Un Patriota latinoamericano
*Horacio Ramos
“Yo no voy a morirme. Sucede que voy a vivirme. Salgo ahora, en este día de volcanes, hacia la multitud, hacia la vida.”
No cabe duda. Este pequeño texto de Pablo Neruda, sobrevuela hoy las calles de Caracas y navega, acaso sin que nadie lo sepa, por la sangre del pueblo venezolano. Porque los millones de mujeres y hombres de todas las edades que lloran la partida del líder bolivariano, prosiguen sin embargo enarbolando la Esperanza como si fuera una bandera insobornable. ¿Por qué ocurre esta contradicción evidente entre dolor y avance jubiloso? ¿Quién los ha convencido que la resignación no hace historia porque la misma es un suicidio cotidiano? Fue el mismo hombre que rompiendo antiguos dogmas y desarticulando la tosca retahíla sectaria plagada de derrotas, se propuso con audacia transformar revolucionariamente el oscuro horizonte que aguardaba a su país. Y vaya si lo consiguió. Caminó el territorio, sembró en la conciencia de quienes escuchaban su prédica la buena nueva del Socialismo, y vinculó con desparpajo al Cristo crucificado con Carlos Marx, simbiosis casi inédita para las nuevas generaciones militantes. Así supo rodearse de compañeros que soñaban la Patria Grande, como Evo, Néstor, Rafael, Lula, Cristina, Pepe, Dilma, y millones de veteranos de mil batallas y jóvenes que comenzaban a diseñar otro destino para nuestro continente.
Para nuestra angustia, el martes 5 de marzo a las 16.25, hora de Venezuela, falleció en el Hospital Militar de Caracas Hugo Chávez, pionero incuestionable en esta larga lucha por nuestra Segunda Independencia. Nos quedan, para pintar su estatura humana, su calidez y su permanente solidaridad, estas palabras de Fidel Castro que son por demás elocuentes: “Hugo Chávez es uno de los hombres más nobles y generosos que he conocido en mi vida.”
*Miembro del Consejo Editorial de la Asociación Civil Cultural y Biblioteca Popular Tesis 11