El país atraviesa una difícil situación económica, política, social e institucional. Crisis que se enmarca en el plano mundial caracterizado por el fracaso de las recetas del capitalismo, en la etapa neoliberal, y la agudización de la lucha del imperialismo por no perder su hegemonía. Acciones que ponen en peligro la Paz mundial, agudizan la miseria y la crisis ecológica.
En nuestro país, hay que agregar la pesada herencia recibida del gobierno de Macri, con la destrucción del aparato productivo, el deterioro de la democracia y de la institucionalidad republicana, la fabulosa deuda contraída con el FMI, deuda ilegítima, ilegal e impagable. Y ya, con el gobierno actual, la renegociación, que no debió efectivizarse con exigencias de ajustes que acrecientan el proceso inflacionario y la recesión, lo que agravó la situación de las grandes mayorías, en particular, de los trabajadores. A lo que se debe sumar los efectos de la pandemia, la sequía y la guerra.
Es bueno señalar, que el gobierno actual, gestionó con acierto la crisis sanitaria, volvió a remontar el crecimiento económico, la ocupación. Puso en marcha obras públicas, particularmente viales y ferroviarias,e invirtió en desarrollo científico y tecnológico. Reestableció una política internacional de Paz, de vínculo con todos los países y de fortalecimiento de los organismos regionales de América Latina y también con Rusia y China. Y otras acciones positivas.
Pero no resolvió, hasta ahora, uno de los problemas principales que aquejan a la gran mayoría del pueblo, la inflación, una de las causas de la enorme desigualdad en la distribución de la riqueza, garantizando salarios y jubilaciones dignas. Riqueza que hasta ahora se la llevan “cuatro vivos”.
Resolver esta tarea vital para cualquier gobierno democrático y popular, en un país manejado por grandes monopolios, no contiene sólo las paritarias, los bonos o las sumas fijas. Instrumentos muy valiosos que se deben utilizar, pero que no alcanzan para cumplir una promesa y compromiso básico.
El agravamiento de la pobreza, que alcanzó, el segundo semestre 2022, 39,2 % de la población, de los cuales el 8,1 % en situación de indigencia, acrecentaron el desinterés, el pesimismo, el descrédito de lapolítica, los partidos políticos y las y los políticos y debilitaron las propias organizaciones sociales, sindicales –salvo las que luchan por sus reivindicaciones. Como así también la desorientación de tener que reclamar a un gobierno propio que prometió modificar esta injusticia.
Está claro que el gobierno no se puso al frente de la lucha, no convocó a los trabajadores y al pueblo para avanzar con los cambios necesarios y enfrentar la acción de la derecha. Se orientó en llevar adelante una política de acuerdo con todos y no confrontar.
También hay que preguntarse en qué medida se subestimó y se subestima la acción de los poderes fácticos, los grupos económicos concentrados, que incentivan el proceso inflacionario y el aumento del dólar, que reclaman y logran privilegios y acumulan enormes ganancias, sin importarles la situación del pueblo.
En qué medida se subestimó y se subestima las acciones de los grupos hegemónicos de comunicación, que mienten, difaman –lawfare– y degradan las acciones del gobierno y de ciertos dirigentes, fomentan el odio y la violencia.
En qué medida se subestimó y se subestima el papel de parte de la justica, en especial la Corte Suprema, que actúa cada vez más desembozadamente y sin pudor, como el Partido Judicial. Como la nave insignia de la derecha para desgastar, obstruir y si puede voltear al gobierno. Que se entromete, no respetando la Constitución Nacional y de las Provincias, ejemplo Tucumán y San Juan, condicionando el legítimo derecho de los ciudadanos a votar, proscribiendo candidatas/tos, en especial a la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y saboteando la investigación del intento de magnicidio de la Vicepresidenta.
En qué medida se subestimó y subestima que la derecha política, de -J por el Cambio, o Milei-no viene, sólo, por un sector político, por una dirigenta/te, viene por el país, sus recursos naturales y todos los derechos de los trabajadores y las grandes mayorías. Que se proponen instalar una democracia de baja intensidad, condicionada. Que tiene el respaldo del poder económico mundial y la embajada de los EEUU.
Queda claro, hoy, que el Frente de Todos, fue una construcción electoral importante para desalojar a la derecha del gobierno. Pero no se desplegó, en cada lugar. No fue un instrumento para escuchar, explicar, convencer, movilizar y luchar. No logró discutir un proyecto de país, un plan de gobierno. Un acuerdo mínimo para imprimir una orientación a la imprescindible acción popular.
Bueno es tener en cuenta las enseñanzas de lucha de los pueblos hermanos. Ejemplo Colombia donde, con un programa claro y un frente, con la activa participación de los trabajadores y él campesinado, se puso en discusión en el Parlamento, aún en minoría, proyectos de Reforma Agraria, Tributaria, Sanitarias y Escolar, para cumplir con las promesas y mejorar la situación del pueblo. Y para garantizarlo se llamó a la movilización popular que está en marcha yse destacó el rol central de la clase trabajadora.
SI, ES LA HORA DEL PUEBLO EN LA CALLE, Avanzar en la disputa, confrontar. Concebir un plan de acción –un programa, que recoja los ya elaborados-, una amplia construcción frentista, en cada lugar –con la clase trabajadora y sus organizaciones populares y sociales más combativas-, que garantice que la calle sea el ámbito de disputa principal para la defensa del programa. Con el firme compromiso de todos los dirigentes. Romper la proscripción de Cristina Kirchner, líder principal del movimiento popular, independientemente de su decisión de no ser candidata, y elevar la calidad democrática. Ganar las elecciones, cerrarle el paso a la derecha y avanzar en las transformacionesnecesarias. Para este plan, la gran movilización unitaria de las organizaciones sociales el 18/05/2023 yla convocatoria al acto del 25 de Mayo en Plaza de Mayo, constituyen acontecimientos muy positivos.
Tesis 11.