En las elecciones generales de este año, en nuestro país, hay en disputa dos modelos de país, siendo la política exterior uno de los aspectos más importantes de lo que está en juego.
El frente popular, hoy denominado Unidos por la Patria, ha demostrado en el actual gobierno y los anteriores de Néstor y Cristina Kirchner, su inserción en sus relaciones con el mundo aprovechando la tendencia hacia el multilateralismo, debido principalmente a la creciente importancia de China, aunque también de otros países, mayormente del sudeste asiático.
Por el contrario, el espacio político neoliberal, hoy denominado Juntos por el Cambio, cuando gobernó se orientó hacia un alineamiento incondicional con EE:UU., potencia capitalista imperialista dominante, aunque en decadencia de hegemonía, y sus aliados de la OTAN.
Esta diferencia, en la política exterior de ambos espacios políticos, es expresión de los intereses de los sectores socioeconómicos que representan, es decir, el campo popular, por el lado del frente popular, y los grupos oligopólicos, con su dominio en los medios de comunicación y el poder judicial, por el lado de Juntos por el Cambio.
Estas diferencias de relacionarse con el mundo, sobre todo en lo concerniente a la economía, tiene una fundamental importancia para la evolución de nuestro país. Esto se puede apreciar si se analizan las consecuencias de las gestiones de política exterior de los últimos gobiernos.
El último gobierno neoliberal, con Macri de presidente, entre otros aspectos de su política interior-exterior, abrió indiscriminadamente la economía, favoreciendo el ingreso de capitales especulativos del mundo capitalista y, cuando esto contribuyó gravemente a la crisis en que cayó el país, recurrió al FMI para, debido a su alineamiento con el gobierno de Trump, conseguir el cuantioso préstamo que se destinó a financiar la fuga de rentas financieras especulativas, de esos capitales, convertidas a dólares. A su vez, esto también apuntó a consolidar la mayor subordinación política y económica del país al capital financiero mundial, para el cual el FMI funciona como su Estado Mayor. Esto ha colocado al país, particularmente al gobierno actual, en la altamente perjudicial situación de tener que negociar un acuerdo con el FMI, en el contexto de las leoninas condiciones que normalmente impone a sus deudores ese organismo dominado por EE.UU. Esto es un muy limitante contexto para la acción de cualquier gobierno.
Por el contrario, los gobiernos Kirchner y el actual gobierno, han tendido a diversificar el comercio exterior y, en particular, aprovechar las crecientes posibilidades que ofrece China para otorgar financiación, para obras de infraestructura, como es el caso de las centrales hidroeléctricas de Santa Cruz, los ferrocarriles de carga Belgrano y San Martín, o la planta de energía eléctrica solar en el norte; o para acordar sistemas de comercio basados en el uso de monedas nacionales, como el denominado swap firmado con nuestro país, donde China permite que parte importante del mismo sea utilizado libremente por nuestro gobierno, por ejemplo para intervenir en el mercado cambiario para contrarrestar maniobras especulativas, o para pagar vencimientos de la deuda con el FMI utilizando yuanes.
La gran diferencia entre recurrir a China para conseguir financiación, o inversiones de capital, respecto a los países capitalistas dominantes y los organismos financieros internacionales dominados por EE.UU., es que China no interfiere en las cuestiones internas ni en la política exterior de los países con los que trata, mientras que, como lo muestra amargamente la experiencia histórica, EE.UU. y sus aliados hacen todo lo contrario. Ejemplos de la interferencia de EE.UU. son su presión para la no concreción del acuerdo con China para la construcción de la cuarta central nuclear de generación eléctrica con financiamiento y tecnología China, y para la no introducción de la avanzada tecnología China de comunicaciones 5G.
Por otro lado, el actual gobierno ha llegado a acuerdos importantes con China, para integrarse al grupo BRICS, formar parte de su importante banco de desarrollo y también del proyecto chino de financiación de infraestructuras en todo el mundo, denominado “Nueva Ruta de la Seda”. A su vez, ha avanzado conjuntamente con Brasil en impulsar la integración latinoamericana, lo que reforzaría las posibilidades de la región para aprovechar el multilateralismo internacional. Todo lo cual abre muy importantes posibilidades comerciales y de obtención de financiación e inversiones para obras de infraestructura e impulso industrial para nuestro país. Todo esto sería seguramente detenido y revertido, si ganara las elecciones el espacio político neoliberal.
Por eso es imprescindible que las organizaciones populares, que integran el frente popular Unidos por la Patria, particularmente sindicales y sociales progresistas, avancen en su coordinación para actuar políticamente en común, particularmente en el interior del frente, para asegurar su victoria, impulsar las medidas programáticas indispensables para el interés del campo popular, entre las que se encuentra una política exterior independiente que aproveche el creciente multilateralismo que se establece en el mundo y, sobre todo, impulsar al gobierno, participando activamente en el mismo, para los cual es fundamental que movilicen al pueblo tras esos objetivos.
Tesis 11