Francisco Berdichevsky Linares *
El modelo neoliberal, sostenido por el macro poder de las grandes corporaciones multinacionales, necesita recurrir a los sistemas de dominación global de las mentes. Entre ellos el papel fundamental es el que hoy juegan los medios de difusión masiva, integrantes del Macropoder.
El enemigo principal actual de los pueblos es el modelo “neoliberal”, sostenido por las grandes corporaciones que conforman un Macropoder Mundial imperial e imperialista con la hegemonía militar del grupo Bush, dominante en los EEUU. Recurre como sistemas de dominación al poder político y económico, con distintos niveles de democracia condicionada o de represión militar feroz. Pero esa orquestación es insuficiente: necesita recurrir a los sistemas de dominación global de las mentes. Entre ellos el papel fundamental es el que hoy juegan los medios de difusión masiva, integrantes del Macropoder. Para ello, ese poder difunde mediáticamente- u omite activamente como “Imagen Cero”- de manera distorsionada, mensajes en torno a eventos y a imágenes o palabras de diferentes sectores. Los accionistas, propietarios, anunciadores, agencias informativas, de publicidad y demás, mono y oligopolios hiperconcentrados, actúan a través de las direcciones de los medios. Los periodistas avanzados actúan dentro de los condicionamientos desde esas direcciones y del Macropoder que encarnan. Pero en los medios existen zonas de calidad que las fuerzas populares deben ocupar y profundizar.
Las técnicas psicológicas mediáticas tratan de penetrar en la subjetividad por vías no conscientes. Ya es un equívoco llamar a los medios, “de comunicación”. Ella supone un intercambio democrático entre pares, con escucha recíproca, donde la asimetría de saberes tiende a socializarse. Por el contrario, los macromedios son aparatos de difusión masiva que ejercen un autoritarismo impositivo enmascarado que violenta la libertad de conciencia de quienes miran o escuchan. Apelan al manejo del espacio, al color y tamaño de las letras e imágenes, al tono de las voces, al predominio de ciertas imágenes en relación con los lenguajes verbales, etc.
Dentro de este panorama, las técnicas más graves de la manipulación mental masiva, consisten hoy en las variantes de desestabilización de gobiernos y dirigentes que no son incondicionales del Macropoder y lo enfrentan en diversos grados. Encarnan la contradicción objetiva esencial más grave entre el enemigo principal y el pueblo, que no se traduce de manera espontánea en el plano subjetivo. Esa dificultad de percepción es alimentada desde los medios. Se trata en primer lugar de la brutalidad neofascista y fundamentalista: invasiones, genocidios, golpes de estado abiertos y otros modos de represión feroz, perpetrados ante todo por el grupo Bush: invasión del Irak en nombre de la democracia- siniestro doble mensaje inverso-, extensión a otros sectores del Medio Oriente, apoyo directo a las acciones invasoras de Israel sobre los territorios y países vecinos, en lugar de un plan de paz efectivo donde se concrete el retiro de Israel de todos los territorios ocupados desde 1967, se reconozca el pleno derecho a la existencia del Estado de Israel y el de Palestina, y el cese de los métodos terroristas contra civiles e inocentes, se trate del terrorismo de Estado invasor como primer responsable causal-Israel coprotagonista con los fascistas de Bush-, o de las respuestas terroristas como reacción comprensible pero no justificable contra el terrorismo de los invasores. Los medios masivos no pueden omitir imágenes y noticias críticas sobre estas acciones, pero en la crítica a los terroristas invasores es muy frágil el espacio dedicado a sus objetivos de dominación, sin distinguir entre el terrorismo de los invasores y el terrorismo reactivo frente a tales invasiones, salvo la excepción honrosa de algunos periodistas. Esta forma más grave del enemigo principal y su manipulación mediática también se notaron en las invasiones a Yugoslavia y Afganistán vía la OTAN. Ya corrigiendo este artículo (6-8-06), aparece el intento desvergonzado del neofascismo gobernante en los EEUU de injerencia en la soberanía de Cuba. El pueblo cubano y sus dirigentes -por supuesto es también mi caso y el de los partidarios de un mundo mejor por doquier- desean la recuperación de la salud de Fidel y el avance heroico del pueblo cubano hacia una democracia socialista. Los medios locales están dando otra prueba más de su manipulación, desde la adhesión apenas disimulados a los fascistas por “La Nación”, pasando por la primacía de las imágenes de los “Miami-cubanos” en “Clarín”, hasta los alarmismos: sorprende que “Página 12” (6-8-067) titule en primera plana “Huracán sobre la isla”, lo que evoca la invasión destructora como si ya estuviera en marcha concreta. En otros artículos aparecen opiniones encomiables.
