Revista Tesis 11 (nº 112)
(Política Nacional)
Ignacio Paz*
El torrente de cambios económico sociales a favor de los sectores populares, choca contra una estructura argentina retrógrada, anquilosada y dominada por el capital más concentrado, y su superestructura ideo política concordante.
Las políticas sociales a favor de los sectores populares, han ido modificando la vida de millones de argentinos, pero se han enfrentado finalmente con la atrasada estructura económica en Argentina: Inflación generada por ganancias extraordinarias de los grupos oligopólicos; Exportaciones agro alimentarias en manos de grupos concentrados e importaciones de insumos no sustituidas; Conversión en dólares de ganancias monopólicas y su giro, legal o evasivo al exterior. Limitaciones convergentes que llevan a la inflación, al estrangulamiento externo y a la falta de divisas crónica.
No obstante, ya todo no es igual en Argentina.
Las conquistas sociales implementadas, son jirones que se arrancan al tejido dominante y poco a poco van constituyéndose en una nueva subestructura de relaciones sociales compuesta por nuevas conquistas y nuevos derechos.
Se ha ido conformando un nuevo sujeto social consciente de los avances logrados y una juventud política militante dispuesta a continuar luchando por el mantenimiento de las conquistas o su recuperación, en caso de derrota electoral. El pueblo argentino no aceptará fácilmente retroceder y resignar lo obtenido.
Hemos ingresado en el año electoral en donde se decidirá la continuación o no del proyecto político nacional y popular encarnado por el kirchnerismo desde 2003.
Este Proyecto representó, desde su inicio, el objetivo de reconstruir el tejido social argentino sobre bases de ampliación de derechos económicos, políticos y sociales a favor de los sectores sociales más postergados. Lo hizo en un país, como Argentina, con una estructura económica dependiente y basada en la propiedad concentrada en manos de grupos monopólicos con vinculación directa o indirecta con el capital financiero internacional. Con el comercio internacional basado en exportaciones primarizadas en manos de los consorcios más concentrados y oligárquicos, y con importaciones de insumos industriales con débil proceso sustitutivo que implicaban potencialmente la reproducción clásica e histórica del estrangulamiento de divisas disponibles. Es decir un camino absolutamente condicionado por la estructura económica argentina diseñada en función de los intereses dominantes.
Por eso, la elección del mercado interno como palanca fundamental para el crecimiento del Producto Bruto Interno marcó desde el inicio la impronta de la nueva política. El aumento de la demanda de bienes y servicios fue motorizado por aumentos salariales sostenidos y políticas de asistencia social y subsidios a los servicios esenciales (como reforzamiento del poder adquisitivo de los salarios).
El “viento de cola” (precio internacional de la soja, en continuo aumento) y el ahorro en materia de intereses por la deuda externa, lograda por la moratoria, fueron aprovechados para alimentar financieramente esta política de contenido nacional y popular.
Se lograron “superávits gemelos” (en los balances comercial y fiscal), lo que demostró adecuado manejo de las finanzas estatales, lo que permitió una política de subsidios e inversiones con el propósito de estimular la demanda y mejorar la oferta de bienes y servicios. Se logró una reducción fenomenal del endeudamiento en dólares del país, que representa hoy, menos del 30% del PBI ( En países como España, Italia, Irlanda, Grecia, Portugal, EEUU superan el 100%)
La enunciación de algunas de las acciones estatales y legales emprendidas, habla de por sí de la orientación social y política del Proyecto:
- La recuperación de los fondos de jubilación, transferidos alevosamente a las afjp durante el menemismo,
- la inclusión de la totalidad de los habitantes en edad jubilatoria al beneficio provisional
- consagración del matrimonio igualitario
- recuperación nacional de YPF y Aerolíneas Argentinas ,
- defensa irrestricta de los derechos humanos convertida en política de Estado
- creación del ministerio de Ciencia y Tecnología y repatriación de miles de científicos y técnicos
- planes para incentivar el completamiento del ciclo educativo en jóvenes
- subsidios para compra de viviendas
En política internacional, Argentina modifica su alineamiento de “relaciones carnales” con el imperio, para iniciar una política exterior caracterizada por la defensa de la soberanía nacional y una actitud independiente de los centros de poder mundial, a través de su apoyo y militancia a favor de los bloques regionales (Mercosur, Unasur, Celac)
Como dijimos en un comienzo estas transformaciones de carácter popular se realizan en un determinado contexto de históricas relaciones sociales inequitativas y dominadas por los sectores más concentrados del capital y la propiedad de la tierra. Base sobre la cual se erigió una superestructura político-ideológica, de protección y justificación de dichos privilegios. No es de extrañar entonces, que los grupos dominantes no vieran con buenos ojos las transformaciones y las medidas concretas a favor de los sectores populares.
