dossier: debate (5 de 6)
Ignacio Paz*
Existen premisas distintivas, un basamento de carácter nacional (por la reivindicación de soberanía política) y popular (por la reivindicación de conquistas sociales,) que diferencian al kirchnerismo de un proceso “neodesarrollista”.
No nos puede ser indiferente “… mejoramientos en el nivel de vida de los trabajadores” para subestimarlos en aras de persistencias del control oligopólico sobre los medios de producción en Argentina.
Insisto en subrayar, como lo hiciera en mi nota anterior, que en general, los trabajos de Alberto revelan sus importantes conocimientos sobre teoría económica en general y sobre los fundamentos de la teoría marxista, sobre los yacimientos del sistema capitalista de producción y sus leyes económicas de evolución.
Es por eso que mis comentarios no apuntan a una discusión sobre categorías socio económicas, ni sobre las leyes que rigen la evolución del sistema capitalista mundial.
Tampoco ha sido mi propósito polemizar sobre conceptos en los que estoy absolutamente de acuerdo, referentes al proceso de concentración económica, de oligopolización de la propiedad de los medios de producción, y de distribución de los bienes sociales.
Es absoluta nuestra coincidencia acerca de los efectos y consecuencias de estos procesos, sobre la vida de los trabajadores y demás actores sociales, excluídos de la élite dominante y concentradora de poder y riqueza.
Hemos incorporado juntos los conceptos, y seguramente por ser coetáneos, las vivencias, acerca de los mecanismos de producción y reproducción de la plusvalía social, sus tortuosos mecanismos y las injusticias sociales que estos procesos han producido y producen históricamente sobre los productores de valor en las sociedades modernas.
Y como consecuencia de todo esto, las asimetrías tremendas en la distribución de la riqueza y de la Renta Nacional entre las clases sociales, de las cuales sólo una la produce y otra(s) la apropia(n).(burguesía industrial, financiera, rentística, oligarquía agropecuaria, etc.)
Sin embargo, nuestras diferencias son de enfoque político respecto de la actitud político-militante a asumir frente a cada momento histórico- concreto de la vida nacional.
Por eso insisto en la vivisección de los conceptos utilizados, ya que de ellos, muchas veces, se desprenden concepciones que podrían presuponer enfoques distintos respectos del “qué hacer”
Tomo el segundo párrafo de los comentarios II de Alberto Allí se fundamenta la investigación como análisis del funcionamiento del sistema capitalista y de los gobiernos que representan a la burguesía, “ más allá si estos gobiernos han producido algún mejoramiento en el nivel de vida de la clase trabajadora…” ya que la preocupación central radica en el análisis de la explotación del hombre por el hombre y cómo superar esta situación.
En mi opinión allí radica quizás el núcleo de discusión. Por supuesto que si de lo que se trata es de analizar la estructura económica de una sociedad capitalista (sea esta central o periférica), de sus relaciones de producción, del nivel de avance de sus fuerzas productivas, de su superestructura ideo-política, etc, el trabajo de Alberto lo describe en forma brillante.
Si de lo que se trata es de discernir acerca de las “potenciales” mejoras que para los trabajadores podrían sobrevenir de una liquidación del poder monopolista sobre los medios de producción y distribución y de su pasaje a una propiedad social, estas conclusiones nos encontrarán absolutamente consustanciados e identificados con esta revolución.
Pero mis comentarios nacen a partir de que el trabajo tiene como título “ La situación económica, social y política (en Argentina) desde 2003”, y esto determina que el objetivo central del mismo es una caracterización teórico-conceptual del capitalismo en Argentina, para deducir o extraer de ella, conclusiones políticas acerca del “régimen” gobernante en la década bajo análisis.
Si esto es así, en mi opinión y como militantes políticos, no nos puede ser indiferente “…algún mejoramiento en el nivel de vida de los trabajadores…” Y de esto se trata!
En la pág 2 de estos comentarios II se dice que “la implementación del proyecto neodesarrollista, bajo una política de conciliación de clases, estimuló (subrayado mío) el ascenso de un sector del capital productivo más concentrado, dando impulso a la demanda agregada…”
En mi opinión, no comparto la caracterización de neodesarrollismo al proyecto bajo análisis por los motivos ya expresados en mi nota anterior.
Existen premisas distintivas, un basamento de carácter nacional (por la reivindicación de soberanía política) y popular (por la reivindicación de conquistas sociales) que diferencian al kirchnerismo de un proceso “neodesarrollista”.
Un proceso “desarrollista” no hubiera convalidado y profundizado el default de la deuda externa, ubicándose como leading case (caso testigo) de enfrentamiento con el capital financiero internacional, que implicó un cierre de los canales de financiación internacional, abiertos para cualquier otro país, bajo las condiciones del FMI>
Un desarrollismo hubiera dado supremacía al equipamiento de los grupos concentrados en el sector I de la economía (producción de medios de producción ) con “piedra libre” al capital extranjero, bajo condiciones de absoluta pérdida de soberanía nacional. Habría implementado y convalidado una política de salarios favorable a dichos grupos y hubiera acentuado la regresividad en la distribución del ingreso y en el sistema impositivo.
