Isaac Grober*
Rumores, acusaciones, escándalos fabricados y campañas mediáticas ocultan el conflicto principal: la lucha por imponer uno u otro proyecto de país. El 54 % de CFK no asegura la irreversibilidad de lo construido. Para mantenerlo hay que profundizar el rumbo. Alerta: El peligro de la dispersión y de la falta de acción unitaria. Involucramiento político, movilización y lucha por las reivindicaciones como vía para la toma de conciencia y la generación de una nueva subjetividad, indispensable para consolidar los cambios.
DOS PROYECTOS, DOS PAISES
La esencia del conflicto en el que está inserta la Argentina de esta era radica en una disputa en torno a la prevalencia entre dos proyectos diferenciados de país.
Los diferencia el cómo producir riqueza y cómo distribuirla y asociado a ello, el distinto rol y jerarquía que cada proyecto atribuye a cada clase social. Por ello también los diferencia lo que cada uno de ellos considera derechos y cómo los valora, el modo de acceder a ellos y el alcance social de su vigencia.
Es por tanto y en esencia un conflicto de poder y por ello un conflicto necesariamente político, carácter que también lo tiene la base sobre la que se asientan las medidas de política que se postulan y aplican.
Son dos proyectos que en el rumbo de su desarrollo, el que corporice terminará por conformar una diferenciada realidad social, económica, política y cultural, una organización distinta, un país diferente al pretendido por el proyecto alternativo.
Por eso preferimos tratarlos como proyectos de país antes que como modelos, término éste que generalmente va más asociado en el lenguaje cotidiano al de medidas implementadas para instrumentar el desarrollo de un proyecto.
Aclaremos que aunque hablemos de proyectos diferenciados ello no significa identificar a cada uno con una concepción acabada, única y homogénea a su interior. Hay en cada uno de ellos corrientes y posturas parciales no coincidentes, al punto que no es excepcional encontrar en cada proyecto líneas, ideas, valores, propuestas, etc. que un examen objetivo demostraría ser más afines en lo puntual a los del proyecto alternativo.
Por eso es que aquí lo que más nos interesa es, a pesar de las contradicciones internas, el rumbo general de cada proyecto, rumbo que permite percibir qué cualidades tendría el país en el que se desembocará con el desarrollo de uno u otro proyecto.
PROYECTOS DE PAIS
1.- El país de los conservadores
Hecha esa salvedad, uno de los proyectos es de raigambre conservadora y es el que en su concepción más pura y dura se aferra doctrinariamente a una visión en base a la cual todo o prácticamente todo es mercancía.
Por esta cualidad, todo – bienes y derechos- debe transarse en el mercado, ámbito que define – vía competencia entre demanda y oferta – el precio y la rentabilidad de lo comercializable. Esta es la guía ineludible por la que, de acuerdo a esta visión, los recursos quedan asignados del modo más eficiente, resultando de ello la mayor magnitud de riqueza posible. Aceros o caramelos, como dijera algún ministro hace muchos años, es potestad del mercado y todo a condición de que éste opere libremente, sin la interferencia “perturbadora” del Estado.
Más aún, para esta concepción el Estado es enemigo de la libertad y de la democracia, además de corrupto e ineficaz. En su lugar, la “sociedad civil” resulta ser la protagonista del progreso social
Como si en estos tiempos la oferta y demanda fueran atomizadas, justifican sus posturas haciendo caso omiso a la presencia del capital concentrado, los monopolios, y al efecto pernicioso de su comportamiento.
De sus resultas, esta visión acerca del producto del trabajo humano y la de sus necesidades, al relegar a un mínimo la acción reguladora del Estado y hasta la de su misma presencia, genera un marco apropiado para que en los hechos – y paralelamente en el derecho – rijan a pleno las leyes de funcionamiento del monopolio, su lógica y por tanto su qué y cómo producir riqueza y cómo distribuirla.
Los resultados
De allí la intensificación del proceso de concentración de ingresos, la depresión del mercado interno, el estrechamiento de la base para un desarrollo industrial más armónico, la extranjerización del aparato productivo y comercial, la reprimarización de las exportaciones, la subordinación de la economía real al proceso de valoración financiera, el mayor endeudamiento externo y sometimiento del país a los dictados del capital financiero mundial, el debilitamiento de las posibilidades de integración regional, el crecimiento del desempleo estructural y la mayor precarización de las relaciones laborales. En fin, un país para pocos.
Al mismo tiempo, la regla mercancía- competencia- precio – rentabilidad, también rige en esta visión para los derechos y necesariamente, por derivación, para el acceso a los mismos. Como tales sólo tendrán vigencia para quienes tengan ingresos y puedan pagarlos. El resto integrará la creciente masa de los excluidos. En fin de cuentas, razonan, cada uno es libre de elegir su camino y de asumir los riesgos.