A partir de 2007 comienza en Argentina un proceso inflacionario que se convierte en un ariete de ofensiva contra el plan de gobierno.
Debido a la sobreacumulación de mercancías y capacidad ociosa de producción, derivada de las políticas neoliberales que explotaron en 2001, el aumento de la demanda, a partir de 2003, fruto del aumento de salarios, fue seguido por la oferta de bienes y servicios sin modificaciones sustanciales de precios.
Agotados los sobrestocks y completada la capacidad industrial existente, desde/ 2007, el continuado aumento de la demanda, no fue correspondido por aumento correlativo de la oferta, por parte de los grupos económicos dominantes, sino con aumento de precios. Las paritarias y convenciones colectivas de trabajo corrigieron en cada oportunidad, los salarios sobre la base de la inflación ocurrida, pero los formadores de precios tomaron los nuevos salarios como nuevo factor de costos y volvieron a aumentar sus precios.
Esta puja distributiva de la renta nacional, expresada en el conflicto entre precios y salarios, fue y es escenario político en el que el gobierno actuó, propiciando la adecuación salarial y el control relativo de precios de productos de primera necesidad a través de la política de Precios Cuidados. Los formadores de precios atizaron el fuego con suba de precios permanentes frente a cada aumento de salarios. Y además, achacando al gobierno la total responsabilidad frente a la inflación, esgrimiendo las viejas y sesgadas hipótesis del neoliberalismo, como el gasto estatal, la emisión monetaria, subsidios, etc.
La lucha ideológica y la confrontación política se abren paso hoy, claramente, en el escenario argentino.
Es en este contexto que aparece claramente la contradicción más importante de este momento político : El torrente de cambios económico sociales a favor de los sectores populares, choca contra una estructura argentina retrógrada, anquilosada y dominada por el capital más concentrado, y su superestructura ideo política concordante.
No es de extrañar que la lógica contradictoria de un proceso nacional y popular establecido sobre una estructura de poder monopólico sea que la vigorización del salario actúe como estímulo de demanda y mejore las condiciones de vida de los trabajadores y capas medias de la población, pero que, al mismo tiempo, permita a estos sectores dominantes beneficiarse fuertemente de la reactivación económica y mantener e incluso aumentar su tamaño e influencia en la vida económica.
La historia ha demostrado que modificaciones en la propiedad monopolista de los medios de producción y de la tierra no se obtienen en forma “voluntarista” o por parte de “vanguardias lúcidas” despegadas de las masas populares.
Requieren procesos de acumulación de fuerzas democráticas, lo suficientemente profundos y prolongados, que modifiquen el imaginario colectivo de los pueblos, y que éstos sean protagonistas conscientes y convencidos de la necesidad de cambios estructurales. Esta consolidación política popular se convierte en prerrequisito como para encarar ¨el asalto al poder¨ como dijera Gramsci.
La nueva etapa de la crisis capitalista mundial iniciada en 2008 con la explosión de las burbujas financieras (hipotecas subprime) y la caída de grupos financieros del gran capital (Leman Brothers), continúa afectando la economía y la vida social en numerosos países, no sólo de la periferia , sino incluso del centro del capitalismo (Grecia, Portugal, España, Italia)
Argentina, siente el efecto de esta crisis a través de sus exportaciones y el cerrojo a sus créditos internacionales. El accionar de los fondos buitres es parte de este escenario internacional en el que nos toca actuar. Brasil, nuestro principal socio comercial atraviesa también un momento recesivo en su economía, y esto afecta nuestras exportaciones, sobre todo industriales, a este país hermano.
La baja en los precios de los commodities (soja, por ejemplo) deteriora el valor de nuestras cosechas.
No obstante y gracias a las políticas “contracíclicas “ del gobierno, como el aliento al consumo popular con sostenimiento del empleo y del salario, subvenciones de servicios públicos, control de precios de alimentos, entre otras medidas, la crisis internacional no ha impactado fuertemente en nuestro nivel de vida.
Pero este cuadro internacional y el auge del mercado interno, han afectado nuestra disponibilidad de divisas. La crisis de divisas característica de nuestra estructura económica es resultado histórico de exportaciones insuficientes para financiar importaciones de insumos industriales, hoy crecientes por reactivación del mercado.
Desde algunos sectores se habla de “agotamiento del modelo” porque faltan dólares para girar al exterior o para dolarizar las ganancias obtenidas en Argentina. El “agotamiento” no es del proyecto nacional basado en el consumo de las masas populares y en una mejora sustancial en la distribución del ingreso con inclusión social. El “agotamiento” es de la estructura económica argentina, de sus relaciones de propiedad y de la inequitativa distribución de la Renta Nacional en Argentina.
