Las luchas populares en América latina siguen creciendo, y parecen confirmar un nuevo período de gobiernos democráticos y populares. Un momento de aguda disputa entre los grupos concentrados del poder económico y las fuerzas populares. Dos modelos se contraponen. Uno, que con sus recetas neoliberales, agudizó las profundas desigualdades que caracterizan el continente que la pandemia de Covid-19, mostró con claridad. El otro, que amplió derechos y mejora la vida de los sectores populares.
Pese a todas las dificultades, los pueblos no se rinden. Y una lucha, pertinaz y heroica, recorre el continente. Desde Cuba, que volvió a recibir en las Naciones Unidas un abrumador voto de apoyo contra el bloqueo. Venezuela y Nicaragua, que siguen adelante a pesar de los ataques de los Estados Unidos y la Unión Europea. Los triunfos de las fuerzas populares de la Argentina y México. La derrota del golpismo y el triunfo electoral de Luis Arce en Bolivia. Las luchas del pueblo de Chile que obligó al gobierno pinochetista de Piñera a convocar a elecciones para redactar una nueva Constitución, elegir autoridades regionales y municipales; elecciones donde las fuerzas de izquierda e independientes triunfaron. Las valientes manifestaciones contra el gobierno de Duque y la derecha colombiana y el crecimiento de la resistencia, en Brasil, contra el gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro. Todo eso sucede en nuestra región.
Las elecciones en Perú y algunas enseñanzas
A estos avances se suma el reciente triunfo, del profesor Pedro Castillo como Presidente del Perú. Triunfo aun no reconocido por el Jurado Nacional Electoral y que peligra por los intentos de la derecha de dar un golpe de estado. ¿Qué enseñanzas deja la elección de Castillo frente a Keiko Fujimori, corrupta y aliada de EEUU?
Castillo, dirigente sindical de las luchas docentes de 2017, surgido del Perú profundo, apoyado por la Central Única Nacional de las Rondas Campesina (CUNAR) que tiene más de dos millones de miembros, leyó claramente las nefastas consecuencias de la aplicación de las recetas neoliberales en su pueblo. Ocho millones de alumnos sin conexión. Tres millones de analfabetos. Seis de cada diez niños en la pobreza. Una Constitución elaborada en época de dictadura y sin derechos, que institucionaliza la corrupción. Y la falta de unidad de los sectores populares. Por eso su programa plantea: reforma de la Constitución, cambios estructurales para encarar la solución de los graves problemas que afectan al pueblo, restitución de derechos apoyándose en el poder popular. Con estas ideas claras logró un acuerdo con el partido de izquierda Juntos por el Perú de Verónika Mendoza y también constituir el Frente Nacional por la Democracia y la Gobernabilidad. Con esta lectura, un programa de soluciones y una estrategia de unidad y movilización popular derrotó en el balotaje a la candidata de la derecha y enfrenta el desafío de gobernar y cumplir con su programa. Alcanzado el triunfo, Pedro Castillo, reafirmó las propuestas electorales frente a quienes planteaban bajar el tenor de las mismas. Reforzó la unidad y llamó a la movilización popular en defensa del resultado electoral.
Este triunfo amplía el campo de los gobiernos populares, de América latina, para coordinar una estrategia común y enfrentar la política de los EEUU en la región. Triunfo que requiere de la solidaridad internacional de las fuerzas populares.
¿Cuál es la propuesta y la estrategia del Fujimorismo? Primero con los medios del poder fue desprestigiar (law fare mediante) al candidato e intentar que no sea legalizado para participar del proceso electoral. Después, aparecer como defensora de un programa para atender las demandas populares con recetas neoliberales. Vestirse de demócrata y como alternativa al peligro del “comunismo y la pérdida de la libertad”. Asustar con el slogan “quiere convertir a Perú en otra Venezuela”. El día de las elecciones, cuando los resultados los favorecían, festejaron. Cuando las actas de las zonas más populares, revirtieron los resultados, denunciaron fraude sin pruebas. Hablan de fraude, cuando la mayoría de las fuerzas opositoras reconocieron el triunfo de Castillo. El Arzobispo de Lima denunció que el retraso del reconocimiento de Castillo es “amoral” y los comunicados de la Unión Europea, la OEA (ni Almagro la recibió) y el Departamento de Estado de los EEUU, confirmaron la limpieza del acto electoral. Reconocimiento significativo, el de estos organismos internacionales, que no son proclives a aceptar sus derrotas.
El triunfo del pueblo peruano es una enseñanza para todos los pueblos. También para la Argentina, que el 14 de noviembre realiza la trascendente elección de renovación parcial del Parlamento. Hoy, ya se puede comprobar cómo la derecha, que representa a las fuerzas reaccionarias del poder económico concentrado de la industria (Paolo Rocca) y el campo (la Mesa de Enlace), a través de sus trols y medios de comunicación (Magneto), y una parte de la justicia, vienen desarrollando una campaña para desestabilizar al gobierno nacional. Desprestigio y sabotaje (lawfare) de todas las medidas sanitarias, políticas y económicas para enfrentar la situación actual y los cuatro años de las recetas neoliberales del gobierno macrista. Mienten, se visten de republicanos y defensores de la democracia, hablan del peligro de la “autocracia” y defienden la dictadura. Declaran la educación y la salud prioritaria cuando degradaron Ministerios y rebajaron presupuestos. Azuzan el peligro de ser Venezuela o del Comunismo. Que si los otros ganan las elecciones, te van a quitar los hijos. Y denuncian fraude. Repiten los argumentos de las derechas del mundo. Una derecha que se radicalizó en el sentido más reaccionario.
La unidad del Frente de Todos y demás fuerzas populares, su implantación en cada lugar, la más amplia movilización y la batalla cultural, son las condiciones para garantizar el triunfo electoral que permita llevar adelante los cambios prometidos. Una necesidad para reforzar, más aun, las medidas para corregir los desajustes económicos que golpean a los sectores más humildes. La situación requiere convocar a un nuevo sueño, el de la reconstrucción de la Argentina y la Patria Grande.
La conciencia política sobre lo que sucede en cada país y a nivel mundial, no adviene de manera natural en la población. Es por eso que me parece innecesario mencionar a Nicaragua y Venezuela en vísperas de las elecciones de medio término toda vez que aleja a aquellos indecisos necesitamos para votar por el FdeT. Conozco algunas personas que evalúan positivamente al gobierno actual por la campaña contra el Covid pero que saldrían huyendo si yo les enviara esta nota en la cual se pondera a esos dos países. Los indecisos nunca van a elegir una lista de candidatos que adhieran o defiendan a los gobiernos de esos países tan controvertidos a los que el mismísimo Pepe Mujica cuestiona. En Argentina necesitamos reafirmar el rumbo , sumar y no espantar.
Adriana