Claudio Ponce*
La movilización popular que se produjo el 17 de octubre de 1945 posibilitó que afloraran por primera vez en la escena pública de la Argentina, los sectores subalternos de una sociedad poco acostumbrada a los cambios bruscos en el ámbito social y político.
La movilización popular que se produjo el 17 de octubre de 1945 posibilitó que afloraran por primera vez en la escena pública de la Argentina, los sectores subalternos de una sociedad poco acostumbrada a los cambios bruscos en el ámbito social y político. Este fenómeno, que se originó con un fuerte contenido clasista y subversivo, fue la génesis de un movimiento político que superó las expectativas de quienes juzgaron el accionar del proletariado como una revuelta de características inorgánicas y carentes de contenido ideológico.
El origen del peronismo, según se deduce del trabajo de Daniel James, estuvo signado por un fuerte resentimiento de clase. Las acciones protagonizadas por los trabajadores en aquellas jornadas memorables, tuvieron como objetivo ocupar los espacios antes destinados a los grupos privilegiados de la sociedad tradicional y atacar mediante su presencia al capital simbólico de la oligarquía. Más allá de la petición por la libertad de Perón, la clase obrera desbordó a su dirigencia sindical y expresó claramente el hartazgo de su condición marginal frente a la clase dominante. La elevada dosis de espontaneidad de los sectores populares anuló la capacidad de análisis de la clase política de la época y descolocó aun, a los grupos que pretendían representar la voluntad del proletariado.
El contexto social y económico de los primeros años de la década del ’40 mostraba un vacío en la conducción de las masas obreras. Esta vacuidad, sumada al desarrollo impulsado por un proceso de sustitución de importaciones obligado por el marco internacional imperante, contribuyó a la posibilidad de que una personalidad ajena a la clase obrera se convirtiera en el intérprete de sus relegadas aspiraciones. La simbiosis que se produjo en el hecho fundacional del movimiento peronista, marcó una suerte de síntesis entre actores sociales tradicionalmente enfrentados por su condición de clase. La pertenencia del coronel Perón al ejército lo ubicaba muy alejado de las vivencias del proletariado. Sin embargo, el acercamiento que estrechó su vínculo con los sindicatos durante los tiempos de su gestión en el gobierno de facto, le permitió “percibir” el momento apropiado para “colarse” en la espontaneidad de la clase obrera, desligarse de su tradición militar y mimetizarse con las pretensiones de los trabajadores. Se podría afirmar entonces, en sintonía con lo expresado por Jorge Abelardo Ramos, que Perón no hizo posible el 17 de octubre sino que las acciones protagonizadas por las masas obreras en la fecha mencionada engendraron una personalidad política para conducir al naciente movimiento popular.
Las raíces del movimiento peronista están entrelazadas con el devenir de una lucha social que pugnó por transformar una Argentina que separaba y diferenciaba a los colectivos populares de las minorías privilegiadas y únicas con derecho a la dignidad. Esta confrontación de clases, que mostraba los abusos y la explotación del grupo dominante sobre los trabajadores, generó la movilización popular de octubre que puso punto final a una “deferencia proletaria” que expresaba la indefensa sumisión a los intereses particulares de la plutocracia argentina.
Más allá que los intentos de Perón durante su primera presidencia estuvieron dirigidos a convertir la gesta de octubre en un ritual conmemorativo, más allá de que se pretendió disciplinar el comportamiento desbordado del origen mediante la intervención del Estado, el peronismo surgió como un fenómeno social múltiple y complejo que trascendía la voluntad de su propio conductor. El movimiento que nació promediando el siglo XX en Argentina conllevaba en su seno las mismas contradicciones que padecía el país, un componente herético y revolucionario que expresaba los deseos de una clase excluida y un aparato conservador que promovía la posible armonía entre los intereses enfrentados; Perón se convertía en “el punto” que equilibraba la balanza. Este juego entre lo tradicional y lo transgresor fue una característica del movimiento peronista desde 1946 hasta 1955. Pero es preciso afirmar que en ningún momento desapareció el componente de sus inicios, es más, en las situaciones límites en que tuvo que luchar por su perdurabilidad, el movimiento apeló a sus miembros más combativos, apostó a la fuerza de sus comienzos para enfrentar la violencia y las proscripciones del escenario posperonista. Tanto en la etapa de la Resistencia como en los años de la dictadura previa a 1973, los sectores menos conciliadores y más revolucionarios del peronismo salvaron la continuidad del movimiento popular.
¿Qué significa el 17 de octubre en nuestro presente? La fecha quedó en el imaginario colectivo como un hito fundamental de las luchas obreras en nuestra historia. Para algunos sólo fue el nacimiento del peronismo como fuerza política, para otros el puntapié inicial de un movimiento que transitaba al socialismo. ¿Qué lectura puede hacerse hoy de aquellas voluntades que por medio de su conducta subvirtieron, al menos temporariamente, el orden social dominante?
Revisar el pasado implica la posibilidad de comprender mejor el presente. Indagar en las acciones de nuestras generaciones precedentes nos compromete en las opciones que hacemos respecto de los proyectos a desarrollar. El sendero que se abrió en el ’45 fue un camino de esperanza que se internalizó en el sentimiento popular. El desarrollo de aquellas potencialidades humanas como expresión del perfeccionamiento de la vida social estuvo estrechamente vinculado a la construcción de un nuevo sistema político. En la actualidad el peronismo puede convertirse en un partido político conservador del sistema imperante, o puede volver a las “fuentes” que refrescaron y aliviaron el dolor de los humildes trabajadores. El desafío sigue en pie, con el nombre de peronista un gobierno pretendió introducir las nuevas formas de dominación del imperialismo neoliberal, con el mismo nombre de peronista otro presidente dice volver a recuperar las banderas transformadoras del movimiento, el pueblo está a la expectativa, pero el engaño tiene patas cortas.
James, Daniel. El 17 y 18 de Octubre de 1945: El peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina. Desarrollo Económico Nº 107, Vol. 27, octubre-diciembre de 1987.
Ibíd.
Ramos, Jorge Abelardo. América Latina: un País. Su historia-su economía-su revolución. Ediciones Octubre, Buenos Aires, 1949.
Sobre el discurso de Perón del 17 de octubre ver: Sigal, Silvia – Verón Eliseo. Perón o Muerte. Los Fundamentos Discursivos del Fenómeno Peronista. Buenos Aires, EUDEBA, 2003.
Ramos, Jorge Abelardo. Revolución y Contrarrevolución en Argentina. Historia de la Argentina del S. XX. Tomo II, Buenos Aires, Plus Ultra. 1965.
Plotkin, Mariano. Rituales Políticos, imágenes y carisma: La celebración del 17 de Octubre y el imaginario peronista 1945-1955. Anuario del IEHS. VII, Tandil, 1993.
*Claudio Ponce, Profesor de Historia.