Aporte de Tesis 11 al « Manifiesto nacional por la soberanía el trabajo y la producción”

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Aporte de la Comisión de Economía de Tesis 11 al « Manifiesto nacional por la soberanía el trabajo y la producción”, consensuado por numerosas e importantes organizaciones sindicales y sociales del campo popular y presentado al gobierno nacional. Esperamos que nuestro aporte pueda ser de utilidad en la permanente elaboración de ideas y propuestas desde el campo popular, asunto de fundamental importancia en el desarrollo de la lucha por un país más justo, libre y soberano.

Nuestra organización político-cultural Tesis 11, considera muy valiosa la iniciativa de las numerosas e importantes organizaciones sindicales y sociales del campo popular de, conjuntamente, elaborar y firmar la propuesta de un programa de medidas gubernamentales en favor de los intereses del campo popular. Es el tipo de acciones en común que se requieren para continuar aportando a la coordinación, unidad y acción de las organizaciones del campo popular, para impulsar soluciones para los problemas del pueblo y que, además, tengan la potencialidad de incidir positivamente en la subjetividad del sujeto popular que las debe hacer suyas y luchar por ellas.

Es por ello que hemos decidido hacerles llegar a dichas organizaciones un aporte, elaborado por nuestra Comisión de Economía, a lo expresado en el “Manifiesto”, con el que estamos esencialmente de acuerdo, y que esperamos pueda ser de utilidad en la permanente elaboración de ideas y propuestas desde el campo popular, asunto de fundamental importancia en el desarrollo de la lucha de clases por un país más justo, libre y soberano.

Nuestro aporte consiste en dos partes:

  • Una 1ª parte, donde hemos reorganizado las propuestas del “Manifiesto” en medidas de corto y mediano plazo, que suponemos factibles de realizar, o al menos iniciar, por el actual gobierno popular y medidas que estimamos como objetivos de largo plazo, difícilmente emprendibles por el gobierno actual con la actual relación de fuerzas vinculada con la grave situación nacional e internacional. Sin embargo, la relación de fuerzas es siempre dinámica y, en relación a los intereses del campo popular, depende de la dialéctica entre las medidas que tome el gobierno y la acción de los sectores populares para impulsar medidas gubernamentales en su beneficio, por lo que la factibilidad, oportunidad y tiempos de concreción de las medidas reclamadas, y otras que puedan surgir, puede cambiar en consecuencia.

Hemos agregado en esta parte algunas propuestas complementarias y también algunos comentarios.

Consideramos de gran importancia la jerarquización mencionada de las propuestas de medidas gubernamentales, porque ello permitiría una mejor comprensión por los sectores populares y sus organizaciones sobre lo que se puede impulsar, cómo y en que tiempos, mediante un análisis concreto de la situación concreta de la relación de fuerzas actuales y su posible evolución según las medidas que tome el gobierno y la lucha de los sectores populares. Creemos que esto aportaría a evitar frustraciones y posibles desuniones en el campo popular.

  • Una 2ª parte, donde, coincidiendo esencialmente con lo dicho en el “Manifiesto” original, nuestra Comisión de Economía aporta una conceptualización general sobre el contexto en que se produce la propuesta del “Manifiesto”, en lo nacional e internacional, una sintética visión de algunos de los problemas estructurales de nuestro país y un comentario final sobre la importancia de la propuesta como herramienta para la formación de conciencia y movilización de los sectores populares.

1ª PARTE

“Manifiesto nacional por la soberanía, el trabajo y la producción” (con aportes de Tesis 11)

Nota: En esta 1ª parte, hemos presentando los aportes de Tesis 11 (propuestas y comentarios) en letra cursiva y negrita para su mejor diferenciación.

La globalización del capital, iniciada a mediados de los setenta, dio por tierra con la Argentina en vías de desarrollo industrial para sumergirla en un proceso profundo de subdesarrollo. La dictadura militar, la década pérdida del ochenta, el menemismo, el gobierno de la Alianza y la fatídica etapa de Cambiemos son ejemplos de la agenda de dependencia económica y pobreza extrema impuesta por la globalización financiera en nuestro país.

Bajo el contexto de un mundo que entraba en recesión, la pandemia del Coronavirus profundizó su crisis, agudizó la lucha inter-imperialista y frenó la tendencia expansiva del capital transnacional. Esto generó una oportunidad para retomar una agenda de desarrollo nacional en los países periféricos como Argentina. Se revela así la importancia estratégica de los maltratados sistemas públicos como apuesta última para salvar a la humanidad de la desintegración social. Sin embargo, dejar atrás en forma definitiva al neoliberalismo requerirá desplazar la subordinación impuesta por el capital transnacional a los países periféricos e incorporar nuevos criterios sociales que consoliden la integración nacional. Dichos principios de orden socio-económico, basados en una reivindicación de la soberanía, el trabajo y la producción, deberán ir más allá de la indiscutida reivindicación de la importancia del Estado en la salud, la lucha contra el hambre o en el rol preponderante que tendrá en la recuperación económica.

Nadie puede negar los lazos de dependencia económica y política que el régimen neoliberal deja como pesada herencia en la Argentina. Democratizar una economía extranjerizada y colonizada desde sus entrañas (culturales, productivas y financieras) requerirá un ejercicio pleno de la soberanía política en defensa del interés nacional, tanto desde la gestión estatal como desde los sectores de la producción y el trabajo.