Es la regla que, aplicada para el desarrollo de su proyecto de país, lleva a la subejecución presupuestaria de los servicios para atender necesidades sociales y a su privatización cuando son potencialmente rentables, como ya lo padecimos en el pasado y hoy se lo vuelve a ver en Buenos Aires Ciudad en materia de vivienda, salud, educación, cultura, deportes, transporte para sectores populares y así de seguido, creando las condiciones para generar una sociedad no integrada, segmentada en fracciones con un peligroso potencial de conflictividad, acentuado por la cultura y psicología individualista derivada del endiosamiento de la competencia .
El parasitismo de los opulentos conjugado con un creciente consumismo se contrapone a la percepción de la injusticia y de la desigualdad sociales por parte de los afectados. Es natural entonces su reacción, contra la cual se opone como única respuesta el diseño y aplicación de políticas represivas.
La síntesis hasta aquí expuesta respecto de uno de los proyectos no es mera especulación. Basta con releer los razonamientos y testimonios de sus exponentes o constatar la experiencia empírica del país hasta 2003 más lo que hoy acontece en EE.UU. y en la Unión Europea.
Los respaldos
El respaldo a este proyecto de país está en el capital concentrado de origen local y extranjero, urbano y rural, monstruo de mil cabezas con ramificaciones en el exterior, en donde también encuentra solidaridades políticas, económicas y mediáticas. De hecho, en las últimas décadas los programas que se concibieron para desarrollar este proyecto son hijos del Consenso de Washington y del FMI, estado mayor del capital financiero mundial. Domina gran parte de los resortes y canales de la producción, la circulación y financiación de la economía. Cuenta además en su apoyo con la fracción más acomodada de la burguesía y de los grandes medios, algunos de los cuales también son parte del capital concentrado y sirven fundamentalmente de instrumento para el adoctrinamiento y formación de una subjetividad acorde con el objetivo de mantener la hegemonía de este poder real.
También son parte de este respaldo ciertas entidades civiles, gran parte de la jerarquía de la iglesia católica y partidos políticos que en conjunto conforman el complejo superestructural y parte de la sociedad civil, en particular proveniente de las capas medias. De estos últimos, algunos, proporcionalmente los menos, ganados por ventajas materiales que se derivan de la subsistencia de este proyecto de país y del dominio de las relaciones de clase resultante y muchos otros, en cambio, presos de tradiciones, sensaciones, miedos, prejuicios ideológicos y del bombardeo mediático que les impide ver la realidad, a pesar de que la tocan con sus manos.
2.- Hacia el otro país
Premisas y resultados
El otro proyecto objeto de la contienda, sin negarle a los bienes el carácter de mercancía ni el rol del mercado, rechaza sin embargo el atributo que la concepción conservadora le adjudica en el sentido de ser el mejor asignador de recursos. Es que la lógica de operar persiguiendo la mayor y más rápida captación de beneficios termina generando distorsiones en el funcionamiento global y hay además necesidades que requieren ser cubiertas y satisfechas dejando a un lado si lo invertido en ello es o no rentable, según la escala de valores y la lógica de funcionamiento del capital privado.
También, señalan, hay una rentabilidad social a computar, por lo que para esta visión de proyecto de país debe ponerse en el centro la necesidad de un Estado presente y activo en beneficio del fortalecimiento y dinamismo del mercado interno y de la integración social y económica. Revalorizar el sentido de la equidad, ampliar el horizonte de los derechos, atenuando las desigualdades sociales y regionales propias del capitalismo, profundizadas por la acción de los monopolios.
Resulta de este modo un programa de reformas transformadoras que generan empleo, inclusión social, mayor articulación productiva unida a la integración económica regional en el marco de la recuperación y profundización de la autonomía y de la democracia. Varias de las corrientes que adscriben a este proyecto reclaman además la participación consciente y organizada del pueblo en la gestión y supervisión de las decisiones y en el manejo de los recursos.
Respaldos
El respaldo a este proyecto o al menos a muchos de sus objetivos proviene en general de una mayoría significativa de la población que va desde los sectores más vulnerables hasta una buena porción de la pequeña burguesía, pasando por trabajadores, capas medias y gran parte de la intelectualidad, sin que este agrupamiento deba leerse con un criterio de globalidad tajante y absoluta. Más aún, hay quienes adhiriendo a los objetivos de este proyecto, en su confusión, ignorantes de la concatenación de relaciones y del proceso para alcanzar la meta, al momento de manifestarse, terminan en los hechos y con sus actitudes favoreciendo al proyecto conservador.
