"Creo importante la construcción de una alternativa".

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Dossier: Construcción del Movimiento Político Social (artículo 2 de 3).

Reportaje a Margarita Stolbizer*

Por Horacio Ramos**

Jueves 6 de enero. Al caer la tarde, el asfalto de  Buenos Aires era una
brasa ardiendo con cerca de 40 grados de térmica y que este cronista,
añorando el short y las ojotas, trataba de soportar, estoicamente, mientras
recorría los frescos y silenciosos pasillos del Congreso de la Nación. Allí,
en su despacho, aguardaba la diputada nacional de la UCR, Margarita
Stolbizer. Muy cordial, esta abogada nacida en Morón, casada con un colega y madre de tres adolescentes varones “hinchas” de Boca y basquetbolistas, se prestó rápidamente a la requisitoria.  Sus respuestas, lúcidas y sin tapujos. Demuestran porqué preside el radicalismo bonaerense y al cual, con la tenacidad que la caracteriza y su impronta renovadora, trata de incorporarlo a una búsqueda colectiva más amplia, plural y huérfana de sectarismo.

Hábleme un poco de usted. ¿Cómo nace su pasión por la política?
Desde chica me interesó la historia y tenía en la secundaria un profesor
que, al saberlo, me suministraba libros para incentivar mi inclinación por
esos temas. Recuerdo que, por entonces, leí un texto de Félix Luna que me
impresionó:”El 45″; le aseguro que alimentó notablemente mi vocación por la
política. A partir de ahí, quinceañera casi, tomé la decisión de afiliarme a
la UCR, ya que entendía que era una organización que reflejaba, con mayor
nitidez, el cúmulo de ideas y principios que aún sigo sosteniendo.
Posteriormente, ya en el período l985-89 fui electa concejal, diputada
nacional en l997-2001, reelecta para el 2001-2005 y además, en el  último
comicio, fui candidata a gobernadora.
¿Qué significó para usted, en el plano personal  y político, el fracaso del
gobierno de la Alianza?
En principio, una frustración. Imagínese que yo era parte de un proyecto que
había generado mucha expectativa popular y había fracasado. Me sentí, en la
medida que me correspondía, responsable de ese gobierno que había llegado
con un compromiso muy fuerte de cambio, al que terminó traicionando
rápidamente. Recuerdo cómo denostábamos el reciclaje de los funcionarios
menemistas, y en los hechos, mi gobierno hacía lo mismo. Sumándole todo lo
que después la Alianza produjo, es evidente que aquello terminó en una gran
frustración para los argentinos. Por supuesto, yo me hago cargo de la
cuota-parte de responsabilidad que me corresponde. Pero, y esto es más
importante, considero que hemos quebrado seriamente un sistema de
representación que va a costar, muchos años, lograr que la ciudadanía vuelva
a confiar en sus representantes. Como debemos extraer de cada fracaso una
lección positiva, pienso que se puso en crisis, insisto, un sistema de
representación política, de partidos, y la gente comenzó a sentirse más
dueña de su voto y recuperó, tal vez, autonomía de decisión. Presumo que
esta situación, con el tiempo, puede mejorar la calidad de la representación
política.
¿Cómo juzga esta falta de confianza en los políticos y, sobre todo, la
actitud tan severa con respecto al radicalismo?
Comienzo por el final. Nosotros nos preguntamos, muchas veces, por qué esta
actitud tan dura con el radicalismo y, en cierto modo, más indulgente con el
PJ. Por supuesto, nosotros creemos que todavía seguimos pagando el fracaso
de la Alianza, pero el peronismo gobernó la mayoría del país y,
fundamentalmente, hace ya más de 17 años que dirige la provincia de Buenos
Aires. Y quienes la habitan están cada día peor, sin trabajo, con menos
igualdad; la educación ha involucionado extraordinariamente, hipotecando el
futuro de los niños y los jóvenes. Sin embargo, parece que el peronismo
nunca tiene que dar explicaciones y nosotros sí. Tal vez sea porque hemos
tratado de erigirnos en defensores de los derechos ciudadanos, de las
instituciones republicanas y, supongo, tenemos una cuota mayor de
responsabilidad en el mantenimiento de estos valores para la sociedad. De
todos modos, creo que no sirve la autojustificación o la queja permanente de
esta injusticia. Por lo tanto, nosotros debemos dejar de castigarnos,
afrontar cada circunstancia y ser capaces de ir generando una nueva
alternativa. La democracia se sostiene si hay pluralismo y posibilidad de
alternancia. En consecuencia, creo importante la construcción de una
alternativa y una nueva opción política,  para hacer frente a lo que
significan tantos años de degradación institucional y social.

La llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada con su estilo tan particular,
descolocó a varios políticos que percibían que les “robaban el libreto.” Le
pido una reflexión sobre este tema.
En principio, no es mi caso. Por otra parte, luego de más de un año de
gestión de Kirchner, aquellos que suponían que les podía “robar el libreto”
al progresismo, se han dado cuenta qué poco tiene de progresista. Éste es un
gobierno que ha concentrado poder durante todo este tiempo y un presidente
que acumuló riquezas a lo largo de su vida. Quienes  tenemos y sentimos un
pensamiento progresista y de izquierda, de ninguna manera podemos pensar que
alguien cuya preocupación central siempre fue acaparar riqueza y poder, se
puede compadecer con los ideales surgidos de un pensamiento progresista.
Además, quienes hoy reclaman facultades especiales al Congreso para asignar
discrecionalmente los recursos de la Nación y así seguir beneficiando a las
provincias más ricas, son los mismos que se dan el lujo de tener sus
riquezas depositadas en el exterior a costa del esfuerzo de las provincias
pobres, refugios de la miseria, como ocurre en nuestro norte o el conurbano
bonaerense. Esa no es una actitud progresista. Más aún, quien sigue
apostando al mantenimiento de programas asistenciales  sin uno  de
reactivación de la economía y de distribución de la riqueza, no es un
presidente que esté comprometido con ideales progresistas. Por lo tanto
pienso que, aquellos que suponen que se les “arrebató el discurso”, son los
que tienen una visión exactamente igual de superficial, mediática y
fotográfica, como la que tiene el presidente Kirchner.
Un encuentro de voluntades de diverso origen se dio cita en Rosario a fines
del año pasado; usted participó de él y en uno posterior realizado en
Zárate. En su opinión, ¿esta nueva convocatoria corre el riesgo de ser más
de  lo mismo, es un nuevo camino para los sectores llamados progresistas o
es  una herramienta que, también, aspira a conectarse con otras experiencias
semejantes que se están concretando?
Yo tengo una gran expectativa y un entusiasmo muy grande con relación a este
espacio en gestación. Primero que nada porque combina lo que fue, en su
momento, el esquema de conformación de la Alianza; por ejemplo, en que ésta
no es una unión de partidos políticos y que se sostiene, sobre todo, en la
construcción de poder social. Pienso que no es una cuestión menor y, lo
importante, es tener siempre una perspectiva de futuro que, no
necesariamente, sea la próxima elección. Si  estuviéramos pensando en armar
un frente electoral para la próxima elección, esto sí  sería repetir
errores. En cambio, quienes estamos dentro de este espacio y nos hemos
comprometido a construir poder social, única posibilidad de confrontar con
los poderosos que  nos quieren hacer creer que el único poder es el que
manejan ellos, debemos convencernos que estamos poniendo un cimiento muy
sólido. Yo decía el otro día en el encuentro de Zárate, que teníamos que
tener la certeza de que estábamos poniendo los primeros ladrillos de un
edificio grande y que, por lógica, los cimientos debían ser firmes. Si le
impusiéramos a este movimiento intolerancia, pretenciones de estar unos
sobre otros o tener la mezquindad de apoderase de este espacio con
exclusiones, los cimientos tenderían a derrumbarse antes de la construcción
del edificio.
¿No tiene temor a que la ansiedad opositora nuble el horizonte común y
aparezca, sin pensarlo, algún lunar “gorila” si no se explicita,
adecuadamente, la orientación plural, abierta y no dogmática de la
propuesta?
Yo creo que ésta puede ser  la preocupación de quien no está participando.
Quienes hemos estado allí y escuchado a los principales referentes, la forma
en que se han manifestado, nos damos cuenta y tenemos confianza de que no
existe tal riesgo. Porque lo que hemos dejado en claro, en todas las
oportunidades, es que no tenía urgencias ni tiempo Al contrario, ésta es una