Por otro lado, no podemos pensar que, superada la crisis de la pandemia, la economía mundial vuelva a funcionar como hasta ahora. Hoy en día, la salida que se pensaba para nuestro país, basada en poder generar un shock de exportaciones, no tiene asidero en la realidad. Primero, porque el mercado externo está deprimido. Segundo, porque la apuesta a grandes exportaciones a través del shale gas para que generara dólares, tampoco tiene perspectivas frente a una baja de la demanda internacional y en los precios. Por lo tanto, no hay recuperación si no es pensando seriamente en el mercado interno como actor fundamental, impulsando un fuerte proceso de sustitución de importaciones. Ahí tiene un rol imprescindible, como inductor de la demanda agregada, un piso de ingresos de alcance universal equivalente al valor de una canasta de bienes y servicios, que permita reconocer como trabajo, tareas que hasta el momento no han sido mundialmente reconocidas (como los trabajos del sistema de cuidado, por nombrar un ejemplo) y que permiten a un hogar superar la situación de pobreza.

A dicho escenario se suman una violencia machista y una desigualdad de género en materia laboral que no pueden ser naturalizadas, en un contexto donde las dificultades para las mujeres y para las diversidades son mucho mayores.

En este momento complejo de la patria reafirmamos nuestra convicción de que sólo el ejercicio concreto de la soberanía nacional garantizará a nuestro pueblo una salida a la crisis global con independencia económica y justicia social.

Los ejes de las políticas soberanas que proponemos son los siguientes:

I-Soberanía Alimentaria.

Núcleo de cualquier principio básico de justicia social. En lo concreto requiere independizara la producción, transporte y comercialización de alimentos de las cadenas globales de especulación financiera. Para esto es necesario:

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • En la esfera de la producción: impulsar la creación de un millón de chacras mixtas combinadas con la industrialización del campo, planificada y federal. Esto nos daría soberanía alimentaria regional y capacidad de exportación de alimentos sanos, saludables, con trazabilidad y artesanales, que es lo que la Argentina y el mundo demandan actualmente y a futuro.
  • En la esfera de la logística: dar prioridad en el abastecimiento a la pequeña producción de cercanía.
  • Crear mercados de concentración que vinculen a productor e industrial con el consumidor.
  • En el mercado de exportación de alimentos es necesario declarar de interés y utilidad pública aquellos sectores económicos que resulten centrales para enfrentar la crisis alimentaria. En este aspecto se impone la necesidad de una empresa estatal con capacidad reguladora de los precios internos. (Esto podría realizarse si, en base a Vicentín, se crea una empresa mixta entre el Estado y cooperativas, por ejemplo ACA y AFA).

Objetivos de largo plazo:

  • En el eslabón de comercialización se debe garantizar el comercio justo. Para esto es necesario, en el mercado interno reemplazar al capital concentrado extranjero preponderante en los supermercados, por capital público que garantice el abastecimiento justo. (COTO es capital local y concentrado).

II-Soberanía Monetaria y Financiera.

Ningún país se desarrolló utilizando la moneda de otro. Romper con la dependencia monetaria y financiera de los mercados especulativos de crédito requiere comenzar por:

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • Soberanía en la definición de la política monetaria y financiera, subordinándolas a los objetivos de la política económica nacional.
  • Recuperar capacidad de emisión propia de dinero estatal (perdida en épocas de globalización). (El gobierno actual lo está haciendo. Habría que ver luego del eventual acuerdo con los bonistas y con el FMI, según las condiciones que se firmen).
  • Definir nacionalmente el destino del crédito interno. El objeto de la emisión estatal no puede estar en manos, en última instancia, del poder discrecional de bancos privados y extranjeros regulados desde el exterior. (El gobierno actual está ya imponiendo condiciones y orientación del crédito. Habrá que ver qué pasa pospandemia).
  • Impulsar un plan de financiamiento compulsivo. Con esto queremos decir que los bancos tienen que garantizar que se reprogramarán todas las deudas que no puedan pagarse. Pero además, que se van a activar las líneas de crédito para garantizar el pago de salarios y el crédito para el capital de trabajo. Se requiere una intervención más agresiva del BCRA y si es necesario intervenir la banca privada para que opere por cuenta y orden del Central y cumpla con las regulaciones de la Autoridad Pública. Esta iniciativa debe ser segmentada ya que grandes firmas están en condiciones de afrontar con capital propio, o a través de la capitalización de sus propietarios, el pago de la nómina salarial e impuestos. (El gobierno actual está ya imponiendo las condiciones y orientación del crédito. Habrá que ver qué pasa en la pospandemia).
  • Crear un fondo para promoción de la economía popular a través de créditos y subsidios.
  • Declarar al sistema bancario como servicio público. La crisis mostró que los servicios financieros son esenciales para el funcionamiento económico de la sociedad. Un servicio financiero público debería tener hoy como prioridad reconstruir el capital de trabajo en los sectores más débiles de la producción, expropiado por la usura. (El gobierno actual podría promover una nueva ley de entidades financieras, como el proyecto de ley que presentó Carlos Heller durante el último gobierno de Cristina).
  • Control sobre el spread bancario (diferencia entre tasas de interés activas y pasivas). Si se dicta una nueva ley de entidades financieras, esto debería estar incluído.
  • Crear un Banco Federal de Desarrollo que impulse el crecimiento en los sectores estratégicos.
  • Mercado de cambios. Control sobre compra venta de dólares y de las transferencias hacia y desde el exterior (parcialmente en curso por el gobierno).
  • Control del comercio exterior, contenidos, cantidades y precios, fundamental para el fisco y para aumentar posición en divisas del Banco Central. Participación de los trabajadores del sector, para contribuir a evitar subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de importaciones, falsedad en declaraciones juradas y otras maniobras delictivas. (Al ser los puertos privados, es tanto más necesario el control, aun cuando más difícil).

III-Soberanía Fiscal.

Su ejercicio implica recuperar autonomía para definir, desde el interés nacional, los impuestos y los destinos del gasto público. Esto nos exige con urgencia, al menos, cuatro grandes medidas.

