El Adios a Stella Maldonado

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Horacio Ramos*

1997, otoño en Buenos Aires. El país asistía al creciente deterioro del gobierno de Carlos Menem. A principios de año había sido asesinado el periodista-fotógrafo José Luis Cabezas, y allá en el sur, Cutralcó y Plaza Huincul se agitaban en brazos de los piquetes que se nutrían con hombres y mujeres que reclamaban justicia a los cuatro vientos. La represión de los mismos, vieja práctica, ocasionó la insólita muerte de Teresa Rodríguez, una empleada doméstica de tan sólo 25 años. No es extraño, entonces, que en esa Nación que deambulaba hacia el abismo, los docentes instalaran la Carpa Blanca frente al Congreso Nacional durante 1000 días, poniendo así de manifiesto su acendrada defensa de la Escuela Pública, de la ímproba labor de la docencia argentina y su tenaz búsqueda de un porvenir sin tutores. Por eso se la llamó la Carpa de la Dignidad.

De esa estirpe humanista, fue creciendo como dirigente insobornable Stella Maldonado, una maestra crecida en el Colegio  “Inmaculada Concepción” de La Plata, de excelente formación profesional, y que luego de cumplir diversas funciones sindicales, sus compañeros la eligieron Secretaria General de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), rol que enalteció con la sencillez que la caracterizaba y la inalterable firmeza de sus convicciones. Ante su partida definitiva, sus compañeros de tantos combates, pudieron afirmar en un comunicado de alto voltaje emocional: “Nos queda un vacío enorme, no sólo por su compromiso y militancia, sino por la calidad humana de esta compañera que infatigablemente nos enseñó, con amor y humildad, una nueva forma de militar.”

*Escritor y periodista, integra el Consejo Editorial de “Tesis 11”, y es director del periódico “Nuevos Aires”, editado en Avellaneda.

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