EDGARDO VANNUCCHI * Entrevista a Christian Rémoli **
A 30 años del Mundial ’78: ¿La fiesta de todos? La política y el fútbol. Las botas y los botines. La «justa
deportiva» y los desaparecidos. Los «gritos» en la ESMA y en el estadio de River. Imágenes y sensaciones contradictorias coexistiendo en tiempos de terrorismo de Estado. En estos días, varias producciones escritas y audiovisuales abordaron el tema. Entre ellas se destaca el documental de Christian Rémoli: «Mundial 78.
Verdad o mentira», una notable revisión del que sigue siendo el hecho maldito del país futbolero.
Tesis 11 dialogó con el realizador. Desde el mismo instante en que la dictadura accedió al poder consideró al fútbol como un elemento fundamental en su estrategia de manipulación y disciplinamiento. Primera evidencia de ello es el comunicado 23 del mismo día del golpe que exceptuaba de la cadena nacional la televisación del partido que la Selección Argentina disputaría con su par de Polonia en la ciudad de Chorzow en el marco de una gira europea del equipo de Menotti. En esos días todo estaba prohibido, menos ver fútbol… Pocas horas después el presidente de la FIFA, Joao Havelange, declaraba: «La Argentina está ahora más apta que nunca para organizar el Mundial». La pelota–que pronto se mancharía– había empezado a rodar bajo las botas procesistas. «Mundial ’78, verdad o mentira», el documental de Christian Rémoli recientemente estrenado, se sumerge en aquellos días intentando mostrar no sólo qué hizo la dictadura con el Mundial ’78; sino también qué hicimos nosotros como sociedad con «la justa deportiva sin igual».
Sin voz en off, a partir de un conjunto de valiosos testimonios construye un relato paciente, que va lenta –pero inexorablemente– horadando la memoria del que sigue siendo el hecho maldito del país futbolero.
T. 11 – ¿Qué motivó tu investigación sobre el Mundial ‘78 y qué objetivos te planteaste con la realización del documental?
CR – La motivación fundamental fue mostrar el Mundial desde la óptica de aquellos que lo sufrieron, una mirada que hasta ahora no había sido abordada. Debo decirte también que, en paralelo a eso, tenía la idea de hacer un homenaje al equipo argentino, ya que cuando inicié el proyecto pensaba que ese seleccionado no estaba reconocido en el nivel que se lo merecía. Pero como muchas veces ocurre en el marco de una investigación, a los pocos días la cosa se dio vuelta. Hice cuatro o cinco notas y me di cuenta de que el tema del reconocimiento iba a ser, por lo menos, complicado. Otra cuestión a priori era el rol de (Carlos) Lacoste. Si bien creía que era un personaje importante pensaba abordarlo tangencialmente. Pero me di cuenta que fue la figura central, esencial de esta cuestión. Es más, hace unos ocho años había ido a los cines de la esquina de Vuelta de Obligado, en Belgrano y me lo crucé caminando por la Recova.
Me impactó. Me quedó la imagen del tipo caminando «casi más libre que yo», con las manos atrás de la
espalda, la mirada altiva… Ahí me dije: el documental tiene que arrancar con una imagen de este tipocomplicaba para meter una cámara. Incluso en una primera versión del documental la idea era arrancarlo
con una frase de Carlos Ares: «el primer recuerdo que tengo del Mundial ’78 tiene que ver con la actualidad:
no puedo creer que el Almirante Lacoste esté libre y camine por las calles de esta ciudad». Después Lacoste falleció y obviamente esta idea fue modificada. También queríamos retratar el papel de los medios, la figura ambivalente, muy compleja de Menotti, y teníamos la decisión de «ir al hueso» con el partido con Perú e indagar el tema del doping, de lo cual se había hablado muy poco.
T. 11 –¿Cuál era tu relación con el Mundial ‘78 antes de la realización del documental?
– Desde chico, ser futbolero, ir a la cancha, leer El Gráfico y el Clarín deportivo. Y a partir del secundario,
cierta inquietud sobre la cuestión de los derechos humanos.
Creo que tanto el fútbol -como fenómeno socio-cultural-, y los derechos humanos, – por todo lo que pasó- nunca fueron tan de la mano como durante el Mundial realizado en nuestro país. Entonces tenía la idea de que se había ganado un Mundial en el marco del terror. Pero teniendo el prejuicio, diferenciando:
una cosa son los jugadores y Menotti, y otra el terrorismo de Estado. Como te dije, a poco de andar me di cuenta que estas cuestiones están imbricadas y son inseparables.
