Buenos Aires, 8 de mayo de 2006.-
Las compañeras que estamos desde el año 1994 en AMMAR, en el año 2002 realizamos una asamblea Nacional en la cual la mayoría elegimos reconocernos “TRABAJADORAS SEXUALES”, desde ese momento emprendimos un camino, que por primera vez lo elegíamos nosotras mismas y al momento de decidirlo no apelamos a líneas filosóficas o ideológicas, sino al instinto social de sentirnos parte de una clase que históricamente sufrió los mismos padecimientos que nosotras pero que hacia poco nos habíamos concientizado de que así era, en ese momento nos reconocimos parte de la clase trabajadora.
Muchos interpretaron que promocionábamos el trabajo sexual, que queríamos la industria sexual pero ninguno de los que nos analizaron se dignaron a preguntarnos porque nos considerábamos Trabajadoras sexuales y desde ahí nace una falsa discusión “Trabajo Sexual” o Mujeres en situación de prostitucion”. Lo único que a logrado hasta el momento es dividir a las que luchan y fortalecer al verdadero enemigo, que no son nuestras pares, que tienen distintas estrategias para lograr el respeto de los DD.HH. de las mujeres que ejercemos este trabajo.
Muchos esperan que nosotras debamos fundamentar filosóficamente esta posición y nostras les decimos que lo que nos llevo a autodenominarnos así fue el vernos, como mujeres que sin oportunidades optamos, y no elegimos, conseguir el sustento para nuestras familias, ejerciendo este trabajo. Cada una de nosotras logramos elevar nuestra autoestima, reconociéndonos trabajadoras quitándonos esa palabra de por si estigamatizante “Prostituta” y que nos lleva a que tengamos que pedir perdón por algo que no elegimos.
Aparte nos resulta hasta gracioso que nos digan que nosotras vendemos nuestro cuerpo y digo nosotras tenemos nuestro cuerpo entero , en todo caso sufrimos la explotación que cualquier mujer sufre en un sistema injusto y patriarcal, o las obreras textiles que trabajan en las maquilas nos son explotadas, pero en honor a la verdad hay una diferencia entre ellas y nosotras a ellas le explotan sus manos piernas y mente para confeccionar las prendas, a nosotras quizás nos explotan nuestros genitales y para quien considera la sexualidad como algo sagrado esto es un pecado Capital. Por eso una vez mas repetimos que estamos en contra de cualquier explotación, pero para terminar la explotación hay que organizar a las explotadas y darles las herramientas para que elijan sin dogmas cual es su camino a seguir.
Nostras decimos que nuestra Utopía es que “algún día no haya más mujeres que ejerzan este trabajo por necesidad”, pero como no nos creemos dueñas de la verdad dejamos abierta la discusión para que en ese futuro que soñamos, haya mujeres que igualmente quieran ejercer este trabajo.
AMMAR no se considera una minoría, sino que nos vemos como parte de una mayoría que históricamente fue marginada, explotada y tenemos bien claro que la solución definitiva a nuestra problemática no es derogar un código (esas son parte de nuestra lucha reivindicativa), nuestro triunfo será cuando este país sea igualitario, justo y democrático, y quizás se cumpla la frase con la que nació el sindicato.” AMMAR nace para algún día morir”.
Mesa Nacional de AMMAR