CONSTRUYENDO PODER.

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Dossier: Construcción del Movimiento Político Social (artículo 1 de 3).

Isaac Grober  *
   
Hacia una Argentina con autonomía nacional, justicia social y democracia participativa. El carácter del proyecto y de la fuerza en que se expresa, el para qué, con quienes y el cómo, son un todo integrado que define la capacidad de acumular poder y su calidad y sirve de escuela para el funcionamiento de la sociedad futura.


  
                                                                                                 
Todo el 2001 fue testigo de un persistente ascenso del conflicto social y político. Por sólo citar algunos hitos recordemos la movilización contra la vuelta de tuerca al ajuste que pretendió López Murphy y su presurosa renuncia o las que hubo después en oposición a la política del llamado déficit cero, de Cavallo; el abstencionismo y el voto bronca en octubre, con un PJ ganador pero perdiendo un millón de votos; más de 3,2 millones de personas que se pronunciaron a favor de la propuesta del FRENAPO. (1)

 Este proceso de reacción popular que culminara con la renuncia de Cavallo y de la Rua, puso en claro no sólo el fin de la era del sometimiento por miedo impuesto por la dictadura – como elocuentemente lo terminó de probar la repulsa y desafío al estado de sitio – sino también la profunda crisis ideológica y cultural del neoliberalismo: se quedaron sin discurso y sin líderes presentables a los ojos de la opinión pública.

Pero este ascenso en la conciencia y en la lucha de masas (que se vayan todos; piquete y cacerola, la lucha es una sola; marchas y asambleas populares, etc) no se tradujo en una solución popular, nacional y democrática. El poder, el régimen, se reacomodó, adaptó su discurso y se recompuso. Hoy subsiste y en lo esencial sigue  condicionando el funcionamiento económico y social. Así lo prueban la forma de instrumentar la salida devaluacionista de la convertibilidad y sus efectos pauperizadores,  redistribuidores de riqueza; la ley de entidades financieras vigente es la  heredada de la dictadura; rige un régimen tributario considerado como de los más regresivos y no se avisora intención alguna por cambiar su orientación; es importante el aumento del ingreso y producto nacionales, pero es mayor la disparidad entre ricos y pobres, etc.

Hablamos del régimen neoliberal y de su soporte, del poder y no del gobierno, que son esferas bien distintas, con mayor o menor grado de conexión y de contradicción entre ellas, pero no idénticas. Y aunque es obvio que ningún gobierno y sus actos son una abstracción y que para el accionar político concreto los pasos y el rumbo de ese gobierno deben ser evaluados, ello no quita que ahora, para el nivel y propósitos de nuestro análisis, de todo lo que  está en cuestión lo fundamental sea el poder.

Cabe entonces la pregunta ¿ por qué esa energía social desplegada a lo largo y ancho del país por amplios y diferenciados sectores no se tradujo en una solución más afín a los intereses y necesidades populares?

Convengamos que la clave de la acción política es el cambio de las relaciones de fuerza. Que en política los espacios vacíos o no existen o se los ocupa, si la fuerza existe. Y que de ello se desprende naturalmente,  como lo obvio, que la ausencia de un proyecto socio-político-cultural propio, alternativo al de el enemigo principal, hecho carne en el seno del pueblo e indisolublemente unido a una fuerza orgánica, a la herramienta que lo contenga y lo exprese como fuerza, es la que da la respuesta a aquella pregunta. 

Cuando nos referimos al proyecto y a esta fuerza, hablamos de su incidencia política, de su capacidad para decidir el curso de los acontecimientos. Hablamos pues de poder, del proyecto y de la fuerza que trasciende al de una alianza electoral, aunque pueda contenerla. Mucho menos de un acuerdo de cúpulas.

Es el proyecto y la organización en el que en la dinámica se va construyendo poder y  generando una profunda transformación cultural a partir del ir comprendiendo y asimilando que hay un poder ajeno que decide en nombre del pueblo, pero en su contra,  porque éste admitió como algo natural que los otros debían conducir y además, podían.

Es el proyecto y la fuerza que va surgiendo  de un pueblo que aspira y actúa en función de llegar a ser protagonista en la toma de decisiones y en la gestión misma de los asuntos político-sociales. Que está persuadido de la necesidad de su intervención para ir sentando las bases de una organización social solidaria y participativa que pueda garantizar trabajo, salario digno, salud, vivienda y educación para todos, haciendo realidad los anhelos de justicia, democracia y soberanía y además, convencido de que puede.

Es el proyecto y la organización que desde el principio y aún antes de ser gobierno, pero con vistas a él, va construyendo poder transformando en ciudadano (al menos en su conciencia) a cada habitante del país, mientras alimenta con hechos concretos la necesidad  humana de vivir con esperanza, de soñar con un proyecto personal y colectivo en el marco de un futuro, probablemente de lucha,  pero que merezca ser vivido.

