Juan Chaneton *
La 69º Asamblea General de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en Nueva York entre el 22 y el 26 de septiembre últimos, constituyó un escenario inusualmente resonante en el cual líderes de todo el mundo expusieron sus puntos de vista sobre los principales problemas que enfrenta hoy la humanidad. Junto al reclamo de democratización de la ONU se escucharon voces exigiendo soluciones de fondo frente a la amenaza del cambio climático, contra la acción depredadora de fondos especulativos y, asimismo, de denuncia de la vocación guerrerista de Washington. Pero tal vez uno de los núcleos duros de la 69º Asamblea haya sido la impugnación que sufrió Estados Unidos por sus políticas en Siria e Irak que, bajo la renovada excusa de combatir al terrorismo, en realidad encubren el designio de desestabilizar al presidente Bashar Al Assad para avanzar luego sobre Irán y, en perspectiva estratégica, orientar la agresión hacia China y Rusia. La nota que sigue aborda, en particular, esta última cuestión.