Construir un espacio político de las organizaciones progresistas que encuadran a la clase trabajadora.

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Nº 157 (09/2024)

(argentina/américa latina)

Carlos Mendoza*

La oligopolización creciente de la economía y el consecuente dominio oligopólico, económico, mediático, judicial y político, requieren objetivamente que los trabajadores construyan un espacio político propio, base de un amplio movimiento sociopolítico que incorpore a los demás sectores populares, para cambiar la relación de fuerzas, llegar al gobiero y, mediante la utilización y democratización del Estado, puedan realizar, en su beneficio, los profundos cambios estructurales necesarios.

1-Introducción

La idea central de este artículo es la siguiente: En Argentina, pero también en países hermanos de América Latina, hay una necesidad objetiva de que las organizaciones que encuadran a la clase trabajadora generen un espacio político propio que, con la incorporación de otras organizaciones sociales, culturales, políticas, de derechos humanos y otras, constituyan un amplio movimiento sociopolítico, que eventualmente se exprese electoralmente como frente político, pero donde el espacio político constituido y dirigido por las organizaciones de los trabajadores tenga la hegemonía y constituya su columna vertebral.

A continuación, trataré de explicar las razones que fundamentan esa opinión.

2-Concentración económica

La oligopolización, o concentración económica en cada vez menos empresas, crecientemente en manos de multinacionales, es un fenómeno mundial del capitalismo y también, lógicamente, en Argentina.

En 2020, la organización American Economic Liberties Project, informó que tan solo tres empresas multinacionales de gestión de activos, BlackRock, Vanguard y State Street, concentraban ya, en ese entonces, más de 15 billones (millones de millones) de dólares bajo gestión, lo cual equivalía, ese año, nada menos que al 75 % de PBI nominal de los EEUU. (1)

En Argentina BlackRock, tiene muy importantes intereses, no solo como accionista de multinacionales de fuerte presencia local como Coca-Cola, Bayer, Apple, Microsoft, Telefónica o Procter & Gamble (entre otras); sino también como accionista de varias empresas muy importantes como Mercado Libre, Tenaris, Grupo Galicia, Banco Macro, Telecom, YPF, Pampa Energía, TGN, Arcos Dorados y Adecoagro. (2)

Estos grupos dominan crecientemente la actividad económica, los medios de comunicación, incluidas las redes sociales y los poderes judiciales, lo que les permite generar una relación de fuerzas aceleradamente a su favor e influir cada vez de manera más determinante en las políticas gubernamentales.

Desde el interés popular, ampliamente mayoritario, se requiere objetivamente que se construya una relación de fuerzas capaz de cambiar profundamente la situación, tarea que solo los trabajadores, con su organización, particularmente política, pueden encarar y dirigir.

3-Crisis de la democracia representativa. Desarrollar una democracia participativa.

La democracia liberal, representativa y delegataria, fue la expresión política e institucional creada por el capitalismo en su etapa de libre competencia, donde, entre otras cosas, permitía dirimir las contradicciones en el seno de la burguesía capitalista. En esta etapa capitalista dominada crecientemente por el capital oligopólico multinacional, la democracia liberal resulta cada vez más un obstáculo para los oligopolios, además de una herramienta cada vez más insuficiente para los espacios políticos del campo popular cuando llegan al gobierno. Esto es lo que está en la base de la creciente crisis de la democracia representativa en el mundo capitalista y también en Argentina.

La vía idónea para superar la crisis de la democracia representativa, no es otra que los trabajadores y demás sectores populares impulsen una elevación de la democracia a un nuevo nivel cualitativo mediante el desarrollo de la democracia participativa en el control y gestión de lo público. Para lo cual es indispensable un continuo avance en la coordinación entre las organizaciones que los encuadran y representan, es decir, sindicales y sociales, para la constitución de un espacio político propio de la clase trabajadora, base del desarrollo de un movimiento sociopolítico.

