El lunes 11/07/22, la ministra de economía Silvina Batakis, en conferencia de prensa, le habló fundamentalmente al mercado financiero, para contrarrestar las versiones especulativas en curso, asegurando básicamente que no habrá devaluación brusca y que se seguirá cumpliendo con los compromisos con el FMI. Esto en vista de que tenía que afrontar dos importantes pruebas en un contexto especulativo: La colocación en el mercado de nuevos bonos, el 13/07/22, lo cual pasó con éxito, y que a fines de julio debe refinanciar $500.000 millones de deuda interna.
Varias organizaciones del campo popular, sindicales y sociales, que esperaban definiciones de la ministra en cuanto a la inflación y la recuperación de ingresos de los sectores populares, manifestaron que, si esto no se anuncia en los próximos días, y sobre todo si no se concreta, están dispuestos a luchar para conseguirlo, lo cual, según nuestra opinión, no solo sería lógico, sino absolutamente necesario.
Sin embargo, la cuestión de fondo que se plantea es que, si bien la lucha defensiva de las organizaciones del campo popular es indispensable, el problema es que si solo se limita a la resistencia y no se pasa a la ofensiva, es imposible que cambie en favor del campo popular la actual relación de fuerzas, ampliamente favorable a los sectores concentrados de la economía, mayoritariamente en manos de multinacionales, que tienen además el control hegemónico de los medios de comunicación y del poder judicial.
Esto se evidencia claramente en el principal problema de nuestra economía y flagelo para los sectores populares, que es la inflación, que agrava el problema de bajos ingresos salariales y jubilatorios y de alta informalidad laboral.
Los grupos concentrados de la economía aprovechan su situación oligopólica para aumentar sistemáticamente sus precios por sobre el aumento de sus costos, a lo que se suman maniobras tales como: generar corridas cambiarias para crear expectativas de devaluación y luego justificar aumentos de precios por las dudas de que esta se produzca; provocar caídas de las cotizaciones de bonos argentinos en los mercados financieros, lo cual hace subir la tasa de interés y así imponer que cuando el gobierno necesite refinanciar deuda tenga que pagar intereses más altos, asunto que se cierra asimismo con nuevos aumentos de precios argumentando que conseguir dinero es más caro.
Para enfrentar el grave el problema inflacionario, se hace imprescindible la participación de las organizaciones sindicales y sociales en las negociaciones de precios con las cámaras empresarias y el gobierno y, sobre todo, que los trabajadores de las empresas principales formadoras de precios verifiquen que no haya aumentos de precios por encima del aumento de costos y/o retención de mercancías para provocar desabastecimientos; que las organizaciones sociales se impliquen en el control de precios en góndolas; que sindicatos y organizaciones sociales realicen boicots y manifestaciones contra las empresas que no cumplan; que las organizaciones difundan en los sectores populares la información de quienes son los principales responsables de la inflación, para elevar la conciencia de la población sobre este grave asunto.
Se requiere, imprescindiblemente, un avance hacia la coordinación de las organizaciones sindicales y sociales, al menos de aquellas que tienen trayectoria más progresista y que han apoyado al gobierno del Frente de Todos, tales como la Corriente Federal de los Trabajadores, las dos CTA, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, La Cámpora, y otras, para actuar en conjunto, no solo contra la inflación, sino para impulsar al gobierno a tomar medidas más radicales en beneficio de los sectores populares, tales como participación de empresas estatales, a crear y/o estatizando empresas privadas, en sectores estratégicos de la economía, como comercio exterior, minería, producción y distribución de alimentos, mercados de concentración en barrios populares y otras. Un ejemplo factible es el caso Vicentín. Esto otorgaría al Estado herramientas indispensables para actuar con mayor éxito en la economía. Solo así se puede cambiar la relación de fuerzas para que favorezca crecientemente al campo popular.
El gobierno y/o el FdT podrían convocar a las organizaciones sindicales y sociales a coordinarse y movilizarse con aquellos fines; pero las dirigencias de esas organizaciones podrían tomar por decisión propia ese camino.
Esto es tanto más indispensable cuanto que es evidente que los sectores concentrados de la economía, y sus expresiones políticas opositoras, están lanzados a todo tipo de maniobras desestabilizadoras, para voltear al actual gobierno, si se puede, o al menos para asegurarse que la oposición neoliberal gane las elecciones el año próximo. Tratan con su acción de provocar un clima de desesperación que genere un sentido común favorable a aceptar, o al menos no resistir, la política neoliberal antes y después de las próximas elecciones. A esto coadyuva que el gobierno comunica mal y poco las cosas positivas que hace, por ejemplo, en ayuda social y obra pública.
En todo caso, en la oposición neoliberal ya han dicho que si llegan nuevamente al gobierno harían lo mismo que hicieron en el gobierno Macri, ¡pero en sólo 90 días! Esto muestra la gravedad de la amenaza que se cierne sobre los sectores populares mayoritarios.
Un asunto también de gran importancia es que el frente político que exprese los intereses del campo popular, debe ser reformulado considerando la experiencia de gobierno que deja el actual Frente de Todos. Es indispensable que el frente tenga un espacio institucionalizado donde los diversos sectores que lo integren puedan procesar diferencias y consensuar políticas gubernamentales. Esto es tanto más necesario si quien ocupa la presidencia de la nación no es la principal figura política del frente. Las importantes limitaciones y problemas en la gestión del actual gobierno del FdT y los públicos enfrentamientos internos en el frente, provienen principalmente de esa doble falencia.
Movilización coordinada de las organizaciones sindicales y sociales, en función de los intereses mayoritarios, y reformulación del frente popular, son cuestiones indispensables a resolver en el campo popular, ante el grave riesgo del retorno de la oposición neoliberal al gobierno.
TESIS 11.