Editorial semanal de Tesis 11. A fondo con el Fondo II

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Agregando leña al incendio que dejaron en Argentina, los grupos dominantes que gobernaron a   través de Mauricio Macri entre 2015 y 2019, “empujan” al gobierno a cerrar de cualquier manera un acuerdo con el FMI. Negociación por la deuda que ellos contrajeron, de manera brutal por más de 45 mil millones de dólares, cuando ya no tenían quien les prestara y que el Fondo concedió, incluso violando sus propios estatutos.

El neoliberalismo, aumentó la deuda externa argentina con privados y el FMI, en más de 100 mil millones de dólares. Esta política tenía por objeto facilitar la fuga de divisas, la devolución de fondos a quienes vinieron a especular con la bicicleta financiera y además apoyar la campaña de Macri para su reelección.

El gobierno de Alberto Fernández renegoció una importante quita con los acreedores de deuda externa privada, particularmente bajando intereses y extendiendo plazos de pago. Es ahora con el FMI con quien se debe llegar a un acuerdo sobre un crédito insólito que, no sólo transgredió los estatutos del propio FMI en cuanto a limitaciones crediticias, sino que representa una suma mayor a la sumatoria de todos los créditos concedidos por el FMI a decenas de países, como asistencia por la pandemia.

La legión de CEOs que Macri puso al frente de los ministerios y secretarías tuvieron como objeto succionar las finanzas públicas en favor de los grupos económicos a quienes cada uno representaba.

Hoy, esos mismos sectores, explícitamente antinacionales, reclaman cerrar urgentemente un acuerdo con el FMI de cualquier forma. El gobierno argentino, reiteró, así lo expresó y formalizó ante el Fondo, que no firmará ningún acuerdo que implique más sacrificios para el pueblo argentino, ya diezmado por la herencia macrista más la pandemia sanitaria. Incluso si se firmara el acuerdo denominado “de facilidades extendidas”, con pagos a 10 años, sería muy difícil de cumplir. Además, el gobierno no acepta el sobrecargo de tasa de interés que aplica el Fondo debido a que Macri recibió un préstamo superior al que le correspondía a Argentina según su participación en el capital constitutivo del fondo.  Sobrecargo de tasas de interés que el gobierno neoliberal del capital concentrado aceptó y firmó a través de Mauricio Macri.

Este tipo de renegociación, llamado de facilidades extendidas, impone al país deudor condicionamientos en su política económica, siempre de ajuste, que agravaría la situación ya angustiante de la mayoría del pueblo trabajador, las capas medias y pymes, quienes siempre han cargado y sufrido las consecuencias de estos acuerdos.

Aceptar estas exigencias, implicaría hipotecar el futuro del pueblo argentino, agravar la crisis económica ya existente, producto de las dos pandemias vividas (Macri y el Covid 19). Significaría, además, devaluaciones, baja de salarios, y destrucción de leyes sociales. Leyes ganadas por la lucha de los trabajadores(indemnizaciones por despido, jubilaciones, horarios de trabajo), que la derecha neoliberal argentina pugna por destruir en consonancia con la derecha internacional.

Es necesario ir a fondo en el análisis de estas negociaciones ya que “los cantos de sirena” que los grupos lanzan para incitar a la firma, llevan como subtítulo, el objetivo encubierto (y a veces no tanto) de desestabilizar al gobierno. En efecto, la imposibilidad de pagar en las condiciones que exige el FMI, llevaría necesariamente a caer en default, cuando comiencen a vencer los plazos por ellos exigidos, como lo demostró el gobierno en su planteo ante el FMI.

En las últimas horas se conoció una nota del FMI al Grupo de los 20 (que integra Argentina) “sugiriendo” que incluyan en su plataforma la necesidad de tres puntos para coadyuvar a su crecimiento:

  • Reducción drástica del déficit fiscal (léase supresión y/o reducción gasto social)
  • Flexibilidad laboral (léase supresión leyes sociales, indemnizaciones, etc.)
  • Apertura del mercado (léase abrir importaciones indiscriminadamente, permitir el flujo de capitales especulativos y abrir el mercado de cambios)

Este es el FMI, que no cambió su política de “apriete” hacia los gobiernos que acuden a sus préstamos y su orientación pro-grupos económicos concentrados y contra los intereses populares.

Este es el organismo con el que el gobierno tiene que renegociar una deuda que tomó el gobierno de Macri y cuyos fondos no quedaron en Argentina para ninguna obra. No obstante, los personeros de la derecha y los grupos económicos presionan públicamente sobre el gobierno de Alberto Fernández para acordar con las condiciones del Fondo, lo cual implicaría dirigirse hacia el abismo. Es que ese es el contexto que ellos desean para recuperar el poder político, perdido en las elecciones de 2019.

En síntesis, la derecha de Juntos x el Cambio y los grupos económicos que representan se proponen bloquear y obturar todo proyecto de recuperación industrial, con inclusión social, que propone el Frente de Todos. Su objetivo es recuperar el poder político para profundizar la estructura agraria, en manos de la oligarquía terrateniente y agroindustrial exportadora, su control del sistema de distribución y comercialización de alimentos, la fijación de precios oligopólicos y la valorización financiera de sus capitales (extrayendo sus ganancias de un aumento de la explotación de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto), y finalmente fugar sus ganancias obtenidas en el país gracias al esfuerzo de los argentinos y argentinas.

Es necesario, que las organizaciones sindicales y sociales, así como los partidos políticos, de los sectores populares, alerten al pueblo acerca de esta situación y pongan esta negociación con el FMI en esta perspectiva.

Si el FMI insiste en su posición, y no acepta la racionalidad del planteo argentino, obligaría a la Argentina a NO FIRMAR. Esta situación generaría un escenario de confrontación con los grupos económicos nacionales e internacionales, que la Argentina no desea y procura, racionalmente, evitar.

Es decir, es preocupante que nos impongan sus condiciones, y es preocupante que el FMI no acepte la racionalidad de las propuestas argentinas y nos obliguen a no firmar.

El fondo de la relación con el Fondo, es siempre negativo para el país y sobre todo para los trabajadores y trabajadoras. 

Pero, también es necesario ver otro ángulo y reflexionar sobre la actual situación internacional, que ya no es de un mundo unipolar, sino que nuevas potencias como China y Rusia, juegan un papel geopolítico de gran importancia. Además, sobre todo China, son nuestros principales socios comerciales en la actualidad y seguirían comprándonos en cualquier escenario.

Para apoyar y dar espesor social a la posición argentina, es necesario la movilización de los trabajadores y la sociedad que siempre ha sido la representación de vitalidad de las propuestas nacionales y populares.

Y esto es posible, como se comprobó en las últimas dos grandes manifestaciones por el 17 de octubre, en las que el pueblo en la calle, reiteró sus expresiones de exigencia de mejoras en la situación económica y social que afecta profundamente su vida.

Es necesario ir a fondo con las propuestas de renegociación lógicas del gobierno, y con el apoyo popular que los movimientos sindicales y sociales deben motorizar indefectiblemente.

El FMI es el obstáculo, post pandemia, que debemos sortear para que el gobierno impulse, con fuerza y amplitud, las políticas sociales de recuperación del trabajo y los salarios. El apoyo masivo en las calles permitirá enfrentar a la derecha desestabilizadora y avanzar en el camino de transformaciones progresistas que el pueblo votó en 2019.

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