América Latina: Tierra de posibilidades

Revista Tesis 11 Nº 135- (09/2020)

Edición dedicada a América Latina

(américa latina)

Claudio Ponce* y Roberto Papadopulos**

“Un rasgo significativo de esta agitada América latina y Central lo constituye las trascendentes movilizaciones populares. Acciones donde, aunque, los hombres y mujeres participantes se muestren individuales, sectoriales o conducidos por organizaciones política y sociales, según el momento y el lugar, demuestran en lo esencial, que no solo defienden  las demandas  concretas de cada sector, sino que apuntan contra la etapa actual de capitalismo; el neoliberalismo.”

El continente americano en su totalidad fue uno de los primeros territorios del planeta en ser conquistado por la expansión imperialista europea iniciada en el siglo XV y consolidada en los primeros años del XVI. Los pueblos originarios de América fueron quizás, las últimas civilizaciones que habían logrado vivir comunitariamente sin la concepción de la “propiedad privada” como un valor absoluto, y haberse organizado socialmente bajo un sistema de reciprocidad y redistribución que garantizó mayores tiempos de paz que las “hipotéticas sociedades avanzadas” del viejo continente. La concepción imperialista pre-existente al capitalismo nacido desde el siglo XV en adelante, empujó a los reinos europeos a la expansión y conquista de territorios lejanos generando el choque cultural entre Europa y América, dando origen al proceso de aculturación que signó un destino de dominación y resistencia en los siglos venideros. Una multiplicidad de factores contribuyó a la destrucción de las culturas precolombinas. De allí en más, América fue un territorio de saqueo de bienes materiales, de exterminio de población indígena, de mestizaje forzado, y de esclavitud institucionalizada.

La historia de la colonización de América Latina fue una historia de resistencias y luchas de confrontación con los imperialismos de turno. En primer lugar España, desde la conquista a la independencia, luego Inglaterra y su neocolonialismo económico durante el siglo XIX, y por último el imperialismo de los EEUU desde el siglo XX al presente. Los intentos de liberación no pudieron cumplir del todo sus objetivos. Los movimientos independentistas que, más allá de conseguir quitar el yugo español, no lograron concretar la unidad política y a pesar de las luchas de los nuevos Estados, tampoco se pudo conseguir la absoluta soberanía  nacional ni la total independencia económica. El surgimiento de movimientos nacionales y populares fue una de las características de la lucha política del siglo XX en cada país de América del Sur y Central. El objeto de ello fue terminar con la liberación inconclusa iniciada en tiempos decimonónicos aunque la reacción del imperialismo se cobró ciento de miles de vidas de las jóvenes generaciones de los años sesenta y setenta. América Latina fue siempre un bocado apetecible para los poderosos imperios del capitalismo contemporáneo, fue siempre un territorio en disputa, lo que también puede explicar en muchos países del continente el hecho de haber encarado proyectos políticos alternativos a la dominación extranjera en los albores del siglo XXI. ¿En qué posición se encuentra América Latina en el actual contexto internacional? ¿Qué posibilidades se pueden observar para conquistar la independencia inconclusa desde hace doscientos años? ¿Qué probabilidades tiene hoy el continente de superar el marco de crisis internacional profundizado por la pandemia del Covid-19?

La situación internacional

En todos los debates sobre cuál será la configuración mundial en el futuro inmediato hay, hasta ahora, una coincidencia, el mundo no será igual, pero el desenlace no está claro. Un rasgo importante, es que la crisis del 2008 no resuelta, se agudizó. Se acrecentó la financiarización del capital, la concentración de la riqueza en pocas manos, creció la desocupación, la miseria y la indigencia, con millones de pobre y hambrientos. Sin atención sanitaria, sin educación y se desplazó el papel de los estados como instrumento  en la construcción de sociedades más equitativas. Los intereses feroces de algunos conglomerados económicos ponen en peligro la existencia de ciertos países. Políticas que han trastocado las leyes de la naturaleza, creando situaciones de alto riesgo de la vida humana. La pandemia del COVID-19,  mostró la verdadera realidad de la crisis general del capitalismo que con sus políticas ha puesto al mundo al borde de una crisis civilizatoria. En este contexto, es importante tener en cuenta la aparición de otros jugadores, en especial la República Popular China que ha dado saltos importantes en su desarrollo económico, tecnológico y social, la Federación Rusa con su crecimiento económico y su capacidad militar, la India y Europa, que luego del Brexit, parece tener más cohesión en su objetivo de ocupar un papel en el orden mundial, aun con sus disputas internas y  peligros. Parece consolidarse un mundo multipolar, aunque no disminuye la gran confrontación que Estados Unidos intenta desplegar mirando a China como su principal enemigo y competidor, reeditando aspectos negativos de la antigua “guerra fría”.                                      

La gran batalla está planteada entre el capitalismo actual, en su etapa neoliberal, que ha dado muestras de su capacidad para recomponerse, aunque transita una aguda crisis sin poder, por visto hasta ahora, capaz de hacerlo, y quienes piensan que es necesario construir otra sociedad más justa, más equitativa, más democrática, donde el centro sean los seres humanos, la vida y no las ganancias, sin que tampoco aparezca claro que sociedad, y con quien plasmarlo.

