(*) Álvaro García Linera.
Los acontecimientos en Bolivia, con los resultados electorales del 18 de octubre de 2020 deja un escenario múltiple, para su análisisy la reflexión.
La amplia alianza del MAS, da como resultado el triunfo de Luis Arce-David Choquebuanca, con el 55,1% de los sufragios, con la activa participación de EVO; con actos a distancia, sorteando el exilio pero también la pandemia a través de video llamadas y comunicaciones telefónicas; mostró conocer a su pueblo como ningún otro dirigente. El hecho de que se haya proclamado tales candidaturas también ha significado una muestra de que, dentro del proyecto general de transformación de la economía, estado y sociedad que traían los sindicatos y las organizaciones sociales, existe la capacidad de incorporar otras voces.
A casi un año del golpe de Estado que terminó con la destitución de Evo Morales y García Linera y su posterior exilio en Argentina, la fórmula del MAS llega al gobierno luego de una fuerte campaña antimasista marcada por diversas acusaciones por parte de sus contrincantes, persecución judicial contra varios de sus candidatos y el intento de proscribir la fórmula, vinculado a una severa represión. En lucha ademáscontra la actuación de Almagro (OEA), la dirección del Imperio y los socios “bolsonaristas”.
En el gobierno golpista hubo –entre otros desaciertos- ineptitud, corrupción, además de la ilegitimidad con la que llegó a la presidencia Jeanine Áñez. Pusieron un fuerte acento a la persecución política contra líderes del MAS, cometieron una serie de tropelías, incluso atrocidades que pasan por la violencia con las masacres de Senkata y Sacaba, dos poblaciones semirurales con un fuerte asedio represivo militar-policial, y El Pedregal (La Paz), unos 37 manifestantes que murieron en represión militar y policial entre el 10 y 19 de noviembre. Junto al símbolo de dignidad y resistencia, hombres como Carlos Orlando Gutiérrez Luna, gran dirigente minero que luchó con valentía por la recuperación de la democracia y que siempre vivirá en el corazón del pueblo.
Una inmensa mayoría plurinacional enfrentó el peligro de la proscripción, la criminalización y la persecución. Se estigmatizó a los movimientos sociales, a los campesinos, a los indígenas y obreros; se los llamó salvajes, sediciosos, terroristas; se humilló a las mujeres de pollera, se quemó la WIPHALA.
Desde el inicio de este año, desde el campo popular, se dio una estrategia para intentar llegar a esta conquista. Desde la resistencia inicial a la articulación de alianzas transitorias para volver a tener elecciones, la decisión de la fuerza político-social liderada por Evo Morales tuvo la sabiduría y la capacidad de poner por delante lo primordial más allá de lo justo. La colaboración explícita del gobierno de México, liderado por Andrés Manuel López Obrador, y del gobierno de Argentina, presidido por Alberto Fernández, fue factor primordial también no solo por salvar la vida de sus dirigentes, sino para transmitir al interior de Bolivia el mensaje político claro de que en la lucha por recuperar la democracia y la dignidad, el pueblo boliviano no estaba solo.
El Departamento de Estado fracasó rotundamente por cuarta vez en nuestra región. No puede hacer de Guaidó otra cosa que un payaso en gira. No logró evitar la llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno de México, ni pudo hacer reelegir a Mauricio Macri. El fin de semana pasado tampoco pudo hacer que el golpe boliviano tuviera “herencia electoral”. Estos sectores minoritarios levantan la bandera de la democracia sólo cuando les conviene; y cuando no, recurren a la desestabilización, a la violencia y a golpes de estado para hacerse del poder.
La conquista electoral en Bolivia se da en el marco de luchas de los pueblos de América Latina: Ecuador, Chile, Colombia, Perú; por consecuencias del modelo neoliberal. La acumulación del hartazgo por los modelos neoliberales más el éxito del “Frente de Todos” en Argentina generó un acto favorable; en momentos de una América Latina en disputa política. El neoliberalismo actual solamente moviliza odios y resentimientos: odio al pobre, odio a la mujer liberada, resentimiento con el trabajador alzado, contra el sindicalismo exagerado que entorpece la acumulación. Es decir, es un neoliberalismo fundado en la negatividad y no en la proposición. No en la esperanza de mediano plazo, sino en el rechazo emotivo de corto plazo. Se va agotando el relato neoliberal, lo que ahora tenemos es una especie de neoliberalismo zombie, que sobrevive de sus viejas victorias y que no logra captar el entusiasmo colectivo de la sociedad. Las fuerzas ultraderechistas lo que hacen es simplemente agarrar lo viejo con represión. Le incorporan más de autoritarismo, más de racismo, una dosis de odio, una de rencor, otra de violencia. El progresismo es una respuesta al agotamiento del horizonte que prevé el neoliberalismo y la ultraderecha. Cada vez más la democracia se presenta como un estorbo para las fuerzas conservadoras. Tenemos un claro motivo político-ideológico, de praxis, para pensar procesos de mayor democratización. O de extender el hecho democrático, con plenos desafíos de participación popular. Está en la agenda de HOY cómo tendrán que ser contenidas, derrotadas, las intentonas golpistas y hasta paramilitares, con las que son capaces de intentar recuperar violentamente el poder, las ultraderechas desestabilizadoras.El mensaje presidencial de BOLIVIA no se guardó alusiones duras contra el régimen transitorio y prometió gobernar en adelante para todos los bolivianos y recuperar la estabilidad del país; la “diplomacia de los pueblos” y los principios de no intervención, no alineamiento e igualdad de los estados, cuya “voluntad es trabajar por un mundo multipolar en el que no exista la supremacía de ninguna nación”. Se anunció regreso pleno a la Celac y se plantea recuperar la Unasur. “La democracia no sólo es el voto para elegir autoridades en todos los niveles, sino también elecciones abiertas justas. Es la participación de todas y todos sin la exclusión de nadie, más aún de las mayorías sociales y nacionales culturales. Es la protección de los derechos civiles y políticos como la libertad de expresión y la libertad de organización. Es pluralismo político. ”La comitiva que los trasladó al recinto legislativo ─integrada por ciudadanos de la ciudad, el campo y pueblos indígenas─ resumió la plurinacionalidad de la nacionalidad boliviana andino amazónica. Luis Arce y otras 13 figuras políticas firmaron la “Declaración de la Paz en defensa de la democracia”, documento que identifica como principal amenaza de la democracia y la paz social del Siglo XXI al “golpismo de ultraderecha”. El regreso de EVO-GARCIA LINERA, desde Villazón, hasta Chimoré, en una caravana multitudinaria, los identifica con el mensaje de Tupac Katari: “VOLVERÉ Y SERÉ MILLONES”.