Asimismo, el movimiento sociopolítico, es una herramienta más idónea para disputar el apoyo de las capas medias que, por su inserción en general de manera individual en el proceso económico, pueden desarrollar una conciencia individualista, lo que las hace víctimas de la formación de un sentido común de derecha que los grupos oligopólicos inculcan mediante los medios de comunicación hegemónicos que les pertenecen.

4-Dos modelos de país y el problema de la discontinuidad política

Los dos modelos de país vienen desde casi el origen de nuestra historia como nación formalmente independiente: El modelo liberal, hoy impulsado por el anarcocapitalismo/neoliberalismo de La Libertad Avanza, con el principal apoyo del PRO, basado en la producción y exportación de materias primas y en la actividad financiera especulativa, con política exterior alineada con los EE.UU; y el modelo industrialista con inclusión social y política exterior multilateralista, impulsado por los frentes populares.

Analizando lo que ha ocurrido en nuestro país en las últimas décadas, vemos que en los períodos en que se aplicaron políticas neoliberales, vinculadas al proyecto exportador de materias primas, se terminó en profundas crisis y alto endeudamiento externo (Martínez de Hoz, Cavallo con Menem y de la Rúa y gobierno de Macri); mientras que en el período de más continuidad en que se instrumentó una política vinculada al proyecto industrialista con inclusión social, es decir en los 12 años y 8 meses de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, se duplicó el PBI, muy particularmente el industrial, se crearon miles de pymes, bajó drásticamente la desocupación, crecieron en términos reales los salarios, jubilaciones y asignaciones familiares, disminuyó significativamente la pobreza, se invirtió considerablemente en salud, educación, ciencia y tecnología, vivienda popular e infraestructura y, asunto no menor, simultáneamente se desendeudó el país con el extranjero lo que incrementó nuestra soberanía. Sin embargo, asunto muy importante, no se modificó sustancialmente la estructura económica oligopolizada.

La constitución del espacio político mencionado de la clase trabajadora y del movimiento sociopolítico podría generar la relación de fuerzas favorable a la clase trabajadora y demás sectores populares, y solo así lograr continuidad en el gobierno del espacio político que intente representar sus intereses mayoritarios, encarar las reformas de fondo necesarias en beneficio mayoritario y salir del círculo vicioso de alternancia entre gobiernos progresistas que construyen y neoliberales que destruyen lo construido.

5-Disyuntiva: Oligopolios o Estado democrático

El neoliberalismo, fase actual del capitalismo en su etapa monopolista-imperialista, consiste objetivamente en aplicar criterios económicos de libertad de mercados, propios de la etapa denominada de la “libre competencia”, pero en esta etapa de oligopolización y globalización del capital, a los efectos de permitir, entre otras cosas, la explotación depredadora de materias primas, la especulación financiera y la pérdida de derechos de los trabajadores para aumentar su explotación.

Pero, a su vez, la aceleración de la evolución de las fuerzas productivas provocada por el advenimiento de la inteligencia artificial, que tiende objetivamente a un proceso económico que no requiera de la fuerza de trabajo humana, física e intelectual, combinada con el también acelerado proceso de concentración del capital, llevan a un mundo distópico, donde un puñado de personas sean propietarias del sistema económico y decidan sobre el destino de las personas y, más aun, de toda la sociedad humana.

Esto hace ver claramente el carácter solo histórico del sistema capitalista, en el sentido de que no es el sistema “natural” de organización de la sociedad humana, sino solo una etapa histórica de su desarrollo y que se van generando aceleradamente la necesidad y las condiciones objetivas para su superación, aunque esta no se producirá si no se dan también las condiciones subjetivas, es decir si los trabajadores y demás sectores populares no toman conciencia de la situación y actúan en consecuencia para la construcción de un sistema superador del capitalismo, de un carácter social, comunitario, cualitativamente más elevado.

Esto supone el desarrollo de un Estado crecientemente democrático que reemplace gradualmente a los oligopolios. Un Estado administrado por gobiernos elegidos por el pueblo, con administración basada en una creciente participación democrática en la gestión de lo público por parte del pueblo a través de sus organizaciones.

