El cumplimiento del calendario electoral 2023 que desembocará en la elección de la nueva Presidenta o Presidente de la Argentina, sigue su curso. También la agudización de la crisis, las contradicciones y disputas en el campo nacional e internacional.
El panorama internacional muestra que el proceso de reconfiguración del mundo avanza. Dos hechos importantes fundamentan los cambios actuales y futuros.
Uno: la profundización de la crisis general del capitalismo, en su etapa neoliberal, en particular, en los Estados Unidos, con la pérdida cada vez más acentuada de su hegemonía mundial y agotamiento e incapacidad para proponer acciones que alivien los graves problemas que padece la humanidad.
Dos: el crecimiento y desarrollo de la República Popular China, sus avances económicos y científicos, sus propuestas de paz e integración, léase BRICS, la Ruta de la Seda y los acuerdos con Rusia, basado en potenciar el desarrollo común. La nueva oleada de gobiernos de signo democrático y popular en América Latina y el despliegue de grandes luchas por la defensa de los derechos sociales y políticos, léase, como ejemplo, Francia y Perú.
Un proceso complejo de gran inestabilidad política, con hechos peligrosos, como la guerra ruso-ucraniana y el involucramiento creciente de la OTAN, las provocaciones de EEUU con su posición frente la Isla de Taiwán, como las expresiones más virulentas de la disputa hegemónica. El desarrollo de organizaciones de ultraderecha en EEUU y Europa con discurso fascista. La crisis en Medio Oriente. El avance de la miseria y concentración de la riqueza en pocas manos y el agravamiento de las condiciones climáticas.
En este contexto los argentinos enfrentamos el proceso electoral. Una elección decisiva, para el presente y futuro inmediato. Se enfrentan dos modelos de país.
Un modelo popular, alternativo al neoliberal, donde o se fortalece y profundiza un camino de cambios estructurales de signo democrático y popular, con más derechos, que supere el modelo neoliberal ya agotado, a lo que se sumó la herencia macrista, la pandemia, la guerra y la sequía, o se retrocederá a tiempos de miseria, represión y pérdida de soberanía.
Cierto es, que en medio de esta crisis, el gobierno nacional mejoró la ocupación y el crecimiento económico. Incrementó las obras de infraestructura (viales, ferroviarias, sanitarias, escolares y de vivienda popular, entre otras). Pero no resolvió una adecuada política de distribución de la riqueza, particularmente por el problema inflacionario, producto principalmente de la acción de los grupos oligopólicos, lo cual creó una insostenible situación con salarios que no alcanzan a cubrir la canasta básica. Y cedió ante el FMI la renegociación de una deuda ilegal e inmoral contraída por el gobierno de Macri, firmando un acuerdo, impagable, sostenido por ajustes permanentes sobre las necesidades de los trabajadores y sectores medios del campo y la ciudad.
Un proyecto neoliberal, que proponen las distintas variantes: el Pro, Javier Milei, Espert y López Murphy, representantes del gran capital, que con el apoyo de los grandes medios de información y parte de aparato judicial, salen a la palestra con discursos y propuestas de defensa de sus intereses.
Propagan mensajes de odio contra la política, las organizaciones políticas y sus dirigentes. Propugnan una democracia de baja intensidad, sin un Estado como palanca del desarrollo soberano y que garantice equidad en la distribución de la riqueza. Desacreditan y plantean represión a los que luchan, quita de derechos, exaltan el individualismo, crean desánimo. Promocionan y amplían todos los hechos de inseguridad. Actúan para desgastar, desestabilizar y condicionar al gobierno, mediante golpes de mercados y fogoneando la inflación. Exigen al Estado privilegios económicos, mientras no cumplen con los acuerdos de precios. Exportan más de lo que declaran y no liquidan las divisas que corresponde, dejando sus grandes ganancias en guaridas extranjeras. No se hacen cargo de la terrible herencia de crisis económica, endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. Discursos y acciones que realizaron en otros períodos nefastos de la historia argentina.
El proyecto del Frente de Todos, que propuso y debe cumplir, representa, junto con otras organizaciones políticas, sociales, sindicales y de pequeños empresarios, lo principal de los intereses democráticos y populares de nuestro pueblo.
La hora exige al gobierno nacional, la necesidad de ampliar y hacer funcionar el Frente de Todos, convocar a todos estos sectores y rescatar las propuestas de documentos programáticos ya elaborados, como los consensuados por un importante arco de organizaciones sindicales y sociales, publicados los 1º de mayo de 2020 y 2021, los denominados 1er y 2do “Manifiesto nacional por la soberanía, el trabajo y la producción”, y ratificados en el documento leído el 17 de octubre del 2022 en Plaza de Mayo. Elaborar un programa mínimo, convocar al pueblo para su validación y apoyo, y volver a entusiasmar con el proyecto popular, para ganar las próximas elecciones, cerrarle el paso al proyecto neoliberal y, con organización y lucha popular, en primer lugar de las organizaciones más combativas de los trabajadores, realizar los cambios de estructura necesarios.
De todas las medidas a tomar, las más urgentes son:
Equiparar los salarios con los niveles de la canasta básica, a todos los trabajadores formales, informales, jubilados, y los que cubren sus necesidades familiares con distintos aportes del Estado. Atender a los pequeños productores del campo, la ciudad y los pequeños comerciantes.
Llevar a fondo el Juicio a la actual Corte Suprema. Romper la trampa de proscripción de Cristina Kirchner.
Investigar la deuda con el FMI, para determinar cuál es la deuda legítima y, fundamentalmente, si se puede pagar y cómo, sin apelar a los ajustes y necesidades del pueblo. Defender la soberanía de nuestros recursos naturales, para ponerlos al servicio del desarrollo de nuestro país. Es la decisiva batalla que se debe dar ahora.
Tesis 11