En América Latina, luego de los golpes Terroristas de Estado en la Argentina y en otros países, con la coordinación continental desde el plan Cóndor dirigido por los EEUU, aparece hoy la forma más grave del enemigo principal como desestabilización contra gobiernos populares, como los intentos golpistas contra el Gobierno Bolivariano de Venezuela encabezado por el Presidente H. Chávez y los intentos neogolpistas bajo apariencia “constitucional” desestabilizadora en el resto. La reunión de los Presidentes en la Cumbre de Córdoba (julio del 2006) asume una importancia colosal para la soberanía y el bienestar de los países del continente, pero los medios no sólo silencian los datos positivos, sino que exaltan todas las contradicciones antiguas o nuevas, sin la menor autocrítica cuando la realidad desmiente su saña “conflictófila”. Difunden de manera esporádica y tibia -técnica de desjerarquización- el peligro que encarna la “denuncia” de presuntos focos de narcoterrorismo y de terrorismo en general en la Triple Frontera por el grupo Bush y el desembarco de marines en Paraguay, que intenta “justificar” acciones militares invasoras no sólo en torno a la posesión del Acuífero Guaraní, sino en general contra los gobiernos de la región no incondicionales del poder de Washington. Ahora aparece el plan del Senado de los EEUU, de crear una fuerza militar en la Triple Frontera con aquellos pretextos. La técnica mediática del doble mensaje inverso asume un cinismo desbordado: el responsable Nº1 de las dictaduras fascistas terroristas y del terrorismo de ultraderecha en general en la América Latina, propone ¡la formación de una fuerza militar antiterrorista…! El grado de amnesia selectiva necesario para lograr esta imagen cero es sideral.
La técnica de la “Imagen Cero” no sólo trata de lograr la pasividad ante hechos muy graves, por desconocerlos. Deja además campo libre para que lo silenciado avance de manera activa: es el caso actual del silencio mediático sobre cuál es el Autoritarismo Fundamental, es decir, el del Enemigo Principal de los Pueblos: la Dictadura Autoritaria del privilegio local y mundial. Apelando al doble mensaje como “inducción semántica inversa”, bajo la defensa de la aparente libertad de mercado y de la libertad de expresión… ¡desde los medios hiperconcentrados que manipulan la conciencia de los aproximadamente 38 millones de argentinos!, se oculta lo fundamental: la dictadura autoritaria antipopular enmascarada bajo la lucha contra el autoritarismo atribuido al gobierno actual -más allá de modos autoritarios del mismo, realmente existentes- como sucede con la atribución autoritaria al Ejecutivo en torno a los “superpoderes”, palabra impuesta y “naturalizada” desde los medios. En esta manipulación incurren dirigentes políticos y legisladores que silencian el autoritarismo fundamental encarnado por el enemigo principal, el real Superpoder, con respecto al cual la mayoría de los legisladores y de sus partidos que hoy fustigan los “superpoderes” del Ejecutivo oscilaron entre la adhesión, la sumisión o la debilidad fatal para la democracia. Con este pretexto y con aquel silencio, sólo se contribuye a la regresión al Superpoder Autoritario del Enemigo Principal por diversas vías desestabilizadoras. Entre los dirigentes y legisladores políticos que critican estos “superpoderes”, existen también partidarios del avance social y no de la desestabilización regresiva. Pero hasta ahora su contribución a la construcción de la más amplia coincidencia popular como alternativa democrática superadora queda socavada por su oposición sistemática. En la misma dirección, hoy se destaca como incitación desestabilizante el “oxímoron”, de uso frecuente en literatura: la combinación de palabras sucesivas parece coherente pero sus significados se excluyen. Desde la manipulación mediática, el oxímoron presenta variantes de la misma tonalidad: “tiranías constitucionales”, “monarquías constitucionales en una república”, etc., necesidad de juicio político al gobierno actual por la Suprema Corte para salvar a la república, porque Kirchner actúa como el Príncipe Civil Monárquico de Maquiavelo (Grondona, en La Nación), el gobierno constitucional sería “fascista” (Carrió, en “Clarín” y “Página 12), “gobierno de facto con coroneles” (Terragno, en Clarín), es decir dictadura militar constitucional, por lo tanto…!inconstitucional!. Beatriz Sarlo critica en “La Nación” al Presidente por actuar como un “Soberano”, es decir un no republicano. El subtexto del intento de desestabilización del gobierno se disfraza en la superficie con ¡restablecer la república…!, argumento preferido por todos los golpistas para implantar su Terrorismo de Estado. El subtexto desestabilizador puede concitar caminos para lograr un “neogolpismo”, forma del riesgo más grave actual. Es decir, vías modernas que logren sin el golpe clásico, la salida del gobierno por un clima de agitación opositora que obligue a renuncias, a juicios desde la Corte y a otras maneras de retorno al pasado regresivo.