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • Consolidar un “Impuesto Solidario” como mecanismo para que el 5% más rico de nuestra comunidad contribuya a atender la situación de pobreza estructural (agravada por la pandemia) en la que vive el 40 % de nuestra comunidad (y 60 % de nuestros niños y niñas). (está en diputados un proyecto de ley sobre esto).
  • Impulsar una reforma tributaria integral progresiva, incrementando los gravámenes sobre los sectores de mayores ingresos. (Esto es fundamental para aumentar la capacidad redistributiva de los impuestos y para poder aumentar el gasto público con su capacidad reactivante de la economía. Alberto Fernandez habló de este proyecto durante la campaña).
  • Ordenar el destino nacional de la demanda interna dando prioridad a las pymes y cooperativas de la economía popular a través del compre estatal. Instrumento que debe ser extendido a empresas públicas, proveedores del Estado y concesionarios de servicio públicos. Los requisitos deberían permitirles a estos sectores participar, por ejemplo, en licitaciones subdivididas por volúmenes parciales (fundamental para las más pequeñas). Preferencia en igual sentido para la obra pública.

El siguiente objetivo depende del resultado de la actual negociación de reestructuración de la deuda con los bonistas primero y el FMI después):

  • Liberar por 5 años al Estado de cualquier compromiso relacionado con una deuda externa espuria, generada como contracara de la fuga de capitales concentrados al exterior. Auditar exhaustivamente, en ese periodo, la totalidad del endeudamiento público. Verificar las emisiones en la que actuaron funcionarios públicos relacionados con los fondos o la banca internacional involucrada. Aprovechando la información internacional y construyendo un padrón de acreedores para comprobar la relación de endeudamiento y fuga de capitales. (La situación deuda externa quedará fijada por el acuerdo en curso con bonistas y FMI, si es que se llega a un acuerdo, pero independientemente de esto, la investigación de la deuda es factible de realizar).

IV-Soberanía Productiva

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • Recomponer salarios, jubilaciones, pensiones no contributivas e ingresos de la economía popular es el eje de demanda de cualquier recuperación económica, particularmente de empresas pymes y cooperativas, dada la importancia del mercado interno en nuestra economía. Por otra parte, es también un requisito básico para salir de la pandemia de pobreza e indigencia en la que quedó inmersa la sociedad argentina, plagada hoy de trabajadores pobres y capas medias luego de las cruzadas neoliberales.
  • En la recomposición de ingresos, y para la estabilidad económica, es fundamental el control de la inflación. Instrumentar un régimen de precios a partir de los costos reales y extendidos a toda la cadena, particularmente a partir de los principales formadores de precios, integrantes del núcleo del capital concentrado, con participación de los trabajadores de las empresas en el control de costos y stocks, para que contribuyan a evitar aumentos injustificados de precios y desabastecimientos.
  • Impulsar una estrategia de sustitución y control estricto de importaciones para que sólo se compren en el exterior bienes de capital e insumos insustituibles para el desarrollo de la industria nacional y para consumos esenciales, restringiendo el ingreso de aquellas importaciones que compitan con la producción nacional.
  • Promover la articulación entre la ciencia y el sector productivo. El largo plazo debería verse signado por transferencia de conocimiento y tecnología al sector industrial, posibilitando así mayor valor agregado y, en consecuencia, producción más competitiva a nivel mundial. La tarea, a partir de la innovación, es estimular el surgimiento de nuevas ramas productivas.
  • Impulsar un sistema nacional de innovación donde los saberes científicos, obreros, populares y estatales se pongan al servicio del desarrollo nacional.
  • Socializar la renta tecnológica propiciando un nuevo reparto del tiempo de trabajo entre empleo y formación. En el nuevo paradigma productivo el menor uso de la fuerza de trabajo por unidad de producto o servicio culmina con mayores índices de desempleo y sobreexplotación laboral. De tal forma la renta tecnológica, que es fruto del conocimiento socialmente elaborado, es apropiada totalmente por el capitalista. Así mismo la mayor formación que requiere la incorporación de nuevas tecnologías queda circunscripta a las posibilidades del trabajador. La nueva institucionalidad apunta a que el reparto social de esta renta tecnológica permita, a través de un Seguro de Empleo y Formación, el reparto de las horas de trabajo y estrategias de formación vertebradas de forma más inclusiva a través del reparto del excedente económico generado socialmente.

El actual nivel de desarrollo de las fuerzas productivas ha transformado al conocimiento y su difusión en la característica principal del sistema capitalista; es lo que se denomina “capitalismo cognitivo”. La principal generación de valor creado por la acción de la fuerza de trabajo humana, se concretaría así en conocimiento. A su vez, el acceso al conocimiento y su circulación, por fuera del ámbito de las empresas y administración pública, generaría a su vez nuevo conocimiento, es decir nuevo valor generado fuera del ámbito de las empresas. Es por ello que el recurso creciente del capitalismo monopolista para captar renta a través de la actividad financiera sería en realidad una forma que tendría la oligarquía monopolista mundial de apropiarse de ese valor generado fuera del ámbito empresario.

Pero si hay un valor creciente que los trabajadores generan fuera del ámbito empresario, por su participación en el acceso y circulación de conocimiento, generador así de nuevo conocimiento, los trabajadores tendrían derecho a percibir la parte similar al salario que perciben por el valor que generan dentro del ámbito de las empresas. Esto da de por si la base objetiva para reclamar se institucionalice un salario mínimo garantizado que deberían percibir universalmente los trabajadores, aparte del salario que reciben por su trabajo dentro del ámbito de la empresas.

A esto se suma la necesidad, por razones de justicia social, de asistir a los sectores marginados por el sistema capitalista, de asegurarles un salario básico, para su sustento y el de sus familias.

Las propuestas de un “salario básico garantizado” para todos los trabajadores, de un “salario mínimo complementario” para remunerar el valor generado por los trabajadores fuera de su trabajo para las empresas, y de un “sistema garantizado de empleo y formación”, pueden confluir en un solo sistema institucional, que a la larga incorpore asimismo la reducción gradual de la jornada de trabajo, todo lo cual van a su vez al encuentro de solucionar dos problemas objetivos del capitalismo en su fase actual: la tendencia a la desocupación y la marginalidad y la creciente necesidad de formar continuamente la fuerza de trabajo para la incorporación del acelerado desarrollo de ciencia y tecnología.

