Ignacio Paz*
Junio 2019
Suministramos en esta edición especial un resumen de un trabajo de investigación realizado por el autor en el seno de la Comisión de Economía de Tesis 11, como un aporte para la preparación de un programa de gobierno desde el interés del campo popular.
El siguiente enlace permite acceder al texto completo del trabajo, que incluye una descripción por temas de la estructura industrial en Argentina:
Indice:
- Introducción y metodología
- La restauración conservadora, neoliberal y oligárquica en argentina
- Los formadores de precios. Nivel de concentración e importancia sobre el proceso inflacionario
- Conclusiones
- Propuestas para un nuevo plan económico social
- Comentarios finales
INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA
Como integrante de la Comisión de Economía de Tesis 11, y recibiendo los comentarios y aportes críticos de mis compañeros integrantes de esta Comisión he elaborado este trabajo pensando en contribuir al debate sobre un programa de gobierno de carácter nacional y con base popular.
El objeto de este trabajo es la Industria Argentina, pilar ineludible para el crecimiento sostenido y sustentable de la economía del país, como base necesaria para una revitalización del nivel de vida del pueblo argentino y soporte vital en la construcción de un país moderno, con desarrollo económico y social y con una distribución progresiva de las riquezas y del ingreso nacional.
LA RESTAURACIÓN CONSERVADORA, NEOLIBERAL Y OLIGÁRQUICA EN ARGENTINA
Desde el 20 de diciembre de 2015 Argentina tiene un gobierno de restauración conservadora inspirado en las ideas del neoliberalismo y presidido por Mauricio Macri.
Las medidas y resoluciones económico – sociales tomadas apuntaron a consolidar el ideario y la rentabilidad de sectores oligárquicos y de grupos monopolistas vinculados al sector financiero y de servicios públicos de Argentina.
Acorde con esta ideología, y bajo el pretexto de combatir la inflación, se han dirigido a bajar el salario real, y por consecuencia a deprimir el consumo y el mercado interno. Al contrario de lo pregonado, la brutal suba de los servicios públicos, combustibles y suba del dólar, generaron desocupación, quiebre de pymes y aún grandes empresas, aumentando la pobreza y la indigencia.
La apertura de importaciones con el argumento de controlar los precios internos, aumentó la demanda de divisas y produjo una macro devaluación del peso, con su consecuencia de depresión del mercado interno y cierre de pymes industriales, comerciales y de servicios.
La prometida “lluvia de inversiones” nunca llegó. En cambio y con una necia obsesión de contener la “corrida cambiaria” se fomentó, la “timba financiera” y la famosa bicicleta otra vez reinó en la city porteña. Esto que fue como un “disparo a los propios pies” se continuó con una suba permanente de la tasa de interés para contener el “pasaje al dólar” de los capitales golondrinas. Y así un círculo vicioso de aumento de tasas, devaluación, aumento de tasas, etc.
Como resultado de todo ello, el análisis de la evolución industrial entre febrero de 2016 y febrero de 2019 muestra una caída de la producción industrial, del 11 % para el promedio de todas las ramas.
LOS FORMADORES DE PRECIOS. NIVEL DE CONCENTRACIÓN E IMPORTANCIA SOBRE EL PROCESO INFLACIONARIO
La economía argentina presenta una estructura productiva altamente concentrada y extranjerizada. Pocas grandes firmas controlan los precios y las cantidades producidas de una gran variedad de bienes.
Esta concentración determina que los niveles de precios no estén solamente determinados por los costos industriales sino también por acuerdos entre oligopolios (pocos jugadores que dominan el mercado).
Sobretodo estas actitudes se verifican cuando se producen reacomodamientos salariales vía negociaciones paritarias o decretos gubernamentales. Si bien estos ajustes positivos del salario se establecen para absorber niveles dados de precios en el mercado, tasa de inflación, etc, los formadores de precios, responden generalmente con nuevos aumentos de precios.
