Por León Masac*
La interpretación es la actividad humana más realizada del mundo, y tiene la gran ventaja de que nunca es verdadera ni falsa, simplemente es única. Interpretar es poner nuestro conocimiento (o ignorancia) al servicio de una acción para juzgarla. Es tan así que el otro día me decían como podía hacer una crítica literaria sin ser un hombre que viene de las letras, la respuesta fue clara, porque lo mío no es la crítica, sino la interpretación. Este tercer capítulo lo dejara claro: a interpretar !!!
Hace unos cuantos años, Bertolt Brecht escribía: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del frijol, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas”. Sin embargo, en nuestras sociedades modernas y occidentales seguimos escuchando decir constantemente, a diferentes personas en diferentes ámbitos, que no les interesa la política, que son apolíticos, que la política es corrupta, sucia, llena de mequetrefes; no obstante, tanto esta pretensión como cada decisión que tomamos en nuestra vida cotidiana tienen un condimento político, una grieta que se genera en el interior de las sociedades, en las arterias principales de las comunidades y es por ahí donde la política se filtra y recorre lentamente las calles de los barrios, las oficinas de los rascacielos, los rincones más oscuros de los templos. José Saramago (1922 – 2010) fue uno de los escritores contemporáneos que logró plasmar en brillantes obras literarias el valor del concepto político, expresando con la ficción de sus novelas los más grandes dilemas de las sociedades.
Dentro de la innumerable obra de Saramago, me voy a detener en su novela “Ensayo sobre la ceguera”, publicada en 1995. En este magnífico libro, el autor describe la realidad de una sociedad en la que sus integrantes, de un día para el otro y de manera cuantitativamente gradual, quedan totalmente ciegos. La ceguera que describe Saramago es real y al mismo tiempo única, las personas no podrán ver más que una gran nube blanca que no les permite observar nada, es una ceguera blanca que con el correr de los días afectará a todos los seres humanos y pondrá en jaque al orden social y político existente.
Esta ceguera o peste extraña logrará afectar a todos los miembros de la comunidad que se verán en la obligación no sólo de subsistir sino también de acatar las normas (impuestas violenta y coercitivamente), soportando su mal y el aislamiento vía cuarentena que impondrá como solución el gobierno. Sin embargo, una mujer, una sola mujer, no quedará ciega y relatará de una manera casi perfecta la vida del resto de los ciegos.
Por medio de este agente (la mujer que ve) Saramago mostrará las miserias de los seres humanos, las peores bajezas y los miedos más intensos; pero también iluminará (en medio de tanta ceguera) sobre las bondades, las virtudes y los valores de los hombres.
“Ensayo sobre la ceguera” no solamente describe una situación, por lo pronto particular, sino que intenta, y creo que lo logra, describir cómo un orden social, normativo y legal, puede alterarse y transformarse en muchos órdenes sociales diferentes que conviven, se enfrentan, se contradicen y donde los sujetos disputan su existencia en el borde de los límites morales y normativos.
El gran mérito de la obra es mostrar cómo los seres humanos, no solo somos miembros de una comunidad, sino que constituimos un sistema social, somos partes determinantes de un orden moral-normativo y por sobre todas las cosas que por el solo hecho de ser humanos somos seres sociales y políticos.
Claro que Saramago no se quedará solo con esta gran obra, sino que producirá una segunda parte y en el año 2004 publicará la novela “Ensayo sobre la lucidez”, donde todas las variantes sociales que describió en “Ensayo sobre la ceguera” mostrarán su costado político.
El desafío de esta columna es que el lector logre verse en estas obras de José Saramago, por esto dejaré pendiente el desafío de que ustedes, por curiosidad, se animen a leer ambas novelas y encontrar su significación.
Dentro de la gran cantidad de obras publicadas por el Premio Nobel de Literatura (1998) José Saramago, se encuentran El Evangelio según Jesucristo (1991), El hombre duplicado (2002), Las intermitencias de la muerte (2005).
*Escritor aficionado
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