  • Registrar y Formalizar productivamente a la economía popular. Hay que modernizar y adaptar los mecanismos e instituciones para que los trabajadores de este sector sean reconocidos en sus derechos, visibilizados y acompañados en sus actividades productivas.
  • Reconocer las tareas de cuidado como tareas laborales, con su reconocimiento económico dentro del piso de reconocimiento único universal.
  • Establecer un nuevo régimen del capital extranjero, que subordine el ingreso de ese capital al desarrollo de actividades de interés nacional definidas por el Estado, ajustando obligaciones y derechos (escala, tecnología, repatriación de utilidades, etc). Impulso a las exportaciones producto de esas actividades, incluyendo estímulos a las empresas inversoras garantizándoles la remisión preferencial de utilidades al exterior vinculadas a las nuevas exportaciones que se concreten por esa vía.
  • Defensa de la soberanía en la propiedad de la tierra. Restitución plena de la ley Ley 26,737, limitativa de la propiedad extranjera, promulgada durante el gobierno anterior, eliminando los decretos que la limitaron, emitidos por el gobierno de Cambiemos.
  • Apoyo del Estado a PYMES, industriales, comerciales y agropecuarias, utilizando herramientas fiscales y financieras e impulsando su integración en clusters y cooperativas. Se podría así potenciar la producción, tanto para el mercado interno como para aumentar las exportaciones. Esto sería de gran importancia, particularmente en las economías regionales.

Se podría utilizar la experiencia realizada en China consistente en vincular a pequeños productores mediante un sistema de fibra óptica, manteniendo así un contacto permanente y en tiempo real por internet para intercambiar información con un centro planificador para generalizar y optimizar la utilización de insumos, medios y métodos de producción, lo cual eleva la potencialidad productiva y optimiza los recursos. La utilización de la planificación estatal, utilizando los nuevos medios de comunicación y computación, es una herramienta de gran importancia para integrar en la producción los adelantos de la revolución científico técnica.

Es de fundamental importancia la participación, conjuntamente con el Estado, de los pequeños y medianos empresarios, productores y cooperativas en la concepción e instrumentación de las medidas que los conciernen.

  • Fomento al desarrollo de la producción y distribución pública de drogas y medicamentos, haciendo partícipes a las Universidades y centros nacionales de investigación. Desplegar acuerdos de investigación y desarrollo conjunto con gobiernos y entidades del exterior.

Objetivos de largo plazo:

  • Prohibir la remisión de utilidades al exterior por parte del capital extranjero durante los 5 años que requerirá revertir la crisis económica y social en la que estamos inmersos. (En las circunstancias actuales atraer capitales con esa cláusula resultaría extremadamente difícil, pero eventualmente el gobierno podría negociar alternativas de este tipo, diferenciadas según empresas y países de origen, que se interesaran en invertir en ciertos sectores de interés fijados por el gobierno nacional).
  • Reforma agraria, imponiendo que los propietarios que posean extensiones de tierra superiores a determinados niveles máximos, según zonas, deban ser expropiados por el Estado, eventualmente mediante el pago de indemnizaciones. El Estado podría entonces dar en arriendo esas tierras, quedándose así con la correspondiente renta de la tierra, utilizando también esta herramienta para privilegiar a pequeños y medianos arrendatarios e impulsando su integración en clusters y cooperativas para acceder al arriendo. Este sistema permitiría además incidir en el tipo de productos que interese impulsar, en el cuidado de la calidad de los productos y en los criterios de producción para cuidar la fertilidad de la tierra y la protección ambiental.
  • Estatización de los recursos básicos, como petróleo, petroquímica, celulosa, aluminio, siderurgia, minería, cemento. Participación activa de los trabajadores en la dirección de estas nuevas empresas, con formas de asociación adecuadas (estatales, cooperativas, mixtas).

V- Soberanía Energética

La energía es un insumo básico de cualquier esquema sustentable de desarrollo productivo. Salir del extractivismo de los recursos naturales, que toma al complejo energético como un commodity de exportación a través de enclaves extranjeros, va a requerir una estrategia de reapropiación y control estatal de los mismos.

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • El marco del derrumbe del valor patrimonial de las acciones empresarias abre la oportunidad para que el Estado vuelva a ocupar un papel central en actividades neurálgicas, sobre todo del complejo energético. Recuperar el control sobre YPF y el proceso de distribución energética podría permitir volver a tener un sistema centralizado fundamental para pensar en un proyecto centrado en el desarrollo productivo nacional. (El Estado ya tiene el control de YPF, porque es propietario del 51 % de sus acciones. En cuanto a distribución de energía, si se refiere a derivados del petróleo, YPF tiene ya una muy importante cuota en el sector. Ampliarla con expropiaciones pasaría a ser un objetivo de largo alcance).
  • Declarar el sector de energía como servicio público que atiende un derecho humano y no solo proveedor de una mercancía o servicio subordinados a la obtención de la sola ganancia empresaria.

Objetivos de largo plazo:

  • La estatización de las empresas de servicios públicos va a permitir un acceso democrático a la energía como derecho humano e insumo productivo estratégico.

VI-Soberanía Marítima

Defender nuestra soberanía marítima implica tomar medidas con los siguientes propósitos:

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • Reconstruir la flota mercante de bandera nacional. Esto permitirá disminuir en forma significativa los costos por servicios de fletes que hoy paga nuestro país a barcos extranjeros para transportar los productos de exportación. (El gobierno actual podría al menos comenzar con este proyecto).
  • Proteger nuestros recursos marítimos de la depredación.
  • Impulsar los astilleros nacionales, una industria clave para un país que pretende industrializarse y recuperar la flota mercante de bandera nacional y la industria de defensa marítima.

