América latina está ante un proceso de luchas por oleadas, nunca solo ascendentes o continuas y en ofensiva. La realidad actual muestra que los pueblos organizan sus iniciativas históricas por temporalidades, por oleadas: ascendentes un tiempo, con repliegues temporales después, para luego asumir, nuevamente, grandes iniciativas históricas.
El escenario global muestra la creación de un orden mundial multipolar y se agrieta la hegemonía del Imperio estadounidense en el contexto de la crisis general del capitalismo. Se puede afirmar que el mundo que brotará de las ruinas que dejará esta pandemia, podría afectar la continuidad neoliberal. Un panorama en plena DISPUTA.
Las recientes elecciones -segunda vuelta- en ECUADOR plantearon la disyuntiva de soberanía o dependencia. El escenario fue de un panorama político polarizado, en el cual Washington ha estado intensificando su interferencia en la política latinoamericana, para desestabilizar y desacreditar la coalición UNES (de Arauz). Evitar que el país, tras la administración nefasta de Lenin Moreno, regrese a la determinación independiente de su futuro. En estos años, representantes de estructuras criminales internas han consolidado su poder e intentan hoy hacerse con el gobierno. El candidato presidencial, ultraderechista, Guillermo Lasso, que se impuso en segunda vuelta por un margen de 5 puntos a la alianza UNES, que fue denunciado por periodistas de estar involucrado en una serie de escándalos y sospechoso de evasión fiscal, ha cogobernado con el Presidente Lenin Moreno. Los medios de comunicación tradicionales defendieron, por pautas y privilegios, la candidatura de Lasso.
El proceso electoral, realizado en condiciones de crisis orgánica acentuada por el colapso económico y social en que se debate el país, mostró la disimilitud en la asignación del voto mayoritario en las diferentes regiones y subregiones del país. Es el Altiplano donde se concentra el voto de la Coalición Indigenista y de la izquierda anticorreista formada por el Pachakutik y la Unión Popular. Allí se sustenta el grueso de los electores del dirigente indígena Yaku Pérez. También está la reactivación de la Izquierda Democrática, como organización que se moviliza en torno a reivindicaciones de sectores juveniles y feministas. Su candidato, un joven empresario no afiliado, Hervaz, se manifestó contrario a acordar con Arauz.
Ante las nuevas circunstancias político-sociales de hoy, el triunfo de un gobierno de clase neoliberal, ultraderechista, hace que se torne indispensable encarar el desafío de construir un amplio frente anti-neoliberal.
Ante esto, una reflexión a tener en cuenta, en toda América Latina, son las consecuencias que paga el pueblo ante la falta de unidad de las fuerzas populares.
En Argentina, después de cuatro años de recetas neoliberales macrista, una verdadera pandemia que dejó un país devastado, las fuerzas populares lograron retomar el gobierno. Cual fue el contenido principal de la estrategia para el triunfo: la UNIDAD de las fuerzas populares, expresada en la construcción del Frente de Todos y el contenido de la fórmula presidencial. Hubo una correcta lectura del momento de disputa geopolítica mundial y regional y de la necesidad de coordinar todas las fuerzas populares para reiniciar la lucha contra el neoliberalismo, luego de las derrotas de algunos gobiernos populares en América Latina.
Y llegó la pandemia del COVID-19. Verdadero Tsunami que mostró los resultados de las recetas neoliberales. Agravamiento de la miseria, la indigencia, la desocupación y los bajos salarios. La desatención de la salud pública y él sistema educativo. La lucha por la salud y la vida se convirtió en la tarea principal. Se construyó hospitales, se dispuso medidas para los sectores más afectados; el IFE, las ATP, la Tarjeta Alimentar y los REPRO. La ley del Aporte de las grandes fortunas – que algunos se niegan a cumplir -; el cambio del régimen tributario y ahora el bono de 15.000 pesos.
Pero el poder de los grupos económicos concentrados, los medios de comunicación hegemónicos y una parte de la justicia, a través de su principal vocero, Juntos por el Cambio, no se resignan. A todas las medidas del gobierno le responden con infamias y mentiras. Las sabotean. Suben de precios la canasta básica y no cumplen los acuerdos, para asegurarse más ganancias y hacer fracasar las políticas sociales del gobierno. Militan contra las vacunas y la vacunación. Hablan de educación, salud y cuidado de la economía al tiempo que redujeron las partidas para su funcionamiento. Hablan de democracia y reprimieron las luchas populares. Montaron, con una parte de la justicia, los servicios de inteligencia y medios de comunicación, la persecución política y los lawfare, para difamar, encarcelar y desplazar de la contienda política a dirigentes políticos, sindicales y sociales. Trabajan sin descanso. Su objetivo es entorpecer, desprestigiar, desgastar y doblegar al gobierno en su plan de desplegar medidas que mejoren la vida de los más humildes. Buscan romper el Frente de Todos, la UNIDAD LOGRADA, aprovechando las lógicas diferencias y vacilaciones. Y ver si pueden voltearlo.
Es un plan que han aplicado aquí, en Brasil con Lula, en Bolivia con Evo, en Ecuador con Correa…
La difícil hora actual exige más definiciones y medidas para cuidar la salud y enfrentar el plan de la derecha, detrás del cual, al igual que en toda la región, está la Embajada y el Departamento de Estado de los EEUU. En esta disputa, el Gobierno Nacional y el Frente de Todos tienen que ponerse al frente, y las organizaciones sociales, políticas y sindicales, profundizar, en cada lugar, la unidad amplia, para esclarecer, fortalecer el apoyo al gobierno, impulsarlo a tomar medidas más profundas y denunciar las acciones y objetivos de la derecha. Una tarea imprescindible para salvar al pueblo.
Para mi es un oxímoron sostener “la izquierda anticorreísta” toda vez que Y. Pérez sostuvo que prefería un banquero a un dictador en obvia referencia a Correa, entre muchas de las lindezas que mencionó en su campaña. Una persona de izquierda y mucho más aún, un dirigente de izquierda, no puede tener tamaña confusión y una visión tan estrecha respecto de un programa político. Sólo habla de medioambiente y condena a todos los presidentes o expresidentes progresistas porque asevera que todos son extractivistas de la “Pachamama” incluído E, Morales. ¿A dónde se puede marchar con alguien tan elemental y reduccionista en lo que se suponía su plataforma política? Es el responsable directo del triunfo de Lasso al llamar a su base a votar en blanco. NO ES UN IZQUIERDISTA
Saludos,
Adriana