dossier: la situación económica (artículo 1 de 4)
Carlos Mendoza*
En la última manifestación en repudio del golpe del 24/03/76, apoyo a la democracia y al objetivo de memoria, verdad y justicia, las organizaciones que acuerdan con el proceso iniciado en el 2003 en nuestro país, encabezaron la marcha con la consigna “DEMOCRACIA O CORPORACIONES”. Nada más justo, teniendo en cuenta lo sucedido en esta década, para mi ganada para el interés popular, pero con problemas crecientes debidos precisamente a las corporaciones que integran el sector oligopólico que hegemoniza la economía y los medios de difusión en nuestro país.
Cuando asumió Kirchner en Mayo del 2003, el problema principal a enfrentar era cambiar el rumbo de políticas neoliberales impulsado desde el denominado “Consenso de Washington”, reposicionando el rol del Estado en el centro de la política y en particular la economía, para impulsar la recuperación económica, protección del mercado interno, reindustrialización, generación de empleo, inclusión social, integración latinoamericana, independencia en nuestras decisiones respecto de los organismos financieros internacionales y las grandes potencias, reestructuración de la deuda externa en default desde nuestras posibilidades e intereses, con desendeudamiento progresivo en divisas, desarticulación de la ofensiva norteamericana para que los países de nuestra región firmaran el ALCA y aplicación de una política estatal de derechos humanos basada en los principios de Verdad, Memoria y Justicia.
Desde aquella fecha hasta hoy los gobiernos de Nestor y de Cristina han básicamente cumplido con ese proyecto de cambiar el nefasto paradigma neoliberal, por otro que ha favorecido el interés popular. Pero, aunque el gobierno tomó algunas medidas importantes en cuanto a la estructura económica, destacándose la reestatización de las AFJP, AYSA, Aerolíneas Argentinas y el 51% de YPF, no ha cambiado básicamente la estructura económica oligopolizada y extranjerizada, ni el tipo de crecimiento industrial ensamblador, con lo cual las políticas empleadas desde el 2003, han venido a colisionar con esa estructura económica, generando crecientemente problemas, tales como la inflación, el atraso cambiario y la fuga de divisas.
El Viernes 24 de Enero de este año el gobierno devaluó el peso llevándolo a una paridad de $8 por dólar USA, tipo vendedor, con lo que en esa semana devaluó el 17,22 % y respecto del 31/12/2013 un 22,68 %, con lo cual aceleró el ritmo devaluatorio que en el año 2013 ya había sido del 32,59 % (tomando datos de Banco Nación). Todo esto para tratar de recuperar el atraso cambiario que se fue produciendo gradualmente desde el año 2007, cuando empezó a aumentar la inflación y el gobierno usó el atraso cambiario como ancla antiinflacionario, pero con la contradicción de que esto generó problemas de pérdida de competitividad para ciertos sectores, particularmente industriales, turismo y economías regionales, generando objetivamente además las condiciones para la aparición del dólar paralelo y la tendencia a la fuga de divisas, lo que a su vez presionó sobre la caída de reservas del Banco Central, todo esto exacerbado por la especulación liderada por las grandes corporaciones.
La reacción del “mercado” ante la devaluación fue un obsceno aumento de precios, muy por encima de la devaluación producida, siendo los grupos oligopólicos, principales formadores de precios, quienes como siempre lideraron la movida., aprovechando su situación privilegiada de no tener competencia y/o poder cartelizarse. Esto se produjo sobre todo en los precios y servicios que están fuera del grupo de los “precios cuidados” y de los servicios subsidiados por el Estado, pero que son la aplastante mayoría (hay más de 20.000 productos y servicios en el mercado contra 194 “precios cuidados” y los servicios subsidiados). Además, los medios de difusión que responden al sector oligopólico y los sectores opositores que les hacen coro, aprovechan para culpar al gobierno por lo que los propios oligopolios generan.