Objetivos de largo plazo:

  • Nacionalizar los puertos. Recuperar esta herramienta soberana permitirá al Estado promover las exportaciones de las pequeñas y medianas empresas y controlar mejor las exportaciones e importaciones. (Si se crea la empresa mixta, partiendo de Vicentín, sería propietaria total o parcial de los puertos donde tiene intereses esta empresa).

VII-Piso de Ingresos Garantizado

Se trata de la construcción de un piso de ingresos y garantías para el conjunto de la población que supone un shock distributivo en la economía que, en tanto promueve una modificación de la demanda agregada, se articula con la reorientación del modelo productivo.  Piso de Ingresos que se compone de tres instrumentos:

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • Universalización del Salario Social de Empleo y Formación, propuesto anteriormente en el rubro “Soberanía Productiva”, para todos los jefes y jefas de hogares desocupados o con ocupaciones de subsistencia. (Está el Ingreso Familiar de Emergencia y la propuesta de un Salario Básico Universal y sobre esa base se puede ampliar hacia un seguro de empleo y formación, donde los trabajadores reciban el salario independientemente de que estén en empleo o en formación. Como se dijo en el rubro “Soberanía Productiva”, esto va en el sentido de la necesaria continua capacitación de la fuerza de trabajo para poder utilizar el exponencial desarrollo de las nuevas tecnologías, A su vez, esto debería ir unido en el largo plazo con una reducción gradual de la jornada de trabajo a medida que avance la automatización de la economía).
  • Verdadera universalización de la Asignación Universal por Hijo; hoy aproximadamente 4 millones de niños y niñas no son alcanzadas por esta cobertura.

Objetivos de largo plazo:

  • Establecimiento de una jubilación universal para la población adulta mayor equivalente al 82% del Salario Social de Empleo y Formación. O bien un ingreso jubilatorio que no esté por debajo de la línea de la pobreza. (Para financiar esto habría que empezar por recuperar la economía y luego establecer las bases financieras para asegurar la factibilidad de este objetivo querido por nosotros).

La articulación del salario social y la universalización de la asignación por hijo deben garantizar que en el proceso de recuperación productiva se garantice que ningún hogar caiga por debajo de la línea de la pobreza.

VIII-Acceso a la Vivienda Digna y Planificación Territorial

Objetivos de corto y mediano plazo:

  • Poner en marcha un plan de construcción de un millón de viviendas populares en un año. Un hecho de justicia social y unidad nacional. La vivienda fue construida por el ser humano para protegerse del ambiente y de las pestes y pandemias. No puede haber salud para todos sin viviendas dignas planificadas con urbanismo popular, saneamiento y vinculación a su producción.
  • Reordenamiento del territorio nacional con nuevas ciudades creadas alrededor de nuevas unidades productivas. Muchos países en la pos guerra provecharon para combinar el esfuerzo privado y público descentralizando la producción en ciudades pequeñas para descongestionar a las grandes urbes. El trabajo es garantía de arraigo, por eso la importancia de planificar la vivienda y la producción conjuntamente.
  • Integración social y urbana de los 4.416 barrios populares de argentina y creación de 200.000 lotes con servicios para las jóvenes familias humildes. Es fundamental cambiar las condiciones de extrema exclusión en las que vive el sector más empobrecido de nuestro pueblo: sin agua potable ni cloacas, sin recolección de residuos, aislados de los centros urbanos donde se concentra el trabajo, la salud y la educación.
  • En el mercado inmobiliario instituir la obligatoriedad de la fijación de precios en moneda nacional.

Objetivos de largo plazo:

  • A cien años de la primera regulación de alquileres, el Estado nacional debe regular las condiciones y los precios de uno de los derechos básicos de las mayorías: el acceso a la vivienda. Es hora de terminar con los contratos cortos, el libre precio, las exigencias abusivas para poder acceder a un techo pagando alquiler, el negocio de las garantías financieras, y los abusos de intermediarios que recuerdan el papel de los capataces de conventillo. Es necesario impulsar la Ley de Alquileres: registro de contratos, plazo mínimo legal de 7 años, y recuperación de un índice estatal de ajuste de precios basado en un promedio entre precios al consumidor y variación salarial. (Ya se dictó una nueva ley de alquileres, que prevé parcialmente condiciones como las aquí preconizadas).

Nuestra realidad muestra que las crisis potencian la lucha solidaria del pueblo argentino por la justicia social. Con el único fin de una patria grande y soberana convocamos a las fuerzas del trabajo y la producción con plena conciencia de la crisis, pero también, con profunda confianza en la capacidad transformadora de la realidad que tiene el campo nacional cuando está unido detrás de un destino común.

Firman

CTA Autónoma; UTEP; Corriente Federal de Trabajadores; Mov. Nac. de Empresas Recuperadas; Consejo Productivo Nacional; Vía Campesina; FEMPINRA; CCC; Fed. Nac. de Inquilinos; Mesa de Unidad PyME; Frente Popular Dario Santillán; Somos Barrios de Pie; Federación de Cooperativas de Trabajo Evita; Barrios Peronistas; CTD Anibal Verón; Seamos Libres; FENAT (Federación Nacional territorial); MAR (Movimiento  Argentina Revelde); MAP (Movimiento de Acción Popular); CTD Aníbal Veron; FUBADEYO; CHE PIBE; Asociación Amas de Casa del País; Foro por la Niñez; CNTI (Coordinación nacional de trabajadores de la industria); ATE; AAPM; FESPROSA; CONADU-H; SECEIC (Cuero); AECPRA (Correo); CISPREN (Prensa); SITRAIC (Construcción); UCRA (Transporte); SOEIL Ing. Ledesma; STA- Ing. El Tabacal; SOEASI- Ing. San Isidro; APJBO- Jerárquico de Bancarios; SITEBA- Bancarios; NOS-Gastronómicos; UETTEL- Telefónicos; Fed. SITECH; Docentes Chaco; UTEM- Docentes Misiones; ADUCA, Docentes Catamarca; SITEMCO, Municipales Corrientes; UTEM, Municipales V. María; Sin. Pe.Se. Do. Río Negro y Neuquén; SINDECAF, San Juan; SINDECAF, San Nicolás; APECAF, Río IV; Federación de Guardavidas- FAG; ABP, Buzos Profesionales; GOA, Odontológicos; PIPPSIRA, Psicolog@s; SEI, Inmobiliarios; ATSN; Seguridad Neuquén; SUTRA, Seguridad misiones; SIVISA, Seguridad Salta; SATIVA, Vidrio); SUCEV, (Costureros); SOMPTNTA, Chaco; NUSISA, (Salud privada); UTRACOS, (Comercio); ANTA (Trabajadores Autogestionados).