América Latina y el Caribe

América Latina y Central están convulsionadas y viven un proceso difícil, contradictorio y de diagnóstico incierto. La derrota de la mayoría de los gobiernos democráticos y populares que asumieron durante la primera década del siglo XXI, salvo Cuba, Venezuela y Nicaragua, y en la actualidad México y Argentina, dieron paso a gobiernos que sustentan planes neoliberales. Estos gobiernos anularon muchos de los derechos conquistados, agudizaron las condiciones de pobreza y desigualdad. Endeudaron a los países con préstamos del FMI, BM y buitres privados, que condicionan su desarrollo independiente y soberano. Como en el resto del mundo la pandemia de COVID-19 mostró el rostro, más cruel, de donde conducen las políticas neoliberales sostenidas y apoyadas por los grupos concentrados del poder económico. Según un reciente informe de la CEPAL para América latina, indica la existencia para finales de 2019 de 191 millones de pobres que representa el 31 %. Y América central, 6 millones alcanzando al 50% de la población.

La política de los Estados Unidos

Desde el gobierno de D.Trump se revitalizó la Doctrina Monroe. Se declaró a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua un peligro para la seguridad de los Estados Unidos. Se impulsó con todos sus organismos de seguridad, el   Plan Cóndor 2, que no solo mata, como en Colombia a los dirigentes políticos y sociales, sino que reeditaron  en Bolivia la práctica del artero, sangriento y reaccionario golpe militar-policial ejecutado contra el Presidente constitucional Evo Morales. Golpe con olor a Litio. Todas estas acciones sin abandonar su manual de los llamados “golpes blando”, que sobre la base de las fake-news desprestigian, persiguen y encarcelan a los dirigentes políticos y sociales de los gobiernos populares. El objetivo es tener gobiernos condicionados o afines  para asegurarse las grandes reservas naturales y un bloque para su estrategia geopolítica. Rechazan un mundo multipolar y gobiernos populares, independientes y soberanos. Estos son algunos datos de la nueva y, también vieja, cartografía latinoamericana.

Las grandes luchas

Otro rasgo significativo de esta agitada América latina y Central lo constituye las trascendentes movilizaciones populares. Acciones donde, aunque, los hombres y mujeres participantes se muestren individuales, sectoriales o conducidos por organizaciones política y sociales, según el momento y el lugar, demuestran en lo esencial, que no solo defienden  las demandas  concretas de cada sector, sino que apuntan contra la etapa actual de capitalismo; el neoliberalismo. Se puede decir que es la esencia de todas las grandes luchas  planteadas, en el orden mundial. No tienen, aún, toda la coordinación suficiente, pero acumulan organización y conciencia. 

Claro está que a las derrotas hay que analizarlas, criticas y autocríticamente, poniendo atención en la necesidad de realizar una gran batalla ideológica, política y cultural. Es indispensable,  pero no suficiente, modificar la inequidad y la injusticia social. Se necesita transformar el “sentido común, la subjetividad”.  Uno de los éxitos del neoliberalismo es haber inculcado el individualismo, base de sustento donde se encarna el odio racial, la xenofobia, el desprecio al diferente, a la política. Bueno es recordad lo dicho por la ex ministra Margaret Thatcher, “la economía es un medio, pero el objetivo son las almas” o aquella que fijaba “que hay individuos y no sociedades”. Quieren lograr solo ciudadanos que piensen en consumir. O dicho más claramente, el plan es romper la idea de clase, de pueblo y poder destruir las organizaciones sociales y políticas, para abortar toda resistencia a recomponer y garantizar la “cuota de ganancia”. Esta batalla requiere desplegar la solidaridad y la construcción de una fuerte unidad popular de los trabajadores, las organizaciones sociales y las capas medias de la ciudad y el campo. Una hegemonía para enfrentar a las fuerzas del neoliberalismo. 

Estas grandes luchas no son las primeras y no serán las últimas en la larga marcha hacia la segunda y definitiva independencia. Siempre los pueblos rebeldes y combativos, se sublevaron, lucharon y lo seguirán intentando hasta alcanzar la victoria y el anhelo de la Patria Grande.  

*Claudio Esteban Ponce. Licenciado en Historia. Miembro de la Comisión de América Latina de Tesis 11

**Roberto Papadopulos, periodista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.