Dossier: “Mirando al Sur” (artículo 1 de 3).
Isaac Yuyo Rudnik*
Quinientos años después del inicio de la ocupación colonial que seguimos sufriendo, tenemos un gobierno genuinamente representativo de los pueblos originarios en esta parte del planeta. En su primer discurso al asumir la presidencia de Bolivia, Evo le dio un marco histórico del que hay que tomar nota: ”Nosotros no participamos de la primera independencia”.
Los Movimientos Sociales
La ola neoliberal de los 90 no sólo impuso transformaciones profundas en nuestros países, sino que en muchos países arrasó con las representaciones políticas de la izquierda, ya sea porque fueron cooptadas por el pensamiento único o porque cayeron en una impotencia testimonial cargada de sectarismo e ideologismo.
Entonces, desde el llano, desde la base de cada uno de nuestros pueblos, se construyeron y reconstruyeron, formas organizativas –muchas nuevas y otras que ya venían y se desarrollaron y fortalecieron con contenidos renovados- que expresaron el rechazo a los atropellos del neoliberalismo, y canalizaron la voluntad de resistencia. Por eso estas organizaciones, estos Movimientos, surgieron alrededor de problemáticas básicas, concretas, que quizás antes estaban contenidas o subsumidas en ejes mas generales expresados en propuestas políticas que los englobaban, o en otros casos emergieron alrededor de problemáticas distintas generadas o agudizadas y extendidas por la aplicación de las políticas neoliberales. Pero todos tienen en común la fuerte confrontación con el modelo neoliberal, por lo tanto sus raíces si bien parten de temáticas particulares o sectoriales, tienen un contenido eminentemente político, pues su solución solo puede venir de la mano del cambio de modelo. La distribución de la riqueza, la liquidación de la desocupación, la reforma agraria, la participación de los pueblos originarios, la no discriminación a las mujeres y a las minorías, no llegarán dentro del modelo neoliberal.
Los pueblos originarios han sido protagonistas en los últimos años de profundas y extendidas luchas que le han dado, como nunca, una visibilidad insospechada a su problemática constituyéndose organizaciones de envergadura como la CONAIE en Ecuador que se convierten en alternativas de gobierno. En Bolivia el MAS de Evo, es una organización cuya columna vertebral es el movimiento campesino, pero que una clara impronta asociada a la identidad indígena de la inmensa mayoría de sus integrantes.
El protagonismo y la participación
La fuerza de nuestros movimientos ha estado asentada desde sus principios en la participación de la gente en los debates y en las propias decisiones que se van tomando, al punto de que estos elementos son parte de la identidad de los Movimientos Sociales en toda América Latina. Obviamente el MAS no escapa a esta regla y esto estuvo reflejado en que inmediatamente después de haber recibido la banda presidencial Evo se dirigió a la Plaza San Francisco, sede de los grandes hechos políticos de los que Movimientos fueron protagonistas, donde una multitud lo esperó varias horas para escuchar –como mucha veces lo esperó y escuchó en estos últimos años- los compromisos que asumía para los tiempos inmediatos. Compromisos declamados en los meses previos de campaña electoral y que pronto se convertirán en políticas de estado: llamado inmediato a las elecciones de constituyentes, nacionalización de los hidrocarburos, erradicación de la corrupción, defensa de los cultivos de coca y lucha contra el narcotráfico, desarrollo de política de integración alternativa al neoliberalismo, etc. Hay una estrecha relación en la historia de los últimos tiempos entre estas reivindicaciones instaladas en el centro de la escena política nacional boliviana, y la existencia misma de los Movimientos Sociales movilizados en la calle. Es ése protagonismo creciente, agigantado día a día en cada nuevo paso de la las luchas, el que permitió en relativamente corto tiempo inclinar favorablemente una correlación de fuerzas en la que hasta no hace mucho los sectores que gobiernan desde hace mucho tiempo parecían tener allí columnas imposibles de conmover. Protagonismo que expulsó del gobierno a los presidentes traidores y a los que creyeron que podían mantener consenso solo con buenos discursos incumpliendo promesas, y que en definitiva permitió romper con un “empate catastrófico” que no se podía superar, y que parecía que iba a conducir a la buscada disolución nacional por parte de una derecha recalcitrante que prefería eso a resignar parte de sus privilegios.
La convocatoria de Evo
Desde ese protagonismo Evo reclama participación de los pueblos originarios en esta nueva etapa emancipadora. Y lo hace sabiendo que el camino inmediato está surcado por fuertes obstáculos, porque los adversarios no descansan. Ahora se viene la batalla por la Asamblea Constituyente para construir el edificio jurídico para la refundación de la República. Evo prometió elecciones constituyentes para el 2 de julio y la instalación de la Asamblea el 6 de agosto de este año. Para eso tiene que sancionarse la ley de convocatoria los primeros días de marzo. La oposición pide postergación, y tratará de hacer valer su espacio en el parlamento para enredar el proceso. Desde el MAS se anuncia la vuelta a la convocatoria a la movilización popular como herramienta principal para avanzar en el cumplimiento de lo prometido.
El movimiento campesino indígena que dirige el gobierno de Bolivia está decidido a continuar siendo protagonista en su país y en América Latina. Está dispuesto sí o sí a ser parte sustancial de esta etapa de la lucha por la Emancipación de los pueblos al sur del Río Bravo.
*Isaac Yuyo Rudnik
Movimiento Barrios de Pie