Como el sector pasivo recibió un aumento del 11 %, muy inferior al 16,74% de inflación del semestre anterior a dicho aumento (utilizando los datos del nuevo Indec nacional para el primer bimestre del 2014 y los datos del “IPC 9 provincias” publicados para meses del 2013 por el CIFRA – Centro de Investigación y Formación de la República Argentina – de la CTA Secretariado Yasky, y elaboración propia) y considerando que al sector asalariado le llevará meses, desde la devaluación, para concretar los aumentos de salarios de este año, el resultado termina siendo una cuantiosa transferencia de renta nacional desde los asalariados y jubilados al empresariado, muy particularmente al oligopólico, aunque también al Estado (nacional, provincial y municipal), vía IVA y por el mantenimiento de los mismos sueldos estatales hasta que se convengan aumentos a este sector (y veremos de cuanto aumentan estos).
La consecuencia inmediata del deterioro del poder de compra se puede ver en la caída de las ventas en moneda constante, que según el Indec cayeron en Febrero de este año respecto del mes anterior un 8,2% en los centros de compras y un 9,6% en los supermercados. Y eso que los sectores de capas medias y de clase alta están en condiciones de convalidar las subas de precios, porque tienen recursos económicos para hacerlo.
Esta no es más que una situación más brusca del proceso inflacionario iniciado en el 2007 y que, entre otras cosas, ha incidido en el amesetamiento del alto crecimiento producido desde Abril del 2002 hasta el 2007 inclusive.
Las conclusiones que pueden sacarse de la situación creada son esencialmente las que trataré de sintetizar a continuación:
– Ante todo, en el sistema capitalista, y el nuestro lo es, las crisis económicas siempre las pagan principalmente los asalariados, y también los jubilados, afectándose asimismo, desde ya, a sectores de capas medias y a PYMES.
– Argentina tiene una estructura económica oligopolizada y mayoritariamente hegemonizada por corporaciones internacionales (acero, aluminio, cemento, papel, química, petroquímica, envases de vidrio, agroindustria, comercio exterior de productos agropecuarios y agroindustriales, grandes cadenas de supermercados, propiedad de la tierra, etc.) que juega un rol determinante en las cadenas de valor y con ello en la formación de precios. Ante una demanda agregada creciente, como la producida en el país desde el 2003 en adelante, este sector aprovecha su posición de no tener competencia para aumentar permanentemente sus precios por encima del aumento de sus costos, para conseguir lo que se denomina “ganancias extraordinarias”.
– La industria argentina es mayoritariamente ensambladora y no produce en el país la mayoría de los insumos, partes y bienes de capital que requiere sino que los importa, siendo además que su producción se destina principalmente al mercado interno, con lo cual, cuando hay un impulso al crecimiento industrial tiende a generarse un problema de escasez de divisas para solventarlo.
– Así es que ante una política de gobierno basada en el crecimiento económico, principalmente el industrial y con inclusión social, por las razones antes explicadas tiende objetivamente a producirse inflación, con su derivado el atraso cambiario, debido a que si se devalúa al ritmo inflacionario este se acelera; y por otro lado tendencia a la escasez de divisas para sostener el crecimiento de la industria. Y esto independientemente de la ideología o el color político del gobierno que aplique tal política. Este es un problema objetivo, sobre cuyas consecuencias se montan los sectores especulativos, incluidos los financieros, que a su vez pertenecen al sector oligopolizado.
– La solución de fondo del problema de la oligopolización y extranjerización de la economía, consistiría en pasarla a diversas formas de propiedad social, incluida la estatal y con gestión democrático-participativa, particularmente de sus empleados. A su vez, la solución del problema de tener una industria principalmente ensambladora es desarrollarla hacia otra productora crecientemente de sus insumos, partes y bienes de capital. Difícilmente estos problemas puedan ser solucionados individualmente por los países de nuestra región sudamericana, pero podrían hacerlo en un contexto de integración regional y políticas económicas concertadas por los gobiernos de los países hermanos que la integran. Esto por la relación de fuerzas que se requiere para encarar el primer problema y por la escala económica que se necesita para encarar el segundo. El propio Lula, ex presidente de Brasil, el país mas importante de la región, ha dicho que sin integración sudamericana, ningún país podrá salvarse individualmente.