Es decir que no hay un stop por parte del sector formador de precios, en el curso de la puja por la distribución de la renta y el producto que permita mejorar la posición asalariada en el reparto, si no se produce una intervención estatal.
Además y por la existencia de un importante sector no monopolista en la industria y en la economía en general, los grupos oligopólicos “succionan” renta por la presión de precios sobre dichos sectores que se empobrecen históricamente.
CONCLUSIONES
El gobierno de Mauricio Macri, elegido en 2015 ha reducido, cuando no anulado, la presencia de la industria argentina en el proceso económico del país
Las razones de esta dramática situación para la industria argentina son:
- Drástica reducción del salario real, de las jubilaciones y pensiones y de las asignaciones universales.
- Aumento de la desocupación a raíz de la reducción de actividad en el mercado interno y de los despidos en la administración pública (nacional, provincial y municipal)
- Ingreso irrestricto de productos importados (sobre todo asiáticos) con diferencial de precios negativos para la industria nacional
- Aumento sideral de las tarifas de servicios públicos que representan un costo adicional inédito en los productos nacionales.
- Inflación creciente por macrodevaluación de la moneda nacional y su traslado a precios, más la incidencia inflacionaria de los aumentos en las tarifas de servicios públicos.
- Tasas de interés astronómicas, aplicadas por el sistema bancario para contener la demanda de dólares, que encarecieron el costo financiero de las empresas industriales para el descuento de cheques pos datados y además tornaron imposible el acceso al crédito, sobre todo para las pymes, pero que también afectó, en esta oportunidad, a grandes empresas
- Como consecuencia de lo anterior, cierre masivo de pymes industriales, quiebras, y despidos generalizados.
Las razones antes mencionadas, son el resultado de una concepción de la economía, que parte de una ideología neoliberal con axiomas económicos tales como:
- El desarrollo económico debiera ser producido por un aumento de las inversiones que generen producción y rentabilidad para sus actores y que luego provocaría un derrame sobre el resto de la sociedad, y en consecuencia un nivel de actividad en el mercado interno.
- Nunca favorecerían un desarrollo por el lado de la demanda efectiva que impulse el mercado interno, porque esto implica aumento de salarios, jubilaciones y asignaciones, lo cual tiende a reducir drásticamente el nivel de desocupación y a hacer más dificultosas las “relaciones laborales”, por aumento del peso sindical, negociaciones paritarias, etc. Obviamente aumento de los salarios en la Renta Nacional, que ven como “despojándolos” de su participación histórica y oligárquica mayoritaria y despótica en la “torta que representa el total del Ingreso Nacional”
- Por ello, abren las importaciones para “acallar” los aumentos de precios nacionales; devalúan para trasladar ingresos al sector agroexportador, con el argumento de fomentar el aumento de exportaciones, sin considerar el momento actual de la demanda internacional y produciendo, por tanto, sólo un aumento en los beneficios acumulados por el sector exportador.
- Pero el conjunto de estas medidas, contra el mercado interno, contra el salario, contra la industria nacional, paradójicamente generan mayor aumento del déficit fiscal por una reducción creciente de la recaudación impositiva por achicamiento del mercado interno y por el peso de los servicios de la deuda externa que han asumido. Crisis que pretenden solucionar con nuevos y reiterados ajustes en el Gasto Social, despidos de empleados públicos, reducciones del salario real, que agravan la situación porque reducen aún más el consumo y el mercado, ante lo cual aplican nuevos ajustes y así en círculo vicioso.
- Se horrorizan por la inflación. Consideran que el flagelo inflacionario está exclusivamente determinado por el déficit en las cuentas públicas (sobre todo el fiscal) que consideran siempre “sobredimensionado” en materia de empleados y gasto público. Consideran la emisión monetaria como la respuesta inflacionaria al déficit fiscal. No ven mercados oligopolizados, ni aumentos de precios provocados por formadores de precios monopólicos u oligopólicos, que responden así al aumento de salarios obtenidos en paritarias o en la puja distributiva propia de la lucha de clases.
