Por: Randy Alonso Falcón – Publicado en: Para Apuntar
Cuba llegó este jueves al día 100 de su combate ordenado, constante y científico a la COVID-19.
El resultado más evidente es el inicio de la fase uno de la recuperación en casi todo el territorio nacional, excepto en La Habana y Matanzas, por los indicadores epidemiológicos positivos alcanzados en el enfrentamiento a la enfermedad.
Pero hay cuatro datos que a estas alturas me parece legítimo resaltar, entre lo mucho hecho por la vida en este país bloqueado y agredido.
Ni uno sólo de los trabajadores cubanos de la Salud ha fallecido como consecuencia de la COVID-19. A pesar de que más de un centenar se han contagiado, por la alta exposición al virus que tiene este personal, la cifra de sanitarios enfermos en Cuba por el virus SARS-COV-2 es muy inferior a las tasas del mundo. Legendaria es la batalla que se dio por preservar la vida de la enfermera de Caibarién, que se convirtió un poco en el símbolo de la perseverancia de la salud cubana por salvar todas las vidas posibles.
En EEUU han fallecido lamentablemente más de 600 trabajadores de la salud por la enfermedad, en Brasil más de 250, en Italia 203, en México 149, en España 63, según los reportes más recientes que se conocen.
Ni un sólo niño cubano ha muerto como resultado de la pandemia. Pese a que la significativa cifra de 246 menores de 18 años han dado positivos en el país, ninguno ha perdido la vida. El trabajo encomiable de pediatras, enfermeros y otros especialistas y los acertados protocolos de tratamiento han sido las claves.
Aunque la UNICEF ha dicho que esta”no es una enfermedad infantil”, en EE.UU. han fallecido 49 niños y se han contagiado con la enfermedad más de un millón de infantes.
Ni una sola embarazada ha muerto en Cuba como consecuencia de la COVID-19. La atención especial que han recibido las 18 gestantes positivas ha permitido ese resultado. Al menos 5 de ellas tuvieron sus partos exitosos en hospitales militares, 4 fueron por cesárea.
Ni un sólo recluso perdió la vida en el país a causa de esta letal enfermedad. Los establecimientos penitenciarios cubanos tomaron todas las medidas para evitar los contagios en sus instalaciones y dieron ejemplar respuesta ante el desafío.
En otras partes del mundo la fotografía fue diferente. En EE.UU, en las cárceles, al menos 70,000 personas han sido infectadas y al menos 627 prisioneros y trabajadores han muerto, según reporta The New York Times.
En la prisión de Ambato, Ecuador, el 70% de la población penal dio positivo y 8 fallecieron.
Comienzan las fases de recuperación en Cuba. Como ha dicho el Presidente de la República, en esta nueva etapa salvar vidas sigue siendo una prioridad. Trabajemos porque el proceso de retorno a la “nueva normalidad” se haga preservando esas cifras que dan tranquilidad a los cubanos.