Revista Nº 146 (10/2021)
(cultura/cine)
Valentín Golzman*
Con esta primera película damos comienzo a la presentación y análisis de un corpus de films argentinos que representan, en sus relatos imágenes y sonido, la crisis del Mundo del Trabajo que tuvo lugar en la Argentina durante década de 1990. Parte del cine argentino realizado en esa década capturó en profundidad, con inteligencia y posiblemente con mayor sensibilidad que cualquier otro arte, las transformaciones resultantes de la aplicación de una politica neoliberal por parte del menemismo.
Existe una intensa relación
entre historia y cine, ya que
éste es a la vez fuente y
agente de la historia.
Al existir coincidencia temporal entre el rodaje de los films y las acciones que estos representan, las películas, al tiempo que testimonian sobre la época en que fueron realizadas nos transmiten una imagen de la década
Después de la tormenta
“Más dura aún que la alienación de una dura jornada laboral o las estrecheces derivadas de un salario injusto es la preocupación de aquéllos que pretenden y necesitan vender su fuerza de trabajo sin conseguirlo; de aquéllos que están dispuestos a todo en pos de su propia alienación. Esto es, de las victimas del desempleo. Aún más dramático que las malas condiciones de trabajo o la interrupción forzada de éste por el conflicto huelguístico aparece la simple carencia de trabajo”.[1]
Nuestro recorrido fílmico comienza analizando el film Después de la tormenta (1991), Tristan Bauer, que representa en sus imágenes y relato aspectos de la crisis laboral y social que generó la aplicación de políticas neoliberales por parte del presidente Carlos Menem.
La bibliografía que ha analizado la crisis de los 90 sostiene que los trabajadores asalariados absorbieron el grueso de sus consecuencias. Así lo ha aseverado, entre otros, Eduardo Basualdo[2] cuando refirió la crisis en relación a sus efectos sobre el campo industrial y sobre los trabajadores asalariados.
A través de relatos cinematográficos como Después de la tormenta es posible conocer las transformaciones socio económicas que tuvieron lugar en Argentina durante la década de 1990 y la forma en la que éstas afectaron al Mundo del Trabajo.
La representación de fábricas abandonadas por sus dueños, de trabajadores expulsados de sus puestos laborales para pasar a conformar la masa marginal de desocupados, del surgimiento de conflictos intrafamiliares y del incremento del número de jóvenes empujados a la delincuencia, junto a la puesta en escena de las formas de vida en precarios asentamientos como las villas miseria, son algunas de las cuestiones que conforman las imágenes y el relato de Después de la tormenta. El film destaca también la exclusión relacional del desocupado respecto de sus ex compañeros de trabajo.
Agregamos que las imágenes del film representan una amplia gama de situaciones derivadas de la desocupación de larga duración, al tiempo que operan a modo de anticipo de problemáticas socio económicas que en 1991, en el comienzo del gobierno de Carlos Saúl Menem, aún no estaban presentes en la cinematografía de la época, pese a que ya despuntaban en la sociedad.
El film puede verse en: youtubedespuesdelatormentatristanbauer.
Cuando la desocupación devino prolongada en el tiempo precipitó la aparición de una masa marginal de trabajadores desocupados. Como ya vimos en la Introducción, hacia 1969 José Nun acuñó la categoría Masa marginal yla diferenció de la categoría marxista Ejército industrial de reserva. Parafraseando a Nun señalamos que la diferencia entre ambas categorías radica en que ésta última es una masa funcional al sistema, ya que los trabajadores entran y salen del proceso productivo en la medida de las necesidades del capital, en tanto que la Masa marginal es disfuncional al mismo, no tiene posibilidad de ser reabsorbida productivamente.
En Después de la tormenta está representada la desocupación por tiempo prolongado de Ramón a través de tres momentos de su búsqueda de trabajo. El primer momento tuvo lugar en una empresa industrial, en la que intentó retornar a su condición de operario metalúrgico. El segundo intento tuvo lugar en el puerto, tratando de acceder a una changa por un día. La tercera búsqueda la realizó retornando al campo de sus orígenes. Todos sus intentos fueron infructuosos.
