(Dossier informativo sobre las elecciones PASO en los 5 principales distritos electorales . Artículo 3 de 5 )
Miguel Magnasco*
“Córdoba es un lugar cóncavo mientras que el mundo es un sitio convexo”, reza una de las canciones del músico local Marcos Luc, arrojando un supuesto que se ajusta con bastante fidelidad a la coyuntura política de esta Provincia.
Mientras que a nivel nacional se registran permanentes transformaciones de corte progresista, Córdoba tiene una fuerte raigambre conservadora. Hace 40 años que la gobiernan distintos poderes de esa matriz ideológica: Luciano Benjamín Menéndez desde el Tercer Cuerpo del Ejército primero, luego los gobiernos radicales de Eduardo Angelóz y Ramón Mestre (padre), y en los últimos 12 años la figura de José Manuel De la Sota ha condensado el proyecto dominante en la Docta.
Hasta ahora, el kirchnerismo, con peso específico en todo el territorio nacional, ha tenido dificultades para construir bases sólidas en la provincia y erigirse como una opción real para los cordobeses.
En ese marco llegan estas elecciones legislativas. Los guarismos, siempre más orientadores que certeros, auguran un resultado sin sorpresas a priori, pero con algunos aspectos que merecen atención.
En carrera
Unión por Córdoba (PJ delasotista) que unge como primer candidato al ex gobernador Juan Schiaretti, lleva las de ganar. El “Gringo” dejó el Ejecutivo en 2011 con una buena imagen positiva que aún conserva. Sin embargo, las encuestas de propios y ajenos no se ajustan a las expectativas ni a las proyecciones que el mismo De la Sota evoca. La lista tiene un componente “comercial” insalvable: Blanca Rossi, una locutora de la enorme Cadena 3, lleva el segundo lugar, y el ex tenista Agustín Calleri, el cuarto. Los intendentes del “gallego”, que no son pocos, tienen escasa representación en el armado. Hay una preferencia táctica de buscar el voto mediante figuras populares totalmente inexpertas en los quehaceres de la política, antes que utilizar los comicios legislativos para proyectar referentes y cuadros del partido.
El radicalismo por su parte, conserva en Córdoba una buena cantidad de sufragios. Sumada a esa característica (estable desde hace varios años), la victoria de Ramón Mestre (hijo) en la Capital fue una bocanada de aire para la UCR -inclusive a nivel nacional se anima a arriesgar este escriba-. Aún así, los boinas blancas acudieron a un mecanismo que ellos, con sistemática y enardecida consistencia, condenan puertas afuera: modificaron la carta orgánica del partido para que Oscar Aguad pudiera ser candidato para una asegurada rere-elección como diputado. El pragmatismo primó sobre la coherencia en la praxis. Es sencillo, Aguad era el nombre que más medía en los estudios previos, y consecuentemente ocupa el primer lugar de la lista tres; lo demás, no importa nada…
La territorialidad de los jefes comunales, sí es un ingrediente que aparece con mayor relevancia en el esquema radical: cuatro titulares de la nómina, son intendentes. Todo indica que el partido centenario quedaría en segundo lugar.
El árbitro Jorge Baldassi (Unión PRO) y la referente peronista Olga Riutort (Fuerza de la Gente), comparten el problema de la falta de una estructura que los sostenga, pero desde distintas búsquedas (y electorados) ambos comparten la estrategia de explotar al máximo sus referencias personales. El PRO ha parchado esa carencia con aparato publicitario y su ya comprobada buena mano para el marketing, posicionando a Baldassi con una intención de voto que puede decantar en una de las sorpresas de los comicios. Y Olga posee un caudal electoral importante en la Capital, que le brinda un plafón desde el cual pararse para salir a dar batalla. Según los guarismos, ambos conseguirían un escaño en Octubre.
El magro resultado de las Legislativas de 2009 (9%), es un reflejo de lo hostil que ha sido esta provincia para el kirchnerismo. Las cartas con las que sale a jugar esta partida son novedosas, y si bien el riesgo asumido es grande por la envergadura de lo que está en juego, no dejan de ser interesantes. Dos ex rectores de universidades públicas encabezan la lista. Ninguno de ellos viene de una militancia partidaria. Carolina Scotto –primera candidata- exhibe sobradas credenciales de capacidad política para afrontar situaciones adversas. En seis años puso de pie a la Universidad Nacional de Córdoba (cuenta con el tercer presupuesto más grande luego del de la provincia y el municipio capitalino), que se encontraba devastada previo a su llegada. Los logros en sus dos mandatos son valorados positivamente por los cordobeses, y a la par Carolina prácticamente no tiene imagen negativa. Su punto débil reside en el desconocimiento de su figura, sobre todo en el interior.
Por otro lado, este signo político cuenta con un crecimiento sostenido en su militancia juvenil organizada, nucleada en las distintas expresiones que componen Unidos y Organizados, signo de época al que se le suman un puñado de intendentes con referencias no menores en sus departamentos. Ambas facciones están expresadas en el armado electoral del Frente para la Victoria (FpV).
Finalmente, la candidatura de Scotto ha logrado entusiasmar a diversos sectores que no están alineados directamente con las estructuras del kirchnerismo, pero que están participando activamente en la campaña. Artistas, universitarios, gremialistas, cooperativas y mutuales, entre otros, han expresado su apoyo públicamente en distintas instancias. Eso hace suponer que la performance del FpV podría mejorar y escalar hacia un tercer lugar. Pero el veredicto último -como siempre y por fortuna- lo arrojarán las urnas. Hasta allí, nada es seguro.
*Periodista.