No se pueden separar las cosas cuando los militares apretaban jugadores, cuando a las Madres les festejaban los goles en el umbral de la casa mientras estaban llorando, cuando una editorial tan importante como Atlántida tuvo actitudes canallescas, cuando hizo una revista para la dictadura, como Somos, como Para Ti y sus postales, Gente, El Gráfico… Tampoco cuando el «Gordo» Muñoz desde radio Rivadavia se convirtió en la cara y la voz del Mundial; mucho menos con «La fiesta de todos»,1 ni con las presiones que sufrió y las concesiones que hizo César Luis Menotti, y mucho menos con la cuestión del soborno y el doping. Todo está inevitablemente mezclado, sobre todo pensando que, detrás del arco donde (Daniel) Bertoni convirtió el tercer gol en la final, los aviones arrojaban los cuerpos vivos al mar, cuerpos de personas que habían sido torturados a siete cuadras de la cancha… Fueron, consciente o inconscientemente, utilizados por la Junta.
T. 11 – ¿Qué significó el Mundial ‘78 para la Junta Militar? ¿Qué objetivos perseguía más allá los deportivos?
– Fue el objetivo más claro que tuvieron. Además de la pelea interna entre el Ejército y la Marina (que le costó la vida a Actis)2, tener la posibilidad de realizar un Mundial al alcance de la mano fue una enorme tentación para intentar tapar todo.
Yo creo que de todas formas, a los fines de la dictadura, hacia el exterior no le sirvió en toda su dimensión
ya que a través del Mundial se supieron muchas de las cosas que aquí ocurrían. Pero sí fue efectivo
internamente. Siempre reitero las palabras del Gral. Bignone antes de dejar el poder: «nosotros (los militares) nos equivocamos. Debimos haber convocado a las elecciones después del Mundial. Hubiésemos ganado por el noventa por ciento de los votos». Además el himno del Mundial convertido en slogan, «veinticinco millones de argentinos jugaremos el mundial…», fue notable, totalmente inclusivo.
Los medios no hablaban de un país, sino de «nosotros»: «entramos» a la final; «este gol lo hicimos todos».
O la Marcha hecha por Ennio Morricone. Ahora nos pone la piel de gallina por el horror, pero en ese momento cuando la escuchabas, te sentías Kempes…
T. 11 – En ese proyecto ¿qué función cumplió el EAM ‘78 en general y el Almirante Lacoste en particular?
– El EAM (Ente Autárquico Mundial ‘78) en su condición de organismo autárquico, no tenía que rendir cuentas por los gastos ocasionados.3 Tuvo a su cargo la responsabilidad de generar todas las estructuras
que pondrían en funcionamiento el evento. Desde la construcción de los nuevos estadios (Mar del Plata, Córdoba, y Mza), los centros de Prensa, la reconstrucción de los aeropuertos, la construcción de ATC; era el encargado de realizar y brindar las acreditaciones, de recibir a los periodistas y fue el centro de operaciones del Almirante Lacoste, quien era realmente el que manejaba todo, más allá de la figura decorativa del Gral. (Antonio) Merlo (el presidente del EAM).
La figura de Lacoste empieza a crecer en el fútbol argentino a partir de ahí. ¿Por qué? Porque Massera, en su aspiración de ser presidente, creía que el fútbol era un elemento a manipular de vital importancia y Lacoste era su mano derecha. Había participado en el golpe del ’55, era fuertemente antiperonista, era un tipo de fortuna, de pibe se había hecho fanático de River. Más tarde llegó a ser vicepresidente de la FIFA, fue Ministro del Interior, llegó a ser Presidente por unos días…4. Cuando (Alfredo) Cantilo dijo que no quería seguir al frente de la AFA, Lacoste tenía que buscarle reemplazante, ya que la AFA «era de él». Se barajaron algunos nombres: «¿por qué no lo ponés a (Santiago) Leyden?» -de Ferro-; no, ya está en la FIFA; ¿por qué no ponés a (Ignacio) Ercoli? -de Estudiantes de La Plata-; no, vive en La Plata. ¿Y Aragón Cabrera? Lacoste dijo no, a Aragón le manejo River, imaginátelo en la AFA. Va a ser un desastre, no tiene personalidad… ¿Y Grondona? Ah, Grondona… Vive acá en Sarandí, es un buen tipo… Lo vamos a poner a Grondona.
