A propósito de un artículo de Néstor Leone sobre el escenario electoral argentino en 2011

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Julio Godio *

26/6/10Sumario

1. Los muertos que vos matáis…

2. El kirchnerismo contraataca

3. La “guerra de posiciones”

4. Las divisiones en la oposición

5. El kirchnerismo en alza

6. Conclusiones

1. Los muertos que vos matáis…

La revista Debate ha publicado el 18 de junio de este año (nº 379) un importante artículo de Néstor Leone, que presenta los primeros números que podrían configurar el escenario de las elecciones presidenciales de octubre de 2011. Leone ha trabajado sobre la base de los datos presentados en la encuesta de Ibarómetro de este mes.

La encuesta organiza los datos dentro de la gran confrontación entre el kirchnerismo y la heterogénea oposición, conformada a partir de las elecciones legislativas de junio de 2009. Como es sabido, en esas elecciones una variada suma de diferentes partidos opositores, apoyada por los grupos económicos más concentrados y los medios de comunicación, logró sumar el 70% de los votos. Clarín, La Nación y los grandes canales de televisión privados se apresuraron a difundir la idea de que esas elecciones marcaban el comienzo de la debacle del kirchnerismo. Este venía jaqueado por la derrota parlamentaria sufrida en 2008, al rechazarse la resolución 125 que establecía los gravámenes para la exportación de materias primas y commodities agrícolas.

2. El kirchnerismo contraataca

Pero la oposición es un collage de retazos del pasado, compuesto por fuerzas asociadas con la catástrofe de 2001. Por eso no puede representarse como fuerza renovadora, y no consigue cohesionarse. Por su parte, el kirchnerismo, que perdió representación parlamentaria en ambas cámaras del Congreso Nacional, no se amilanó por la derrota coyuntura y contraatacó en 2009 con las sanciones de la reestatización de Aerolíneas Argentinas, el subsidio universal por hijo y otras medidas.

Una mirada superficial sobre la situación política nacional luego de esas elecciones mostraba una pérdida temporal de la hegemonía estratégica del kirchnerismo. Pero éste conservaba la iniciativa táctica a través de la combinación del poder presidencial y la fuerte cohesión de sus bloques parlamentarios. Un manejo inteligente de ese control de la iniciativa táctica podía permitir al kirchnerismo recuperar a corto plazo la iniciativa estratégica.

Lo cierto es que a fines de 2009 y parte de 2010 las condiciones políticas adversas están mutando a favor del kirchnerismo.

3. La “guerra de posiciones”

Durante todo 2009 se creó en este país una especie de “dualidad de poderes”, dentro de un esquema estático de “guerra de posiciones”. Es decir, el relanzamiento del Congreso Nacional como ámbito privilegiado de las decisiones político-institucionales se potenció. Pero las capacidades del kirchnerismo permitieron lograr frenar la ofensiva de los partidos de la oposición. Se generó así una modalidad de guerra de posiciones en la que la oposición bloqueaba al Poder Ejecutivo, pero al mismo tiempo no podía impedir que éste continuase avanzando a través de Decretos de Necesidad y Urgencia. Es una guerra de posiciones política, acotada a la escena parlamentaria.

La opinión pública pudo superar el shock inicial de los resultados de 2009 y comenzó a darse cuenta de que la llamada oposición carecía de un programa común, ejercía el doble discurso y estaba gravemente dividida. Importantes sectores de las clases medias urbanas y rurales comenzaron a escuchar discursos de líderes del PRO, la Coalición Cívica, el Peronismo Federal y la UCR, que replanteaban ideas neoliberales. El diario La Nación se convirtió en la usina ideológica de ese intento de reflotar al menemismo. La clase obrera sindicalizada —representada por la CGT y el  sector de la CTA liderado por Hugo Yasky— permaneció junto al gobierno kirchnerista y particularmente junto a Cristina Fernández de Kirchner.

Lo cierto es que la economía siguió creciendo, y el desempleo continuaba controlando. Sigue creciendo la demanda. Se ha logrado renegociar la deuda externa en default. La tasa de ahorro es alta, lo mismo que el stock de divisas. Todo ello ha sido posible porque se ha perseverado en la aplicación del modelo nacionalista-industrialista, cuyos ejes son la producción, el empleo y el mercado interno. La economía se ha reencontrado con el gobierno que permitió salir del neoliberalismo y pasar a un nuevo modelo de desarrollo, de economía de mercado integrada. Ahora lo prioritario es incrementar la inversión y preservar el nivel del os salarios.

En este contexto de refortalecimiento del kirchnerismo, la llamada oposición pierde credibilidad.

4. Las divisiones en la oposición

Se ha confirmado la frase de Hegel de que “los hombres creen que escriben su propia historia, pero en realidad escriben la historia del espíritu absoluto”. En nuestro caso, la oposición creyó que podía cambiar la historia con frases demagógicas, mientras que la realidad mostraba que el país gobernado por CFK continuaba profundizando el cambio nacionalista-industrialista.