La situación representada en Después de la tormenta es paradigmática: en 1991, el momento de su estreno, se producía, junto al cierre de pequeñas empresas como aquella en la que trabajaba Ramón, la expulsión, bajo diversas formas, de miles de trabajadores de grandes empresas estatales[3], tales como SOMISA, YPF, Río Turbio y Ferrocarriles Argentinos.[4]
La coincidencia temporal entre la representación ficcional y lo que estaba ocurriendo en la realidad, cuando los despidos y cierres de fábricas ya formaban parte de lo cotidiano, sugiere que muchos de los potenciales espectadores podrían ver desarrollarse ante sus ojos la problemática de sus propias vivencias. No mediaba distancia entre la ficción construida por Bauer y la dramática realidad de los asalariados que eran expulsados del mundo del trabajo. El director recreó un mundo ficcional partiendo de su realidad.
El trabajador desocupado que construye el film condensa aspectos de trayectorias similares recorridas por decenas de miles de trabajadores. El director ha realizado en su representación una lectura cinematográfica del proceso socio político y económico que se estaba viviendo en momentos en que realizaba la película. Su voluntad de denuncia de la destrucción del mundo del trabajo está presente en las distintas secuencias.
Como hemos señalado en la Introducción, el film Después de la tormenta ocupa un espacio preeminente en el desarrollo de la tesis. Parafraseando conceptos de Gonzalo Aguilar citados más arriba, se podría decir que a través del relato cinematográfico de Tristan Bauer es posible conocer las transformaciones socio económicas que tuvieron lugar en Argentina durante la década de 1990 y la forma en la que éstas afectaron al mundo del trabajo. La representación de fábricas abandonadas por sus dueños, de trabajadores expulsados de sus puestos laborales para pasar a conformar la masa marginal de desocupados, del surgimiento de conflictos intrafamiliares y del incremento del número de jóvenes empujados a la delincuencia, junto a la puesta en escena de las formas de vida en precarios asentamientos, son algunas de las cuestiones que conforman las imágenes de Después de la tormenta. El film destaca también la exclusión relacional del desocupado respecto de sus ex compañeros de trabajo.
El director ha logrado transmitir, en imágenes y sonido, sentimientos, tensiones, angustias, cambio de roles y las repercusiones de la situación de no trabajo en cada uno de los miembros del grupo familiar.
En primer lugar que los films, al representar el pasado, constituyen una forma de hacer historia. Vimos también que se fueron haciendo realidad las palabras de Marc Ferro, cuando afirmaba que “El cine es una contrahistoria de la historia oficial”
*Valentin Golzman, economista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11
Fecha de estreno inicial: 1990
Música compuesta por: Rodolfo Mederos
Editor: Luis César D’Angiolillo
Guion: Tristán Bauer, Graciela Maglie
Reparto: Lorenzo Quinteros (Ramón); Ana María Picchio; Patricio Contreras (Santos); Joffre Soares; Jesús de las Mercedes
[1] Monterde, José Enrique, La imagen negada. Representaciones de la clase trabajadora en el cine. Valencia, España (1997) Arkadin ediciones Pág. 37.
[2] Basualdo, Eduardo. Estudios de historia económica argentina, desde mediados del siglo XX a la actualidad. Avellaneda, (2006), Siglo XXI. Pág 316.
[3] Aspectos salientes de los discursos en los cuales Menem y sus ministros describen las formas en las que impulsaron dicho proceso están registrados en el film institucional www.Recorrido histórico de las políticas económicas en la Argentina (2010). (Fecha de ingreso 26/09/17).
[4] En junio de 1991, en ocasión del estreno de la película, entrevistado por el diario El Popular, comentó Bauer: “Uno de estos días, cuando veía por televisión las informaciones sobre Acindar y SOMISA [sentí] que llegar con esta película hoy al público argentino es como una profecía. En este momento la desocupación es el gran problema y […] la realidad es mucho más fuerte que la ficción”.