El 10 de marzo pasado realizamos un nuevo debate, esta vez en torno a la crisis de Medio Oriente. Las intervenciones de los asistentes a esta convocatoria – amplia y abierta, como es norma entre nosotros – permiten ordenar y sistematizar las ideas y conceptos que en la reunión se volcaron y que se exponen a continuación.
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El sólo nombre del tema objeto del debate– la crisis de Medio Oriente – restringe conceptualmente la amplitud de la crisis: las movilizaciones y revueltas populares en los países norafricanos y del Medio Oriente son una expresión de la crisis del capitalismo globalizado y no sólo del Medio Oriente
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Estas ex colonias (inglesas, francesa, española e italiana), fraccionadas por las potencias coloniales en estados diferenciados al momento de la independencia, derivaron en regímenes autocráticos, despóticos, tutelados por grupos minoritarios – a veces clanes familiares – en el marco de un capitalismo atrasado,con una base económica poco diferenciada y basada fundamentalmente en actividades extractivas y de servicios (gas, petróleo, turismo y agricultura).
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Aunque atrasada, la organización en lo global es capitalista porque funciona subordinada a la ley del capital, con una clase trabajadora numérica y organizativamente muy débil, igual que el resto de las organizaciones y movimientos sociales. Se hace la aclaración de que el perfil aquí expuesto es general, por lo que un análisis más profundo exigiría las pertinentes diferenciaciones entre países y en cada uno de ellos, entre clases y capas sociales y sus relaciones mutuas.
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Son regímenes hoy insertados en el capitalismo neoliberal y globalizado, carácter que también vale para aquellos (ej. Egipto, Irak, Siria, Yemen del Norte, Libia) que habían cursado los primeros tiempos después de su independencia con consignas y programas nacionalistas y hasta proclamando apuntar al socialismo (Irak, Siria, Libia, Yemen del Norte). Y es merced a ese neoliberalismo al que derraparon, degradándose después, como se acentuaron a niveles extremos la diferenciación e inequidad social, en especial en beneficio de sus cúpulas gobernantes y una minoría a ellos asociada. En esto no debe perderse de vista las rentas extraordinarias, de magnitud fenomenal, derivadas de la explotación hidrocarburífera.
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Respecto a los países árabes que hicieron revoluciones que proclamaron en su momento objetivos socialistas, presentan – salvando todas las diferencias – un denominador común con aquellos de otras latitudes, Europa de Este por ejemplo, que también se fijaron metas similares. En ninguno de ellos el capitalismo había tenido un desarrollo previo importante, así como tampoco habían llegado a desarrollar previamente una democracia liberal. En general, estos intentos han terminado fracasando en su objetivo socialista , lo cual hace pensar en la validez de los desarrollos teóricos marxistas que previeron la necesidad de un amplio desarrollo capitalista y, en particular, el desarrollo democrático como condición previa al socialismo, entendido éste como sistema basado en un formidable y generalizado desarrollo de las fuerzas productivas y en la autogestión del pueblo, lo cual implica una democracia participativa o directa de nuevo nivel cualitativo, difícil de concebir sin una vasta experiencia democrática liberal previa, en especial por parte de la masa asalariada.
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Retomando el hilo, aquella concentración de rentas extraordinarias les permitió a los gobernantes árabes financiar inversiones suntuarias y otras en el exterior de tipo financiero, especulativo y productivo, particularmente en Europa y en Estados Unidos, en calidad de socios del gran capital en las corporaciones multinacionales. Ello, unido a la garantía que estos países (árabes) y su dirigencia ofrecían a los países centrales como proveedores seguros de hidrocarburos y mercado para equipamiento militar, soldó entre ellos una alianza política y económica que derivó también en hacer jugar a los gobiernos árabes el trabajo sucio que los países centrales y sus corporaciones diseñaban para sus objetivos en el campo internacional. Bahrein es base de la VI flota de EE.UU. Varios de los otros sirvieron y sirven de base militar para acciones de guerra contra terceros países y como prisión para encarcelar a secuestrados en distintas partes del mundo, ahora con la acusación de terroristas. Egipto fue el gran aliado de EE.UU. para ayudar a sostener la situación de Israel.
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La revuelta popular, iniciada en Túnez y propagada a varios otros países, si bien nace y se publicita mediáticamente sólo como el enfrentamiento a la falta de libertades, al despotismo, a las prácticas represivas, no debe hacernos perder de vista la relación entre esta metodología de gobernar y los objetivos de la gestión socioeconómica, ni ignorar las determinantes económicas, los sentimientos nacionales y las inequidades derivadas de divisiones religiosas (por ej. sunitas vs. chiitas). Son revueltas que se dan en el marco de la fenomenal crisis actual del capitalismo mundial, a raíz de la cual por ej., Europa ha emprendido una feroz campaña de rechazo a la inmigración, válvula de escape de muchos norafricanos y de países del Golfo. Emigrantes que no sólo vieron cerradas las puertas a mejorar su ilusión de futuro, sino que cerró también los grifos para las remesas a familiares.