2ª PARTE

Introducción:

Después de la lectura del “Manifiesto” no nos resulta objetable ninguno de los puntos allí desarrollados que, como proyecto, sería más que deseable disponer de la fuerza para cristalizarlo en realidades tangibles.

Como hemos señalado en la 1ª parte, es muy importante el análisis de cuáles son los objetivos de corto, mediano y largo plazo y como alcanzarlos, no solo con la necesidad teórica de la importancia de su logro, sino principalmente con su vinculación con la realidad tangible y limitante y las acciones consecuentes de las organizaciones del campo popular.

A la luz de la situación actual, resulta de prioritaria y máxima importancia tener como objetivo la realización de un trabajo intenso por parte de todos los sectores progresistas para frenar los avances destituyentes de la derecha. Ganar los espacios que forman el sentido común de nuestro pueblo es crucial para tener el apoyo necesario que facilite la conquista de derechos y avances en el plano económico y social.

En ese sentido, algo muy importante a tener en cuenta es que la realidad geopolítica sudamericana de esta hora nos muestra que estamos muy lejos de estar acompañados por los gobiernos de países hermanos. Casi podríamos decir que estamos solos y en mitad de una situación donde nadie sabe muy bien donde estará parado cuando la pandemia termine.

A su vez, el constante martilleo de los medios de comunicación, formando opinión en la población ha sido un obstáculo ante cada movimiento realizado por el actual ejecutivo nacional.

Pero ante los malestares que se pueden generar por tal o cual situación, que no coincida con los intereses particulares o sectoriales, no debemos perder de vista que si hay algo en lo cual la derecha y los medios que la representan tienen gran experiencia es en generar odios y demonizaciones, con el objeto de provocar divisiones en el pueblo. Es así como históricamente han logrado la aceptación o la pasividad cuando han tomado el poder, ya sea por el voto o por la fuerza.

Resumiendo, más allá de las diferentes interpretaciones a las que pueda arribar el análisis de la actual coyuntura y de la estimación de la fuerza real de la oposición, es imprescindible revertir el discurso individualista y neoliberal de la salvación personal. La transmisión a la sociedad de los principios de solidaridad y de equidad, muy bien señalados en el “Manifiesto”, debe ser uno de los pilares de la batalla cultural. En particular la dificultad en vencer la resistencia del poder económico ante cualquier afectación a sus intereses y llevar a buen puerto los cambios propuestos, dependerá en gran medida de los éxitos logrados en hacer carne en el pueblo la necesidad de realizarlos y la unidad, organización y capacidad de lucha por conseguirlos. En ese sentido, consideramos que la generación de este “Manifiesto” y la importancia y cantidad de organizaciones que lo elaboraron y firmaron, son un importantísimo aporte y condición necesaria, aun cuando, como todos sabemos, no pretenda ser suficiente.

La crisis en el mundo

El capitalismo tiene tendencias inmanentes en su funcionamiento como sistema. Una de gran importancia es que el desarrollo científico tecnológico produce creciente tendencia al reemplazo de la fuerza de trabajo, física y cerebral, por los medios materiales de producción y circulación de bienes y servicios. Pero como la generación de valor proviene del trabajo humano, la parte de la misma expresada en ganancia capitalista aumenta menos que el capital total invertido, lo cual genera tendencia a la caída de la tasa de ganancia, siendo esta, contradictoriamente, el objetivo fundamental de las empresas capitalistas. Es la razón de esencia por la cual en el capitalismo se desarrolla crecientemente la especulación financiera parasitaria como forma de redistribuir la renta mundial, producida por el trabajo humano, en beneficio de las empresas capitalistas, muy particularmente en favor de las empresas oligopólicas globalizadas. Es uno de los métodos a los que recurre el capitalismo para contrarrestar la tendencia a la caída de la tasa de ganancia.

A su vez, desde la década de 1980, la tasa de ganancia de los capitalistas ha avanzado a un ritmo más rápido que el de la inversión productiva. Una parte de las ganancias se ha ido transformando en capital monetario que, a través de créditos y derivados financieros, se dirigen básicamente a financiar el consumo.

Los esquemas de reproducción del capital muestran, en esta etapa, la creciente importancia del endeudamiento privado que afecta los procesos de producción, acumulación y realización del valor. Fueron estos patrones reproductivos los que entraron profundamente en crisis en 2007-2009 generando una situación de incertidumbre que está siendo sobrepasada en la actualidad por la presencia de la pandemia del coronavirus. Demuestra que la prioridad que tuvo la política de los países centrales en ese momento, que fue la de salvar solamente al sistema financiero, produjo una recuperación posterior sumamente débil.

