En pocas horas más, nuestros diputados y senadores deberán dar cuenta ante el pueblo de su compromiso con los intereses nacionales. La pretensión de presentar la capitulación vergonzosa ante los fondos buitres y un juez municipal norteamericano, como llave mágica que abriría las puertas a masivas inversiones extranjeras que solucionarían todos los males de nuestra patria, sólo puede impresionar a quienes están predispuestos a vender su alma al diablo.
Los argentinos debemos resolver nuestros problemas con nuestros recursos y defendiendo nuestra dignidad. Es falso que hayamos negociado lo mejor posible para el país. Es falso que debamos arreglar a cualquier precio esa demanda de usureros. El ejemplo reciente de Grecia debe alertar a todos. Cumplir con los reclamos de los acreedores sólo le trajo a ese país nuevas y más dolorosas exigencias de quienes solo buscan castigarla por haber tenido la osadía de desafiar por un instante el orden del capital financiero mundial. Eso mismo nos tienen reservado si cedemos en este momento.
Detrás de los buitres viene el FMI. Otra vez se pretende con deuda externa maniatar la posibilidad soberana de decidir sobre nuestro destino. Otra vez se pretende enajenar el futuro de los argentinos argumentando que vivimos la peor de las crisis.
Ellos son la crisis. Desde que asumió Macri se sucedieron devaluación sin techo, disparada de los precios, despidos que se multiplican, obras paralizadas, caída en el consumo interno, tarifazos en los servicios y salarios recortados. La crisis que vivimos es producto de sus decisiones de gobierno, pues buscan intencionalmente provocar una fuerte recesión que les permita volver a concentrar el ingreso nacional en pocas manos, definiendo la puja distributiva mediante la exclusión de los sectores populares y capas medias.
Ahora además, nos retrotraen 40 años a la violencia política desembozada. No alcanza con reprimir salvajemente a los obreros de Cresta Roja, los municipales de La Plata, los pibes de una murga del Bajo Flores, los bancarios porteños, o los docentes santiagueños. No alcanza con violar todas las normas legales para detener arbitrariamente a Milagro Sala. No les basta con torcer expedientes judiciales para tratar de imputar supuestos crímenes a ex funcionarios. Ahora también recurren a los balazos.
Los ataques sufridos por un local político en Mar del Plata y los asistentes a un acto en Capital no pueden analizarse de manera aislada en un proceso político encabezado por un Presidente que estima que los derechos humanos son un “curro” y un alto funcionario opina que el número de desaparecidos en Argentina fue “arreglado para obtener subsidios”.
En esta circunstancia, asegurar la gobernabilidad futura de nuestro país es no acatar las imposiciones del Juez Griesa, no votar el acuerdo con los buitres, no dar quórum para convalidar este atropello a la recuperación argentina, que tanto esfuerzo colectivo nos costó desde el 2001.
Corriente Nacional Konfluencia Popular
Buenos Aires, 7 de marzo de 2016.