Y de allí que, en mi opinión, el “estímulo” hacia el sector más concentrado del capital, no se produce como política de estado, sino como consecuencia de políticas sociales y económicas que favoreciendo el aumento del poder adquisitivo de las clases populares y por ende, el ensanchamiento del mercado interno, genera “ceteris paribus” (en igualdad de condiciones de la estructura económica) un aumento de las ganancias monopólicas derivado de su propiedad sobre los medios de producción y distribución. El impulso a la demanda agregada, no fue dado básicamente por la inversión, sino por el consumo.
y por el aumento del salario nominal y real (en los primeros 6/7/8 años del proyecto).
Se dice luego “…fue también elemento decisivo en este período, la forma utilizada por el kirchnerismo para controlar las reivindicaciones de las clases asalariadas, la agitación de los sectores medios urbanos y las movilizaciones piqueteras. Situación que fue canalizada a través de un proceso de mediación y cooptación de los dirigentes de distintas organizaciones populares y sindicales.”
Quisiera subrayar que estos párrafos revelan una crítica al kirchnerismo (absolutamente legítima y válida por derecho democrático) que no comparto en absoluto (aunque podríamos hacer juntos otra lista de faltantes, errores o insuficiencias del proyecto en curso desde 2003).
No coincido con posicionar al kirchnerismo como proponiéndose controlar reivindicaciones, movilizaciones, etc, a través de procesos de cooptación de dirigentes sociales. Escapa a toda discusión seria, las lógicas y naturales estrategias políticas de consolidación de un gobierno a través de alianzas, incorporaciones, etc en lo social y político, pero hablar de cooptación con la finalidad de controlar las reivindicaciones sociales y piqueteras, habla de una realidad distinta a la que, en mi opinión hemos vivido.
Creo, más bien, que distintos dirigentes y organizaciones sociales y políticos se movieron hacia el kirchnerismo a partir de su definición y práctica política a favor de los intereses populares.
Se insiste en la no existencia de cambios en el paradigma de acumulación de capital ejemplificando con las ganancias y aumento de poderío de los grupos concentrados de la economía. Y esto es cierto en cuánto se asimile “paradigma” con “modelo capitalista de producción en su etapa monopolista”. Pero en mi opinión, el paradigma de acumulación capitalista (muy bien reflejado en Europa de hoy), no se basa sólo en las ganancias que los propietarios monopólicos reciben por obra de la distribución de la Renta nacional. Paradigma implica basar dichas ganancias en un nivel creciente de explotación, con aumento de las tasas absoluta y relativa de plusvalía social. Paradigma es operar con un “creciente ejército de desocupados” que presione a la baja los salarios y liquide todo viso de confrontación o lucha social.
Paradigma de acumulación también es un alineamiento internacional detrás de los grupos internacionales y de los organismos supranacionales que dichos grupos dirigen.
Por todo esto, considero que sí hubo cambios en los paradigmas de acumulación capitalista en Argentina en esta década.
Para terminar y respecto del “Qué hacer ¿? “ quisiera respetuosamente insistir en lo siguiente. Debiéramos discutir y polemizar sobre la dialéctica del silogismo:
Si toda estructura económica genera su superestructura político-ideológica-cultural, etc.
y dado que Argentina tiene una estructura económica capitalista dominada por los grupos más concentrados de la economía, esta estructura “subyuga necesariamente” todo proceso político o ideológico de la superestructura
Ergo, ningún cambio será válido para las clases dominadas, aunque puedan “mejorar sus condiciones de vida” si los trabajadores no tomar el poder político y “socializan” los medios de producción para eliminar la propiedad privada monopolista sobre los mismos.
Este tipo de razonamiento, si se me permite, de lógica formal o aristotélica, que seguramente es compartido como esencia ideológico-teórica de “necesidad de modificación revolucionaria de la sociedad capitalista para dar lugar a una nueva sociedad sin explotadores ni explotados”, choca con la lógica dialéctica de ver los procesos en movimiento.
Una lógica política que evalúe y pondere los cambios que un proyecto de tipo nacional y popular, puede implicar para los trabajadores asalariados, para la pequeña burguesía, etc.
Y finalmente no convalidar el que “si no se cambia todo, no se cambia nada “! porque esto puede conducir al inmovilismo o la frustración cuando estos cambios totales no se producen inmediatamente. Mientras tanto, los trabajadores merecerían vivir mejor!
*Ignacio Paz, economista, miembro de la Comisión de Economía y del Consejo Editorial de Tesis 11.