Así fue su designación.5
Incluso a Lacoste, como menciona Gotta en su libro,6 se le atribuye un papel central en el soborno a Perú. Es más (José Claudio) Escribano, el hombre fuerte de La Nación, cuenta una anécdota escalofriante. Fue convocado por Lacoste para conversar, no donde convocaba a todos (que era en el Taller de Mecánica Naval), sino que lo convocó en el Ministerio del Interior a hablar de la situación argentina a fines de 1981. Dice que Lacoste jugaba con un llavero y que él le preguntó: «¿cómo van a hacer Almirante
para arreglar esto?» (refiriéndose a la pérdida de popularidad y a la situación crítica que ya vivía la Junta). Y Lacoste respondió: «Esto se arregla muy fácil. Invadiendo Malvinas…».
Lacoste siguió yendo a los mundiales hasta 1998 -era hasta ese momento vicepresidente honorario de la FIFA- sin ser denunciado por la AFA. Se manejaba con total impunidad. Tal como aparece en el documental, cuando Lacoste tuvo que justificar (en democracia) ante la Justicia cómo había crecido considerablemente su patrimonio después del Mundial, lo hizo aduciendo que había recibido un préstamo de (Joao) Havelange. Cosa que Havelange ratificó… Una vergüenza.
T. 11 – Los episodios más conocidos en cuanto a sus modales de matón, son la apretada al Pato Fillol por no renovar su contrato y la imposición del Beto Alonso en la lista de los 22.
– Claro, son los casos más difundidos pero Lacoste apretó a otros protagonistas del fútbol argentino, entre ellos a Antonio D ‘Accorso que era el DT de Vélez en el momento en que (Rodolfo) Manzo jugó en el club de Liniers.7 Cuando la Marina se entera de lo que había circulado en Colombia 8 lo van a buscar a la casa, lo metieron en el Taller de Mecánica Naval. En esa apretada estaban Lacoste, el Gral. Merlo, y Massera, interrogándolo. D ‘Accorso cree que no lo pasaron a «mejor vida» porque el tema había tomado mucha trascendencia. Y él además cree que lo cuidaron, porque lo empiezan a llamar de todos lados para empezar a dirigir. La oferta más jugosa que él agarró fue la de Deportivo Español. ¿Quién estaba allí? Ríos Seoane, personaje que respondía directamente a Lacoste y a Massera…
T. 11 – Si hay algo que el documental demuestra es la complejidad y las diversas visiones que sigue generando el análisis del Mundial ‘78: miradas contrapuestas de los exiliados; de las Madres y Familiares de desaparecidos; de los ex detenidos-desaparecidos: ¿buscaste esas tensiones o fueron apareciendo en los relatos y testimonios?
– Algunas las tenía de antemano. Otras fueron apareciendo a partir de los diversos testimonios, porque libre. Después Lacoste se mudó a un country y ya se que como es un tema que entusiasma, casi todos tienen una anécdota respecto a aquel evento, o conoce a alguien que le pasó algo en el Mundial, bueno o
malo. Por ejemplo, cuando entrevisté a Diego Bonadeo él me dijo: «tenés que verlo a Eduardo Anguita»; ¿por qué?, «porque estuvo preso en la Unidad 9 de La Plata». Una historia muy rica pero muy triste a la vez. De todas formas sigue sorprendiendo que personas que estuvieron chupadas reaccionaran como reaccionaron. Una vez (Claudio) Tamburrini9 me contó una anécdota increíble.
Él se escapó de la Mansión Seré el 24 de marzo del 78 y no se fue, no se exilió porque se quería quedar a ver el Mundial!! Salía disfrazado, trabajó de tachero, en una imprenta. Incluso, la primera vez que salió sin disfrazarse, recuperando su identidad, siendo otra vez Claudio Tamburrini fue cuando salió a festejar después de haberle ganado a Perú… O el testimonio de Lila Pastoriza que reconoce que se ponía contenta cuando ganaba Argentina. En una ocasión, Martín Caparrós, quien estaba viviendo en Francia y era parte del grupo de exiliados que colaboraba en la campaña de boycott a la Copa del Mundo, me contó que él seguía con cierta indiferencia si Argentina ganaba o perdía, pero que el día de la final gritó los goles como loco, y que los intelectuales franceses lo miraban como diciendo: «este tipo enloqueció».
A propósito de esto, el otro día leía una opinión de un lector en el blog de Ezequiel F. Moores. Se preguntaba cómo y por qué gente que nos creemos inteligentes, que tenemos cierta capacidad de reflexión sobre algunos temas, no podemos diferenciar entre lo que nos genera el sentimiento, el corazón futbolero y la razón. Es decir, sabemos que muchos partidos están arreglados, que tienen el resultado puesto de antemano y vamos y festejamos igual.
¿Cuál es el sentido? Él lo planteaba desde lam autocrítica de un futbolero. Me parece que lo más fuerte en los detenidos-desaparecidos, en los presos, en los exiliados es esa incapacidad para poder tomar distancia de eso.
