Los fondos buitres no son el instrumento de la avaricia de especuladores individuales, sino la expresión de la objetiva necesidad del capitalismo oligopolizado y globalizado actual de conseguir renta mundial, producida por el trabajo humano, mediante la especulación financiera parasitaria, como forma de resarcirse de sus problemas de esencia, en particular la tendencia a la disminución de la tasa de ganancia en actividades de producción y circulación de bienes y servicios, que afectan cada vez más al propio capital oligopólico.
Los fondos buitres están entrelazados con las corporaciones económicas multinacionales, con las consultoras calificadoras de riesgo, con las corporaciones mediáticas que transmiten sus intereses mediante sofisticadas técnicas de manipulación de información y de la conciencia pública, y lo que es visible actualmente con el caso Argentino, tienen un poderoso lobby para lograr que la justicia de los países falle a favor de sus intereses, aun a veces contra la opinión de sus gobiernos y de organismos financieros internacionales.
El abusivo fallo del juez Griesa, ratificado por la Cámara de Apelaciones de Nueva York, a favor de los Fondos Buitres, de imposible cumplimiento para la Argentina si se aplicara tal cual, muestra la objetiva consecuencia de disciplinar a un país que se atrevió a reestructurar su deuda externa con una importante quita en 2005 y 2010 y que no ha querido refinanciar deuda acudiendo al mercado financiero internacional, aplicando una soberana política de desendeudamiento, lo que contradice la necesidad de la actividad financiera especulativa de las corporaciones económicas multinacionales. Es también una advertencia y amenaza para todos los gobiernos progresistas de América Latina.
En nuestro país, la mayoría de los políticos que salieron a criticar al gobierno nacional, por no tener una política “amigable”, es decir obsecuente, con Griesa, como si fuera por eso que el juez falló a favor de los fondos buitres, son los que integran los espacios políticos que participaron del grave crecimiento de la deuda externa, desde la dictadura iniciada en 1976 hasta el default en Diciembre del 2001, producto de las políticas neoliberales que se aplicaron. Lo hacen por mezquina especulación electoral y sobre todo porque, independientemente de su subjetividad, objetivamente sirven al interés del capital multinacional y a sus herramientas especulativas financieras, de las cuales los fondos buitres son su expresión más repugnante.
Ante el poderío del capital financiero internacional especulativo, se requiere cada vez más de la organización y movilización de nuestro pueblo, de la solidaridad de los pueblos y gobiernos latinoamericanos y de todos aquellos que en el mundo entiendan que hay que enfrentar a ese sector que causa tanta explotación, sufrimiento y crisis, y que está detrás de la aplicación de las políticas de ajuste y miseria en todo el mundo, expresión de la profunda crisis que vive el capitalismo en su etapa actual.