En algunos partidos de la oposición, como ocurrió en la UCR, se ha afianzado una línea que comparte muchas ideas del gobierno actual, y que no aceptaría ser furgón de cola de la nueva derecha. Dentro de la oposición de centro-derecha surgen diferencias, porque el Peronismo Federal no desea quedar subordinado al proyecto neoliberal-empresario del PRO y su líder Mauricio Macri. Las figuras patéticas de Cobos, Carrió y otros son crecientemente marginales y pasan a ser disfuncionales para la oposición.

5. El kirchnerismo en alza

La encuesta de Ibarómetro da cuenta del alza del gobierno kirchnerista. Néstor Kirchner aparece como el candidato más votado en varios escenarios posibles: si se pregunta a los que votarían para candidato presidencial en la elección interna del PJ, el 55,7% afirma que lo haría por Kirchner, el 18,8% por Eduardo Duhalde, el 12,5% por Carlos Reutemann, el 7,5% por Adolfo Rodríguez Saa, el 3,7% por Mario das Neves y el 1,9% por Felipe Solá.

El 47% de los encuestados considera como “muy buena” o “bastante buena” a la gestión de la presidenta CFK, hasta hace unos meses violentamente denostada por la oposición y los medios. Hay que recordar que CFK tenía sólo el 23,9% de aprobación en septiembre de 2009. La consideración negativa de CFK, que hace 8 meses alcanzaba al 60,7%, ha descendido ahora al 51,3%.

Así las cosas, las dos figuras emblemáticas del kirchnerismo recuperan gradualmente los niveles de aceptación. La CGT, parte de la CTA y muchos movimientos sociales continúan apoyando fuertemente a CFK. Sin duda que el éxito de los festejos del Bicentenario —donde millones de personas se reconocieron como sujetos de la historia real de este país— ha contribuido a la recuperación de imagen de ambos dirigentes. Ni Duhalde ni Reutemann muestran signos de recuperación.

El kirchnerismo no ha logrado todavía constituir una gran convergencia sociopolítica. Es su principal debilidad. Pero ningún dirigente del Peronismo Federal puede abrogarse la representación del PJ. Tampoco ha logrado el Peronismo Federal mejorar su capacidad de alinear a gobernadores, intendentes y legisladores.

La cosa tampoco va mejor para la nueva derecha no peronista, hegemonizada por el PRO. Macri conserva su liderazgo sólo en la Capital Federal. No logra asumir alguna modalidad de liderazgo ni en el peronismo ni en el centro-izquierda liberal-social. Macri no logra superar la barrera del 17% del electorado nacional.

6. Conclusiones

La nota de Leone que acabamos de comentar nos permite extraer las primeras hipótesis sobre el futuro sistema político que podría surgir de las elecciones presidenciales de 2011. De la “guerra de posiciones” iríamos transitando hacia la conformación de tres grandes coaliciones. En efecto, todo indica que el kirchnerismo se irá fortaleciendo. Si bien no le será fácil obtener el 40% de los votos en la primera vuelta, esta posibilidad no debe excluirse. En todo caso, será la primera fuerza y elegirá al candidato para la segunda vuelta. El kirchnerismo, por su capacidad transformadora, se ha constituido en una línea de fuerza central en el sistema político argentino.

De persistir las divisiones en el campo del centro-derecha (PRO y Peronismo Federal) es posible que este espacio sociopolítico no logre superar al espacio de centro-liberal Acuerdo Cívico y Social, compuesto por la UCR, el ARI, el GEN y el Partido Socialista. El Acuerdo podría atraer votos del PRO y el Peronismo Federal, así como el Proyecto Sur en segunda vuelta.

Si la confrontación en segunda vuelta está entre el Frente Para la Victoria – PJ y el Acuerdo Cívico y Social (potenciado por la figura de Ricardo Alfonsín), el país estará representado por una disputa frontal, pero entre expresiones de un solo centro político. Este centro se correría a la izquierda con un eventual triunfo del kirchnerismo o hacia la derecha con el bloque social-liberal.

De todos modos, parecería que ningún presidente contará con mayorías en ambas cámaras del Congreso Nacional, dado que la correlación de fuerzas se determinará en la primera vuelta. Así las cosas, sin duda, el próximo presidente necesitará constituir su gobierno integrando a partidos u organizaciones político-sociales con representación parlamentaria que permitan formar mayorías. Si todo va en orden, el fantasma de la “guerra de posiciones” quedará atrás, pero habiendo advertido que la democracia política representativa sobrevive cuando funciona normalmente, a través de los tres poderes que establece la Constitución Nacional.

*Director Del Instituto del Mundo del Trabajo

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