Esto no quita que haya que intentar todo lo posible por enfrentar localmente los problemas y en ese sentido y en cuanto al problema inflacionario, el atraso cambiario y la tendencia consecuente a la fuga especulativa de divisas, desde esta revista, tanto quien esto escribe, así como otros compañeros de Tesis 11 y el propio Consejo Editorial de nuestra Asociación en su Documento del 30/11/12 (“INFLACION: CARACTER POLITICO DE SU ORIGEN, DE SUS RIESGOS Y DE SU SOLUCION”), hemos venido advirtiendo desde hace muchos años (mi primer artículo data de Julio del 2005), sobre el problema inflacionario y su enorme potencialidad de llevarse puesto al gobierno y, peor aun, al modelo iniciado en el 2003. Por lo cual hemos propuesto insistentemente la convocatoria a un Acuerdo Económico Social entre el Estado, todas las cámaras empresarias y todos los sindicatos, para enfrentar el problema, dándole siempre principal importancia a la participación de los asalariados en el control de precios versus costos y constitución de stocks en las empresas y a las organizaciones sociales en la verificación de precios, eventualmente acordados, en góndolas. Hemos insistido en que esto puede ser una herramienta de gran importancia para movilizar como mínimo a los sectores que apoyan el proceso progresista iniciado en el 2003 y para la lucha ideológica, para desmistificar cual es el verdadero origen principal del flagelo inflacionario. Al final del artículo el lector encontrará los enlaces de esos artículos y de la declaración al respecto de nuestro Consejo Editorial, donde se pueden encontrar datos y argumentos desarrollados sobre este asunto.
Entre otras organizaciones y personalidades a quienes entregamos el citado Documento de nuestra Asociación, personalmente le entregué el mismo al compañero Hugo Yasky, Secretario General de la CTA de los Trabajadores, quién recibió el Documento y mis comentarios al respecto con mucho interés y me anunció su intención de organizar algo sobre este principal problema. Por eso veo con gran interés y profunda satisfacción que la CTA-Yasky haya hecho un llamamiento a un “Cabildo Abierto” para “…la creación de un Consejo Asesor Económico y Social que permita canalizar iniciativas tendientes a mejorar el funcionamiento de las cadenas productivas y los canales de comercialización. El objetivo es asegurar una adecuada oferta de productos y evitar márgenes abusivos en la intermediación que encarezcan injustificadamente los costos de productos esenciales para la población.” (http://www.cta.org.ar/por-el-trabajo-y-la-produccion.html , publicación del 1/04/2014).
También es de destacar la “Concertación Económica y Social para el Desarrollo” lanzada desde finales del año pasado por la CGT-Caló, donde se convoca a sindicatos y sectores empresariales con tal objetivo.
Por su parte, el gobierno ha intentado hacer algo parcial, respecto del acuerdo general deseado por nosotros, acordando solo con algunas cámaras empresarias y llamando a las organizaciones sociales que lo apoyan y a la ciudadanía en general a verificar que la limitada cantidad de “precios cuidados” acordados se cumplan en góndolas. A su vez ha anunciado que tratará de ampliar hasta unos 400 la cantidad de “precios cuidados”. También ha avanzado en la utilización de herramientas varias para que la población conozca cuales son los “precios cuidados”, ha puesto en discusión el análisis de las cadenas de valor, ha instrumentado a través de la AFIP encuestas de control para los empresarios que deben explicar por este medio la constitución de sus costos, ha anunciado su intención de multiplicar sucursales del Mercado Central, y ha ido incorporando crecientemente en su discurso público el tema de la implicancia principal del sector oligopólico en la inflación y en la especulación cambiaria y fuga de divisas. Todo esto va en el buen sentido, pero personalmente me temo que sea insuficiente y que sigue siendo prioritario y posible aun atacar de lleno el problema con un Acuerdo Económico Social generalizado, que nos de esa herramienta movilizadora a los sectores que sostenemos a este gobierno, para apoyarlo más efectivamente en este asunto y que le de al propio Estado un marco mucho más general y sistemático para actuar.
