(cine/política)
Valentin Golzman*
El arte de combinar vivencias de personajes ficcionales con las transformaciones económicas y sociales de China
“…cualquier tipo de relato cinematográfico está condicionado por el lugar que ocupa en el tiempo y el espacio.”[1]
El Nº 130 de nuestra revista contiene dos artículos referidos a China: uno de ellos hace centro en las transformaciones y la situación socioeconómica de dicho país. Esta nota alude a la representación cinematográfica de algunas de dichas transformaciones y al impacto que tuvieron en la sociedad china.
Las expresiones culturales no son ajenas al entorno y la época en las que son producidas. El arte cinematográfico, de la mano del director Jia Zhang-ke, ha representado en cuatro films,[2] con inteligencia y sensibilidad, las cambiantes situaciones de la economía y de la sociedad china durante las últimas décadas. El film ficcional Esa mujer, [(2018) China, Francia, Japón], que aquí analizamos, historiza –en paralelo con los avatares de su personaje central Qiao- algunos de los cambios estructurales ocurridos en China durante los últimos 20 años.
El director ha puesto en paralelo la representación meticulosa de las alternativas de la relación amorosa entre Quiao y Bin, su novio -jefe de una “bandita” de mafiosos que se mueve en los intersticios de la sociedad china- por la vertiginosa transformación del país: lo particular del transcurrir del drama amoroso y lo social-económico.
El relato representa la forma en la que retroceden las costumbres milenarias chinas al tiempo que avanza la occidentalización de la sociedad. Las tradiciones religiosas conviven con la incorporación de la cultura occidental (cultura pop, discotecas de lujo, espectáculos teatrales, vestimenta, vehículos de lujo, etc.). “Hay que mantenerse al día con las cosas nuevas”, expresa uno de los personajes.
La representación de las contradicciones generadas por diferencias en la distribución de la riqueza es otro tema que aborda el director. A título de ejemplo acercamos tres situaciones: Quiao quiere para su padre una buena vivienda, que “deje de vivir en la vivienda estatal” y el médico que ha de tratar la hemiplejia de Bin sugiere que el tratamiento se realice en la clínica de su propiedad, donde será atendido “mejor que en el hospital público.” Otro personaje comenta que está comercializando un desarrollo urbanístico de 2000 viviendas de su propiedad.
Transcurridos unos minutos del comienzo del film queda esbozada la situación dramática en la que viven los trabajadores de las minas de carbón: el precio del mineral ha bajado drásticamente. Su tecnología está siendo suplantada vertiginosamente por la hidroeléctrica, la electrónica y la atómica. Uno de los personajes comenta a Quiao que han despedido a miles de trabajadores, que los mismos serán trasladados forzadamente a otra ciudad y que la mina cerrará.
A continuación una secuencia representa –con imágenes que podrían tomarse como documentales- el movimiento de un grupo de mineros en son de protesta. Caminan con las lámparas de sus cascos encendidas y a viva voz expresan:
Somos trabajadores, la clase revolucionaria. No somos detectives privados. Escucha con atención, Liu Jinmino (es el director de la mina) conocemos tus negociados. Robaste activos del Estado y nombraste a tu cuñado al frente de la cantina.
Paralelamente, desde unos parlantes, la voz de un hombre mayor pregona:
Camaradas de la mina, el futuro de la mina está en juego. Debemos actuar antes de que sea tarde. Luchemos contra esos capitalistas hasta el final.
El director ha representado en unas pocas escenas la resistencia obrera al cierre de la mina y a la migración forzada de los trabajadores, planificada por el gobierno. También ha verbalizado la corrupción de la dirigencia.
Las actuaciones de Zhao Tao en su rol de Quiao y la de Fan Liao representando a Bin, son perfectas y creíbles.
Es notable la calidad visual del film. Las distintas puestas en escena deslumbran por su riqueza formal: sonido, fotografía, color y movimiento de cámara. Destaca en especial la escena que representa la tensa ruptura de la relación amorosa de los personales centrales. La misma se realiza en un cuarto de hotel. En la misma es evidente que Jia Zhang-ke se ha inspirado en dos de los más patéticos cuadros de Hopper: Morning sun y Excursión into Philosophy. [3]
El director ha representado el gigantismo geográfico del país: sus áridos paisajes desangelados alternan con la belleza de inabarcables zonas de un verde deslumbrante. Junto a todo ello, una sistemática muestra de la acelerada modernización: trenes de altísima velocidad, puentes gigantescos, rascacielos que abarcan ciudades enteras, la gigantesca represa hidroeléctrica Tres Gargantas y, a lo largo de dos décadas, la sustitución de la tecnología del carbón por la saturación de celulares, de los cuales China es uno de los mayores fabricantes mundiales.
El de Jia Zhang-ke es un cine político, que por el activismo de su director puede compararse con el de Adam Mckay, El vice (2018) y Stéphane Brizé, La guerra silenciosa, Francia, (2018), films que hemos comentado en otros números de Tesis 11.
Ver Esa mujer, produce, junto a un acercamiento a la realidad de la China actual, profunda emoción y un enorme placer estético.
Nota: El film puede obtenerse en los videos clubs, entre ellos Bellini, 4802 8456.
Ficha técnica
Título original: Jiang hu er un
Actores: Tao Zhao, Liao Fan, Xu Zheng, Casper Liang, Feng Xiaogang, Diao
Yinan
Dirección: Jia Zhang Ke
Guion: Jia Zhang Ke
Fotografía: Eric Gautier
Música: Giong Lim
Montaje: Matthieu Laclau
*Valentin
Golzman, economista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11
[1] Campo, Javier, Cine documental argentino, Entre el arte la cultura y la política, (2012) San Martin, Prov. de Buenos Aires, Imago Mudi, Pág. 202.
[2] Plataforma (2000), Naturaleza muerta, (2006), Lejos de ella (2015). Esa Mujer (2018).
[3] www.morning sun y www.Excursión into Philosophy.