T. 11 – ¿Cuál fue el papel de José María Muñoz? Para algunos funcionó y se movió prácticamente como un Ministro de Propaganda…
– Muñoz fue un oficialista consuetudinario. No fue sólo oficialista durante el Mundial, pero como dice Macaya Márquez, ser oficialista en esa época, pasado el tiempo, es algo muy difícil de explicar. Muñoz no relataba los goles de Kempes y nada más. Relataba los goles e inmediatamente después decía «y ahí está el presidente Videla festejando como un argentino más…». Ocurre que a mucha gente le trae gratos recuerdos, el «relator de América», lo escuchaba en la Oral Deportiva… Hay que separar esos momentos de alegría, esa posibilidad de felicidad que da el fútbol de volver a los diez años y tener en claro que fue un tipo nefasto que no sólo nos hizo ver otra cosa en ese Mundial, sino que en el ’79, en el Mundial Juvenil, arengaba a los pibes para que se hiciehicieran la rata y fueran con el sticker «los argentinos somo derechos y humanos» a la Avenida de Mayo.10 Y en el caso de la guerra de Malvinas, en los córners en vez de mandar las tandas publicitarias, transmitía los bombardeos…11.
Esto se lo contás a un pibe de dieciocho años, y no te lo cree. Pero estas cosas pasaron hace muy poco. Además Muñoz nunca hizo un mea – culpa. Nunca dijo «me equivoqué». Cuando le preguntaban sobre el tema respondía: «yo de política no hablo»…12 T. 11 – …Todo el tiempo «hacía política», como prueba basta revisar las publicidades que realizó colaborando con la respuesta de la dictadura a lo que ellos llamaban la «campaña antiargentina»…13
– Tal cual, tal cual.
T. 11 – Y en el caso del Flaco Menotti ¿qué se desprende de tu investigación? Según me comentabas
«esperabas que dijera más cosas».
– La de Menotti y la de Renán fueron las últimas notas que hicimos. Es decir, lo fuimos a ver sabiendo lo del doping, teniendo la información del soborno, teniendo el reconocimiento del Beto Alonso de que a él lo puso Lacoste. Le preguntamos por todo eso. Lo tuvimos una hora y media sentado, hablando de un tema que no le gusta. Yo esperaba una autocrítica, aunque sea mínima. Él dice algo que es-cierto –y es en lo que se refugia- que el Mundial no se hace sólo con jugadores y técnico. Se hace con la gente en la calle, con los hinchas festejando en algo que fue como una especie de 25 de mayo… Ahora, hay cosas que son muy difíciles de explicar: la charla de Menotti con Videla diciéndole «nosotros no solamente vinimos a traer un estilo de juego, sino un estilo de vida de un país», o deseándole «mucha suerte con su gestión»…
T. 11 – ¿Esa es una declaración del año ’79, en Japón…?
– Exacto. Lo que yo digo, pregunto: Menotti, en ese momento, ¿tendría que haber renunciado?
No, era su laburo. Menotti, después, cuando según él se sintió Perón, ¿podría haber hablado, haber tenido
otro tipo de actitud en rebeldía con la Junta? La podría haber tenido. Sí hay que remarcar que ni Menotti, ni los jugadores tenían la responsabilidad civil que sí tenían algunos políticos y que también callaron. Ahora, a treinta años, que Menott cuente las presiones a las que fue sometido, las concesiones que hizo para lograr lo que más quería -que era esa gloria deportiva-, creo que para esclarecer esta situación, es imprescindible que no calle, que hable.14
Ocurre que Menotti es una figura muy seductora. Llegó, contó tres o cuatro anécdotas y te «desarmó».
De todas formas me parece que en un contexto en el que Menotti levantó esa bandera de la limpieza y la pureza futbolística, la lealtad al juego y al rival etc. es fuerte que un jugador diga que los locales
juegan dopados, y que otro jugador peruano diga que un jugador argentino le confesó que jugaron
dopados en la boca, en el brazo y en la cola15 y que jugaban dopados porque Menotti se los exigía.
T. 11 – Las declaraciones del Negro Ortiz sobre el doping y el soborno16 y las del peruano José Velásquez que recién mencionaste parecen dejar poco margen para seguir analizando -según Pablo Llonto- «el partido más largo de la historia»: ¿cómo conseguiste esos testimonios?
– Tratando de que se sintieran cómodos, en confianza como si alrededor no hubiera cámaras, ni nada. Velásquez tenía cosas para decir, las quería contar. A mí me dio una clase de periodismo. Le pregunté
por qué nunca había contado antes lo del doping y me contestó: «porque nunca antes nadie me lo había preguntado».