- En su dogmática interpretación del balance fiscal, acuden al endeudamiento externo para evitar la emisión monetaria, aunque las cuentas internas se pagan en pesos y no en dólares. Este monstruoso endeudamiento, además de atar al país al FMI y a los buitres externos, provoca una nueva carga al presupuesto fiscal por los servicios financieros de esta brutal deuda externa.
PROPUESTAS PARA UN NUEVO PLAN ECONÓMICO SOCIAL
El rediseño de la política industrial sería parte fundamental de un nuevo Plan Económico Social de un nuevo gobierno surgido del triunfo de un Frente Antineoliberal en las elecciones de 2019.
Plan que debería contener entre otras medidas:
- Mejoras inmediatas del salario real de los trabajadores activos y pasivos
- Plan de cobertura integral para los desocupados, madres sostén de familias y ayuda universal por hijos.
- Ambas medidas volcaran recursos al mercado interno lo que hará crecer la industria nacional para abastecer nuevas demandas.
- Estímulo de la producción nacional (a través del Compre Nacional por parte del Gobierno, control de las importaciones)
- Promoción de la exportación industrial (draw back, reembolsos, etc)
- Beneficios impositivos para la reinversión de utilidades en equipamiento y desarrollo de nuevas tecnologías
- Soporte presupuestario y estímulos para la sustitución de importaciones actuales y futuras.
- Nuevos canales de interacción industrial con el INTI y la promoción y soporte del avance científico y tecnológico del CONICET
- Estímulos para la contratación de primer empleo y su capacitación
Estas proposiciones se realizan sobre la base de las condiciones objetivas y subjetivas del proceso histórico que estamos viviendo en Argentina desde el punto de vista de su estructura socio económica y del nivel medio de subjetividad y conciencia respecto de la necesidad de cambios estructurales de fondo.
Con esto deseo subrayar que en nuestro país, como en el conjunto de la economía capitalista mundial, la contradicción fundamental sigue siendo entre la propiedad monopolista de los principales medios de producción en manos de los grupos concentrados dominantes en la economía y en la política, por una parte, y el pueblo trabajador, obreros, empleados, estudiantes, sectores de capas medias, profesionales, científicos y técnicos que con su trabajo diario, crean las riquezas de nuestra patria, por la otra parte.
Esto significa que siendo el modo de producción capitalista lo imperante en nuestro país, los conflictos y las luchas entre los polos de la confrontación en la distribución de las riquezas, continuará indefectiblemente hasta su resolución.
También creemos que con la crisis ineludible del sistema capitalista mundial como marco y el potencial crecimiento de la conciencia social y la acción de masas con orientación nacional y progresista, se impondrán nuevos objetivos con vistas a la verdadera transformación de la estructura socio económica de nuestro país y con ello, su superestructura político ideológica.
En ese sentido nuevas metas comenzarán a tomar cuerpo como:
- Estatización de los recursos básicos, como petróleo, petroquímica, celulosa, aluminio, siderurgia, minería, cemento
- Participación activa de los trabajadores en la dirección de estas nuevas empresas, con formas de asociación adecuadas (estatales, cooperativas, mixtas) y con intervención de los adquirentes en cada una de las empresas productoras a efectos de elaboración de planes de acción racionales y encaminados a satisfacer necesidades reales existentes.
- Intervención estatal en el servicio financiero nacional, regulando la política monetaria y crediticia en función de los intereses nacionales y populares. Con activa participación de las pymes demandantes de crédito y asistencia financiera.
- Control estatal y de la gestión trabajadora del comercio exterior de la Nación.
- Nuevo papel de las pymes en general ( Este tema será ampliamente expuesto por el compañero Alfredo Aguilera en entregas sucesivas de la revista Tesis 11)
COMENTARIOS FINALES
Para terminar y relacionando el objeto del trabajo, la Industria Nacional, con las proposiciones antes expuestas dirigidas a una verdadera transformación estructural del país, agregamos:
El proceso industrial argentino, impulsado por políticas de sustitución de importaciones (como consecuencia de los efectos de la primera y segunda guerras mundiales) fue dirigido hacia la implementación de industrias, llamadas, livianas. Es decir industrias que apuntan a satisfacer el consumo directo, pero que requieren insumos provenientes de la industria pesada o de base.