Este respaldo se expresa en una multiplicidad de organizaciones sociales, sindicales, culturales y en algunas agrupaciones políticas, amén de adherentes sueltos, no organizados, que son los más. Contiene al llamado kirchnerismo, hoy su actor principal, pero lo trasciende, dado la cantidad de personas y organizaciones que aún con diferencias, como las que también hay dentro del kirchnerismo, simpatizan o militan a favor de este proyecto sin integrar orgánicamente las fuerzas del partido hoy a cargo del gobierno.
CONFRONTACION Y HEGEMONIA
Esta disputa por la prevalencia entre estos dos proyectos de país se arrastra desde hace décadas, a tal punto que no hubo golpe de estado ni campaña desestabilizadora que no le estuviera asociada. Y van…..
Por eso es que con toda justicia la consigna “Los grupos económicos también fueron la dictadura” encabezó la marcha en conmemoración de los 36 años del inicio del terrorismo de estado y del genocidio los que, agotados después de Malvinas, dejaron allanado el camino para que con métodos más civilizados se continuara con un Plan Austral, otro Primavera y con el menemato unido a la dupla Cavallo-De la Rua.
Fue necesaria la implosión de 2001-2002, la amenaza de disolución nacional, el consecuente vacío de poder y las contradicciones en el seno mismo de la gran burguesía previo a la asunción de Nestor Kirchner, lo que facilitó iniciar el tránsito por el rumbo del proyecto progresista. Y aunque desde entonces se han dado pasos impensados y significativos en camino hacia esa meta y recogido una adhesión del 54 % en la última compulsa electoral, el conflicto de ninguna manera está resuelto – ni mucho menos – en tanto la hegemonía esté en manos de quienes enarbolan las banderas y los resortes claves del proyecto conservador.
Etapa crítica
Estamos cursando momentos críticos como sociedad porque hay continuidades que claman ser quebradas y porque por muchas medidas defensivas que se adopten, nadie responsablemente puede asegurar que los países emergentes, Argentina entre ellos, pasarán indemnes la profunda crisis del sistema capitalista mundial con epicentro en los países desarrollados. Más aún, los hechos ya están probando que hemos de pagar facturas de cosas que no compramos.
Sólo esta restricción obligará a la adopción de medidas que profundicen el rumbo, aunque más no sea para mantener lo conquistado, habiendo continuidades en lo estructural que claman por una ruptura como por ejemplo:
• El régimen de tenencia y uso de la tierra y los agronegocios, la comercialización externa incluida
• El sistema de transporte en su conjunto, su infraestructura y las industrias conexas
• La extranjerización de la economía
• La vergonzante regresividad del sistema tributario y su ramificación en provincias
• La laxitud con la que las multinacionales operan extrayendo recursos naturales, sin casi agregar valor y derivando fortunas al exterior que nadie conoce con certeza
• El régimen de entidades financieras
De hecho, el Estado se verá en la necesidad de redistribuir también a su favor parte de las ganancias extraordinarias y de los ingresos hoy en poder de lo más concentrado para volcarlos a cubrir la inversión en las actividades que el sector privado, por estar guiado únicamente por ganancias rápidas y elevadas, no realiza.
Con este panorama y partiendo de la expectativa respecto de la disposición de los responsables a ser consecuentes con lo hasta aquí proclamado y transformado en realidades, nadie puede ser tan ingenuo de creer que quienes como mínimo sospechen que sus privilegios están amenazados, adoptarán una actitud de resignación y se cruzarán de brazos. Todavía está fresco en el recuerdo la intención destituyente con motivo de la Resolución 125 ¿Y cuánto faltó? Y qué hablar de la reciente experiencia latinoamericana: intento de asesinato de Rafael Correa en Ecuador, intento de golpe en contra del proceso encabezado por Evo Morales en Bolivia, fracasado golpe en 2002 contra Hugo Chaves en Venezuela y el, esta vez sí, exitoso operativo que en 2009 consiguió el derrocamiento de Manuel Zelaya en Honduras.
HEGEMONIA Y SUBJETIVIDAD
La lucha políticamente más trascendente de los trabajadores y en general del campo popular debe apuntar a cambios a su favor en la correlación de fuerzas y con una meta: plasmarla en hegemonía para que los cambios en su beneficio se tornen irreversibles.
Pero esta correlación de fuerzas favorable sólo se transformará en hegemónica cuando se haya logrado consolidar en la sociedad una nueva subjetividad, una nueva cultura, valores que se sientan, se vivan y derivado de ellos se actúe con la naturalidad propia de esa nueva subjetividad afín y consustanciada con las auténticas aspiraciones e intereses del campo popular. Es el camino que lleva a la construcción y al contexto de un hombre nuevo.