El “agotamiento” es el de la superestructura político-ideológica erigida para proteger los privilegios estructurales e impedir, por distintas vías, los proyectos de cambios.
Los avances socio económicos provocados por el proyecto gobernante representan jirones que se arrancan al tejido dominante y que constituyen, en ciernes, una nueva subestructura de nuevas relaciones sociales, compuesta por nuevas conquistas y nuevos derechos.
Vemos la configuración de un nuevo sujeto social consciente de los avances logrados y una juventud política militante dispuesta a continuar luchando por el mantenimiento de las conquistas o su recuperación, en caso de derrota electoral. Lo alcanzado permite vaticinar que el pueblo argentino no aceptará fácilmente retroceder y resignar lo obtenido.
Es por ello que disentimos con sectores de la “ultraizquierda’ que ignorando o subestimando las mejoras sustanciales logradas por las mayorías populares, sólo enfatizan su visión sobre el carácter inamovible de la estructura económica favoreciendo con su discurso antigubernamental a la oposición más conservadora y neoliberal.
Es complejo y difícil lo que falta, pero se logrará si continuamos avanzando en esta dirección. Queda por delante:
- Implementación de un Plan Nacional de Desarrollo Económico, en donde se destaquen las prioridades con el objetivo de estimular fuertemente la sustitución de importaciones industriales y la generación de un nuevo perfil exportador de productos no tradicionales,
- Reconsiderar estímulos para la exportación de No Tradicionales. Los actuales están neutralizados por los derechos de exportación y además no se cobran fácilmente. Se impone un sacrificio fiscal que vía “draw back” o similar, aumente significativamente los reembolsos.
- Revitalización de un Banco Nacional de Desarrollo
- Papel relevante del INTI y del INTA como instituciones conductoras del proceso tecnológico necesario.
- Análisis de una ley de Inversiones Extranjeras que contemple el ingreso de capitales con destino específico de sustitución de importaciones, en el marco del Plan Nacional de Desarrollo Económico. Podría contemplarse la posibilidad del giro de parte de las utilidades obtenidas en proporción al ahorro en divisas logrado.
- Reorientación de promoción por sectores, reanalizando cuidadosamente a la industria automotriz que se ha mantenido como fuertemente deficitaria en divisas.
- Fortalecer las reservas internacionales (en la dirección que se ha emprendido, con organismos internacionales y con China como aportante de capital y tecnología) como elemento disuasivo de ataques especulativos en el mercado cambiario.
- Avanzar en la difusión y estimulación del ahorro en pesos, para lo cual el control inflacionario es vital. Inflación en gran parte generada en la puja distributiva por la conducta de los grupos concentrados en su determinación de precios monopólicos, más allá de los márgenes necesarios.
- En este sentido propiciamos una política de Concertación de Precios y su control vía “Precios Cuidados”, que será al mismo tiempo herramienta de movilización de los sectores populares en su defensa.
- Deberán agilizarse los sistemas de distribución alimentaria, con la difusión en más zonas de Mercados Centrales que permitan ir del productor al consumidor.
- Es necesario actuar en el sistema financiero, controlando el spread ( ganancia bancaria entre las tasas activas y pasivas) y promoviendo el crédito popular.
- Es necesario considerar al pequeño y medio ahorrista con tasas pasivas diferenciadas, a efectos de que mantengan sus ahorros en pesos y no salgan del sistema acudiendo al “refugio dólar”.
- Paralelamente con esto, habrá que profundizar la política crediticia estatal y de la banca privada, dotando de recurso a las pymes. Es vital dotar de “capital de trabajo” a las pymes, que permita su evolución y como factor de contrapeso, para enfrentar el control monopolista del mercado.
- Habrá que realizar las modificaciones legales necesarias para incorporar a la base del sistema tributario a sectores hoy exentos (poder judicial transacciones financieras, transferencias de capital y otras desgravaciones existentes). Se podrá, así, atenuar la carga impositiva sobre el trabajo asalariado.
- La profundización de la política de transporte y sobre todo el ferroviario, dará frutos innegables en materia de distribución social más equitativa de las personas y servicios nacionales, así como reducción de costos en el transporte de mercancías a larga distancia
- Será necesario seguir actuando fuertemente sobre la producción y distribución de energía en el país. Es fundamental romper el nudo contradictorio y desigual entre la eficacia en la producción de energía y las ineficiencias de su distribución nacional.
Las elecciones presidenciales de este año en Argentina, se presentan como el gran escenario en donde el pueblo argentino decidirá el camino a tomar.
Es necesario colaborar desde todos los sectores democráticos para la continuación del rumbo y su profundización
*Ignacio Paz, economista, miembro de la Comisión de Economía y del Consejo Editorial de Tesis 11.