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Crisis que explica que fondos especulativos de tipo financiero, acrecentados ahora con las desmedidas emisiones resueltas por los gobiernos y bancos de los organismos multilaterales para salvar a los bancos de los países centrales. emigraran del sector financiero y se volcaran masivamente a los mercados de comodities, contribuyendo decisivamente al significativo aumento del precio de los alimentos. Todos son países, los árabes, en los que una parte muy importante de ese consumo se atiende con importaciones y en los que una alta proporción de la población está sumida en la pobreza y la indigencia.
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Descontento popular que se agudiza en el marco de la proliferación de los medios de comunicación y la posibilidad de tomar conciencia gracias a ellos de lo que pasa más allá de su propia casa, de cómo otros viven y se relacionan.
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Pero la revuelta popular es también una manifestación de una crisis del patrón de dominación imperante hasta ahora, con cúpulas gobernantes despóticas, impuestas y sostenidas por los gobiernos de los países centrales y las grandes corporaciones, pata de la alianza de la que hablamos más arriba. Si ahorra éstos aparecen desgarrándose las vestiduras, exigiendo diálogo y libertades y declaman la necesidad de poner fin a la represión, sólo es por gatopardismo, porque algo tiene que cambiar para que todo siga igual; porque todavía hay mucho petróleo y toda la economía y la tecnología hoy funciona teniendo como base el petróleo, base sobre la que el imperialismo construyó su dominación. A todo esto se suma la preocupación por la preservación del por ahora insustituible y estratégico paso de comunicación, el Mar Rojo y el Canal de Suez.
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Es una crisis de dominación y una crisis del capitalismo neoliberal y globalizado que también mostró por parte de algunos de los gobiernos de los países centrales su disposición a intervenir militarmente, de modo directo, en forma unilateral, pero advierten las limitaciones que les impone un mundo que ha cambiado. Otra muestra de la crisis. Por eso recurren a terceros países, aliados árabes (de la Liga Árabe, en particular Arabia Saudita) para que envíen tropas y les saquen las castañas del fuego o pretenden cobijarse bajo el paraguas de organismos multilaterales (ONU) para intervenir con sus propias tropas, bajo el disfraz del consenso universal.
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Las revueltas populares, al poner en jaque los métodos nativos de dominación, la base material y distributiva de la sociedad, las alianzas políticas y económicas entre estos gobiernos sometidos y las corporaciones y gobiernos de sus países sede, también han agudizado la crisis del capitalismo neoliberal en el orden mundial.
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De todas maneras, los movimientos y revueltas populares protagonizados actualmente por los pueblos árabes parece tener esencialmente un carácter popular y democrático, alejado de pretensiones socialistas.
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El curso futuro de los hechos no está escrito, ni en los países árabes ni en el resto del mundo. Todo está abierto. Pero lo que es seguro es que el futuro de esos países y de la relación entre ellos y entre ellos y los países centrales, ya no será el mismo. Puede hasta suponerse que el capitalismo mundial inicia el tránsito de una nueva era, distinta a los patrones de dominio y de funcionamiento existentes hasta el presente. Habrá que ver.
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Por otro lado, para América Latina, recorrida por procesos populares, progresistas, democráticos y de integración regional, se abre la perspectiva de encontrar nuevos aliados en los países árabes, en la medida en que en ellos se desarrolle la democracia y el protagonismo popular.
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Ahora, lo de mayor gravitación, lo más importante, es que el pueblo salió a las calles, a movilizarse y a reclamar por lo que él siente son sus derechos. Es un comienzo. La historia continúa.
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DIAS POSTERIORES A ESTA REUNIÓN DEBATE, SE INFORMÓ DE LA ACCIÓN MILITAR EN LIBIA EMPRENDIDA BAJO LA BANDERA DE LA ONU. DESDE ESTA ASOCIACIÓN CIVIL-CULTURAL Y BIBLIOTECA POPULAR TESIS 11 REPUDIAMOS CON NUESTRA MÁXIMA ENERGÍA TODA INTERVENCIÓN MILITAR EXTRANJERA QUE, COMO EN ESTE CASO, BAJO EL PRETEXTO DE ARGUMENTOS HUMANISTAS Y DEMOCRÁTICOS, DE DEFENSA DE LA CIVILIDAD LIBIA, TIENE COMO FINALIDAD ESENCIAL LA PERPETUIDAD DE UN MECANISMO DE APROPIACIÓN DEL GAS Y EL PETRÓLEO Y DE EXPLOTACIÓN DE UN PUEBLO, TAL COMO LO FUE EN EL PASADO. BUSCAN CON BOMBAS, MISILES Y MUERTOS PRESERVAR LOS MECANISMOS DE LOS CUALES SE BENEFICIARON LOS MISMOS QUE PROMOVIERON ESTA RESOLUCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS, PROMOTORES TAMBIÉN RESPONSABLES DE HABER IMPUESTO Y SOSTENIDO DURANTE DÉCADAS A LOS REGÍMENES DICTATORIALES Y SANGUINARIOS DE LOS QUE AHORA DICEN RENEGAR. EXIGIMOS EL CESE INMEDIATO DE LA ACCION MILITAR Y LLAMAMOS A TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES IMPREGNADAS DE ESTOS MISMOS PROPÓSITOS A MOVILIZARSE PARA DETENER ESTA TROPELÍA