Probablemente un ejemplo ilustre más acabadamente lo que queremos decir. Ubicados en EE.UU., la lucha contra la esclavitud tuvo en sus comienzos un fundamento económico: la burguesía del norte necesitaba un mercado solvente, demanda efectiva, incompatible con masas esclavizadas y además, la máquina y el avance técnico exigen mano de obra capacitada, instruida y por tanto libre. Pero la subjetividad de nuestro tiempo casi ni repara en la justificación económica para rechazar la esclavitud. Simplemente vive con naturalidad que la esclavitud es contradictoria con la naturaleza humana y hasta cuando miembros de la burguesía lo practican, lo ocultan. Esta, la derrota de la esclavitud y cómo el hombre común hoy la valora, es un ejemplo del triunfo de la burguesía – y del progreso humano, de la sociedad toda – y desde ese momento de la hegemonía burguesa. O eso de que todo se mide en plata y tiene un precio, inclusive la dignidad, es parte de la subjetividad en el capitalismo.
Nueva subjetividad: exigencias
El logro de una nueva subjetividad exige primero la toma de conciencia social y ello sólo es posible con la disposición y participación de los trabajadores y el campo popular en la lucha política por la conquista de sus propias reivindicaciones. Sin este involucramiento, que es político, el sólo discurso a lo sumo amplia el conocimiento que, aunque necesario, no es suficiente. El avance en el desarrollo del proyecto y la irreversibilidad de los cambios exige como norma indiscutible la movilización y respaldo activo de masas organizadas, unidas en la acción a pesar de diferencias, desprendidas de personalismos y de pretensiones hegemónicas De lo contrario, la debilidad conlleva un riesgo: tener que volver a empezar todo de nuevo ¡Y a que costo!
Además, el camino hacia la conquista de la nueva subjetividad es un largo proceso de reeducación cultural, multifacético, que no se agota en lo económico, en lo material, sólo en los conflictos derivados de la contradicción entre clases por mejorar las condiciones de vida y de trabajo. Y si no que lo digan los trabajadores ingleses y sus sindicatos, de larguísima tradición de lucha, que seguramente son conscientes de que el asalariado es un explotado y hasta conocen también, como probablemente el resto de la sociedad, muchos mecanismos de apropiación de la riqueza social por parte de una minoría. Y sin embargo, siguen vitoreando a los parásitos miembros de la corona y votan por los partidos representativos de los intereses de sus verdugos.
Es que el mundo interior, tanto del ser humano como el de un pueblo, se alimenta de conocimientos, sentimientos, sensaciones, tradiciones, formas y mecanismos de razonamiento, imágenes, emociones y prejuicios que suelen ser diferentes entre distintos grupos de la misma sociedad. Para la toma de conciencia y la nueva subjetividad, en la lucha y participación política deberá computarse estas presencias y su diversidad, sabiendo además que sobre todo lo que se experimenta y se vive dentro de la sociedad, en las relaciones mutuas entre los seres humanos y en todo o prácticamente todo está presente la ideología y la política, se sea consciente o no.
Más reivindicaciones
En la lucha ideológica ha sido tradición concentrar el análisis y la crítica preferentemente en el proceso económico, en las relaciones materiales entre las clases, dejando un poco de lado otros fenómenos o facetas que alimentan la conciencia y los valores, la cultura que impera en la sociedad.
Se trata pues de ampliar el espectro de temas y por tanto de reivindicaciones, mostrando su interrelación con su carácter de clase y con ello también ayudar al proceso de asimilar una nueva conciencia y otra subjetividad.
Es necesario por ejemplo además de denunciar, explicar y proponer los cambios en materia de administración de justicia, su organización, su composición, la legislación procesal y de fondo en la que se asienta; la política de defensa y su doctrina; la de seguridad y su instrucción; la educación, los medios, las artes en todas sus manifestaciones, problemas de género y otros hechos objeto de discriminación, etc.
Profundizacion de la democracia
Un tema vital es hacer comprender la necesidad de la participación del ciudadano como forma de profundizar la democracia, en particular incluir a los trabajadores como parte de la gestión de las grandes empresas donde puedan controlar precios, costos, existencias, políticas de abastecimiento. Y lo mismo en la gestión de los presupuestos públicos. Es impensable, más aun, es una ingenuidad creer que sin la participación de los trabajadores de las grandes empresas, las formadoras de precio, podrá obtenerse algún éxito duradero en la lucha contra la inflación.
Será un avance en el camino hacia una nueva subjetividad y hacia un estado de irreversibilidad de los cambios el que los trabajadores, los pequeños productores, los profesionales, la intelectualidad democrática, la pequeña burguesía se sientan partícipes como actores y gestores de un proyecto de país porque en su conciencia quedará grabado que están defendiendo algo que ellos mismos construyeron y por lo tanto lo vivirán legítimamente como suyo.
* Isaac Grober, Contador Público y Magister en Economía. Miembro del Consejo Editorial de TESIS 11
Los medios …URGENTE …importancia fundamental en la formación del SUJETO COLECTIVO