En estos días se especula mucho con los pronósticos sobre la actual situación económica y política. Y dentro de ello, particularmente sobre cuál es la verdadera estrategia de Cristina para la coyuntura y el futuro del gobierno y el movimiento popular.
Como es muy difícil conocer esto último, creo que lo más prudente es formarnos una opinión propia y salir de la parálisis y la desazón que en estos días nos invaden a los militantes.
Lo que es evidente es que la preeminencia de Massa en el gobierno no surge de la nada sino de una crisis provocada por una corrida y un fuerte intento devaluatorio que motorizado por la búsqueda de superganancias de los propietarios de dólares o su equivalente en granos, desato una crisis que puso en fuga al ministro Guzmán y amenazó con llevarse puesto al presidente y el gobierno entero.
Todas estas, razones suficientes como para acordar entre los tres socios principales del F. de Todos una solución de emergencia a la crisis.
También es evidente que la solución de emergencia no podía darse alrededor de la figura presidencial (desgastada y poco creíble para Tirios y Troyanos).Ni podía prescindir del acuerdo de Cristina como condición para dotarla de cierto volumen político.
Que contiene esta solución de emergencia?. Por lo hasta ahora conocido elementos de búsqueda de dólares para fortalecer las reservas y parar los intentos de devaluación y poner cierto coto a la inflacion, acompañados de un franco ajuste de las cuentas públicas basado en recortes a los gastos previstos en el seudo presupuesto vigente, sin las lógicas adecuaciones por mayor inflación, aunque se trata de obras públicas, gastos corrientes y cosas por el estilo.
Un núcleo central de ese ahorro se vuelca sobre los usuarios de luz y gas (y a último momento, tal vez por carácter transitivo familiar, al servicio de agua potable).
El paraguas dogmático del ajuste es “honrar “el acuerdo con el FMI y reivindicar el achicamiento del déficit fiscal como una política virtuosa que “no tiene ideología” y que fue aplicada por el “exitoso gobierno de Néstor Kirchner “y que será seguramente un dato destacado de una Argentina prospera y feliz” que tendremos luego de esta crisis.
Para ser justos hay que agregar que los cambios en la AFIP y en la Aduana apuntan a controlar más las maniobras ilícitas de comercio exterior y de burla descarada a las obligaciones fiscales de las empresas reales o ficticias que exportan e importan.
Lo que no queda claro es cuales van a ser los elementos de protección a la población y los ingresos populares frente a la alta inflación. No pareciera que sean prioridad por lo menos en los anuncios.
Las esperanzas de respuestas a este tema se basan, por ahora, en presunciones sobre supuestas condiciones que puede haber puesto Cristina o elementos tan etéreos como que Massa tiene aspiraciones presidenciales y entonces no se va a enfrentar con la mayoría de la población que vive de ingresos fijos.
O sea, nada nuevo bajo el sol, pero frente a un colapso inminente, Massa y su política representan de una manera concentrada y urgente el curso que prevaleció en el gobierno desde su misma asunción y primeros pasos. Cuando decimos que prevaleció no negamos los méritos de este proceso en relación al Macrismo y sus políticas ni las enormes dificultades que represento la pandemia y la Guerra en Europa.
Es un curso que mantiene los privilegios y prerrogativas de los grupos concentrados, y de la mano del FMI, conduce a un proyecto exportador-extractivista, son salarios bajos, industrialización limitada y sesgada hacia lo agroindustrial y algunos atenuantes producto de las particularidades de la Argentina. Y un tipo de democracia adaptada a esa perspectiva. Y si retorna la derecha al poder, mayor dureza en todo: en lo social y en la represión de eventuales resistencias como en los necesarios consensos para darle estabilidad en el tiempo.
O sea, la lucha por el rumbo fue negativa para lo Nacional y Popular (aun en su versión más modesta) y ahora hay que replantearse los objetivos a un año de las elecciones.
Caben algunas preguntas: ¿era inevitable que la política Guzmán-Alberto condujera a una crisis política que casi produce la caída del gobierno electo?. Creo que la respuesta es no. Podrían haber pasado otras cosas, por ejemplo una generalización de la actividad popular en el reclamo de cambios, o un progresivo declinar de las condiciones de vida que condujeran a una “pacifica alternancia” con la derecha ultramontana.
Y ahora?,¿ es inevitable que Massa o quien sea conduzca el barco a una derrota el año que viene( por vía electoral o de un estallido del F. de todos)?
Nuevamente creo que la respuesta es negativa. Todavía estamos a tiempo para arrancar por medio de la lucha reivindicaciones populares que mejoren la situación y pongan en crisis las políticas entreguistas, y desarrollar acción y construcción política que empujen ese curso de acción y generen nuevas expectativas en lo Nacional y Popular.
Y una pregunta más. ¿Qué posibilidades tiene esto último de abrirse paso?. No sabemos, parece que muy pocas, pero no hay más remedio que intentarlo.
Para esto se cuenta con algunos instrumentos y disposiciones populares que pueden llevarlo adelante: no es menor la base sindical para la lucha que reunió más de 80 gremios entre el Moyanismo y la Corriente Federal (más allá de la actitud vergonzosa de los “gordos”), con el viejo y querido CTA de los trabajadores y la CTA autónoma, diversos movimientos sociales, de derechos humanos y feministas.
Con las banderas de la defensa delos ingresos populares y de la democracia, contra la persecución a Cristina y a los militantes sociales, por la libertad e de Milagro sala, y el cese de las agresiones a los periodistas y artistas, se puede organizar reclamos exitosos y poner a la defensiva a la derecha y los grupos económicos.
Pero hay que ser claros,: se necesita otra actitud de las fuerzas políticas comprometidas con estos objetivos. El tiempo de “acompañar” simplemente a un gobierno o a un liderazgo está agotado.
Por más buena voluntad con que se lo haga, solo trabajar “por la gente” desde la gestión o desde tal o cual organización popular ya no basta. Es necesario salir a decir y hacer sin esperar cartas o directivas de lo que todos reconocemos como un liderazgo indiscutido. Cada uno en su medida y de acuerdo a sus posibilidades. Autoconvocarnos antes que sea demasiado tarde.
No basta con la idea de “institucionalizar” el Frente de Todos, de dotarlo de “un programa”, de que se “asegure que va a haber PASO para todos”.¿ A quién le reclamamos todo eso?.
Es posible que se necesite nuevos grupos políticos que hagan eso, pues salgamos a construirlos como (tardíamente) aparecieron los “auto convocados” en el 2015.
Sé que estas líneas pueden molestar a algunos, y también que los grupos en los que participo no tienen la fuerza para llevar esto adelante, pero el fantasma del 2015 sobrevuela sobre nosotros y no podemos permanecer indiferentes.
Por Rodolfo Casals – Corriente Popular K (integrante. De Pueblos Libres)