La flexibilidad desestabilizadora de Grondona es notable, y puede aplicarse a otros partidarios del neogolpismo: luego de la aparición pública de Lavagna como posible candidato, Grondona vira hacia el apoyo a una variante desestabilizadora menos virulenta: la Desestabilización por la Vía Política, incluyendo la Electoral. Es hoy una variedad abundante de desestabilización: se propone la regresión al pasado de saqueo y entrega por vía no neogolpista, sea por caminos electorales, sea logrando una debilitación y retroceso de las posiciones del gobierno actual que “incomodan” al enemigo principal. Desde distintos sectores político-partidarios, esta variante acentúa los cuestionamientos desde una masiva oposición sistemática en la que también incurren no sólo sectores seudo radicalizados de incidencia popular microscópica y macroscópica presencia mediática. También se han deslizado a la oposición sistemática, lamentablemente, partidarios de una Argentina avanzada en todos los niveles de la vida social.
La desestabilización por vías no neogolpistas -incluyendo las electorales- hoy conoce nuevos impulsos a partir de las críticas de Lavagna al gobierno de Kirchner -a los controles de precios y de la inflación, al uso del gasto público, a la presencia estatal en las privatizadas, a la relación del gobierno con el de Venezuela, etc.-. Estas posiciones concitan la adhesión de un abanico donde las posiciones desestabilizadoras hacia atrás, enlazan causas ideológicas conjugadas con la apetencia de conquistar o compartir poderes de la manera que fuere. Recordemos que más del 60% de la población de la ciudad de Buenos Aires estuvo en contra de la destitución de Ibarra, mientras 10 personas lo echaron, entre ellas responsables de muchos aspectos previos a su gestión, sin perjuicio de reconocer los desaciertos de la misma. Los medios destacaron con imágenes y lenguajes los aspectos emocionales favorables a la desestabilización de Ibarra, luego de la tragedia de Cromañón. Dentro de las variantes mediáticas de desestabilización, se destacan las técnicas de inducción semántica inversa causa-efecto. En ejemplo flagrante: estos medios no hacen más que atacar al gobierno, para “denunciarlo” como enemigo de la libertad de expresión, cuando Kirchner responde criticando a sus críticos, a pesar de que salvo algún caso negativo, el gobierno los respeta plenamente en su conjunto. Un grupo hiperconcentrado que manipula a los millones de argentinos -incluso a través de ADEPA ( Clarín, 8-7-06) se queja de un atentado de la libertad de expresión si el Presidente responde a los ataques permanentes de los medios. La inducción semántica ambigua -en realidad variante de la semántica negativa inversa- es también paradigmática de los medios: cada medida positiva es enseguida cuestionada: ese ajedrez aparenta ser “tablas”, pero impide jerarquizar si predomina lo positivo o lo negativo del gobierno actual, lo que en realidad arroja sobre éste un saldo negativo. Van der Koy, en Clarín, se autoasignó la profesión de psicoanalista de las caracteropatías que atribuye a Kirchner, con la técnica de la seudopsicologización: el Presidente sería un confrontante, ambicioso de poder, siempre reaccionando ante cualquier crítica y buscando caminos para su hegemonía. Llega a “demostrar” que incluso si adopta medidas positivas, actúa como ¡un malevo de barrio! (sic). Pero la calidad del contenido social como tal de las propuestas de Kirchner y su caracterización según los intereses populares, queda desjerarquizada por Van der Koy hasta su dilución como imagen cero. Otra técnica sobresaliente es la permanente insistencia sobre la inseguridad física y de la libertad por los delitos, realmente un grave problema no sólo para los sectores holgados sino para todo habitante popular. Tiene múltiples causas anteriores -imposibles de abordar aquí- derivadas de los poderes y gobiernos previos. Al actual le toca actuar también de una manera eficaz sobre esas causas, pero la maniobra de inversión mediática de la cadena de eslabones causa-efecto, centra en el delincuente, que como percepción inmediata exacerbada de manera morbosa por los medios, aparece como la causa primordial y no como la última en la cadena de los eslabones causales. Las causas de fondo no aparecen nunca en el momento inmediato sino antes o después del mismo, de modo desjerarquizado: técnica de disociación causa-efecto, témporo-espacial. La “solución” residiría en la mayor vigilancia y en la multiplicación represora estilo Blumberg. Sin perjuicio de que hoy corresponden medidas más efectivas desde el gobierno, pero también la participación popular como factor decisivo, la técnica mediática apunta a cuestionar al gobierno como el exclusivo responsable de esta inseguridad, prueba de su “ingobernabilidad”.