6-Ejemplos de una construcción alternativa

Si observamos lo que sucede en los países actualmente con mayor y a la vez sostenido crecimiento económico en el mundo, por ejemplo los asiáticos, tales como China particularmente, pero también, entre otros, Vietnam, Corea del Sur, Singapur y Taiwán, resulta que durante décadas han tenido continuidad de políticas económicas, aun con sistemas políticos muy diferentes entre ellos, con objetivos a mediano y largo plazo, con gran importancia en asuntos tales como industrialización, salud y educación pública y, asunto de relevante importancia, con un rol principal del Estado en la determinación del rumbo a seguir, con la consecuente regulación económica e intervención directa en la economía, incluyendo en el notable caso de China una planificación quinquenal.

Por otro lado, países como China o Vietnam, por dar ejemplos, muestran que cuando es el Estado quien fija las condiciones, pueden obtener de empresas multinacionales aportes muy importantes, económicos y tecnológicos, y esto es así porque aun cuando las multinacionales ideológicamente siempre reclaman libertades irrestrictas, terminan decidiendo radicar capitales donde es el Estado quien fija reglas claras y hay seguridad de continuidad política.

7-Conclusiones

El presidente saliente de México, Lopez Obrador, resumió la situación socio-económica de su país, de América Latina y de todo el mundo capitalista, diciendo lo siguioente, en su discurso de despedida como presidente: “¿Cómo podemos hablar de democracias si la dominan las élites?, ¿cómo podemos hablar de democracia sin una verdadera separación entre los poderes políticos y económicos?, ¿cómo podemos hablar de democracia si en los últimos tiempos hemos visto cómo la riqueza se acumula en menos manos?”. “Los oligarcas quieren cratos sin demos; poder sin pueblo… al carajo con eso”.

En efecto, en los países capitalistas, estamos en una disyuntiva cada vez más apremiante: O dejamos que oligopolios multinacionales, cada vez más concentrados, dirijan la economía y el conjunto de las relaciones sociales, con su solo objetivo de maximizar sus tasas de ganancia; o generamos un espacio democrático que exprese los intereses de los sectores populares mayoritarios, en los cuales la clase trabajadora es el principal, para llegar a los gobiernos y, mediante la utilización del Estado y una participación crecientemente democrática en su gestión, avanzar hacia la construcción de una sociedad superadora de la actual en creciente crisis.

Para ello es fundamental que, la clase trabajadora, objetivamente interesada en esa construcción, logre un salto cualitativo en su interés subjetivo, en su conciencia, concretandolo en organización, en primer lugar mediante la creación del espacio político propio, base de un amplio movimiento sociopolítico que represente los intereses mayoritarios.

La posibilidad de que esto se concrete en Argentina, es la existencia de organizaciones progresistas que encuadran a la clase trabajadora (activa y pasiva, ocupada y desocupada, formal e informal), como, por ejemplo, La Corriente Federal de los Trabajadores en la CGT, las dos CTA, la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) y otras, que tuvieron la capacidad de consensuar un programa de gobierno, con profundas reformas estructurales, alternativo al proyecto neoliberal, hecho público el 1º de mayo del 2020 (3), y ratificado el 1º de mayo del 2021 (4); lo que muestra un significativo nivel de conciencia antineoliberal y de que tipo de medidas se requieren para transitar un camino alternativo, según el interés mayoritario de los trabajadores y demás sectores populares.

*Carlos Mendoza, ingeniero, especializado en temas políticos y de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

1) https://es.wikipedia.org/wiki/BlackRock

2) BlackRock, como inversor en la economía real, tuvo un muy buen 2022 en la Argentina (ambito.com)

3) https://www.conclusion.com.ar/politica/economia/los-fundamentos-del-manifiesto-nacional-por-la-soberania-el-trabajo-y-la-produccion/06/2020/

4) https://canalabierto.com.ar/2021/05/01/un-nuevo-manifiesto-por-la-soberania-el-trabajo-y-la-produccion/

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