Me preguntaban del soborno, pero no del doping de Argentina. El peruano contó algo más qu también aparece en el documental: el gobierno presionó a los dirigentes, los dirigentes al técnico y el DT desarmó el equipo. Lo sacó a él cuando iban 2-0 abajo para reemplazarlo por Gorriti, un novato, totalmente inexperto. Y además está lo de Manzo: un tipo que jugó pésimo el Mundial, un ignoto viene a jugar a Vélez. Y en el caso de Ortiz, tuvo un momento de sinceridad.
T. 11 – Más allá de estos testimonios, en mi caso particular, hay algo más relevante y hasta este momento casi desconocido: la declaración de Tarantini afirmando que le presentaron una lista de nombres de personas desaparecidas a Videla.
¿Podrías ampliar esta cuestión?
– A mi me había llegado la versión de que (Alberto) Tarantini había pedido por un tipo que estaba chupado. Era la única información que tenía. Lo fui a ver y antes de prender la cámara, de arrancar le dije: tengo este dato, ¿te puedo preguntar eso?
Sí, preguntámelo, dijo. Lo contó casi para adentro, tal es así que nosotros tuvimos que subtitularlo. Después de eso no pude preguntar nada más. Es lo que está editado. No dio más detalles: «en un momento determinado le pedimos por gente amiga que estaba desaparecida y que nunca aparecieron».
Tiempo después seguí indagando y él me contó que terminado el Mundial estaba en una disco y que se le acercaron unos pibes que él conocía y le dijeron: «Beto, nos tenés que salvar porque tenemos a alguien de nuestra familia que está desaparecida». Entonces él le hizo una carta y lo fue a ver personalmente, y que Videla le dijo; «yo no tengo nada que ver, es un tema que yo no manejo».
T. 11 – ¿La situación que él narra en el documental es durante el Mundial?
– No, es una situación posterior. Y es a título personal. El dice «hicimos» un pedido… Yo tenía entendido que el otro era Fillol, y le pregunté al Pato. Me dijo que no.
«El error (de Menotti) no es tanto no haber hablado en ese momento, sino, no hacerlo ahora, con el paso del tiempo».
T. 11 – Esto modifica la visión o contradice esa afirmación que los jugadores «no sabían nada de nada», y que «sólo jugaban al fútbol».
– Así es. Los jugadores tampoco son marcianos. Sabían lo mismo que sabía mucha gente. Y aquellos que querían saber, sospecho yo, sabían. No se enterarían de la monstruosidad que supimos después, pero me parece que los jugadores conocían ciertas cosas.
T. 11 – ¿Y en el caso del cuerpo técnico? Porque Menotti tenía formación política, venía del Partido Comunista, firmó solicitadas reclamando por los desaparecidos…17
-…Creo que sí, que Menotti sabía más cosas. Hay una anécdota que varios la cuentan que dice que hay un técnico brasilero que también es un cuadro del PC,18 y que le advierte a Menotti: «Flaco, mirá que te están usando para blanquearse», a lo que él respondió: «Quedate tranquilo. Tengo todo controlado».
También hay que tener en cuenta cuál fue la actitud que tomó el Partido Comunista durante la dictadura,
considerar a Videla como un «militar moderado». En eso Menotti se parece mucho al Partido. Todas la autocríticas son para adentro y ninguna para afuera. Él sabía. Y reitero, el error no es tanto no haber hablado en ese momento, sino, no hacerlo ahora, con el paso del tiempo.
T. 11 – Te traslado una pregunta habitual cuando uno toca este tema sobre todo con los jóvenes, los estudiantes: más allá de la actitud del Partido, ¿cómo toleraba la dictadura a un tipo de izquierda? En el documental hay testimonios respecto a las presiones para reemplazarlo.
– Sí, está por ejemplo la opinión de (Héctor) Vega Onesime19 narrando que en una reunión del EAM alguien aludió a las inclinaciones izquierdistas de Menotti y hubo otro integrante del EAM que dijo; ¿y eso qué tiene que ver? ¿Qué nos importa?, si nosotros estamos manejando el asunto. Que nos arme el circo que nosotros festejamos…
T. 11 – Es un poco lo que dice Macaya Márquez en el documental…
– …Sí, es buenísima esa frase: «este tirará el centro con la izquierda pero el gol lo vamos a hacer nosotros». Es decir, para la Junta no significaba ningún riesgo, si no, hubiera volado.
T. 11 – Además hay una utilización del discurso de Menotti por parte de la dictadura: ciertas alusiones a la defensa del estilo argentino, a la defensa de la identidad argentina suenan bien en los oídos de los militares. Y más cuando Menotti hablaba del «proceso» que se había iniciado con él al frente de la selección…
– Esa palabra, es cierto, le encantaba.
T. 11 – Otro mérito es que lograste que Sergio Renán hablara, hiciera una autocrítica sobre «La fiesta de Todos». ¿Cómo fue eso?
– A Renán lo llamé hace veinte días. Una productora de televisión vio el material y me dijo: si lo van a «liquidar» a Renán, ofrecele que hable. Lo llamé, le conté, le dije: sé que hace mucho que no habla del tema, que no quiere hablar…; me dice, y ¿qué te parece? Nos juntamos en La Biela, hablamos de Racing, de otras cosas, y le mostré un trailer del documental y lo que se decía sobre su película. Lo miró atentamente y me dio una explicación que es similar a la que quedó editada.
Que él intentó mostrar la alegría del pueblo, que eso no era ficticio, que era real, pero que cometió un pecado que lo marcó para el resto de su vida. Acordamos grabarlo al otro día y así fue.20
T.11 –Y ¿cómo evalúan algunos otros su participación en ese film a treinta años?
– El único que dijo claramente «eso no lo tendría que haber hecho», aunque aclaró que él no actuaba fue Diego Bonadeo. Después Macaya Márquez dijo que no siente que haya estado al servicio de nadie y alega que había que estar en esos momentos cuando el equipo estaba en la cima, en la victoria, en plena euforia.
A mí (porque era muy chico, tenía cuatro años) me da esa sensación de la que hablamos anteriormente:
el que quería saber «algo» de lo que pasaba, sabía. Además hay algo que no podemos soslayar, que es fundamental: en todos los que hicieron trabajos para el mundial hubo un interés claro que era el dinero.
No sólo los que actuaron en la Fiesta de Todos; la cantidad de ejemplares que vendía El Gráfico (entre 300.000 y 500.000 cuando salió campeón); los cines se llenaban para ver los partidos en color; Piazzolla hizo un disco especialmente: Piazzolla ’78; en las publicidades del EAM estaban Juan José Camero, Gálvez, Carlitos Balá… Había mucha guita y hubo «canilla libre». Pero, es muy difícil ponerse en la piel de esa gente, en ese lugar y preguntarse: ¿qué hubiera hecho yo en ese momento, en esa situación con ese nivel de conciencia? Sólo los que estuvieron pueden responderse esa pregunta.
T. 11 – ¿Cuál fue el hipotético destinatario de tu documental? ¿Para qué público lo pensaste?
– La verdad no me imaginé un público determinado, pero afortunadamente el documental se proyectó en varios colegios, en centros culturales y una de las cosas más maravillosas que me pasa es que vienen muchos pibes y te dicen «no sabés la cantidad de cosas que me enteré sobre la dictadura viendo esto». Y eso lo permite el fútbol, porque tal vez un material de una hora y media sobre el Proceso, no se lo bancan. Que sea movilizante para los pibes para mí es una satisfacción enorme.
Uno hace las cosas para intentar comunicar algo pero sin la intención de imponer. Por eso de entrada decidimos no poner voz en off para evitar «editorializar». «Es una boludez poner en el centro de la cuestión si hubo doping o no, siendo que a siete cuadras de allí torturaban gente y los tiraban vivos al mar»
T. 11 – El documental está organizado temáticamente, Lacoste, las Madres, Muñoz, el doping etc. ¿Ese fue el esquema original o lo armaron en la edición, en el montaje?
– Ese fue el primer criterio. Contar qué hizo esa gente: los que estaban «guardados», las Madres, los exiliados… y como te dije al comienzo, la idea del homenaje que fue rápidamente descartada.
T. 11 – Con el paso del tiempo ¿cómo creés que se recordará el Mundial? ¿Como el Mundial de Kempes? ¿El de los desaparecidos? ¿El del 6-0 a Perú…?
– Más allá de que le duela al futbolero, es una boludez poner en el centro de la cuestión si hubo doping o no, siendo que a siete cuadras de allí torturaban gente y los tiraban vivos al mar. En la medida que pasen los años, setenta, ochenta años ¿quién se va a acordar de los goles de Kempes? Pero no en el sentido de desmerecer el logro ni de adjudicarle culpabilidad a los jugadores. Kempes fue un fenómeno antes, durante (aunque tal vez con ventajas) y después del Mundial. Lo mismo Fillol, lo mismo Passarella… En ese sentido sí son cosas diferentes.
Como dice Carlos Ares, lo que queda en la memoria de la gente es el genocidio. Se pasarán los goles, pero siempre con esa referencia culposa que cargan los jugadores, el cuerpo técnico y gran parte de la sociedad.
La historia pone las cosas en su lugar. En 1988, a diez años del Mundial, la conmemoración fue desde los festejos futboleros. En 1998 fue una mezcla. En el 2003 la mezcla se profundizó. Y ahora se va a jugar «La otra final».21 Lento, pero se mueve.
T. 11 – El documental abre y cierra con imágenes de «la gente», «el pueblo» festejando, invadiendo las calles de manera enfervorizada y con esa voz omnipresente de José María Muñoz: lo del medio (el resto del documental) me pareció un largo paréntesis, vivido como una especie de «pesadilla» de la que se quiso despertar para seguir festejando. Es una mirada muy crítica. Ese cierre sugiere la imposibilidad de oír, de ver, de enterarse de lo que pasaba más allá del triunfo.
– Sí, la intención apuntó a plantear cómo, a pesar de todo lo que acaban de ver, después, pasó esto: y vuelven los festejos. Está en relación a la frase de Eduardo Anguita previo al cierre: «hay que cargar la culpa y la responsabilidad que sí la tienen, sobre los dictadores asesinos pero hay que tener una mirada
mucha más crítica y ácida sobre la sociedad argentina, que ante el primer grito de éxito va corriendo atrás».
* Profesor de Historia. Miembro del Consejo Editor de Tesis 11.
**Periodista egresado de Deportea.
Ha trabajado en el diario deportivo Olé; en TyC Sports;
fue corresponsal de Gol TV. Actualmente trabaja
en Radio Continental, escribe para Terra Magazine
y da clases en ETER.
Notas
1 «La fiesta de todos» (1979) dirigida por Sergio Renán se convirtió en «la película más oficial de la dictadura». Véase García, Santiago: «El cine colabora»; en revista Leer cine Nº5. Marzo de 2006.
2 El EAM 78, creado por la ley 21349 que declaraba al Mundial ‘78 de «interés nacional» fue presidido en su origen por el General Omar Actis (hombre de Videla). Las diferencias con Lacoste (hombre de Massera) eran notorias. Actis fue asesinado en agosto del 1976. El atentado fue adjudicado a una fuerza inexistente: el Ejército Revolucionario Montonero. La disputa entre el Ejército y la Marina por controlar la organización del Mundial había sido saldada.
3 «El EAM debió disolverse en el ’78, pero en realidad se terminó en el ’79. (…)Todos los cálculos fueron hechos siempre por Lacoste y su gente. Ellos eran un Ente Autárquico y, por lo tanto, pedían plata y decían que después iban a presentar un presupuesto. Pero jamás presentaron ninguno. (…) Construir ATC costó alrededor de 100 millones de dólares». Juan Alemann, Secretario de Hacienda; en Scher-Palomino: Fútbol: pasión de multitudes y de élites.
Documentos del CISEA (Centro de Investigaciones Sociales sobre el Estado y la Administración). 1988. El costo original fue fijado en 70 millones de dólares. La pérdida para el país fue superior a los 500 millones. Véase Cernadas Lamadrid, J.C.- Halac, R.: Los militares y el mundial. (Yo fui testigo. Tomo 8). 1986.
4 Véase Gotta, Ricardo: Fuimos campeones. La dictadura, el Mundial 78 y el misterio del 6 a 0 a Perú. Bs. As. Edhasa. 2008
5 Sobre la historia y la «carrera» de Julio Grondona véase, por ejemplo, Borenstein, Ariel: Don Julio. Grondona, el dueño de la pelota. Bs. As. Planeta. 2001.
6 Gotta, Ricardo: Fuimos campeones. La dictadura, el Mundial 78 y el misterio del 6 a 0 a Perú. Bs.As. Edhasa. 2008
7 En 1979 lo compró Vélez Sarsfield. Allí se instaló con fuerza la sospecha sobre el defensor.
8 «Alguien» del cuerpo técnico de Vélez declaró a un medio colombiano que Manzo había reconocido en la concentración que la mayor parte del equipo peruano se había vendido contra Argentina. Esto desató un escándalo en Perú. Para la prensa de nuestro país pasó prácticamente desapercibido.
9 Claudio Tamburrini era arquero de Almagro y estudiante de filosofía. Fue secuestrado por un Grupo de Tareas en 1977. Permaneció detenido – desaparecido en la Mansión Seré (centro clandestino de la Fuerza Aérea). Se escapó junto a tres secuestrados más el 24.03.78. Narró su experiencia en el libro «Pase libre» en el cual se basó Adrián Caetano para su película «Crónica de una fuga» estrenada en 2006.
10 Muñoz arengaba desde Radio Rivadavia «Vayamos todos a la Avenida de Mayo y demostremos a los
señores de la Comisión de Derechos Humanos que la Argentina no tiene nada que ocultar». En Gasparini, Roberto – Pónsico, José Luis; El director técnico del Proceso. El Cid Editor. 1983.
11 Un excelente relato paródico sobre el estilo de las nefastas transmisiones de José María Muñoz es el cuento de Roberto Fontanarrosa ¡Qué lástima, Cattamarancio! En El mundo ha vivido equivocado y otros cuentos. Bs. As. Ediciones de La Flor. 1985.
Véase: http://www.taringa.net/posts/info/916395/
Fontanarrosa:-%C2%A1Qu%C3%A9-l%C3%A1stima-Cattamarancio!.html
12 En 1983, interrogado sobre el papel de los medios de comunicación durante el Mundial, Muñoz afirmaba: «no puedo decir que fueron responsables. En cuanto a mí, yo iba atado nada más que al deporte, de manera que recién ahora me entero de ciertas cosas…«. Revista El Gráfico (que no hace ninguna autocrítica) del 06.12.83, en revista Humor Edición Especial: ¿Qué hiciste tú en el Proceso, Papá?, La Urraca. 1995.
13 Mirando a cámara Muñoz «recitaba»: «La copa del Mundo para Argentina fue un compromiso que en su momento adquirió el país, y que en estos momentos lo está cumpliendo. Pero por sobre todas las cosas es un hecho también político porque queremos que todos los pueblos del mundo conozcan cómo somos los argentinos». La publicidad oficial cerraba con el logo del Mundial 78 y la frase siguiente: «Mostramos (sic) al Mundo cómo somos los argentinos», mientras de fondo sonaba el Himno del Mundial: «Veinticinco. millones de argentinos, jugaremos el mundial…».
Véase: http://www.youtube.com/watch?v=iEU4NOIxEdQ&NR=1
14 Véase diferentes visiones en Gasparini, Roberto- Pónsico, José Luis: El Director Técnico del Proceso. Bs. As. El Cid Editor. 1983. y Menotti, César Luis: «No me arrepiento de nada», entrevista en revista Viva, Bs. As. 19.04.98. Entre otros.
15 «Nos dimos acá [por la boca], acá [brazo izquierdo] y en los glúteos», testimonia el jugador peruano José Velásquez en un pasaje del documental narrando que así le respondió el «Negro» Oscar Ortiz (puntero izquierdo del equipo argentino del ’78) cuando le preguntó en 1979 si habían jugado dopados el día del 6 a 0.
16 «Hay drogas y dinero; por lo tanto, hay doping y soborno. Y todos saben eso, todos sabemos que existe». En «Mundial 78: verdad o mentira», investigación y dirección de Christian Rémoli. 2008.
17 La firma de Menotti (durante el llamado PRN) apareció en dos solicitadas: una fue en 1977 en la cual se defendía el Movimiento Cooperativista y se criticaba la Ley de Entidades Financieras de Martínez e Hoz. La otra en agosto de 1980, reclamando que se publicaran la lista de los desaparecidos y que se informara el paradero de los mismos. Véase Llonto, P: La vergüenza de todos. El dedo en la llaga del Mundial ’78, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005; por Gotta, Ricardo: Fuimos campeones. La dictadura,
el Mundial 78 y el misterio del 6 a 0 a Perú. Bs. As. Edhasa. 2008.
18 Se refiere a Joao Saldanha, periodista y entrenador brasileño con el cual compartían tanto su filiación comunista como el gusto por el buen fútbol o el «jogo bonito». La anécdota es narrada por Llonto, Pablo en op. cit y por Gotta, Ricardo en op.cit.
19 En época del Mundial Héctor Vega Onesime era Subdirector de la revista El Gráfico.
20 «Que se cuestione la película desde una mirada militante, es razonable. También recuerdo que muchos de los militantes políticos exiliados veían todos los partidos, gritaban todos los goles y cuando terminó el campeonato salieron a festejar en manifestaciones, en varias ciudades del mundo. (…) De modo que: la película es lo que es y me acompañará el resto de mi vida. Yo tengo una historia previa, una posterior, pero yo hice la ‘Fiesta de todos’ ». Renán en «Mundial 78: verdad o mentira», Investigación y dirección de Christian Rémoli. 2008.
21 «La otra final. El partido por la vida y los derechos humanos». Se refiere al partido organizado por el
Instituto Espacio para la Memoria que se jugó el domingo 29 de Junio en cancha de River Plate en homenaje a los treinta mil detenidosdesaparecidos por la última Dictadura y como desagravio al deporte y al conjunto de la sociedad argentina. http://www.institutomemoria.org.ar/