construcción de largo alcance y todos sabemos que así es. Sin embargo, hemos
incorporado dentro de la agenda política del espacio, la opción electoral.
Es un avance, porque este criterio no existía como objetivo cuando
confluimos para la Marcha Federal o para la campaña del Frenapo.  En ese
instante, la falta de una opción electoral, debilitó la organización del
espacio; por eso, me parece que esta resolución nos va a fortalecer, siempre
y cuando lo hagamos sin urgencias, sin tiempo, sin pretenciones desmedidas.
Si nos introducimos en el plano interno de la UCR, entiendo que su presencia
en Rosario, al igual que la del resto de los convocados, fue a título
personal. No obstante, ¿cree usted que hay otros dirigentes del radicalismo
y militantes, dispuestos a acompañarla en esta actitud?
En la reunión de Rosario, yo hice la aclaración; dije que iba a título
personal pero que lo hacía explicitando mi condición de radical. No reniego
de mi pertenencia ni del ideario de mi partido. Lo hago cargando con la
trayectoria de mi organización y con el papel que ella jugó, con sus más y
sus menos, a lo largo de la historia de nuestro país. Pero, en todas las
reuniones, me he sentado siempre como radical y sé que muchos me están
acompañando, porque esto nutre el sentimiento de gran parte del radicalismo
de la provincia de Buenos Aires Ésta es una oportunidad de participar en la
construcción social de un nuevo espacio que exprese, fundamentalmente, a
quienes entienden que la provincia de Buenos Aires necesita un cambio, que
gire hacia la recomposición de los sectores más desprotegidos, más
debilitados, más castigados. La primera muestra de lo que señalo, la hemos
tenido cuando el espacio realizó la reunión regional del norte de la
provincia, la segunda sección, a la que fui acompañada por un intendente del
radicalismo, Mario Barbieri, de la ciudad de San Pedro. Ahora, el 29 de
enero, pretendemos realizar una jornada similar en Mar del Plata; y ahí, no
tengo dudas, habré de concurrir con el intendente radical de la ciudad
balnearia.
Por último, esta confluencia de identidades que trata de crecer, según sus
expositores bregará por no dejarse tentar por afanes electoralistas. Desde
su óptica, ¿tiene destino este encuentro de voluntades? Si fuera así,
¿cuáles serían los requisitos mínimos que debería tener para concretar su
intención de futuro?
Por supuesto que tiene destino, pero con esta aclaración: no tener
urgencias, no pensar que nuestro destino es la próxima elección. Ahí sí que
estaríamos equivocando el camino. Además, hay que demostrar generosidad y
grandeza, para que nadie se apropie del espacio y tampoco pretenda excluir a
otros.

 

¿se refiere a no etiquetar?..

 

Exactamente. Y la otra cuestión es que se debe tener una expresión temática,
programática. Esto no podrá concretarse sin un cable a tierra, sin
relacionarse con las personas, con su cotidianidad. Debe ser la
explicitación de un proyecto político que tienda, naturalmente, a mejorar la
situación de los ciudadanos; por esa razón, un paso cardinal en esta
dirección, será la conformación, casi inmediata, de un grupo o foro de
legisladores de este Encuentro Nacional. Nos parece necesario constituir un
instrumento político y de poder que exprese los compromisos; esto tiene que
ser algo más que un gesto retórico o declamativo de principios. Creo que
debe ser un compromiso muy firme que nos permita, ya hoy, llevar adelante
algunas medidas y acciones en el plano parlamentario, que señalen nuestros
acuerdos, pero que permitan, también, comenzar a incidir sobre las
resoluciones del gobierno. Y no sólo en los grandes temas, sino en todo
aquello que dañe o beneficie la vida cotidiana de nuestro pueblo.

*Margarita Stolbizer, dirigente política, participante del “Encuentro de Rosario”.

**Horacio Ramos, periodista, escritor, miembro del Consejo de Redacción de Tesis 11.

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