Pese a algunos casos de avances en el terreno de las industrias básicas (Altos Hornos, Aluminio, Celulosa), en lo sustancial, la industria argentina es dependiente de insumos importados.
Esto determina que, paradojalmente, las políticas de desarrollo del mercado interno, elevando la capacidad adquisitiva del pueblo argentino, ha chocado irremediablemente, en un momento determinado, con la llamada ”restricción externa” . Restricción que se refiere a la insuficiencia de divisas (dólares) para adquirir todo lo necesario para el abastecimiento industrial.
Es decir, las importaciones básicamente agrarias o agroindustriales de nuestro país, no alcanzan para generar los dólares necesarios. Si a esto agregamos que los gobiernos de corte conservador o neoliberal, como el actual, han permitido el giro permanentemente de ganancias y ahorros acumulados, al exterior, comprendemos la volatilidad histórica del tipo de cambio, Las sucesivas devaluaciones de la moneda argentina son producto de la insuficiencia de divisas para abastecer simultáneamente a las importaciones, giros al exterior, fuga de capitales, y déficit en el balance de turismo internacional.
Esta característica argentina, ha hecho extenderse en nuestro país, una economía bimonetaria. La moneda nacional ha dejado de ser moneda de los ahorros, no sólo de los sectores concentrados y monopólicos, sino del pueblo en general. La permanente “marcha hacia el dólar” ha generado un factor adicional en la restricción de divisas mencionada.
Entonces, el carácter liviano de nuestra industria que requiere insumos importados para su producción y la carencia de divisas suficiente para la importación fluída de dichos insumos, se ha convertido en contradicción que fogonea las tendencias inflacionarias de nuestra economía.
Paradojalmente políticas económicas que mejoran del nivel de compra del pueblo, han chocado con una oferta “inelástica” de bienes, debido a la insuficiencia de dólares para comprar los insumos necesarios para aumentar la producción y satisfacer la demanda creciente. Situación esta que los grupos dominantes han respondido con aumentos mono u oligopolista de precios.
Y he aquí el nacimiento de la “puja distributiva” entre precios y salarios, núcleo argentino de la inflación estructural. Los sectores formadores aumentan precios y no producción. Los sectores asalariados demandan mayores salarios para mantener su capacidad de compra, a lo que los grupos monopólicos responden con nuevos aumentos. Aumentos éstos que afectan toda la cadena de valor y hace que los sectores intermedios y pymes se vean obligados también a aumentar precios, y así sucesivamente en forma espiralizada.
Pareciera que la característica de desarrollo medio de nuestro país, y en particular de nuestra industria, determina la particularidad argentina de una inflación recurrente, de alto nivel y sustentabilidad, que no se da en países vecinos. Países que, como Brasil tienen una industria pesada que los exime de una gran cantidad de importaciones de insumos, o como Paraguay o Uruguay, que, con escaso desarrollo industrial, no han generado una clase obrera y una sindicalización de las características argentinas que fueron y son soportes de confrontaciones y luchas sociales importantes.
Un proceso político que acumule fuerzas populares culminará seguramente en la confluencia hacia un Plan Nacional de Desarrollo. Plan que incluirá las bases para una verdadera transformación industrial argentina con base industrial pesada que alimente la industria de consumo y que no sólo ahorre divisas de importación, sino que genere nuevas exportaciones con mayor valor agregado.
La puja distributiva entonces, con una “torta” más grande, y con un Estado que asegure la sustentabilidad de políticas sociales inclusivas, asegurará un mayor bienestar para el pueblo argentino.
*Ignacio Paz, economista, miembro de la Comisión de Economía y del Consejo Editorial de Tesis 11.
Enlace para acceder al trabajo completo: