Revista Nº 138
(internacional/eeuu)
Carlos Mendoza*
Comparar el intento de golpe de estado de Donald Trump en EEUU, potencia imperialista actual, con los golpes de estado de Napoleón Bonaparte y Luis Bonaparte en Francia, potencia de época, permite asimismo comparar una etapa capitalista de auge, protagonizada por una burguesía revolucionaria contra las monarquías absolutistas y el feudalismo, con la actual etapa capitalista de decadencia, protagonizada hegemónicamente por una oligarquía financiera parasitaria, que en EEUU está en plena defensiva ante el crecimiento de China, país que además reivindica estar construyendo un sistema socialista.
Donald Trump ha adoptado su preanunciada actitud de no reconocer la victoria electoral de Joe Biden y de recurrir a la justicia para reclamar lo que considera su victoria. Ha apostado a que en última instancia el conflicto por él planteado fuera considerado de carácter federal y la Corte Suprema, con mayoría conservadora, le diera la razón y eso le permitiera gobernar por un nuevo período.
Esto ha levantado olas de críticas en EEUU y en el mundo, considerando que de concretarse la pretensión de Trump, constituiría un verdadero golpe de estado, inédito en la historia de ese país.
La prestigiosa periodista y escritora estadounidense Elizabeth Drew afirmó que “la conclusión más alarmante de la presidencia Trump es lo peligrosamente cerca que Estados Unidos se halla del colapso del sistema constitucional”. (1)
Incluso John Bolton, considerado veterano halcón republicano, quien sirvió por más tiempo como asesor de seguridad nacional de Trump, señaló que éste supone un “peligro para la república”. (2)
Carlos Marx escribió un célebre texto titulado “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, vinculando con ese ingenioso juego de palabras dos trascendentes golpes de estado dados en Francia: el primero por Napoleón Bonaparte, el 9 de noviembre de 1799 (18 de brumario del año VIII, según el calendario republicano de aquel entonces); el segundo por su sobrino, Luis Bonaparte, el 2 de diciembre de 1851.
Podríamos permitirnos la licencia de emplear ese mismo juego de palabras, atribuyéndole supuestamente a Trump el deseo de tener su propio “18 Brumario” con su intento de golpe de estado en EEUU y vincularlo así con aquellos realizados por los Bonaparte en Francia, ya que tendrían como características comunes el carácter personalista y autoritario de las respectivas rupturas de la institucionalidad existente en países poderosos, aun cuando en épocas y circunstancias diferentes.
Pero las analogías terminarían en esas apariencias, a poco que analicemos el contenido esencial y las consecuencias fenoménicas de tales sucesos, lo cual, siguiendo la metodología de análisis que empleó Marx en su mencionado texto, está en última instancia determinado por las situaciones históricas concretas y por la interacción de intereses contradictorios entre clases y capas sociales, que a su vez encuadran las acciones de los personajes destacados en esos eventos.
El golpe de estado de Napoleón expresó la necesidad de la ascendente burguesía, no solo la francesa, de instaurar en Europa las relaciones políticas e institucionales liberales coherentes con las ascendentes relaciones económicas capitalistas, ya hegemónicas para ese entonces. Aunque esto se hizo mediante dictadura, imperio y guerras.
El golpe de estado de Luis, el sobrino, expresó la necesidad de la burguesía francesa de clausurar la posibilidad de retorno de la monarquía absoluta, impulsar un amplio desarrollo capitalista industrial y expandir el poderío mundial de Francia. Se destaca además la extraordinaria obra de modernización y embellecimiento de la capital, París, encargada a Georges-Eugène Haussmann (de ahí deriva el famoso “estilo Haussmann” en arquitectura). También en este caso, todo eso se hizo mediante dictadura, imperio y guerras.
Veamos ahora cuales son las condiciones internas e internacionales en las cuales Trump ha intentado su golpe de estado:
En la economía, ya no se trata de una burguesía basada en una multitud de empresas azuzadas por ese motor del capitalismo que es la competencia, sino de una oligarquía dueña de oligopolios que, aquejada por la necesidad de contrarrestar el problema intrínseco del capitalismo a la caída tendencial de la tasa de ganancia, ha tenido, por un lado, que deslocalizar masivamente empresas industriales y establecerlas en el extranjero, sobre todo en Asia y más particularmente en China, buscando fuerza de trabajo de menores salarios y a la vez calificada y, por otro lado, asunto de gran importancia, depender crecientemente de obtener beneficios mediante la especulación financiera en lugar de en la producción y circulación de bienes y servicios.
La tasa de ganancia es el objetivo de las inversiones, pero con el desarrollo capitalista la evolución tecnológica lleva a que crezca la relación entre el capital invertido en medios materiales de producción y el invertido en fuerza de trabajo (salarios); pero como es la fuerza de trabajo la que crea valor y particularmente valor excedente, que se expresa como masa de ganancia, resulta que la relación entre ganancia y capital invertido total tiende a disminuir. El filósofo estadounidense Noam Chomsky afirma que los principales problemas de EEUU de las últimas décadas “están relacionados con la reducción de la tasa de ganancias en la fabricación de bienes de consumo, y el desmantelamiento del sistema Bretton Woods, prevaleciente en la postguerra, de controles de capital y regulación de divisas.” (6)
Explicando cómo influyó en EEUU la tendencia a la caída de la tasa de ganancia en la gran crisis del año 2008, los economistas Carchedi y Roberts (2013) encuentran que mientras entre 1997 y 2008, la relación entre capital invertido en medios materiales de producción y en salarios crecía un 22%, la tasa de ganancia cayó un 12%, a pesar de que el plusvalor generado por la explotación de la fuerza de trabajo aumentó un 2% (3).
En cuanto a la economía mundial, China ha superado a EEUU midiendo el PBI en términos de PPA (paridad de poder adquisitivo) (4) y lo está superando en la velocidad de desarrollo científico técnico, de comercio exterior, de inversiones en el exterior y en la financiación de grandes obras de infraestructura en el mundo (5). A esto se suma que, bajo el impulso de China, cada vez más países dejan de usar el dólar para sus operaciones de comercio exterior. El imperio económico de EEUU está en decadencia.
En lo concerniente a la situación política interna en EEUU, el escándalo relacionado con los resultados de las últimas elecciones, con un sistema electoral obsoleto, muestra un proceso de descomposición de la institucionalidad democrática liberal. Más grave aún es lo que señala Noam Chomsky (6) cuando hace la siguiente cita del especialista estadounidense en política económica Thomas Ferguson: “A diferencia de los poderes legislativos del resto del Primer Mundo, los partidos del Congreso de Estados Unidos ahora le ponen precio a puestos vacantes que son claves en el proceso de creación de las leyes”. A lo que Chomsky agrega: “Los legisladores que consiguen fondos para el partido obtienen los puestos, lo que virtualmente los obliga a convertirse en servidores del capital privado en términos que van más allá de la norma.” (6)
Un asunto de gran importancia es analizar a que sectores socioeconómicos representa Trump. Cecilia Barría de BBC News Mundo dice que “el Partido Republicano está muy dominado por cristianos evangélicos, habitantes de pueblos, gente que vive en zonas donde ha decaído la actividad industrial, ciudades pequeñas en el medio oeste” (7). A su vez Patricia Sulbarán Lovera, también de BBC News Mundo, dice que quienes apoyan al partido Republicano son “los granjeros, las zonas rurales, los cristianos, que son los principales miembros de este partido. También sectores clave de la economía como el energético y el petrolero, ambos alineados estrechamente con el partido. Esto, de hecho, tiene una consecuencia contra el medio ambiente porque dificulta que se dé una reforma medio-ambiental” (8).
En su gobierno, Trump ha impulsado en lo económico el aislacionismo de los EEUU, el proteccionismo y la guerra comercial contra China. Su política interior ha estado marcada por la discriminación contra las minorías étnicas, la xenofobia, el antiinmigracionismo y, peligrosamente, la represión utilizando sectores de las fuerzas armadas para tareas de “seguridad interior”, a lo que hay que agregar la organización de sectores civiles de ultraderecha armados que apoyan a Trump. En política exterior ha apoyado a cuanto gobierno de derecha nacionalista, e incluso neofacista, hay en el mundo (Bolsonaro, por ejemplo) y ha intervenido agresivamente en contra de países que tienen un sistema que se reclama del socialismo o simplemente del progresismo (Cuba, Venezuela, el golpe en Bolivia, son algunos ejemplos).
Comparar los golpes de estado de los Bonaparte en Francia, potencia de época, con el intento de golpe de estado de Trump en EEUU, potencia imperialista actual, permite asimismo comparar aquella etapa capitalista de auge, protagonizada por una burguesía revolucionaria contra las monarquías absolutistas y el feudalismo, con la actual etapa capitalista de decadencia, protagonizada hegemónicamente por una oligarquía financiera parasitaria, en plena defensiva ante el crecimiento de China, país que además reivindica estar construyendo un sistema socialista.
Marx comienza su escrito sobre “El 18 brumario de Luis Bonaparte” con la famosa frase “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. Si bien se refería a la comparación entre el golpe de estado de Luis Bonaparte con el de Napoleón Bonaparte, se podría aplicar al comparar el intento de golpe de estado de Trump con los dos golpes de estado de los Bonaparte.
Si el intento de Trump fracasa, el nuevo presidente del imperio estadounidense sería Biden, con lo que no convendría ilusionarse, al menos en lo concerniente a política exterior, si por un lado observamos que recibió el apoyo del establishment de EEUU, y por otro lado recordamos que apoyó fuertemente las invasiones de EEUU a Afganistán, Irak, Libia y Siria y que, cuando era vicepresidente de Obama, en nuestra América Latina sufrimos la injerencia yanqui que derivó en los denominados “golpes blandos” en Honduras contra Zelaya, en Paraguay contra Lugo y en Brasil contra Dilma, entre otras tropelías. Es que, como cita Chomsky en su artículo antes mencionado, “el mayor estado forajido del momento actual es Estados Unidos (Samuel Huntington, profesor de Ciencias de Gobierno de Harvard; Robert Jarvis, presidente de la Asociación de Ciencias Políticas de Estados Unidos)” (6). Esto es muy difícil de cambiar en EEUU y, en todo caso, Biden ya ha dicho algo que no suena muy auspicioso: “Estoy preparado para liderar el mundo” (9)
Lo que permite tener esperanzas es que en el partido Demócrata militan fuerzas que luchan por ideas progresistas, tales como sindicatos de trabajadores, organizaciones de minorías étnicas, feministas, ecologistas, entre otras, y corrientes políticas que se reclaman socialistas, con referentes como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez que se postularon como candidatos a presidente en las primarias del partido e incluso ganaron en algunos estados. Y ya se sabe que donde hay lucha hay esperanza.
*Carlos Mendoza, ingeniero, escritor, especializado en temas políticos y de economía política, integrante del Consejo Editorial de Tesis 11.
(1) https://www.lavanguardia.com/internacional/20201118/49529837529/trump-fraude-biden-elecciones-estados-unidos-democracia.html
(2) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53914867
(4) Las 20 mejores economías del mundo (moneyactivo.com)
(5) https://asesoresdepymes.com/china-supera-eeuu-potencia-comercial/
(6) https://chomsky.info/20110823/
(7) https://www.bbc.com/mundo/noticias-54996294
(8) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-54765730
Como ya es habitual en Tesis11, un muy buen y documentado artículo, en este caso la realidad de la política Norteamericana y la decadencia del modelo neoliberal e imperialista de EEUU. La elección y gobierno de Donal Trump (que precisamente hoy termina su mandato) muestran a las claras estos conceptos.-
Saludos.
Alfredo