Dossier: Uruguay (artículo 1 de 6).
Horacio Ramos*
“Está visto que se puede
prohibir el agua. La sed, no.”
Eduardo Galeano
En aquellos días de marzo, pletóricos de gritos y banderas, en las horas interminables en que los tamboriles repicaban sus lonjas por los distintos barrios de Montevideo y hasta los primeros destellos del amanecer, lágrimas de felicidad asomaban en los ojos desvelados de miles de uruguayos. Allí se estaba apostando a la esperanza, a la búsqueda compartida de un horizonte para todos. Y esas mujeres y hombres, que fueron madurando sus días entre el dolor y la utopía, ahora se estrechaban con una exultante multitud de jóvenes, revelando que en la Patria de Artigas otro gallo comenzaba a cantar. ¿Podrá ser? ¿Permitirán los cómplices del miedo, patrones del Imperio, que esta experiencia elaborada por el pueblo oriental desde hace décadas y extendida hoy territorialmente, prosiga su desarrollo con vigor y sin escarnio? ¿Logrará concretarse una adecuada articulación entre la fuerza política, el gobierno y la sociedad, encuentro que permitiría un fiel cumplimiento del programa frentista? Estos interrogantes que aún nos atrapan y que, en su momento, compartimos con el periodista Hugo Vidal, quien colaboró conmigo en la exploración de campo, fueron surgiendo de la necesidad que tenemos los argentinos, humana y políticamente, de que el Frente se consolide más allá de las palabras. Porque, como bien señalara el líder del Movimiento de Participación Popular (MPP) José “Pepe” Mujica, “o nos quedamos en 1960 o asumimos el desafío de plantear la historia de otro tiempo.” Y de eso se trata: ser capaces de soñar, pero también capaces de gobernar. Los protagonistas de las notas que publicamos a continuación, orfebres de aquellas jornadas de júbilo, nos descubren los rasgos más sensibles de este Uruguay que conmueve.
*Horacio Ramos, escritor y periodista, integrante del Consejo de Redacción de “Tesis 11”.