Precisamente las políticas económicas implementadas por los distintos gobiernos de los países desarrollados impidieron el colapso financiero, pero no llevaron a la superación de la crisis económica ni impidieron la regresión social. Estas políticas incluyeron las compras ilimitadas de letras, bonos y otros componentes financieros e impusieron la acentuada baja en la tasa de interés que en muchos casos fue llevada al 0% y también al -1%.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su publicación “El Informe de Estabilidad Financiera Mundial” recientemente publicado, sostuvo que los bancos centrales se enfrentan a una situación de ingobernabilidad y desacoplamiento entre los “mercados” y “la economía real”, comenzando por los mercados de valores. Asimismo informó sobre la esperable importante caída de la economía en 2020 en diversos países, incluidos los capitalistas más importantes (Alemania -7,80; Francia -12,50; Italia -12,80; EE.UU. -8.00; Brasil -9,10; entre otros).                                         

La crisis en la argentina

La Argentina con una situación de crisis profunda, anterior a la aparición de la pandemia, tendrá en el 2020 una caída estimada del PBI de alrededor del 9,90%. Este desplome agudizará la crisis económica e incrementará la desigualdad social que ha ido creciendo exponencialmente desde que el capital más concentrado se hizo hegemónico en el país.

En el “Manifiesto” se señalan con amplios detalles, una serie de medidas que deberían aplicarse para “dejar atrás en forma definitiva el neoliberalismo, que deberían ir más allá de la reivindicación de la importancia del Estado en la salud, la lucha contra el hambre, o en el rol preponderante que tendrá en la recuperación económica”.

El conjunto de estas medidas (más la incluidas como sugerencia por Tesis 11), desde las más elementales y eventualmente realizables en el corto y mediano plazo, hasta las más complejas y profundas, como objetivos de largo plazo, tendrán grandes dificultades para su aplicación en la etapa actual de la política y la economía Argentina y mundial.

La burguesía industrial y comercial local que, al menos en algunos sectores, se supone tendrían interés objetivo en impulsar las políticas enunciadas en el citado “Manifiesto”, contienen desigualdades de composición, asimetrías de nivel, e incluso diversidades ideológicas, que les impidieron a lo largo de su historia, lograr el equilibrio, la autorregulación, la eficiencia y el desarrollo de las expectativas racionales, que podrían haber permitido la integración de los perfiles industriales y comerciales nacionales y la distribución progresiva, homogénea y perdurable del ingreso.

Además las diferentes opciones económicas y políticas que se sucedieron en la Argentina a lo largo de la historia moderna, llevaron a reiterados enfrentamientos entre las distintas fracciones de la burguesía, cuya antinomia giraba sobre la posibilidad de incorporar diferentes instrumentos de política económica que permitiesen resolver los problemas de estabilidad y de crecimiento sostenido.

La burguesía industrial y comercial local, salvo algunas excepciones, particularmente de algunos sectores de PYMES y cooperativas, no estuvo dotada de una moral propia y conciencia de sí misma, ni contuvo las potencialidades con las que hubiera podido desarrollar un proyecto de Estado-nación que contuviera un sistema de pertenencia dirigido a la expansión económica y a la igualdad social, con un aumento en los niveles de innovación tecnológica, sosteniendo un crecimiento industrial más complejo e integrado y un orden social menos injusto.

La profunda crisis mundial de 2007-2009 consolidó esta situación. La intensificación de la dominación norte-sur hizo aún más difícil que las fuerzas denominadas “nacionales y populares” en la periferia, pudieran resolver significativamente los problemas estructurales existentes en estos países. Por otro lado el grado de concentración de la producción y el comercio internacional constituye un factor decisivo en las diferencias de nivel de productividad y salarios medios. En este sentido aparecen las cadenas globales de valor lideradas por los capitales multinacionales, que dificultan o impiden la adopción de las modernas tecnologías productivas al proceso industrial local. Además en el caso argentino el enorme endeudamiento externo, la permanente fuga de capitales, la informalidad laboral, el elevado nivel de evasión fiscal y los enfrentamientos interburgueses, complican aún más este panorama.

En definitiva es importante considerar que la burguesía industrial y comercial local poseen en su seno los límites de una utopía no reconocida, producto de su situación de clase, de su difusa ideología y su configuración dependiente hacia los centros de poder. De esta forma se acentúa su condición de socios menores del capital monopólico u oligopólico mundial que controla cada vez con mayor intensidad los recursos estratégicos, el intercambio comercial, las fuentes de energía y los mercados financieros, contribuyendo así fuertemente al estancamiento económico, la crisis productiva y los problemas derivados del reiterado endeudamiento externo.

En ese sentido, es muy interesante lo manifestado por Alfredo Zaiat en su nota publicada por Página 12 el domingo 12 de julio de este año, cuando sostiene con relación al reciente mensaje presidencial:

“Es una renovada invitación a un sujeto social que resiste construir un sistema económico que permita alejar la reiteración de crisis dramáticas, las cuales lo tiene como protagonista estelar en cada una de ellas. Más allá de gestos personales de cada uno de sus miembros hacia el poder político de turno, el poder económico se ha transformado en estas últimas décadas. Ir a su búsqueda con la expectativa de encontrar lo que alguna vez fue para sumarlo a un proyecto de desarrollo nacional, como si nada hubiera pasado, solo entregará otra decepción. Casi todos los integrantes del bloque de poder concentrado están cada vez más alejados del destino del mercado interno…….una de las pocas excepciones en ese bloque de poder local que todavía le resulta relevante el consumo interno….es el grupo Arcor”.

A todo lo anterior se suma el grave factor retardatario de todo intento de política de desarrollo económico mínimamente integral y soberano que representan la oligarquía terrateniente y la gran concentración en la producción agraria y ganadera, sectores vinculados mayoritariamente al comercio exterior y férreamente opuestos a que, mediante retenciones a las exportaciones, se busque financiar desarrollo industrial local.

