Impresiones ante el acuerdo, por Rodolfo Casals

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Rodolfo Casals*(integrante C. Popular K)

El gobierno y el FMI acaban de plasmar un acuerdo y Alberto Fernández y el ministro Guzmán se lo han explicitado al país.
El gobierno eligió entre las dos opciones que llegaron más o menos viables al final del camino( o hacer un acuerdo o no pagar los vencimientos e ir a una negociación como morosos)( en ambos casos, se trataba de preservar el crecimiento de la economía para tratar de salir de la crisis y mejorar la situación de la población).
Las otras opciones, como denunciar la situación en tribunales internacionales, avanzar en penalizar a los responsables, y buscar apoyo en terceras potencias que permitieran aflojar el dogal del fondo tienen validez como acompañantes de una opción antes descripta.
Ningún otro camino estaba construido en la política, la población o el ámbito internacional.
Otras opciones tal vez queden abiertas para cuando se deba empezar a pagar en serio con divisas propias lo que hoy el fondo otorga como un nuevo crédito.( el propio Guzmán, en la reunión con los gobernadores dijo que esos pagos iban a llevar seguramente a una nueva negociación.)
Por eso, aunque parezca poco oportuno frente a los festejos de una parte del gobierno, la CGT y otros que ya se pronunciaron, debemos seguir denunciando lo que se ha hecho con la Argentina, quienes lo hicieron y porque.
Lo concreto es que tenemos un acuerdo que no es modificable en lo esencial por la letra chica que falta redactar ni por el tratamiento parlamentario que puede dar lugar a un interesante debate pero, me parece, tiene un final cantado.
Está claro que el núcleo del acuerdo de estos dos años y medio, es el tema de los condicionamientos a la autonomía nacional, a la política económica y social, y seguramente influirá también, aunque no se lo declare, en aspectos de la política exterior argentina.
Pareciera que el dogal es relativamente laxo en cuanto a “sendero fiscal”, inversión de obra pública, devaluaciones bruscas en lo inmediato y algunos otros temas.
Más estricto en emisión monetaria, tasas y sostenimiento del tesoro por parte del Banco Central.
En definitiva, seguimos atados a una voluntad exterior que limita nuestra soberanía y que se va a personificar en la llegada trimestral de un equipo colonial que con las leyes de indias en una mano y la espada en la otra, nos va a obligar a cumplir lo pactado.
Lo único ventajoso en ese esquema de revisión, es que las liquidaciones para el pago van a ser superiores a los montos necesarios para facilitar la acumulación de reservas y evitar un jaque mate del FMI o los EEUU frente a las próximas elecciones.
¡Cuánta razón tienen los que dicen que no hay acuerdo bueno con el FMI!! (el brazo secular del capital financiero mundial).
La actitud de la derecha es propia de quienes no pueden negarse a apoyar algo que respalde EEUU y a la vez ven con preocupación que queda abierta una pequeña luz de esperanza electoral para la continuidad del Frente de Todos.
En el campo del F. de T., hay una lógica y enfática aprobación del llamado Albertismo y satisfacción por la afirmación y el rol de la autoridad presidencial que seguramente va a salir fortalecida con este acuerdo, algo similar en el masismo, una prudencia notoria en el resto y algunos silencios significativos.
El gran interrogante es si este marco permite cumplir con las promesas electorales del gobierno de sacar al país de la crisis y marchar decididamente y en el corto plazo a una mejoría de la situación de las grandes mayorías y abrir una época de progreso con justicia social para la Argentina.
La apelación al crecimiento como vara de esta problemática es visiblemente insuficiente. No alcanza con lo que se creció el año pasado ni con el más optimista pronóstico para este (3 0 4%).Sigue pendiente el tema de la pobreza, la indigencia y toda la amplia temática de los ingresos populares en general. Y eso se llama puja distributiva, tema en el cual el estado y el gobierno no solo no puede ser neutral, sino ni siquiera tan lento y vacilante como hasta ahora.
Prima un criterio de que no se puede hacer mucho más en esta materia que lo que se está haciendo. Y se nota demasiado un rechazo al conflicto y la confrontación con los factores de poder económico, financiero y mediático.
Y lo que es peor, hay muchos que piensan que con lo que se está haciendo alcanza para encauzar la situación económica y social y ganar las elecciones.
Con lo poco que se está haciendo en materia de distribución no alcanza para salir de la crisis ni para ganar las elecciones!!(Al igual que no alcanzó con las medidas sanitaria s frente a la pandemia.)
En definitiva, creo que hay que seguir denunciando lo que paso con el endeudamiento quienes lo hicieron y porque.
Perseguir judicialmente a los responsables y aplicar impuestos específicos a los fugadores.
Y enarbolar un programa de gobierno para estos dos años que saque al país de la crisis de verdad afectando los privilegios que haya que afectar y abriendo un horizonte distinto. Sino, el acuerdo que se está firmando, no será más que el epitafio del fracaso del gobierno del Frente de Todos.

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