Por un lado, al comentar cómo la estructura ecinómica produce su superestructura ideológica, con susvariantes jurídicas u otras, no aparece el papel de la superestructura como factor act ivo modificador de la base estructural. Sobre esta falencia escribe Engels, en el sentido de que la preocupación centrada en lo económico les hizo descuidar el papel activo, pro pio y específico de la superestructura político-ideológica. Ya en Gramsci, aparece con claridad la noción del bloque económico-político donde resalta la batalla cultural- eneste caso político-cultural como lucha del sector subalterno contra la hegemonía del poder capitalista. Y al mismo tiempo, al hablar de batalla, aparece el papel de la guerra de posiciones- apela demasiado a términos bélicos- de manera de ir arrancando pasos a ese poder desde conquistas parciales fundamentales para ir avanzando. La resignación o por el contrario subestimar la potencialidad de incidencia estructural a través de pasos parciales que según el estado subjetivo y objetivo de los amplios sectores populares, y no de la pretensión de pasar de la aceptación pasiva a la posesión e implantación de un poder revolucionario salteando pasos, retrocesos, avances y etapas. Esta posición no permite evaluar las diferencias con el macropoder en los logros parciales y su posible desarrollo hacia niveles superiores que tocan la estructura del poder concentrado y su sistema. Estos logros, como lo que viene haciendo nuestro gobierno con limitaciones, alcances y errores o insuficiencias, no sólo van implicando cada vez más medidas que actúan contra ese poder actual, capitalismo salvaje seudoneoliberl en lo económico-renta financiera por encima de la acmulación vía productiva, que por un lado engendra el retorno al capitalismo en su esencia, y por el otro desde allí pueden crearse condiciones para superarlo. Muchas medidas económicas dirigidas h acia el control de los precios- no acompañadas de manera sinérgica por la p articipación popular y de la dirigencia sindical- los aportes a la incorporación al trabajo pueden superarse, cuando desde el logro del trabajo avanza la lucha por el control de los núcleos de poder y en la perspectiva, por otro tipo de Estado y de Cultura en una nueva sociedad. DE allí el inmenso valor de las libertades democráticas, porque sin represión puede lucharse por el avance de la conciencia, de la cultura y de la acción p ropiamente dicha. Gramsci y sobre todo agosti, revelaron la enorme potencialidad transformadora de las libertades democráticas, no porque produzcan los cambios en sí, sino porque crean las condiciones subjetivas objetivas para luchar por cambios que pueden profundizarse, desde una serie de medidas favorables al pueblo en t orno al trabajo, la inclusión social, la vivienda, la educación. Por eso, la parte más feroz del enemigo principal, quiere castigar a un proyecto de soberanía nacional, democrática y p opular, que puede abrir caminos, sobre todo si avanza la integración latinoamericana, a desafiar no sólo la imposión oligo y monopólica local y mundial, sino su propio sistema de dominación. Capitalismo salvaje de hoy: ¿inclusión versus ganancias por especulación financiera? Sólo reformas, sólo sucede que con la expansión aumentan sus ganancias los poderosos? ¿No puede t ratarse de procesos de posible avance al bienestar, a la cultura, a la v igencia democrática como territorio, repito, a recorrer hacia una sociedad superior. Pero no se puede obviar el gran peligro de subsistencia antidemocrática, donde una parte de la sociedad es objeto de alienación subjetiva con sus objetivaciones, lo que cercena la real gestión democrática en la subjetividad y en la acción. Las medidas tomadas con los medios, implican una lucha contra el sistema de dominación del capitalismo salvaje, que incide en la real democracia capaz de ir creando en los medios, en la educación y en la vida, el clima democrático…
Agrego que con los conocimientos de hoy, la propiedad sobre los medios de producción y sobre el domnio popular de la formación económico-social- que debería ser extendida a los dominios culturales, pedagógicos y s obre todo psicosociales con asunción de las contradicciones en las zonas inconscientes de la subjetividad. Forma parte la necesidad de construir una nueva cultura en el seno de la vieja sociedad, para evitar que el poder reactualice los autoritarismos y desigualdades previas y esructuradas. La posibilidad de acceso general a la cultura permitirá conocer las reales diferencias. Lenin reconoció tardíamente que si la nueva cultura- comunista en su acepción- no se engendra previamente y se alimenta, volverá lo antiguo, lo que fue confirmado por el dramático-trágico ensayo frustrado de socialismo.
Y no encuentro plausible no advertir que el proyecto económico, político, ideológico y cultural del enemigo principal- la parte más inmoral y sanguinaria dentro del sistema capitalista mundial- se opone al proyecto inclusivo y d desarrollo de los intereses populares en los planos económicos, sociales, culturales, democráticos, nacionales e integrados con América Latina, es decir que hoy se encuentran en pugna dos proyectos antagónicos e inconciliables, donde corresponden de nuestro lado y del campo popular, fuertes apoyos y sinceridad crítica, por más que subsistan, por lo menos por ahora, los poderes de los grandes grupos corporativos por ejemplo en cuanto a su libertad, todavía, de manejar sus rumbos financieros sin control gubernamental y popular o su dominio de los medios por vía cualitativa, del prejuicio, las manipulaciones y las técnicas del rumor. . Por ahora, digo, todo depende del desarrollo de las luchas populares- y de los gobiernos que los encarnan y e interpretan actualmente, contra sus enemigos, Griesa, el sistema que encarna, la belicosidad feroz, y las luchas hacia objetivos superiores, que en la batalla político cultural pueden avanzar hacia cambios de esencia profundos