(*) Isaac Grober
Saliendo al cruce del malestar ciudadano por los efectos de las medidas aplicadas desde el pasado 10 de diciembre, los personeros del oficialismo desde el Presidente para abajo, sus apologistas y el aparato mediático oponen como justificativo la necesidad de “acomodar la basura” heredada. La defensa se extiende a reclamar paciencia y comprensión ante la necesidad de más tiempo para que tales medidas maduren en sus efectos, redundando así en benéficos resultados.
Es una justificación que continúa argumentando que la corrección de los desajustes heredados, “dolorosos pero necesarios”, producto de una “muy mala gestión”(sic), generará confianza y con ello el ingreso de préstamos e inversiones, todo lo cual potenciará la producción y el empleo.
Se inicia a partir de aquí un debate que se centra en confrontar datos e índices que pretenden comparar lo acontecido durante el gobierno del FpV con los que se vienen generando con el de Macri a la cabeza, pretendiendo que la diferencia se reduce a la calidad de la gestión. Análisis típico de quien razona y equipara la misión y manejo de un Estado con el de una empresa privada
Un debate así planteado es llanamente tramposo porque elude la discusión y comprensión de lo central, con lo que sólo contribuye a desviar el centro de la atención y multiplica la confusión, dando margen para que la concreción de los objetivos económicos y políticos del programa de la derecha avance y se consolide
Lo que debe ponerse en primer plano es a qué estructura económica y como consecuencia, que conformación de sociedad se quiere implantar, quienes serán los beneficiarios, en manos de quien estará el poder y para hacer qué con ese poder, cómo a partir de ese momento se producirá riqueza y cómo se distribuirá. Recién entonces, una vez aclarado el modelo de país al que se va, se entenderá el por qué de los efectos de las medidas que ahora se aplican..
Para no quedar presos de consignas, desarrollemos de modo sintético el camino que nos conduce a nuestra preocupación central. Por de pronto está fuera de toda duda el propósito oficial de comprimir el mercado interno y con ello su significación estratégica como concepción de desarrollo, como lo prueban los efectos de una inflación descontrolada pero políticamente promovida desde antes de la asunción al gobierno, el deterioro real de los salarios y de los ingresos fijos, la campaña perversa de despidos masivos, públicos y privados, el desfinanciamiento de la obra pública y de los planes sociales y de subsidios que apuntaban a promover la demanda solvente y, vía reducción de costos, la competitividad de la industria. Nuestra industria, que en lo esencial se nutre del mercado interno, es una de las condenadas, hecho que arrastrará a más trabajadores, al comercio y a los servicios. Y si este pronóstico realista no es suficiente, agréguesele la eliminación del régimen de administración de importaciones y la promesa de suscribir tratados de libre comercio.,
Tampoco es de esperanzarse con una corriente de inversión extranjera directa que vaya a instalarse para atender a un mercado interno deprimido y en caída o un mercado mundial en crisis y sin perspectivas de remontar. Lo más probable, si llega, tratará de apropiarse de empresas ya instaladas o de recursos naturales. Proyecto neocolonial.
De lo que sí se preocupó la dirección de Cambiemos es de trasladar abruptamente riqueza a los grandes productores agropecuarios a la minería, a los grandes de la agroindustria, a grandes industrias proveedoras de insumos difundidos (acero, aluminio, etc y grandes exportadoras, coherente con un proyecto para primarizar la producción y las exportaciones, a semejanza de la Argentina de un siglo atrás.
Falta sin embargo lo esencial: la desregulación del mercado de cambios tanto en cuanto al mecanismo para la fijación del precio de las divisas como el de dejar puertas abiertas a la entrada y salida de capitales, en particular el capital financiero especulativo o el también llamado capital golondrina. Este es esencialmente el propósito de la desregulación o quita del “cepo” como le dicen y funcional a la fuga de divisas, al giro de dividendos y en lo esencial al régimen de valorización financiera
Esta desregulación se une como necesario complemento al acuerdo con los fondos buitre, que abre puertas a un ciclo de endeudamiento, por eso complemento y parte intrínseca de la desregulación cambiaria.: ya que se necesitará deuda nueva para pagar deudas viejas, mas deudas para cubrir intereses, comisiones y fuga, más……..Es la reinserción plena del país en la lógica del sistema financiero internacional.
Para quienes sospechen que el nuestro es un razonamiento sesgado y como prueba opongan el impulso a las actividades primarias, hacemos notar que la misma producción y comercialización agropecuaria externa, son hoy también mercaderías de un negocio financiero y especulativo, como lo prueban la retención de cosechas y la existencia de un mercado de futuros
Volviendo al planteo inicial : este proyecto político – en el que lo económico es parte – apunta a un cambio de régimen económico y hacia la consolidación de un bloque de poder a cargo de la dirección del Estado y un pueblo sometido al negocio y necesidades de la valorización financiera. Es esto a mi juicio lo que se debe discutir.
(*) Contador Público y Magister en Economía
Miembro del Consejo Editorial de Tesis 11