Revista Tesis 11 (nº 123)
(número especial: legislativas de Octubre)
Alberto Wiñazky*
“La política de endeudamiento es parte de la reestructuración radical que pretende imponer el gobierno macrista acerca del modo de funcionamiento del capitalismo local. Tiene como objetivo hacer efectiva la restauración definitiva de las condiciones de dominación política que alientan los sectores concentrados de la economía argentina.”
Uno de los aspectos más importantes que ha impactado en la macroeconomía desde el cambio de gobierno es el creciente proceso de expansión del endeudamiento externo. Como consecuencia el pago de intereses como porcentaje del ingreso corriente (ingresos tributarios, seguridad social, aranceles, etc) ha llegado al 10,8% del total, sin contar los intereses pagados por las LEBAC. En el año 2003, con la enorme deuda existente, esta relación era del 10,1%, lo que permite ver lo grave de este proceso de endeudamiento.
Esta evolución en el pago de interese se encuentra relacionado con el aumento de la deuda pública del Estado nacional, es decir incluye el total de los pasivos en moneda extranjera, según los datos emitidos por el organismo Estimación de la Deuda Externa Bruta que publicó el INDEC en su Balanza de Pagos. En consecuencia la deuda externa alcanzaba en los primeros 18 meses del gobierno de Cambiemos u$s 192.000 millones, creciendo un 23% con relación a diciembre de 2015.
De manera que para “volver a insertarse en el mercado”, la Argentina se ha endeudado a un ritmo de u$s 100 millones diarios, de manera que los 44 millones de ciudadanos deben en la actualidad u$s 4.363 y que en este año 2017 se deberían abonar por intereses u$s 12.500 millones, por la nueva deuda emitida por Cambiemos, contra los u$s 9.000 millones pagados en 2016.
La Argentina emitió en los meses del gobierno PRO un 263%, más que el segundo emisor de deuda que es Arabia Saudita, con la diferencia que Arabia Saudita se endeudó para pagar grandes inversiones en el sector petrolero, mientras que gran parte de la deuda en moneda extranjera contraída por el PRO, fue sacada automáticamente del país sin ningún tipo de inversión local. Los datos disponibles destacan que la fuga de capitales asciende a u$s 18.000 millones desde diciembre de 2015, creciendo este año y medio un 90% la salida de divisas con relación a todo 2015.
Es importante destacar que estas cifras del endeudamiento no incluyen las colocaciones de las provincias que sumaron casi u$s 7.000 millones, ni las deudas de las empresas que colocaron instrumentos de deuda por alrededor de u$s 5.800 millones. Tampoco incluyen estos datos las deudas por las LEBAC en pesos y en moneda extranjera, la deuda con el BCRA, la ANSES y otros organismos nacionales.
De esta forma se puede estimar que el endeudamiento externo llegaría a fines de 2017 a los u$s 317.000 millones, un 58% del PBI, mientras que en 2016 había sido de 54,2% del PBI, aumentando en consecuencia u$s 42.000 millones con relación a 2016.
Pero si analizamos lo que pasaba en 2015, vemos que la deuda pública bruta, incluyendo la que estaba en default sumaba u$s 240.665 millones, equivalente entonces al 53,5% del PBI. En consecuencia, luego de haber crecido en u$s 35.000 millones en 2016, este año el endeudamiento público aumentaría otros u$s 42.000 millones.
Del presupuesto presentado recientemente en el Congreso para el 2018, surge que el endeudamiento público crecería el año próximo en u$s 35.326 millones, considerando un dólar promedio de $ 19,30. Se considera que el 80% del endeudamiento total esta contraído en moneda extranjera y el 20% restante en pesos.
También es importante consignar que en el proyecto de presupuesto para 2018, los u$s 16.000 millones destinados al pago de intereses de la deuda son casi el doble de los presupuestado por el macrismo para la Educación y el triple de lo que se le brinda al sector Salud.
Un resumen de lo manifestado se puede señalar en los siguientes términos. La fuga de capitales por la apertura importadora y financiera es definitivamente récord en la Argentina; el monto de la deuda externa es altamente peligroso en el mediano plazo; los 5 puntos del déficit fiscal son muy importantes, pero llegan a 8,5 si se suman los intereses del endeudamiento; el billón de LEBAC; los 700 millones mensuales de déficit comercial que llegará a fines de 2017 a u$s 5.000 millones, demuestran en definitiva las distorsiones estructurales de la economía argentina.
La política de endeudamiento es parte de la reestructuración radical que pretende imponer el gobierno macrista acerca del modo de funcionamiento del capitalismo local. Tiene como objetivo hacer efectiva la restauración definitiva de las condiciones de dominación política que alientan los sectores concentrados de la economía argentina. Estos sectores reclaman tasas de ganancia elevadas y condiciones sociales y políticas adecuadas: gobernabilidad y baja conflictividad, pero solo podrán llegar a invertir en algunos sectores productivos si las condiciones son “objetivamente” convenientes a sus intereses.
Pero será la acción mancomunada de los sectores subalternos quienes podrán enfrentar estas políticas de endeudamiento, de la caída de los ingresos y de la extranjerización, llevando adelante un proyecto de radical transformación de la sociedad. Un proyecto de cambio social que permita superar los límites del neodesarrollo a través de la superación dialéctica de una sociedad mercantilizada, transnacionalizada y precarizada.
*Alberto Wiñazky, economista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.