Hablamos del proyecto y de la organización que supere la concepción y la práctica de limitarse a resistir, a cuestionar, a oponerse al proyecto y a las propuestas conservadoras. Por el contrario, se trata de decir, de actuar y construir en torno a qué queremos, qué necesitamos, cuál es nuestro proyecto estratégico, con autonomía respecto del gobierno de turno, galvanizando la unidad por abajo y desde abajo, unidad que por organizada e insertada en el movimiento social, se convierta en una fuerza capaz de llegar a gobernar una democracia participativa, con justicia social y soberanía nacional.

EL SUJETO SOCIAL

Como todo proyecto, el aquí expuesto también requiere inexcusablemente  de un sujeto social. Y al indagar sobre quienes lo podrían integrar, digamos que es mucho más fácil  abordar el punto comenzando por quienes, porque son los menos y porque tienen intereses contrapuestos con los del pueblo,  son incompatibles con él: el bloque dominante, las organizaciones, los personeros e integrantes del enemigo principal. Las multinacionales, el gran capital  trasnacionalizado de origen local y las organizaciones políticas, culturales, sociales, económicas y civiles y los dirigentes, lobistas y personeros políticos, religiosos, económicos y mediáticos que operan a su servicio.

Eliminado quienes por esta ubicación social se van autoexcluir, por lo que , objetivamente, no querrán ni podrán ser partícipes de un nuevo proyecto de nación popular, independiente, democrática, solidaria y participativa,  queda una inmensidad que sin exclusiones,  sin renuncias a su identidad, símbolos y tradiciones, tiene y debe tener su lugar integrado al conjunto y desde allí, con sentido fraternal, aportar su verdad a la construcción de un proyecto común y a un único objetivo válido : la unidad popular traducida en voluntad y acción para construir y consolidar poder.

Para construir la nueva fuerza hay cabida para los trabajadores intelectuales y manuales, urbanos y rurales,  sindicalizados o no, ocupados o desocupados, pymes de la ciudad y del campo y profesionales, autónomos o dependientes, jubilados o en actividad, cualquiera fuera el partido político u organización social, sindical o cultural al que estén adscriptos. Salvo los excluidos por causas objetivas o por opción personal, la unidad a partir  de la diversidad, enriquecerá a la unidad y le dará más fuerza al mismo poder. Se trata de sumar a partir de las coincidencias en los aspectos esenciales y de no hacer centro en otras diferencias. De respetar, escuchar y considerar al otro. La lucha social,  política e ideológica concatenada con la realidad y la participación activa de las bases, irá puliendo las diferencias, consolidando un poder ideológico y organizativo más sólido y más homogéneo .

LA ORGANIZACION 

El cómo de la organización, es decir las bases sobre las que ella se construya y funcione, son tan importantes como el proyecto mismo. Tanto, que ese cómo define el tipo, la calidad, la envergadura y la solidez de ese poder y por tanto,  los atributos del proyecto. Las cualidades de la organización son la base de su resultado, porque son y deben ser escuela del funcionamiento de la sociedad futura. En la medida que desarrolle poder, la organización tenderá a difundir, a impregnar a la sociedad de su propio modus operandi, a la par que este modus operandi  también definirá la capacidad de construir poder.

Por de pronto, para lo nuevo hay que poner límites al principio de la delegación, al principio según el cual los interesados delegan en otros la acción de gobierno o de los asuntos de interés colectivo, es decir que otros gestionen y decidan en su nombre, mientras a él le asignan  un rol pasivo, limitado en el mejor de los casos a participar en actos esporádicos, esencialmente formales y administrativos, como el acto de votar.

Nadie puede sustituir a los propios interesados en la definición de sus necesidades y en el logro de sus metas. La territorialidad y la participación en las decisiones y en el control del cumplimiento de lo colectivamente resuelto, incluida la sanción de remoción de los responsables,  es lo que garantiza que los cambios y el curso – hoy de la organización,  mañana  de la  sociedad –  apunten a lo que ellos como seres humanos son y a lo que sienten,  a que  la organización y la sociedad sean vividas por ellos como propias porque son el producto de su creación y las conocen desde adentro.

Territorialidad y participación de abajo hacia arriba es lo que hace que el militante, el trabajador, el pequeño o mediano productor o empresario, el ciudadano, el vecino, etc  aprenda a impulsar y a defender esos cambios y a ganar en esa dialéctica la fuerza que los cristalice y los haga irreversibles. Consciente de que , en la medida que con su acción opere sobre la realidad social y la transforme, también se transformará a sí mismo, en particular su conciencia, pilar – junto con la organización – de su propia fuerza.(2)

                               

*Isaac Grober, Contador Público y Magister en Economía                        Miembro del Consejo Editorial de Tesis 11

(1) Bajo la consigna “Ningún hogar pobre en la Argentina”,  el Frente Nacional Contra la Pobreza (FRENAPO) convocó a una consulta nacional entre el 14 y el 17 de diciembre de  2001 en favor de la instauración de un sistema de empleo/formación,  como parte de un shock redistributivo
 
(2)  CONSTRUYENDO PODER. Seminario sobre Democratización de la gestión  para una regulación económica de eficiencia social . Tesis 11 . Pag 44

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