía (complejo fluvial de los ríos Paraguay, Paraná y Río de la Plata).

Aquí, como en Chile, también se grita, que “el pueblo unido jamás será vencido”, consigna que se hace realidad solo si la unidad se concreta en organización, coordinación y acción mancomunada de las organizaciones populares.

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