En los últimos días circuló por algunas oficinas del gobierno nacional, la posibilidad de otorgar un aumento salarial para todos los trabajadores, realizado por decreto. Esta iniciativa generó que rápidamente, tanto la representación de los trabajadores organizados como la contraparte empresaria, representada por la UIA, hicieran llegar a Balcarce 50 su disconformidad con la metodología.
Luego de que la CGT y la UIA presentaran su negativa con respecto a la propuesta, se impulsó desde el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, la Resolución que convoca a las negociaciones paritarias para todos aquellos gremios que tuvieran planteadas sus discusiones en los próximos meses o aquellos que teniendo acuerdos vencidos no se hubieran sentado a negociar; con la finalidad de hacer frente lo antes posible a la ola inflacionaria, y mejorar los ingresos devaluados de las y los trabajadores.
Ante ello, la duda que nos planteamos es si no hubiera sido mejor en este contexto inflacionario, salir con un decreto de emergencia, que busque con una mayor rapidez, el aumento salarial en todos los sectores que conforman el mercado laboral, en vez de esperar el acuerdo de cada una de las ramas de actividad que conforman el sector del trabajo.
Claro que las motivaciones que tienen ambos sectores de la negociación, que los llevan a plantear la negativa al aumento por decreto, no necesariamente son las mismas.
Para la representación sindical de los trabajadores, la CGT, se defiende la bandera de la herramienta de la negociación colectiva como mecanismo independiente; que posibilita contemplar no solo la realidad social común a todas y todos los trabajadores, sino también las particularidades del sector al que representan.
Para la representación sindical de los empresarios, la UIA, probablemente la idea sea de evitar que a través de un decreto, se pueda contemplar al amplio sector de los trabajadores informales o precarizados, que también forman parte del mercado laboral. Además de discutir el número de esa mejora salarial.
Decreto o negociación colectiva de por medio no se discute la importancia central de recuperar el valor real de los salarios. El contexto local, agravado por la crisis internacional provocada por el conflicto en Ucrania (y los daños que provocó la pandemia) obliga a un Gobierno Nacional que representa los valores de Justicia Social a tomar cartas en el asunto.
Si bien hubo una leve recuperación salarial, respecto de la inflación, en el 2021, considerando el período 2015 hasta ahora los salarios perdieron contra la inflación, un fenómeno que parece agravarse en los últimos meses. ¿Será el 2022 el año que cambie la tendencia? El adelantamiento de las paritarias es una medida importante y central que ataca las consecuencias provocadas por la inflación pero no es suficiente.
Para atacar el verdadero problema, hay que generar políticas públicas en el marco de un plan económico que incluya diversas aristas. El fenómeno inflacionario es multicausal (al componente monetario se suman la especulación de los formadores de precios, la dependencia de algunos insumos importados y la búsqueda empresaria, representante del capital concentrado, de destinar el excedente de las ganancias a la timba financiera, sin reinvertirlo en el desarrollo de la producción), por ello, las soluciones deben ser amplias y diversas; tienen que incorporar un compromiso activo del Pueblo Argentino en el control de precios (por ejemplo a través de app en teléfonos celulares);es indispensable la participación de las organizaciones sindicales y sociales en los acuerdos de precios y, sobre todo, en el control de su cumplimiento, movilizándose y luchando para ello; es necesario el uso del monopolio estatal de la fuerza pública para regular y controlar el comercio exterior, “desacoplando” los precios internos de los internacionales, garantizando el abastecimiento en el mercado interno de aquellos productos exportablesy perseguir a los especuladores; una priorización y planificación de los intercambios comerciales y una agresiva política de búsqueda de nuevos mercados para los productos argentinos.
Un gran sector del empresariado argentino, pareciera preocuparse exclusivamente por su beneficio, sin tener en cuenta el contexto de desarrollo nacional; comportándose muchas veces como “ciudadanos del mundo” a la hora de pagar impuestos y reconociéndose argentinos solo a la hora de reclamar condiciones subsidiadas de producción o herramientas de salvataje en los “períodos de crisis”. No nos olvidemos, que durante la pandemia de Covid 19, empresas como Molinos, Arcor y Ledesma (por nombrar solo algunas de las formadoras de precios en alimentos) finalizaron sus ejercicios económicos 2020 y 2021 con ganancias netas exorbitantes. Daría la sensación de estar lanzado, desde los sectores concentrados de la economía, un plan de desestabilización del gobierno, con la intención de esmerilar y desgastar a “la política” como herramienta de transformación social.
Nadie se salva sola/o. El compromiso debe ser pleno y total y debe incluir no solo a los trabajadores organizados sino también a los más de 7 millones de argentinos y argentinas en la informalidad.
TESIS 11