Es posible que la lucha de clases tienda a polarizarse en el futuro conforme se profundice la crisis ya de difícil solución. Los despidos de 600.000 trabajadores y las suspensiones de 700.000, producidos hasta ahora, preanuncian una complicada situación social. A esto se suma que bajo la última oferta gubernamental por la restructuración de la deuda se pagaría un monto considerablemente mayor en los próximos diez años que lo que se hubiese pagado con la primera oferta. Esta cifra surge del canje de bonos que arrancaba con un precio de USD 41,98 por cada lámina de 100 dólares y que fue creciendo hasta ahora a USD 52,35.

Sin embargo la crisis todavía hoy se expresa más en el plano “social” que en el “político”. Los trabajadores y demás sectores populares, deberán en consecuencia seguir luchando para conseguir mejoras en sus condiciones de trabajo y en el bienestar social, por pequeñas que estas resulten, para recuperar sus demandas insatisfechas, incluyendo impulsar medidas de gobierno como las indicadas en el “Manifiesto” (y nuestras incorporaciones al mismo), y lograr así una sociedad más justa y más humana. Es fundamental intensificar el desarrollo de la subjetividad crítica de trabajadores y demás sectores populares, dado que, como sabemos, las condiciones objetivas de dominación no se reflejan mecánicamente en la conciencia de clase.

Las luchas de los sectores subalternos para lograr mayor justicia y liberación será tal vez cada vez más gigantesca y ardua, pero es el único camino que permite revolucionar también la moral, la imaginación y en definitiva la vida cotidiana, en busca de la emancipación del ser humano.

Problemas estructurales y/o de incidencia permanente

Iremos ahora hacia lo más concreto de los problemas estructurales de nuestro país, con un análisis que, en su esencia, coincide con lo expuesto en el “Manifiesto”.

Tres áreas interrelacionadas conforman la trama de problemas estructurales responsables del estancamiento y la degradación socioeconómica argentina.

1.- La desigualdad social y geográfica de los ingresos y la riqueza, expresada por una pobreza extendida y creciente frente al proceso de concentración, todo como producto de un sistema social en el que lo prioritario es la ganancia y por ello el trabajador es sólo un recurso y la fuerza de trabajo una mercancía.

Dimensión de una pobreza cuyo efecto es el de limitar los incentivos a la inversión, la producción y el empleo, con lo que recrudece cada vez más el deterioro de la calidad de vida de las mayorías, al igual que el de la democracia, entendida como capacidad institucionalizada de participación de esas mayorías en la toma de decisiones.

2.- Gran concentración de la propiedad de la tierra, de la producción agropecuaria y agroindustrial y del comercio exterior de la misma. Sector que históricamente ha frenado las políticas de desarrollo industrial.

3.- De sus resultas, Argentina exhibe una estructura con alta incidencia monopólica, en la que casi todos los sectores y ramas están dominados por el capital extranjero, a veces asociada con el gran capital de origen local, pero en conjunto hegemonizados por el capital financiero y/o subordinados a la operatoria financiera, especulativa y parasitaria.

Esta cúpula, gracias a su dimensión económica, succiona sistemáticamente, vía fijación de precios, la capacidad de compra de las mayorías, y es por tanto la base determinativa de la inflación y de la fuga al exterior de los excedentes, fuga que el país cubre recurriendo a la deuda externa.

4.- Una estructura industrial desequilibrada que frena el desarrollo y el empleo de calidad y en cantidad porque restringe la capacidad de obtención genuina de divisas y por eso responsable de crisis cíclicas. Para obtener esas divisas debe recurrir – a falta de cambios estructurales – a políticas recesivas, con el resultado de caída de la producción, del empleo y del consumo popular, todo ello para hacer retroceder las importaciones y mejorar por esta vía la balanza comercial y de pagos.

Este conjunto articulado conforma la base del dominio político de la Argentina, porque condiciona el accionar de los tres poderes del Estado, la producción de los medios corporativos, las relaciones sociales y, fundamentalmente, incide en la conformación de un tipo de cultura y subjetividad, en otras palabras, en el sentido común que porta la población, o sea su nivel de consciencia, base neurálgica para mantener el poder.

Dominio que se perpetúa tanto más cuanto más desperdigada sea la acción y organización del movimiento popular, hecho que evidencia la objetiva necesidad de continuar bregando por consolidar un centro cada vez más unificador y coordinador de las luchas.

En tal sentido, las debilidades del sujeto socio-político capaz de frenar y revertir el curso de la historia habida hasta el presente, es también causa determinante del mantenimiento de los problemas estructurales.

El programa

Para que el programa mencionado en el “Manifiesto”, con las eventuales incorporaciones sugeridas por Tesis 11, tenga el efecto de una buena comunicación, requiere tener la capacidad pedagógica de mostrar, explicar y convencer, utilizando un orden  lógico y un lenguaje al alcance del ciudadano de a pie; mostrar cómo las  medidas concretas que el programa formula están vinculadas a la resolución de sus problemas, así como que las causas de los problemas de todos son también causa de sus propios problemas. Para ser movilizador de masas, el programa tiene que educar y entusiasmar y a la vez trasmitir que incluye las necesidades y reivindicaciones de la amplia alianza de clases que debe ser parte en esta etapa de la lucha contra el enemigo principal.

Por eso es importante la explicitación del área preferente sobre el que se va a actuar (ej. mercado interno) y la diferenciación de las medidas de implementación y efecto perentorio (corto plazo) de las de mediano y largo plazo.

En un país en el que el 80/85% de lo que se consume y demanda es provisto por la producción local, el centro preferente de atención es el mercado interno. Por eso, como bien se señala en el “Manifiesto”, son de principal importancia el nivel de los salarios y el de la ocupación, más el nivel y orientación del gasto público, ya que son los dinamizadores esenciales; más aún frente al calamitoso estado de estancamiento, extensión y profundidad de la pobreza que afecta a la sociedad argentina.

Comisión de Economía de TESIS 11

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