Jorge Marcelo Tuero*
“…los que concebimos la educación como un proceso, en interjuego con otros, en ellos están inmersos los cuerpos y de allí emergerán diversas subjetividades (estilos de vida), que se oponen a la subjetividad univoca que pretende el capitalismo.”
Compartamos una reflexión de Deleuze: “Estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. (…). Los ministros competentes no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la prisión: pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto plazo. Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta. Son las sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias.” (…). (¿Dónde se puede observar esto en el régimen escolar?) “En el régimen de las escuelas: las formas de evaluación continua, y la acción de la formación permanente sobre la escuela, el abandono concomitante de toda investigación en la Universidad, la introducción de la “empresa” en todos los niveles de escolaridad”. Es un proceso complejo que importa la articulación de dos fases. Una asistemática (familia, Etc.) y una sistemática (escuela, Etc.). En ambas, se usan consciente o no, estrategias, procedimientos, técnica y tácticas, para transmitir herramientas de uno/s grupo/s de cuerpos a otros cuerpos (miembros). La educación es un elemento en el proceso de transmisión de cultura. El capitalismo ha creado y ha tomado procedimientos y mecanismos de diversos grupos sociales. Ha requerido construir un “sujeto” cada vez más productivo y a la vez más disciplinado. En la actualidad está en plena mutación tanto de sus formas de producción como en sus maneras de tratar los cuerpos, para mantener la acumulación, circulación (ALCA) y valorización del capital. Mutación de la “valorización del cuerpo”, en tanto componente del proceso social de producción y reproducción (no sólo en el sentido económico). Busca construir entes económicamente más provechosos y políticamente menos peligrosos (resistenciales). De un lado, el capitalismo (como lo hace cualquier sistema fundado en la heteronomía) pretende crear un conjunto de estrategias, para inculcar “hábitos”, Etc. “buenas conductas”, tiende a construir una subjetividad disciplinada y univoca, elemento que el capitalismo requirió y aun necesitará, para dar forma a un novedoso “Estado de Dominación”. Del otro, los que concebimos la educación como un proceso, en interjuego con otros, en ellos están inmersos los cuerpos y de allí emergerán diversas subjetividades (estilos de vida), que se oponen a la subjetividad univoca que pretende el capitalismo. Urge construir una territorialidad social que nos permita contribuir a forjar un ser que se construya en tanto un ser autonómicamente libre. Uno de los objetivos es quitar “la ley de mercado” que el neoliberalismo introdujo en el sistema educativo en particular, y social en general, y que muchos participantes del sistema, aún sin pretenderlo conscientemente, en la práctica, lo hacen “propio” con sus actitudes cotidianas y lo reproducen. El neoliberalismo ha ganado no sólo la batalla en el plano económico, sino en el cultural. Ha logrado que muchos se pongan a debatir acerca de una cuestión que en verdad no conocen en sentido estricto. No se trata de decir que no pueden ver lo que acontece, sino que ven lo que pasa (perciben) con lo que saben (registro subjetivo). Una situación hace observable la relación social: El estudiante recibe mediaciones de la sociedad, y en la práctica, vivencia que no se condice su realidad con los mensajes, por Ej. igualdad ante la ley, derecho a la salud, al trabajo. En esa lógica de la relación de fuerza, a su vez, se reconoce como necesario en un espacio que, sin su presencia, no sería tal. El docente (y hay cuantiosas excepciones) es puesto, cuando no lo hace por sí solo, en situación de cambiar notas o de “dar otra oportunidad”, a los estudiantes, situación que este reconoce (conciente o no) como a su favor en la relación con los docentes. Existen docentes que hacen esto para avalar el mantenimiento de la sección en el próximo año y por lo tanto las horas asignadas, o evitar ser movido por cierre de curso, (ley de mercado). ¿Por qué se cierran secciones cuando faltan estudiantes y no se desdoblan las que hacinan a estudiantes en escaso metraje áulico? En un contexto social y económico de franca desocupación, ¿por qué no llevar al número mínimo el quantum de cada sección? Se vuelve a hablar de “la reforma de la reforma”. ¿Si algo no funciona por qué no se lo abandona y/o se crea otra cosa? La respuesta es: los efectos de las relaciones de lucha no se desvanecen en el aire, sino que a alguien le sirven. Por tanto, ¿A nosotros nos sirve? Debemos buscar quienes son los que se benefician. Se suelen hacer declamaciones generales, que en término estricto, se encuentra carente de argumentos. Se habla en base a dichos y no a cimientos teóricos. Desde el supuesto de que las personas ven desde/con lo que saben, y reconociendo los procesos que conforman al sujeto en estado de “alienación”, es dable pensar que aún esos saberes pueden funcionar como caja de herramientas, para el enfrentamiento social. El discurso social es un discurso-arma en la relación social. La tarea es reflexionar acerca del sistema educativo, y de este, en el contexto más general de la sociedad. Algunos interrogantes a trabajar: ¿Por qué la reforma fue implementada por los políticos y los técnicos, y luego se convocó a los docente? ¿Por qué no se realizó en sentido inverso?, generando durante x tiempo encuentros de los docentes, y luego con los especialistas, y posteriormente, convocar a los técnicos y “especialistas,” que en el proceso de los últimos 20 años han devenido “asesores”. Se debería discutir acerca de qué mecanismos utilizar para extirpar la “ley de mercado” del sistema educativo. La presencia de ella se puede observar en las situaciones enunciadas: docentes que por presiones externas e internas, aprueban a un estudiante que no debería estarlo, prueba de esto es que en el curso siguiente, está carente de instrumentos. Varios docentes y directivos toman decisiones de corto plazo, en una estrategia de supervivencia singular , (no es un juicio de valor, sino la descripción de una situación social, en la que personas llevan adelante acciones pensadas más desde la biografía individual, que como el resultado de la relación de su biografía individual, religada y a su vez, proyectada en la memoria colectiva) En suma, la ley de mercado provoca que diversos sujetos funcionen dentro de la escuela, y en la sociedad, con una lógica de supervivencia, que les permite mantenerse, pero sin poder proyectar a un futuro inmediato las acciones emprendidas. Se producen prácticas desentendidas de la base argumentativa (del discurso). Se enuncia una cosa y se hace otra. Reflexionar acerca de la educación, implica pensar la actividad del cuerpo, los saberes, los poderes y las “verdades” que en ella se enfrentan. Los cuerpos son blanco de las relaciones de saber-poder-verdad y a su vez producto y productores de diversas prácticas y sociales. Para cerrar, no desconozco que cuantiosos docente siguen resistiendo, y eso da cierto optimismo y aire fresco. Quisiera compartir con ustedes una afirmación de Foucault pero en interrogativo, para que cada uno construya su propia respuesta: ¿De qué se trata: de buscar la verdad de nuestro pasado, o el pasado de nuestras verdades?
*Jorge Marcelo Tuero, Lic. y Prof. en Sociología (UBA) Docente de Polimodal y Universitario (UBA).