En lugar de esto, el gobierno intenta incluso enfrentar el problema inflacionario tratando de que los sindicatos que lo apoyan morigeren sus demandas de aumentos salariales, buscando que se ubiquen por debajo de la inflación acumulada en el último año. Un ejemplo de esto es el acuerdo de la UOM en su paritaria de Marzo 2014 cuando acordó un aumento del 15% desde el 1º de Abril y otro suplementario del 10% desde el 1º de Julio, lo cual ni siquiera alcanza a la inflación que ha sido del 34,74% desde el 31 de Marzo 2013 al 31 de Marzo 2014 (utilizando los datos del nuevo Indec nacional para el primer trimestre del 2014, y los del “IPC 9 provincias” publicados para meses del 2013 por el CIFRA, y elaboración propia). Esto es aun más gravoso, porque habrá que tener en cuenta además la inflación que se produzca entre el 1º de Abril y el 1º de Julio del 2014. Es a mi juicio una política defensiva y desmovilizadora, en lugar de enfrentar globalmente el problema por la vía que he comentado, para tratar de cambiar la relación de fuerzas, cuando aun hay tiempo, e intentar por esa vía disciplinar a los sectores oligopólicos en la formación de precios. En esto tienen también gran responsabilidad las organizaciones populares, empezando por las sindicales, quienes deben movilizarse enérgicamente contra el proceso inflacionario, requiriendo, según mi criterio, la convocatoria al mencionado Acuerdo Económico Social.
El gobierno puede aun hacer muchas otras cosas en estos 14 meses que faltan para las PASO 2015, pero la mayoría de ellas madurarán dentro de unos cuantos años (Vaca Muerta, proceso de sustitución de importaciones fabricando localmente, desarrollo ferroviario, grandes centrales hidroeléctricas y otros emprendimientos), por lo que podrían jugar escaso rol en las elecciones del 2015. En cambio, si el círculo vicioso aumento de precios, atraso cambiario, devaluación, transferencia de renta de los trabajadores y sectores populares continua, vaya uno a decirles a los sectores populares, que han sido la base social y política de este gobierno, que deben seguir votando por el espacio político oficialista en reconocimiento de los grandes logros de estos 10 años, que efectivamente los hubo, cuando constatan que el dinero les alcanza cada vez menos para parar la olla para ellos y sus familias.
O el gobierno, con la participación activa de las organizaciones populares que lo apoyan, logra parar la inflación y mantener al menos el poder de compra de los sectores populares, sin caer en la implementación de políticas neoliberales, o será extremadamente difícil que en las elecciones del 2015 se logre la continuidad en el gobierno del espacio político que lo sustenta y, lo que es peor para el campo popular, del modelo iniciado en el 2003 y su posibilidad de ser profundizado.
*Carlos Mendoza, ingeniero, especializado en temas de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.
Enlaces para ver artículos y declaraciones anteriores relacionados con esta temática:
https://www.tesis11.org.ar/inflacion-el-problema-principal/ 04/13
https://www.tesis11.org.ar/inflacion-tomar-el-toro-por-las-astas/#more-4178 07/12
https://www.tesis11.org.ar/ocho-anos-de-gobierno-k-tiempo-de-balance/ 08/11
https://www.tesis11.org.ar/la-inflacion-talon-de-aquiles-de-una-politica-progresista-en-argentina/ 05/10
https://www.tesis11.org.ar/inflacion-tara-del-capitalismo-monopolista/ 07/05
EXCELENTE ANÁLISIS.
No deja nada en el tintero, elude las “solucines facilistas” y encara -sin dejar de tener en cuenta las dificultades que implica ponerlas en marcha- posibles vías y operados para intentar comenzar a desarmar mucho de lo que persiste en la estructura concentrada de poder económico. Y sobre todo deja en claro los riesgos políticos -por un lado- y las penurias para los asalariados y jubilados de no enfrentarse frontalmente los problemas que persisten y que se potencian al no enfrentarlos.