Adrián Berardi*
COMUNICAR, INFORMAR, AYUDAR A PENSAR.
Hoy en día, la información es difundida en forma masiva sólo por algunos medios que por ser grandes grupos económicos tienen los recursos para llegar a un altísimo número de personas, pero a su vez la información que divulgan carece de contenido y suele ser siempre funcional al sistema, con el agregado de que no se comprometen con una postura clara sobre lo que se informa, cómo se informa y para quién se informa. En oposición a estos medios masivos, existe un sin número de medios alternativos, sobre todo en versiones gráficas, que en su mayoría tienen una posición ideológica bien marcada, y que si bien intentan hacer un contrapeso sólo caen en un subjetivismo y un extremismo que consume una minoría de la sociedad.
Hace casi tres años, sin buscarlo, conocí Tesis 11. Su sólo nombre me llenaba de satisfacción al saber que existía una idea de cambiar la historia, no sólo de contarla; la pregunta que me generó incertidumbre en ese instante era cómo una revista podía cambiar el mundo. Entonces recordé a Michel Foucault cuando sabiamente escribía en su libro “Las palabras y las cosas” que había que crear una nueva red de pensamiento que en su positividad genere cambios. Esta mezcla de ideas me colmo y me di cuenta que una forma de lograrlo era generar un pensamiento crítico en las personas, pero que a la vez se respalde en la acción, entonces era absolutamente necesario para eso que la información con la que contasen los sujetos les permitiese pensar y establecer su propia posición sobre los hechos; pero al mismo tiempo esta debería estar llena de contenido y dirigida particularmente a toda la sociedad, para que quien la lea – estando o no de acuerdo con la posición ideológica – tenga las herramientas para establecer sus propias conclusiones y proponer pasos a seguir.
Hace ya un tiempo observo que lo que se informa suelen ser sólo datos, opiniones carentes de marco teórico o hechos descontextualizados donde se le quita al hombre su condición de ser genérico y se crea un especie de “cultura de la ignorancia”, fomentando toda la pasividad necesaria para seguir inventando verdades. Ante esta crítica descubro en Tesis 11 el lugar donde al hombre se lo considera como sujeto histórico en tanto lo niega como “objeto pasivo”, permitiéndole la interpretación de la realidad de tal manera que valorice el contenido de la revista y construya, así, un espacio que se objetívese activamente día a día, lectura a lectura, a través del debate que puede surgir en el pasaje de una nota a otra. En una palabra, considero que la revista establece las condiciones necesarias – aunque no digo suficientes – para poner en duda la realidad, repensarla, y transformarla, a pesar de la imagen que se le quiere dar a la realidad como una verdad absoluta.
Marx concluye sus tesis sobre Feuerbach con aquella que le da nombre a la revista:
“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” . De esta manera culmina con una fuerte crítica a la abstracción de la filosofía hegeliana, la que había sido fuertemente criticada en “La ideología alemana”, que junto a Engels escribió. En esta obra, si bien se resalta el avance logrado por Feuerbach con respecto a la filosofía post hegeliana, remarcan que en el materialismo que él propone se olvida de incluir la historia.
Ustedes se preguntarán el por qué de estos comentarios, la respuesta, estimados amigos, está en las páginas de vuestra revista, que hoja por hoja revive y reivindica el materialismo histórico, en primer lugar porque la conceptualización de los problemas planteados están ubicados en el contexto histórico en el que vivimos, y en segundo lugar porque en un sistema tan perverso como el capitalista el contenido tiene tanta validez en el presente como en el futuro, al igual que las obras de Marx.
Seguramente habrá para hacer críticas negativas, pero mi opinión objetiva de Tesis 11 está respaldada en el carácter abierto que la rodea, en su intención de no caer en un intelectualismo absurdo y colaborar a la transformación de la realidad, aunque más no sea a través de un artículo.
Mao Tse Tung planteaba que la revolución debía tener dos esferas. Una hacia el interior – del partido – y otra hacia el exterior; intento adaptar esto a mi crítica y afirmo que Tesis 11 colabora en la construcción de un nuevo pensamiento en el interior de cada sujeto, que en su interacción con los otros transmite sus inquietudes y logra, de a poco, las condiciones para los cambios.
Para cambiar el mundo y no sólo de interpretarlo es necesario información, pero además una lucha que supere los límites ideológicos, un sujeto que esté libre de pensar y debatir y medios que no sólo cuenten sino que colaboren en la explicación de la realidad y creo que esto último lo logra Tesis 11, porque no sólo comunica, no sólo informa, sino y sobre todo ayuda a pensar en cambios.
*Adrián Berardi, estudiante de sociología (UBA), periodista.