Las “seudo vanguardias iluminadas”, a menudo “izquierda” sólo subjetiva porque no transforma en lo concreto- más allá de la sinceridad de la mayoría de sus integrantes, ostentan pretensiones de hegemonía a priori y son exaltadas como “seudovanguardia médiática” por esta vía. Desde su oposición sistemática, no sólo plantean reclamos justos sólo testimoniales, porque únicamente puede concretarlos la coalición amplia que estos sectores sabotean,sino que adoptan actitudes provocadoras, como en la celebración última del 25 de mayo ( ver Tesis 11, número anterior).
Entre los pasos positivos del gobierno, destaco algunos: medidas de soberanía con respecto a los poderes del imperio mundial y sus conexiones locales, lucha por los derechos humanos -la no represión armada de las luchas populares y la condena fundamental de toda dictadura represiva son esenciales-, intervención estatal parcial en la gestión y la propiedad de las privatizadas, aumento de la ocupación y de los salarios, lucha contra una inflación que socavaría el ingreso popular y contra el aumento de precios, acercamiento a los gobiernos fraternos de América Latina y otros logros, que explican la adhesión de más de un 70% de la población al Presidente. Son medidas por supuesto insuficientes: subsisten millones de desocupados y de pobres frente a la colosal asimetría en la distribución del ingreso en favor de los sectores del privilegio, persisten zonas de hambre y trabajo infantil, el aumento de salarios -hoy porcentaje mínimo del costo productivolaboral- no corresponde a las necesidades de la canasta familiar del pueblo, no se cumple con la democracia sindical tal como con toda justicia lo reclama la CTA, el Gobierno no actúa aún de modo más pleno como Estado-Nación frente las corporaciones en general y ante todo las privatizadas, etc. Pero la persistencia de esos factores negativos depende no sólo de los límites ideológicos del gobierno, sino de una falta de correlación de fuerzas transformadora, que sólo puede tener consistencia concreta y no sólo estéril voluntarismo testimonial -“voluntariedad” dice bien Pasquini Durán- si se logra construir el espacio o movimiento social, político y cultural que propiciaron varias organizaciones, entre ellas Tesis 11, pero sobre todo la CTA en sus Congresos. Lamentablemente, esta agrupación de trabajadores combativos se encuentra en un estado de dispersión con respecto a aquella fundamental iniciativa, ya que aparece dividida, por lo menos en el campo sociopolítico, entre seguidores incondicionales del oficialismo y opositores sistemáticos al mismo. La participación en ciertos eventos y acuerdos de la CTA y de otras organizaciones del campo popular, muestra reclamos críticos en general válidos. Pero falta el reconocimiento de los pasos positivos gubernamentales a profundizar y la conjugación con una coalición más vasta que abarque a los sectores simpatizantes del gobierno de manera más nítida o con reparos críticos, sobre todo vastos sectores populares del peronismo, sin los cuales es inconcebible cualquier proyecto popular transformador. El llamado Encuentro de Rosario, que llamó inicialmente a la unidad alternativa por objetivos populares más allá del péndulo oposición- oficialismo, hoy desmiente ese sentido fundamental incluso en miembros principales, a veces proclamando falsamente su identificación con el llamamiento inicial del Encuentro, porque prima la oposición sistemática sobre la búsqueda de coincidencias más allá de comprensibles divergencias, con lo cual no se contribuye a ir hacia adelante y no hacia atrás, a construir hacia lo superior, y no a empujar hacia abajo por omisión, lo que a pesar de intenciones opuestas, favorece en los hechos las intenciones de desestabilización. En los medios, domina la imagen cero no sólo en torno a la necesidad de una amplia convocatoria de las grandes mayorías populares con democracia participativa, sino que sí se difunden las declaraciones o sucesos desde sectores populares que dificultan la construcción realmente alternativa de ese nivel superior de coincidencias. Surge entonces con fuerza la necesidad de un papel fundamental a jugar para toda transformación social superior: asumir las Responsabilidades Convocantes, donde el programa surja de la congregación de voluntades más allá de las divergencias, y no de las posiciones de una persona o grupo, propias del “vanguardismo a priori”. Por su lado, Tesis 11, dentro de sus alcances y límites, continúa bregando por la construcción del Espacio Social, Político y Cultural Alternativo, sobre la base de la Democracia Participativa y del protagonismo popular, como única manera de avanzar hacia una Aargentina superior en concierto con los países fraternos de América Latina y del mundo.
*Francisco Berdichevsky Linares, psiqiatra, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11